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Tiempo de lectura: 5 minutos

Joselito lo vio llegar con el camión, esta vez era un chófer portugués. En su cabina era bien visible la bufanda colgada en su trasera del equipo Sporting de Lisboa color verde. Joselito, ayudaba a su tío en el almacén de frutas, a sus 21 años era estudiante y en vacaciones se ganaba un plus en la pequeña empresa. A veces su físico frágil -bajo, de no más de 165, rubio, imberbe, su delgadez -ya que pesaba sobre 50 k- le daban ese aire afeminado y andrógino. El tráiler iba cargado de manzanas y kiwis. Aparco dentro de la nave.

– Hombre, si es el Escorpión – exclamó uno de los operarios de la nave- cuanto tiempo. ¿Qué tal la familia?

– Bien, con eso de la pandemia es una puta mierda, mis gemelitas no pueden hacer la primera comunión. Aquí, en Valencia veo que bien. Spain siempre me ha gustado mucho.

Bajó de un salto de la cabina de su Volvo: no era alto pero lo parecía, su cuello era de toro y en él un gran escorpión tatuado, así como sus brazos con nombres en los antebrazos. Pelo largo canoso atado con una coleta, barba de unos cuantos días; físico fuerte, bíceps, espalda tensados. No se quitó sus Ray-Ban verdes ni su Marlboro humeante de la boca.

– Vaya pedazo máquina que has comprado, Escorpión.

– Si a mis 38 años era hora de tener un acelerador potente.

– Te gustan los camiones.

– Llevó gasoil en mis venas- dijo con altanería.

Empezó la descarga y almacenamiento de las cajas de frutas. Joselito subía y bajaba por la rampa del camión. Escorpión estaba en la cabina fumando y escuchando los AC/DC a todo trapo. Joselito sudaba a mares era un trabajo pesado con carretilla. Al darse cuenta Joselito tenía a Escorpión apoyado en el camión con un pitillo en la boca, sus gafas de sol, camiseta de tirantes y unos vaqueros que marcaban un buen paquete, incluso Joselito creyó ver un buen empalme del portugués que al verse observado se cogió la polla para marcarla más. Joselito se sentía cohibido.

Escorpión miraba con ojos de lobo hambriento a Joselito, incluso se las bajó para amplificar la tensión.

– Chaval, dame fuego.

– – No… no fumo… no tengo – dijo Joselito más rojo que un tomate.

– Da igual, lo he encontrado – dijo encendiendo su Marlboro con un zipo.

– Habla muy bien el español.

– Estuve unos años estudiando.

– ¿En que universidad?

– No la conocés, una privada dijo Escorpión.

Agostinho Abrantes Alías Escorpión hablaba un español correcto debido que a sus 19 años estuvo preso 4 años en España por tráfico de sustancias estupefacientes que pasaban de Portugal a España. Según él fue un marrón que le habían cargado unos supuestamente amigos.

Muy cansado Joselito quitaba las últimas cajas del remolque, Escorpión aún estaba apoyado en el remolque fumando con actitud achulada y dando algunos pasos largos para desentumecerse las piernas. Joselito al estar al fondo del contenedor notó un aliento en su nuca y la voz del portugués:

– Huelo a maricón – al mismo tiempo que le daba una palmada en las nalgas – tienes un culo apetecible. Esta tarde te invito a dar una vuelta con mi Volvo. Espérame al lado de la rotonda de la salida de la carretera a las 5.

Indeciso y habiendo quedado a cuadros ante la propuesta de Escorpión no sabía si ir o no, esa actitud arrogante y soberbia la temía y a partes iguales le molaba el físico y esa confianza varonil junto con su masculinidad.

A las 5 en punto estaba al ladito de la rotonda esperando. El Volvo apareció y paró para recoger a Joselito. El camión dio bufidos hidráulicos y volvió a arrancar. Escorpión a una mano con el pitillo en la boca hizo un giro de 180 grados con una soberbia demostración de elegancia al volante. Sus Ray-Ban verdes una gorra con el logo de Volvo y camiseta de propaganda de aceites Shell. Vaqueros ajustados marcándole paquete. Recién duchado. Apestaba a colonia. En el salpicadero, Joselito se fijó en la barbaridad de fotos familiares – nacimiento de sus hijos, boda, padres; también un crucifijo, incluso Escorpión llevaba uno colgado de su pecho-. El claxon resonó contundente en el giro. Sonaba otra vez los AC/DC. Su coleta ondeaba en el asiento. Preguntó a Joselito:

– ¿Qué aficiones tienes, chaval, qué te gusta?

– La música independiente, el cine club y la literatura me encanta; Dosto, Tolstói, Proust…

– Pues sabés chaval, mi ídolo es el gran Cristiano Ronaldo, de leer que nadie me saque del periódico deportivo y mi música son los dioses AC/DC y películas, el porno y Rambo – al mismo tiempo que daba más caña al aparato de música con el Black in Black de los AC/DC.

– ¿Te pasas muchos días de ruta, dónde duermes? – preguntó ya tuteando a Escorpión.

– Si, bastantes, la higiene en la áreas de servicio y dormir aquí detrás de ese contrachapado de los asientos. Mira tú mismo mi sala estar – contestó con una risotada.

Había una pequeña entrada, Joselito se agachó y entró. Había una pequeña cama sin hacer, paquetes de tabaco, revistas deportivas casi todas con fotos de Ronaldo; condones esparcidos sin usar, y paquetes de Kleenex. Olía a macho, a lefa y a tabaco. En el contrachapado más fotos colgadas de su familia – cumpleaños, aniversarios… -. Joselito vio el percal, apenas salió el Volvo aparcó al final del polígono industrial. Los hidráulicos del camión resoplaron al parar el motor. Sin perder un segundo Escorpión abrazo a Joselito y le comió la boca. Joselito notaba la lengua húmeda con gusto a tabaco. Le dio chupones en el cuello, le lamió el agujero de las orejas. Agarraba su paquete. Joselito estaba súper excitado.

– Pasemos a la trasera y sabrás lo que es gozar pollaza portuguesa – al mismo que se abrió la bragueta y Joselito la tanteo.

Pasaron tras el contrachapado, apenas había sitio para quitarse la ropa. Joselito pudo ver todo el potencial del macho en todo su esplendor: pecho tatuado con el escudo de fútbol del Sporting de Lisboa, una cruz en su espalda. Depilado al completo y un buen rabazo con un anillo tensador testicular. Su físico era pura fibra. Joselito fue morreado otra vez con ganas. Escorpión propuso:

– Montemos 69.

Y así fue como se comieron las pollas. Joselito se atragantaba, en cambio Escorpión engullía la polla entera. Al rato Escorpión dijo:

– Entiendo que eres maricona, tienes el agujero bien petado, así que pido culo y supongo que me lo darás.

Acto seguido puso de frente a Joselito.

– A los jóvenes me gusta gozaros de frente.

Le levantó las piernas y le comió culo, huevos y polla. Metía la lengua a fondo. Joselito gozaba como un poseso, ronronea a, susurraba. Entonces Escorpión dijo:

– Veo que estas a punto te voy a engrasar y petar.

Cogió la vaselina, untó la zona anal, pasó un dedo, dos, tres.

– Veo que usan tu culo, el conducto admite follada a full. Voy a encondonarme, no quiero preñar, ya tengo tres hijos.

Cogió posición, se puso el condón, se lo lubrico, alineó su polla al culo y avisó:

– Voy con todo, aguanta como puedas.

Empezó con un bombeo a medio gas de escaneo anal. Susodicho mete-saca era bastante lubricado. Escorpión se dio cuenta en el acto y con un gesto de rabia embistió con cuatro bombeos a saco hasta el fondo. Sus huevos rebotaban en el culo de Joselito. Apretando los dientes dijo:

– ¡Toma, toma, Flípala maricona! ¡Ohhh! ¿La notas, maricona? ¡¡Toma, toma!!

– ¡Sí, sí, sí! ¡Ohhh! ¡Ahhh!- exclamaba Joselito.

Sonaba a toda castaña la canción Thunderstruck de los AC/ DC. Joselito era enculado en tijeras. Escorpión rectificó su posición y lo puso en patitas en hombros para una follada y terminación a full. En esta postura lo ametralló a pollazos, los bombeos en suspensión hacían que Escorpión sudara a mares. Empezó a resoplar y ronronear. Se salió de culo se desencondonó y escupió una lechadaza sobré el pecho y cara de Joselito al mismo tiempo que daba un bramido de león. Con la respiración entrecortada bajo hasta la polla de Joselito hasta que se corrió en su boca.

– ¡¡Oh!! ¡¡Ah!! ¡¡ Me corro!!! – bramó Joselito.

Con la lefa en la boca Escorpión la escupió encima de su lechada, mezcló las dos con la lengua, se la puso en la boca y morreó a Joselito.

Quedaron tendidos en la cama, con unos Kleenex Joselito se había limpiado su lechada de la cara y pecho. Escorpión aún llevaba restos de semen en su barba, su pene ladeado con sus testículos tensados. Le enseño vídeos recientes suyos grabados con el móvil mientras enculaba, le explicó lo que era una enculada con bombeos de retroceso, iba explicándole mientras lo visionaban. Tratabase de sacar toda la polla y empotrarla de una tacada una y otra vez. Le enseño una mamada de una puta de carretera del día anterior. Escorpión debía volver.

Escorpión lo dejó en la primera parada de bus que encontró. Joselito se sentó en el asiento de la parada. Un señor mayor llegó, lo miró, se alejó unos metros de él como si tuviera aprensión hacia Joselito, el cual preguntó:

– ¿Pasa algo señor?

Entonces volvió a oír por segunda vez.

– Jovencito, HUELES A MARICÓN.

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