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Perversa
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Tiempo de lectura: 3 minutos

No sé cómo una parafilia se desencadene o inicie; o como una situación pueda afectar la vida de alguien de manera tan definitiva.

Estoy casada desde hace algunos años con un hombre al que amo; sin embargo, a pesar de que nuestra vida de pareja es muy buena, sólo puedo lograr ese orgasmo que me llena de una manera que me hace sentirme sucia y perversa…

Cuando estaba en la universidad, me gustaba tener muchos novios; principalmente, porque tuve una educación muy conservadora. Ya siendo mayor de edad, perdí la virginidad con un hombre mayor que me enseñó lo fantástico del sexo y me volví adicta.

Llegué a tener 3 novios al mismo tiempo y disfrutaba de coger con ellos.

Un sábado que no tenía nada que hacer, estaba en mi casa y le llamé a uno de ellos. Yo estaba muy caliente y lo recibí tan sólo con una bata puesta. Al verme, me la arrancó, me puso sobre el sillón y me comenzó a mamar mi vulva. Sabía cómo hacerlo y mis jugos brotaban sin parar. Hizo que me viniera una vez y mientras él veía cómo mi cuerpo temblaba con el orgasmo, sacó su verga y me penetró; tenía una verga larga y gruesa que ocupaba toda mi vagina. Me embestía con fuerza, su tronco rozaba mi clítoris haciendo el orgasmo muy largo. Yo sentía que el glande golpeaba el fondo de mi ser; ya no cabía más y aun así él quería meterse más. La cabeza me daba vueltas, sintiendo su verga dentro de mi y su boca chupándome los pezones.

Él no pudo aguantar más y se vació dentro de mi. Me excita ver la cara de un hombre cuando se está viniendo, mientras siento las palpitaciones de su verga dentro de mi y sus manos apretándome las nalgas, sin dejarme moverme para depositar toda la semilla dentro.

En cuanto terminó, recibió una llamada urgente de su trabajo, se disculpó y prometió regresar después a seguir.

Con un suspiro de resignación, me quede acostada unos minutos para prepararme a tomar una ducha. Me quede ahí, disfrutando y tomé un dildo para acariciarme un poco. De repente, tocaron a mi puerta. Me puse la bata y abrí, otro de mis novios me había ido a dejar unas cosas que le había pedido. Dejo la caja sobre la mesa y me volteo a ver. Me dijo que yo olía a sexo y vio el dildo sobre la cama.

Me abrió la bata y mis pezones estaban erectos. Inmediatamente, comenzó a chuparlos y metió su mano en mi entrepierna. La sintió muy mojada y me comenzó a acariciar el clítoris. Yo le pedí que me dejara irme al baño, quería limpiar lo que el otro había dejado; pero él sólo me empujó sobre la cama, diciendo que le excitaba sentirme tan mojada. Cuando estuve acostada, él metió su cabeza entre mis piernas y comenzó a chupar, mamaba todo lo que me salía.

Volteé a verlo, su boca rebosaba de líquido y lo chupaba con desesperación; le agarré la cabeza y me la enterré entre las piernas.

-Chúpame… sácamelo todo… mámamelo todo.- le decía mientras yo sentía que me vaciaba.

No podía controlar mis piernas; el cuerpo me temblaba en un interminable orgasmo. En un momento, gran cantidad de líquido me salió; como si me orinara, pero era consecuencia del orgasmo. Él sonrió, creyendo que él lo había provocado. Se sacó la verga y me la metió; entró sin resistencia; yo sentía un vació enorme entre mis piernas; y mi vagina palpitaba sin control, quería verga. Las contracciones y su excitación le hicieron venirse muy rápido; una vez más, volteé a ver su cara mientras me dejaba su semen adentro. Sus ojos en blanco, sus gemidos, su respiración acelerada, sus manos apretando las sábanas; me volvieron a excitar y volví a terminar.

Ahora, con mi esposo, tengo una vida sexual buena; pero, de vez en cuando, me cojo a alguien antes de coger con él y hago que me chupe la vagina; mamando el semen de otro hombre, eso me excita.

La primera vez, me cogió mi jefe en una reunión; yo tomé un par de tragos y cuando fui al baño, me metió a una oficina y me violó tan sólo alzando mi falda y bajando mi panty a las rodillas. Me vine cuando volteé a verlo mientras me enterraba su verga para eyacular. Llegue a casa y mi marido dormía boca arriba; me quite la ropa y sentía la leche saliendo de mi vagina.

Al ver a mi marido, me excite; me subí a la cama y me senté en su cara.

– Chúpame… estoy muy mojada y necesito terminar… chúpame hasta que me venga… por favor.- le decía mientras me abría la vagina sobre su boca y el fluido caía sobre sus labios.

Al sentir el líquido, me agarró de las nalgas y comenzó a mamar; me chupaba mi líquido y la leche de la violación. Me comencé a venir al verlo debajo de mi. Su verga estaba parada como nunca la había visto, líquido preseminal salía.

Cuando termine, caí hacia un lado y el me metió su trozo de carne; gozo de mi un rato hasta que se vació dentro.

Ahora, de vez en cuando, me cojo a alguien antes de llegar a casa y lo provoco para que me mame y me coja… mientras tengo la leche de otro adentro…

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