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En la tienda de perfumes
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Tiempo de lectura: 14 minutos

Llegó la Navidad y con ella la locura de las compras. Miami es uno de esos lugares donde los centros comerciales están abarrotados de muy buen producto. En general se hacen muy buenas compras no solo en Navidad, el producto está en este caso cien por ciento orientado a la demografía de la zona y por eso aun siendo pleno diciembre se pueden encontrar buenas ofertas en ropa de verano. Ocasión que aproveché para comprarle dos camisas estampadas a mi compañero de renta y amante ocasional, historia que creo que ya les he contado por ahí.

Eran finales de noviembre y yo tengo la costumbre de buscar los regalos con tiempo, y la vestimenta a usar en esas fechas. Desde que llegamos mi amigo me llevaba a Orlando a casa de una tía lesbiana que daba unas fiestas espectaculares, ahí se reunía la familia muy tolerantes todos. Nos vestíamos muy bien sobre todo para las fotografías y crear memorias como bien decía Naty la pareja de Clara la tía de mi compinche.

Las reuniones siempre se hacían en Orlando porque el verdadero nombre de Naty es Natalidad y había nacido precisamente el 24 de diciembre. Celebrábamos con su familia al no tener yo a nadie cercano aquí.

Sus tías cuarentonas que si sabían de nuestra extraña relación se las ingeniaban con apapacharme y mimarme con dulces y comidas exóticas. Naty muy femenina por cierto cocina como los dioses y siempre estaba inventando platillos que yo personalmente degustaba con mucho entusiasmo. En su amplia casa siempre nos reservaban el último cuarto con un colchón de agua que era muy conveniente para esas noches de lujuria que se sentían más bien como una luna de miel. Era obvio que la tía nos deseaba juntos porque nos ponía colonia en las sábanas, chocolates y lubricantes de sabor debajo de la almohada.

Con esos recuerdos tan lindos me acerqué al mostrador de colonias con una media erección, que bajó debido a la presión de los vendedores que no cesan de ofrecerte esta y aquella última colonia. La billetera estaba llena así que el precio no era problema, el lio era que al ser muy selectivo nunca salía satisfecho con nada de lo que probaba, sin mencionar la confusión en tu cerebro que luego de probar más de tres perfumes todos huelen igual o todos huelen a alcohol.

Comencé a husmear mientras un vendedor de tersa cara y abundante pelo peinado hacia un lado me ofreció varias cosas que venían incluidas con mi compra de una colonia como oferta de navidad. Dudé un poco y le expliqué que se me confundían los olores.

Café oí decir a una voz carrasposa a mi lado izquierdo, si hueles café cada vez que hueles un perfume te neutraliza el olor en el cerebro, exactamente asintió el vendedor mientras se alejaba por unos segundos a buscar el frasco.

-Hola soy Pedro.

-Javier mucho gusto.

-No quise ser entrometido es que me encantan los perfumes, bueno aquí les dicen colonia jejeje.

-Nah no pasa nada a mí me gustan mucho también, ese truco no me lo sabía.

El tipo era de mi tamaño, ojos marrón y pelo oscuro como los vellos de sus musculosos brazos, pecho firme y pronunciado, corte de pelo bajo atrás y medio alborotado delante, llevaba camiseta ordinaria con logotipo de la marca enfrente, facciones rudas en su cara, barba de por lo menos tres días pero arreglada, anchos shorts cargo color naranja, se veía descuidado pero bonachón, más bien inofensivo inocente. Era como dicen por ahí ni feo que espante ni bello que encante. Se agarró su bulto discretamente para acomodar algo, era bien pronunciado y redondeado. Mucho testículo y poca pinga pensé yo.

Nos interrumpió el vendedor con un pomo que contenía granos de café mientras le decía a Pedro ya tengo lo tuyo, ya lo voy a mandar a envolver pero tienes que esperar porque hay muchos pedidos. Ya regreso joven dijo dirigiéndose a mí y se volteó rápido.

El chico aparentaba en efecto ser joven aunque sus facciones no dejaban de ser rudas de campo con un rostro dorado y maltratado por el sol diría yo. Luego de intercambiar información de rutina y confirmarme que era obviamente cubano y del campo me dijo también que había llegado en una embarcación como yo y que su esposa de 5 años lo había dejado al llegar aquí marchándose para Utah con su hijo.

-Tengo 3 meses que nada de nada ¡tremendo queso es lo que tengo!

Su vulgaridad no me sorprendió, al contrario me resulto familiar de un hetero separado como él.

Cambió el tema nuevamente hacia las colonias incitándome a que me acercara a él y oliera su cuello.

-Son casi las dos y me la puse a las nueve de la mañana.

Aspiré su ancho y venoso cuello Su olor era exquisito ya que la cálida temperatura de Miami y su PH producían un aroma inigualable daban deseos de comérselo.

Terminamos la compra en la cual fue bien decisiva su opinión, ya que sus sugerencias siempre estaban de acuerdo a mis gustos. ¿Ya almorzaste Pedro?

-No, he estado tan entretenido que no he pensado en eso.

-Ven vamos al food court después de la ayuda te pago hasta una puta para que te saque el queso.

Luego de reír por la broma asintió con la cabeza mientras balbuceaba, a esta hora lo mismo me da una puta que un maricón.

Yo acostumbrado a esas frases vulgares no le presté mucha atención solo reí.

Comimos algo ligero y la conversación se fue haciendo más grata cada vez, sonreía todo el tiempo. La charla nos llevó al tema de las profesiones. Entonces Pedro comentó:

-No creas que por ser del campo soy un guajiro bruto, soy ingeniero agrónomo. Total el titulo no me servía allá ni tampoco aquí estoy trabajando como un mulo en la construcción.

-Por lo menos no pagas gimnasio, yo si no salgo por la mañana a correr no me mantuviera en forma, entre la comida y las cervezas de mi amigo que vive conmigo si no me cuido… Aunque me gusta el ron.

-Uff a mí me acaban de traer una botella de un ron venezolano que me han dicho que es de lo mejor, no tengo con quien romperla ¿te animas?

-Broder te acabo de conocer pero esa invitación no se puede desperdiciar, aquí uno va perdiendo las costumbres y se nos olvida que en Cuba no te conozco y te invito a un trago porque si y somos amigos ya.

Llegamos a una hermosa casa en Hialeah, dejamos los carros parqueados debajo de un árbol.

-Ven sígueme que la entrada es aquí por el otro lado.

-Abrimos una pequeña puerta en la cerca a la altura de la cintura y en el pequeño patio nos recibió una anciana bien vestida y olorosa con una bolsa en la mano,

-Hola mijo, te vi llegar mira esto es tuyo antes de que se me olvide nos vamos ya, es que tengo la cabeza mala en estos días. Ese muchacho que viene a cada rato te dejó esto aquí, dice que se te quedó en su casa, el rubiecito ese tú sabes…

-Si ya se (cortó Pedro nerviosamente la conversación)

-Dice que se va a mudar y que ya no vive más ahí, y este chico tan guapo ¿otro amiguito?

-Si Dalia este es Javier.

Mucho gusto dije yo

-Yo voy a cerrar bien porque Manolo y yo nos vamos para el club del danzón pero si ves algo nos avisas. Esa gente de enfrente no me gusta nada.

– Está bien Dalia que la pasen bien.

Pedro abrió un portón alto de madera que combinaba con la cerca también del mismo material. Parecía otro mundo, infinidad de plantas llenaban un espacio increíblemente bien cuidado, un tronco seco colgaba de la extensión de la cerca y varias plantas de orquídea colgaban de ella. Pedro al ver mi estado de éxtasis me dijo: Cierra la boca que te van a entrar moscas, y cuidado cuando vayas a entrar, gira a la derecha para que no le des un cabezazo al refrigerador.

Lo del refrigerador era medio en broma medio en serio porque era bien obvio que habían metido un refrigerador súper grande en un espacio tan pequeño. La distribución era algo rara porque a la derecha había una cocina completa con meseta a todo lo largo de la pared con cerca de 6 botellas de ron de diferentes tipos, buen fregadero limpio no había restos de nada como si no se usara aquello, mucha estantería y un closet al final, el refrigerador no estaba orientado hacia la puerta sino enfrente a la cocina eléctrica, de ahí la broma. La puerta para ir al cuarto quedaba al lado del susodicho refrigerador.

-Ven pasa, es reducido pero esto es lo que hay.

Una amplia cama contra la pared y unos muebles de varios anaqueles uno de ellos como con doce colonias diferentes. Todo limpio y organizado.

-Huele a Tienda de perfumes.

Jajaja eso mismo dice… mi novia la última que tenía. Dijo titubeando un poco. Se quitó los tenis y me dijo: te puedes sentar en esta sillita o en la cama me da igual. Puso la bolsa encima de la silla, yo escogí la cama. Llevó las medias a su nariz mientras decía: ¡Que peste a pata! Yo, luego de tantas vulgaridades dichas por él solo reía.

-No te importa si me doy una ducha rápido de verdad que estoy todo sudado y los pies me huelen mal, me da una pena.

Se quitó la camiseta y se olio debajo de las axilas, luego se fue descalzo hacia la cocina para regresar con las manos mojadas y dos vasos limpios goteando agua y la botella de ron prometida, rompió el sello mientras decía: Esto es más rico que quitarle la virginidad a una guajirita. Sirvió y me dijo: A mí me gusta así sin hielo ni nada así es como lo toman los hombres ¿no?

Yo tan extasiado con aquel cuerpazo que parecía casi esculpido a mano no pronuncié palabra alguna, sus hombros anchos y sus músculos definidos marcaban unas inmensas venas, su pecho era un colchón peludo que bajaba hacia la barriguita diminuta y se perdía debajo del short. Había diferencia obvia de color entre los brazos y el cuello dorados el resto era mucho más blanco.

Yo asentía con la cabeza a todo, ese macho me estaba poniendo tan caliente que yo sin poderme contener comencé a tener una erección brutal.

-Se siente rico el piso frio, te puedes quitar los zapatos, seguro que a ti los pies no te huelen tan mal como a mí y la camiseta también, allá en mi pueblo nos íbamos al rio a bañarnos todos en cuero y a tomar ron yo estoy acostumbrado, a mí no me da vergüenza nada.

Se despojó de aquellos horribles short naranja y me dejó ver unos muslos bien formados y un buen bulto atrapado en unos calzoncillos estilo short corto bien pegaditos de color negro, se veían caros y de buena tela. Yo solo miraba disimuladamente todo su cuerpo musculoso y peludo se acarició su bulto dos o tres veces rápidamente como despertando algún monstruito que estuviese durmiendo y luego se metió la mano para ajustar aquello que despertaba ligeramente. Estos son de los mejores dijo levantando el elástico y chocándolo contra su piel, yo que estaba sentado en el borde de su cama sin darme cuenta ya había tomado un cojín y lo había posicionado encima de mi disimuladamente cuando comenzó mi erección.

Me voy a la ducha espérame que yo no demoro, me sirvió más en el vaso y me dejo ahí, yo comencé a husmear alrededor y a mirar los perfumes en detalle hasta perder la noción del tiempo. Sin aguantar las tentaciones morbosas agarre la bolsa de plástico que le había dado la señora y la desaté, un fuerte olor a sudor y semen salió de ella, la acerque a mi cara y pude ver uno de sus calzoncillos dentro y una camiseta medios húmedos, aunque su aroma era más bien intoxicante para mí, se podía percibir claramente olor a semen.

Abrió la puerta del baño secándose bruscamente el pelo y me agarró por supuesto con la bolsa en la mano.

-La iba a mover, me iba a sentar en la silla.

-Uff si se abrió perdóname esto huele a leche… Mira te voy a decir la verdad ese tipo es un mariconcito y le cogí el culo. Vaya ya aquí de a hombre a hombre. No se la eché dentro pero nos limpiamos con mi ropa y el muy hijoeputa me la devolvió en vez de botarla o lavarla.

Entiendo si te pone incomodo pero es que aunque yo no soy bisexual pues así con tanto tiempo sin nada, tú sabes cualquier hueco saca leche. Igual no sirvió la amistad porque estaba muy partía era una desfuacatá y no era discreto, ah y quería hasta que me mudara con él.

Me senté en la silla para procesar toda la información y me di un trago largo.

-No broder a mí no me importa, de hecho tengo como curiosidad. (mentira piadosa)

-Si, yo te vi que te pusiste el cojín cuando me quité la ropa, eres bien bonito ¿sabes? tienes tremendo cuerpazo, ¡y un culo! además eres macho, eso me gusta porque si voy a estar con un hombre, que sea varón, para metérsela a alguien que este gimiendo como mujer mejor me busco una de verdad.

– ¿Te quieres bañar? bueno, primero dime, ¿qué te gusto o qué? honestamente yo no tenía esperanzas contigo porque te vi todo varonil ahí, me acerqué a ti sin esperar esto solo para vacilarte ese culo que vuelve loco a cualquiera y porque si no me equivoco, venias medio erecto al mostrador.

-Bueno… yo venía medio erecto sí, pero te acepté tu invitación sin malicia. De verdad creo que valió la pena porque el ron que está muy bueno, yo no es que salga a la calle a buscar nada de esto pero oportunidades como esta no se desprecian (mentira piadosa a medias) Tú no estás nada mal, tienes buen cuerpo, me caes bien y me haces reír muchísimo vaya no hay malicia en ti, típico de la gente buena del campo. Y como dices tú, si voy a probar con un hombre que sea varón.

Se acercó a mí con la toalla en la cintura, su erección era obvia e iba hacia un lado, pegó ligeramente su barba a mi mejilla y la rozó levemente siguiendo hasta mi cuello y apoyando su cabeza ahí entonces agarró mi mano y me la puso en su pecho, mis dedos comenzaron suavemente a jugar con sus pelos, con sus dos manos me quitó la camiseta, movió la cabeza volviendo a apoyar ahora su barbilla en mi pecho besándolo.

-¡que buen pecho tienes! y casi sin pelitos.

Su voz aguda y carrasposa me estremeció. Me chupó una tetilla mientras yo lanzaba mi primer suspiro de placer, se quitó la toalla de un tirón y se separó un poco, tenía un hermoso miembro mucho más grande que el mío blanco como su cuerpo y bastante grueso mediría cerca de 8 pulgadas y algo con el prepucio cubriendo todo el glande que hacia una arruga bien bonita. Se agarró el tronco y la apretó fuerte dejando ver unas hermosas venas la sacudió dos o tres veces y se dio unos golpes con ella en la palma de la mano, sus testículos colgaban también grandes y bastante bajos, toda la zona velluda como sus muslos y piernas.

¿Qué, te animas? Balbuceó Pedro, a ver vírate le contesté yo. Jejeje nah aquí el hombre soy yo ripostó desafiante.

-Aquí los dos somos hombres así que bebe y relájate, yo hago lo que tu hagas pero esto es de mutuo acuerdo.

-¿Tú sabes por qué voy a aceptar Javier? Porque me tienes loquito y sé que tú no eres como la otra, eres un macho de verdad. Lo que pase dentro de estas cuatro paredes se va a la tumba ¿si o si? Yo solo asentí con la cabeza.

Se viró para enseñarme un par de hermosas nalgas redondas y peluditas blancas como el resto de su cuerpo, con una curvatura bien pronunciada hacia arriba al parecer de montar a caballo, me llevó mis manos a ellas y me dijo: Tócalas pero no me metas el dedo. Las comencé a besar mientras me masturbaba, le pase la lengua por ellas y se puso las manos en las rodillas para estar más cómodo, metí mi boca y nariz entre ellas chupando allí.

-¿qué haces?

-Mmmtu dmm djiste el mmmeded…

-ahhh, ahhhh ¿qué dices?

Saqué mi boca un momento para decirle: Tú me dijiste el dedo pero no me dijiste nada de la lengua. Abrí sus nalgas con mis dos manos y comencé a darle lengüetazos por su cerrado orificio bien rosadito y caliente. Se retorció dos o tres veces y se volteó bruscamente para ponerme la pinga en cara y darme varias veces con ella en el cachete derecho. ¡Esto es lo que tengo para ti! Le chupé la punta y metí mi lengua muy sutilmente en el huequito, el sabor salado de su pre seminal era sabroso, yo estaba tan caliente que si me tocaba me venía, corrí toda su piel y apareció una hermosa cabeza que hacía honor al resto, rosada y brillante. La chupé varias veces suavemente reparando con mi lengua en el frenillo que une la cabeza con la piel y es por seguro la zona más sensible, sus gemidos de placer aumentaron. Paré bruscamente y me incorporé, me di otro trago él también.

-¿Pasó algo?

-No, me voy a bañar.

-A ver yo decido.

Me quitó los zapatos delicadamente y me olió los pies, luego me ayudo a incorporarme y zafó los jeans que yo traía mientras me decía: Eres un mentirosito tú has hecho esto otras veces, esa mamada de culo no es de primerizo y lo que me hiciste en la pinga tampoco. Me olió las axilas sin pudor, bajó su cara lamiendo mi abdomen y pasó bulto por la cara oliendo intensamente, me bajó los calzoncillos y mi pinga salió volando como un resorte, me olió los huevos, me viró abrió mis nalgas y aspiró una vez más.

-Mmmm ¡qué cuerpo!, estas limpiecito yo te meto mano así mismo.

Ahí en cuclillas como estaba me comenzó a lametear los testículos muy deliciosamente para luego pasar la lengua por entre mis piernas y buscar mi culo, estuvo chupando un poco hasta que me viró de espaldas y me hizo poner mis codos en la silla para que mi culo quedara a su merced, con sus manos callosas abrió mis nalgas y comenzó a chupar desmesuradamente cada ápice de mi parte trasera llenándome toda la zona de saliva y escupiendo desde donde comienza la raja hacia abajo, luego pasó el borde de su mano una y otra vez sin meter el dedo, mis gemidos de placer aumentaron por el masaje y porque sentir sus manos como lija, era delicioso, luego me volteó y me ayudó a incorporarme, desnudos los dos nos abrazamos y volvió a ponerme su barbilla en mi hombro besando mi cuello y lamiéndolo delicadamente, era delicioso sentir su barba rala, sus manos fueron directo a mis nalgas que con la dureza de sus manos acarició toscamente, me dio una nalgada suave y con su voz sexy me dijo: Yo no hago mucho esto pero hoy vale la pena, se acercó a mi cara y me planto el besó más inesperado y delicioso que hubiese experimentado en mucho tiempo. Mis labios respondieron de igual forma formando una batalla de chupeteos y mordiscos.

-¡Grrr me tienes loco coño yo nunca me había sentido así con un hombre!

Volvió a gruñir apretándose duro a mi cuerpo rozándolo con el mío, agarró las dos pingas con su callosa mano y comenzó a masturbarlas con deseo, me chupó el cuello un poco más fuerte por la euforia y lo empuje violentamente por el pecho, ¡no me muerdas!

Me fui al espejo que tenía en la pared y me revisé meticulosamente mientras me servía de la botella. Perdón Javier no te quise marcar pero es que me tienes a mil y ese empujón que me has dado mira cómo me ha puesto. Su pinga latía y soltaba copiosas gotas de pre semen que corrían y manchaban el piso. Lo abracé con un solo brazo más bien le hice una llave y lo besé como bestia, a lo macho. Le pasé mi lengua por la cara y mordí su labio inferior levemente sin hacerle daño le di una nalgada y le di otro empujón que lo tiró de bruces en la cama ¡ponte boca abajo! Obedeció y le abrí las nalgas, escupí y me puse a mamar su culo esta vez haciéndole círculos y chupando su esfínter vigorosamente, lo posicioné en cuatro puntos para poder masturbarlo. Lo tenía dominado por casualidad y el muy morboso disfrutaba como una perra. Saqué mi lengua y puse la punta del dedo índice, ¡ahh me duele! saca, saca.

Volví a humedecer mis dedos y los volví a introducir suavemente mientras lo masturbaba intensamente; Solo se sintió un ahh de placer. Le volví a poner mi lengua esta vez en su hermoso par de güevotes peludos y jugué con ellos un rato, lo puse boca arriba y comencé a chuparle todo su miembro metiéndome poco a poco todo aquello, al tiempo que jugaba con su rosado hueco, cuando su glande rozó mi garganta y él estaba comenzando a recrearse volví a meter esta vez mi dedo entero y busque su próstata, ya no se resistió y comenzó a gemir. Su voz ronca me provocaba tanto que deje lo que estaba haciendo para ir a comerme sus labios a mordiscos quedando encima de él con la pinga entre sus piernas.

-¿Quién se la mete a quién?

-Los dos queremos lo mismo Javier.

Puso sus manos en mis nalgas y las abrió, metió la punta del dedo y hurgó un poco, yo al estar tan excitado y con tal machazo haciéndome tantas cosas ricas abrí para que metiera el dedo aunque raspaba un poco y apenas tenía lubricación alguna. No te dolió ¡tú tienes el culito roto cabrón! Se reía pícaramente a ti te han gozado ese culo. Me dio una nalgada y se bajó de la cama. A esa hora y con tamaño semental se me antojó que aunque doliera, bien valía la pena darle el placer de penetrarme sin martirizarlo más ni jugar con su culo. Vi como trataba de orinar pero su erección no cooperaba, se viró hacia el área de la ducha y apuntó más relajado sabiendo que no iba a manchar nada.

-Te dejo cogerme el culo si me dices una cosa.

Me miró con cara de desconfianza, su erección bajaba mientras él se lavaba un poco con agua. Alzó la cabeza como ¿Qué?

-¿Cuantos hombres te han mamado el culo y cuantos te han metido el dedo?

Yo me serví otro trago esperando la respuesta, él se acercó a mí y bebió de mi vaso, juntó sus labios con los míos y compartió lo que tenía en su boca conmigo.

Bueno a decir verdad…, ese mariconcito fue el tercer hombre con el que estuve y yo siempre he sido el macho en todos los encuentros, los otros dos me mamaban un poco el culo pero no como tú. Y el dedo nunca me lo deje meter por nadie. Allá en el rio varias veces había un chamaco que me mamó la pinga pero solo eso, yo era un crio eso es normal en la pubertad. Así, así de estar tan a gusto y dejarme hacer esas cosas a voluntad solo tú, además cuando me empujaste sentí algo rico como deseos de más.

-jeje ¿Te gustó guajiro?

-Oye esas mamadas de culo que me diste ¡man! Y el dedo, y donde me tocaste allá adentro… por poco me vengo.

-Está bien papo te voy a dejar que te des el gusto pero yo estoy nuevecito, así que trátame bien.

Lo agarré violentamente por el brazo y lo pegue a mí, lo bese rápido y brusco y le pregunté serio: ¿Un ratico tú y un ratico yo? Negó con la cabeza, yo a ti me respondió. Abrió la gaveta cercana y sacó lubricante y condones. Lo abracé de nuevo estilo llave y lo dirigí a mi pecho que tanto le había gustado para que jugara en esa zona con su lengua.

-¿Tu mamas guajiro?

-Un poco

Llevé mis labios a su boca mientras mis dedos recorrían delicadamente su espalda sutilmente con las yemas desde su cuello bajando por toda la espalda hasta encontrar sus peludas nalgas, las abrí y volví a pasar el dedo por el caliente orificio.

-Me haces sentir cosas que ni una mujer me ha hecho sentir nunca creo que a esta hora yo hago lo que tú me pidas, dijo Pedro.

Se arrodilló delante de mí y comenzó a chupar deliciosamente. Métete el dedito anda le dije cariñosamente. Mm mm negó el con la cabeza sin sacarse mi pinga de la boca. Daaale metete el dedo y después me lo metes a mí. Le di un poco de lubricante mientras yo subía mi pierna en el borde de la cama y delante de sus ojos comencé a meterme los dedos en mi culo. Comencé a gemir mientras le metía y sacaba mi pinga de su boca, por fin accedió a mi pedido y cuando lo volví a ver ya comenzaba a meterse más intensamente dos dedos hasta que se incorporó y me dijo: O te la metes tu o me partes el culo pero esto es demasiado bueno. Lo puse en el borde de la cama, con las nalgas hacia mí y con la espalda arqueada y le di una nalgada, luego rodeé su venoso cuello con mi brazo como ahogándolo ligeramente mientras mi cabeza rozaba su dilatado agujero, puse más lubricante y empuje la cabeza, le di otra nalgada ligera, ahh gimió es que duele… ahhh. La saqué, embarré mis dedos y comencé a meterle dos, luego tres, el del medio jugaba con su próstata, me puse el condón y sin avisar cambie los dedos por la punta de mi pinga y un poquito más. Huyyy no, no sácala que duele… shhh tranquilo guajiro que el dolor se va, puse más lubricante en la zona y volví a empujar, hay que rico pero duele, me acerque a su oreja y mordí el lóbulo, agarre su pinga medio erecta y comencé a masturbarle solo la cabeza y jugar nuevamente con su frenillo, se fue clavando él solo hasta tenerla toda dentro, en vez de sacar y meter me moví un rato en círculos mientras ya gemía de placer con su ronca voz: ¡hay me partiste el culo que rico es esto! Dijo de una vez sin tapujos.

Lo comencé a masturbar de nuevo esta vez metiendo y sacando mi pinga de su recién abierto culo. Solo estuvimos con el mete y saca como 10 minutos más porque no se pudo contener mucho y se vino como un semental, cerca de seis chorros de leche aguada mancharon las sábanas y yo al ver aquello me saqué el condón para echarle toda mi leche en sus nalgas.

Huyy me duele, pero no me arrepiento, si iba a pasar que fuera con un machote como tú.

Comenzó a besarme los labios con deseo y a meter su lengua bien dentro. Se bajó para ir al baño que quedaba solo a unos escasos pies de la cama yo traté de arreglar mi compostura.

-Lávate bien con cuidado porque esta sensible, a lo mejor ves sangre es normal… espera ¿te ayudo?

Acomodé la almohada detrás de mí y con ella agarré una bolsita que al abrirla contenía un pequeño consolador.

-Parece que el único mentirosito no soy yo.

-Bueno me descubriste pero la tuya es la primera de verdad que me meto y es más grande, se siente muy rico con las cosas que me hiciste. Trae un trago que vamos a bañarnos, ven.

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Siempre tuyo ThWarlock

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