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Con mi primo en Navidad
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Entre las cosas que vengo confesando en esta página, esta será seguramente la que más me avergüenza.

Desde muy chicos hemos compartido vacaciones, fiestas, salidas con todos mis primos y primas. Crecimos juntos y como suele darse a cierta edad, exploramos cierta sexualidad también, ya saben, mostrarse partes, tocarse y explorar juntos sensaciones nuevas, hablar de sexo, contarse experiencias, etc.

El tiempo pasó, todos crecimos pero siempre mantuvimos contacto. De hecho, con la mayoría compartíamos los festejos de Navidad o Año Nuevo.

Uno de ellos, el más grande, tuvo que viajar y quedarse en Buenos Aires por unos meses por trabajo, él se había casado y mudado a Córdoba.

Yo me había separado de mi marido y en mi casa tenía una habitación que el podía usar, así que le ofrecí quedarse conmigo esos meses y los fin de semana viajaba a Córdoba para ver a su mujer e hijos. Esto paso durante 6 meses.

Mi hijo pasaba algunos días en casa y otros en los de su padre.

En los días que nos quedábamos solos solíamos hablar de todo y por supuesto también bromeábamos sobre temas sexuales, nos acordábamos de cuando éramos adolescentes y me recordó la vez que me toco mi conchita y yo estaba mojadisima y perdí la apuesta de que no me iba a excitar. Yo me hice la que no me acordaba, pero la verdad fue que el solo recordarlo hizo que me mojara.

El veía que yo salía y no siempre con el mismo hombre, yo le contaba mis aventuras. Como les conté en otros relatos, saber que los hombres se excitan conmigo me enciende, por lo que también muchas veces entraba en detalles al contarle porque me divertía ver en sus ojos como se iba calentando.

Algunas noches me masturbe imaginando que mi primo me garchaba. Era fantasía, así que no sentía culpa o vergüenza por ello a pesar de tener una relación tan cercana y también con su mujer e hijos.

Cierto día, yo estaba charlando con él y uno de los tipos con los que me veía me llamó y me pasó a buscar muy de imprevisto. Yo cuando recibí el llamado estaba conversando con mi primo y estaba con mi ropa interior y arriba solo una bata. No tuve ni tiempo ni ganas de cambiarme, sabía que me pasaba a buscar para garchar, así que así me fui. Fuimos directo al hotel, tuvimos un muy buen sexo y me regresó a mi casa. Entré y me dirigí a mi habitación para darme una ducha y acostarme.

En ese momento mi primo aparece por detrás y me dice “uuuyyy, alguien volvió bien garchada parece!” Y me abraza desde atrás. Efectivamente volvía bien garchada, pero tenerlo a mi primo apoyándomela de atrás y yo con solo ropa interior debajo de la bata y justamente volviendo de tener sexo… mi cabeza explotó en morbo pensando en que puta sería si me dejo coger por mi primo justo después de haber garchado con otro.

Me empapé, sentí mi concha latir y los calores subiendo a mi cara. “Salí de acá trastornado!” le dije, al tiempo que sentía como su pija se iba poniendo dura debajo de su pantalón apoyado en mi culo.

“Dale prima, que bien que te gustaba que te apoye de chica, nadie se va a enterar si cogemos ahora” y mientras intentaba meter la mano dentro de mi bata y me refregaba la pija en el culo. “Salí, deja de apoyarme la pija y salí que me estas poniendo incómoda”, le dije, y él se retiró pidiendo disculpas y diciendo que era una broma.

Por supuesto no era broma y pensó que venía caliente y quizás me dejaba llevar. Pero no, contuve mis ganas y pude frenarlo, tras lo cual me fui a bañar y me hice una hermosa paja imaginando como mi primo me cogía en la ducha después de venir garchada por mi macho en el hotel.

Yo no quise que las cosas quedaran tensas, por lo que al otro día le hable como si nada e incluso hice alguna broma al respecto “como se te paró anoche con tu primita eh! Y no te hagas con que era broma porque si te dejaba me la ponías de una! Jajaja” Fue muy gracioso ver los colores que se subían por su cara.

Así seguimos todo el mes, haciendo bromas, algún roce de mas de vez en cuando, alguna apoyada que yo dejaba pasar, algún escote que yo dejaba mas abierto adrede para que él pudiera ver hasta el borde de mis pezones, histeriqueo puro que a mi me excita y divierte.

Llego Navidad y la familia se juntó en la casa de mi abuela y para sorpresa de todos mi prima (la esposa de mi primo) no pudo viajar con los hijos y paso la fiesta en Córdoba con sus padres. Mi hijo pasaba con su padre y Año Nuevo lo iba a pasar conmigo.

Todo transcurrió como siempre, risas, bromas, muchas subidas de tono, nada diferente, solo que mi primo (este primo que se quedaba en mi casa) me apoyó más de una vez haciéndose el borracho. Yo no me quede atrás, en un momento me senté en sus piernas y cuando nadie vio, distraídamente, como apoyándomela para levantarme, puse mi mano en su pija y se la apreté un poco. Lo hice por diversión, pero al notar que estaba muy dura y grande, mis pensamientos morbosos volvieron a mi mente. De pronto solo podía pensar en cómo sería su pija y me moría de ganas de probarla.

Cuando se hizo tarde y la familia empezó a volver a sus hogares, nosotros hicimos lo mismo, “bueno primito, es hora de ir a casa”.

Ni bien llegamos a casa, le pregunte si tenía sueño, que yo no tenía y si no quería preparar algo de tomar. El accedió y yo me fui a cambiar para estar más cómoda.

Aparecí con mi bata cerrada, él no podía ver que debajo tenía una remera larga y solo una diminuta tanga.

Nos pusimos a tomar (ya habíamos bebido bastante durante toda la noche), pusimos música y nos pusimos a bailar y divertirnos.

Al igual que durante la noche, pero ahora un poco más por estar solos, él aprovechaba el baile y la falta de coordinación producto del alcohol para apoyarme más de la cuenta y yo lo dejaba y provocaba. Cada vez que en el baile él se colocaba detrás de mí y se arrimaba a mí, yo meneaba mis caderas de manera que frotaba mi culo en su pija, la cual podía sentir cada vez más dura debajo de su pantalón.

Podía ver su cara cada vez más libidinosa, mirándome de arriba a abajo cuando yo bailaba separada del de frente.

Con la excusa de tener más movimiento me saqué la bata y él con la excusa del calor se sacó su remera quedando su torso desnudo.

Mi primo tenía muy buen cuerpo, musculoso y bastante corpulento. Yo a esa altura ya estaba muy caliente, solo podía pensar en su pija.

Ya sin la bata, él pudo ver que yo no tenía sostén y mis pezones ya excitados se marcaban mucho debajo de mi remera, él no dejaba de mirarlos.

De pronto él se sentó en el sillón agotado de bailar, yo intenté levantarlo y en el forcejeo él me hizo caer (y yo me dejé caer) sentada sobre sus pantorrillas.

Riéndome, hice como que quería escapar, solo para forcejear y ponerme donde quería. Me fui girando más en mi movimiento para pararme y dejaba que él me retuviera y cuando estuve completamente de espaldas a él me dejé caer. Mi culo quedo 100% sobre su pija y recosté mi espalda sobre su pecho.

Sus brazos, muy fuertes, se cerraron apretándome contra su cuerpo, y yo, haciendo que forcejeaba, refregaba mi culo en su ya durísima verga.

Su pantalón era tipo jogging, su pija se encajaba en la raja de mi culo y llegaba a rozar mi vagina por sobre mi muy muy pequeña tanga.

No hice más fuerza, me recosté sobre su pecho y sin disimulo me empecé a menear sobre él.

Sus manos fueron por debajo de la remera y fueron subiendo despacio hasta llegar a mis senos. Yo seguía moviéndome disfrutando de sus manos masajeando exquisitamente mis tetas y jugando con mis erectos pezones.

Ya no sabía risas ni forcejeos, el besaba mi cuello y respiraba agitadamente y movía su pelvis al ritmo que yo lo hacía. Me quité la remera quedando solo con mi tanga y le bajé sus pantalones y calzoncillos. El ayudo levantándose apenas del sillón para que pudiera bajarlo.

Ahora sí podía sentir su pija enteramente en la raya de mi culo, resbalando muy babosa por sobre el hilo de mi tanga. Necesitaba verla.

En un solo movimiento me deslicé hacia abajo y me gire, quedando de rodillas con mi cara frente a esa hermosa verga que venía imaginando toda la noche y con cuya imagen imaginada me había masturbado en más de una ocasión.

La agarré con mis manos, era gorda, venosa. Su glande era bastante más grande y redondeado y largaba líquido pre-seminal en abundancia al ritmo de su latido.

La coloqué a milímetros de mi boca mientras la pajeaba muy lento y la apretaba haciendo que más líquido saliera. Pasé mi lengua bien ensanchada sobre la punta para sentir bien su sabor. Mire hacia arriba y vi su cara, era una cara que nunca había visto, tenía una sonrisa apretada, sus fosas nasales más abiertas y una mirada dominante, me parecía depravado.

Me la refregué por toda mi cara, el olor fuerte a sexo se iba impregnando en mi. Hundí mi cara en su entrepierna y lamí y metí sus bolas en mi boca mientras lo pajeaba, él sujetaba y apretaba mi cabeza.

El olor a pija era intenso y me calentaba tremendamente.

Que bien la chupas primita, me dijo ni bien me la metí hasta el fondo en mi boca, y cuando comencé con el mete y saca me quitó dado que estaba por acabar. Yo podía sentir eso en mi boca y de hecho estaba esperando poder tomar su semen.

Me levantó como una pluma y me quitó la tanga. Me puso en cuatro y me dio una de las mejores chupadas de concha que me han dado. Era un experto, le daba el ritmo y la fuerza exacta para darme placer y hacerme desear más al mismo tiempo.

Con sus dedos jugaba en mi ano, iba humectando la entrada e iba metiendo suavemente sus dedos, primero solo un poco, de a uno y luego cada vez más adentro y más dedos.

He comentado en mis otros relatos que disfruto mucho el sexo anal, mi culo no ofrecía resistencia alguna, sus dedos se deslizaban con facilidad.

Le pedí que me diera la pija, necesitaba seguir saboreándola mientas el me chupaba la concha. Se acomodó y ahora sí, con su verga cogiéndome la boca y su lengua y dedos dándome placer, tuve el primer orgasmo. Aplasté su cara mientras mi cuerpo no podía contener los temblores y mis gemidos se hacían casi gritos.

Mi boca se mantenía en ese momento a milímetros de su verga que se hinchaba más y más en mi mano hasta explotar. Cuando sentí el primer chorro de semen estrellarse en mis labios y nariz, salí de mi trance y me lo metí todo en mi boca. Chorro tras chorro de leche caliente salían con fuerza dentro de mí. Intente retenerlo antes de tragar pero era mucho, no podía creer que eyaculara tanta cantidad. Aparte era espeso por lo que luego del tercer chorro algo comenzó a escapar por las comisuras de mis labios y empecé a tragar tratando de no atorarme.

Tuve otro orgasmo pegado al anterior, casi como una continuación del mismo, me lo disparó el pensar lo rica que era la leche de mi primo y que nos las podíamos haber pasado cogiendo como conejos todo este tiempo. No me importaba la familia, mi prima, nada, solo estaba disfrutando de tenerlo a él con su boca en mi concha y yo tomándome toda la leche de mi primo.

Su pija apenas se ablandó, cuando termine de tragar, me la pase por mi cara, olía profundamente, mis mejillas y nariz parecían ponerse acartonadas producto del semen desparramado en mi cara. Yo estaba súper caliente, dos orgasmos seguidos y necesitaba ser penetrada por mi culo.

Cuando se volvió a poner bien dura, lo hice acostarse en el sillón y de espaldas a él, me senté despacio empalándome yo con su verga en mi culo.

La hice entrar hasta el fondo, estaba súper lubricada con mi saliva. La sentí caliente y durísima entrar en mi totalmente abierto ano.

Sube y baja, cada vez más fuerte mientras él me tomaba fuerte de mis caderas y acompañaba el movimiento. Mis tetas saltaban con el movimiento y yo me pellizcaba los pezones con una mano y me masturbaba con la otra. La fuerza y ritmo de la penetración hacían que mi ano estuviera más y más sensible y cuando el comenzó a darme con terrible fuerza, el golpe de su pelvis en mis nalgas, la profundidad de la penetración con tan dura y gorda pija me hicieron tener otro orgasmo. Mi concha emanaba fluidos sin parar.

El mete y saca se detuvo y su pija latía dentro mío mientras yo me retorcía y contraía producto del orgasmo.

Me quitó, me puso en cuatro y me volvió a penetrar analmente de una y con toda su fuerza. Me dio tremenda culeada.

Mi primo me decía todo tipo de guardadas, que yo era putita desde chica, que me había dedicado muchas pajas de adolescentes, que tenía el culo abierto de tantas pijas que me habían metido por el orto, que me había escuchado masturbarme mas de una vez y que se había hecho la paja espiándome por la cerradura del baño un día que yo estaba teniendo sexo virtual desde ahí.

Eso me puso a mil y cuando sentí su pija prepararse para eyacular con mi cuerpo le di aún más fuerza a sus empujones. Me estaba destrozando el culo y cuando sentí los chorros de semen caliente salir nuevamente con fuerza dentro mío, me toque la concha tuve mi último orgasmo de la noche.

Durante los meses que él se quedó en mi casa garchamos varias veces mas y generalmente se daba cuando yo volvía de garchar con otro. Evidentemente eso lo encendía y a mi me daba un morbo que me calentaba mas. Una vez que ya no tuvo que quedarse mas en Buenos Aires no volvimos a tener sexo nunca mas, aunque en las fiestas de navidad salimos tener miradas cómplices recordando lo vivido.

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