Mi nombre es Ernesto con mi señora Angélica llevamos 19 años de matrimonio, somos una pareja liberal, solemos realizar tríos e intercambio de parejas, pero hay un morbo mío que ella no lo conoce.
Este verano decidimos realizar un viaje a las sierras y escogimos un lugar retirado e inhóspito para poder estar solos y descansar a gusto.
Los primeros dos días estuvimos solos como lo planeamos, pero la tarde del segundo día un vehículo con dos muchachos se colocó a unos metros de nosotros, eran dos hombres de unos 25 no más de 27 años, bajaron sus cosas y acamparon a nuestro lado.
La verdad que eran macanudos y no hacían molestias, solo tomaban sol y cerveza.
Más de una vez la sorprendí a mi esposa mirando a los muchachos, las primeras veces no dije nada pero luego de unas cuantas le dije "que pasa? Los muchachos te deben algo"
Ella sonriendo me respondió "por ahora no pero quién sabe"
A lo que respondí "te gustaría no?!"
La verdad es que lejos de sentir celos esto me excitaba, y más aún porque yo conozco los gustos de mi señora y sabía que esos muchachos aparte de la juventud contaban con los atributos que son del agrado de ella.
Esa mañana hizo mucho calor y disfrutamos el río, mi esposa se colocó una malla de dos piezas, a pesar de no ser una jovencita tiene un cuerpo muy bonito y si bien el haber tenido un niño le dejo algunos kilitos de más también le dejo unos pechos grandes. Sus caderas siempre fueron su punto fuerte así también su piel sin estrías ni celulitis.
Mientras ella se bañaba yo preparaba la comida y podía observar a los dos muchachos cada tanto relogear la figura de mi esposa y comentar entre ellos.
Esa tarde nos acostamos a dormir una siesta lo hicimos dentro de la carpa, al despertar ella estaba dormida, comencé a tocarla y a besarla, puse mi mano en su entrepierna y mientras masajeaba su vulva le decía al oído lo lindo que sería estar con aquellos dos muchachos, de cómo la cogerían con lujuria. Podía sentir su humedad brotar y como su respiración se agitaba, luego ella saco mi pene del pantalón y lo metió en su boca, lo chupa con pasión lo disfruto un buen rato y sin decir nada me levanto y salgo. Al rato salió ella y con cara de enojada me pregunta qué pasó, yo le respondo que nada, solo quería dejarla excitada.
Cuando estaba atardeciendo le dije a mi esposa que debía ir al pueblo por provisiones ella quiso acompañarme pero yo le sugerí que se quedará ya que todas las cosas nuestras estaban en el campamento y no podíamos dejarlas solas.
Me subí al auto e intenté darle marcha pero este no arrancaba, o al menos eso simule, me baje del auto y me dirigí a dónde estaban los muchachos, les pedí si me ayudaban a darle un empujón al auto, ellos muy macanudos aceptaron y me empujaron hasta que arrancó el vehículo, me asome por la ventanilla y con una sonrisa pícara le grite a mi esposa "dales unas cervezas frías a los muchachos que quedaron cansados de empujar"
Ella me miró sospechosa y respondió que sí.
Yo tomé el camino rural que me llevaba a la ciudad, recorrí unos cientos de metros por el camino desolado y estacione el auto.
Volví caminando y sigilosamente me acomode a pocos metros del campamento ocultó tras unos arbustos, el sol caía y su luz se agotaba.
En el campamento mi esposa charlaba con los muchachos mientras éstos tomaban cerveza. Sabía que mi esposa había entendido mi intención así que solo era cuestión de tiempo.
La verdad fue antes de lo que yo esperaba, no podía escuchar con claridad de lo que hablaban pero note que era sobre el físico de ella uno de los muchachos se levantó de la reposera la tomó de la mano y la hizo girar, ella muy contenta aceptó y mientras ellos observaban su cuerpo ella se contorneaba al girar. El muchacho la invitó a tomar su lugar en la reposera y se colocó parado a su lado, la cabeza de mi esposa estaba a la altura de su pelvis, él se acercó disimuladamente y mientras charlaban colocó su paquete frente a ella. Mi esposa no perdió el tiempo, desató el nudo del shorts de él, lo bajó junto con su ropa interior y tomando su verga con la mano lo llevó a su boca, él recogió su cabello hizo una cola y tomándola desde allí empujaba la cabeza de ella hacia su pelvis. Mi esposa se tragaba toda esa verga sin inconvenientes. El otro muchacho se levantó, quitó sus pantalones y se colocó al otro lado de mi esposa, ella dejó la verga del primero y comenzó a chupar la verga de su compañero.
Allí estaba mi esposa chupando la verga de esos dos muchachos como una desesperada, por momentos podía escuchar cómo se atragantaba en su trabajo oral y la veía juntar su baba con la mano y utilizarla para masturbarlos.
La situación me excitaba demasiado, ver a mi esposa intentar meter las dos vergas a la vez en su boca y como ambos muchachos se intercalaban para coger la boca de ella me ponía a mil!
Luego de un rato uno de ellos la levantó e intentó llevarla a la carpa, pero ella se negó, en cambio sacó una frazada desde la carpa la tendió en el piso y se acostó sacándose la ropa.
Los muchachos quedaron medio sorprendidos pero yo sabía porque ella prefirió hacerlo afuera.
Ellos mucho problema no se hicieron, uno se arrodilló y le ofreció su miembro para que lo continúe chupando a lo que ella encantada aceptó, lo tomo con su mano y lo metió en su boca lo chupo con pasión y solo dejo de succionar un instante y fue para gemir cuando el otro muchacho enterró su verga en ella. Angélica gozaba y demasiado la cogida que estaba recibiendo.
A mí me encantaba ver cómo era penetrada y con qué placer chupaba esa verga dura.
Los muchachos estaban muy bien dotados y sabían utilizar lo que poseían, luego de un rato ella les pidió que cambiaran de posición.
Ellos lo hicieron pero previamente le hicieron chupar ambas vergas a la vez nuevamente, por supuesto ella encantada los complacía.
Cómo no hacerlo si a sus cuarenta y dos años estaba disfrutando de dos muchachos vigorosos y del tipo que a ella le encanta.
Cada uno tomó su lugar y continuaron cogiendo a Angélica.
Ella está vez gemía más, tal vez este tenía la verga más grande o la utilizaba mejor.
No tenía problemas en demostrar su placer y no paraba de decirle que no se detenga, él la obedecía y continuaba bombeando rápido y sin detenerse ella por momentos se olvidaba del otro debido al éxtasis que tenía, pero él se encargaba de recordarle que estaba presente, la tomaba del pelo y le metía su verga en la boca.
No tardó mucho en tener su primer orgasmo mientras aquel joven continuaba cogiéndola duro como ella había pedido.
Luego aquel muchacho le extendió su mano y la invitó a incorporarse la dio vuelta y ella se colocó en cuatro, él la penetro y continuo cogiéndola las rodillas y las palmas de las manos de mi señora apoyadas en el piso, su culo rebotaba al compás de las embestidas propinadas por el joven mientras el otro nuevamente tomaba su cabello, hacia una colita y enroscándolo en su mano lo utilizaba para sostener su cabeza mientras cogía su boca.
Angélica estaba siendo cogida Por esos dos hombres y yo observando a la distancia, si bien como comenté antes, somos una pareja abierta y ella ya ha estado con dos hombres a la vez yo siempre formé parte de eso, pero está vez era distinto yo solo era un observador y la verdad que la situación me excitaba demasiado.
El muchacho que estaba con su verga en la boca de ella se acostó al lado de Angélica el otro se levantó y ella también pero solo para sentarse arriba de su verga dura. Ahora ella cabalgaba sobre aquel joven mientras el otro disfrutaba del delicioso oral que mi esposa le hacía.
El viaje al centro ida y vuelta tardaba una hora y media aproximadamente así que a ellos les quedaba un poco más de media hora para seguir gozando.
Mi esposa se levantó levemente y tomó la verga del muchacho que estaba debajo de ella, muy lentamente comienza a bajar y sin dudas se está clavando aquel miembro en su culito.
A ella le encanta el sexo anal pero le gusta muchísimo más la doble penetración, así que estoy seguro de sus intenciones.
Tal cual lo sospechaba Angélica le pide al muchacho que se encontraba parado que la penetre junto con su amigo.
Nunca imaginé que me excitaría tanto ver a mi esposa en esa situación, pero así es.
Los muchachos la cogen duro mientras ella gime y grita de placer.
Detrás de los arbustos puedo observar como ella se arrodilla y ambos muchachos se colocan uno de cada lado y masturbándose se corren directo en la cara de mi esposa, ella toma sus vergas y las frota contra su rostro desparramando todo el semen que la bañaba, chupa un rato más sus vergas y queda tendida en el piso.
Yo lentamente me dirijo al auto y emprendo el regreso.
Cuando llego al campamento se encuentra mi esposa sola y al verme me da un abrazo y me dice "muchas gracias" yo me hago el desentendido pero ambos sabemos lo que ocurrió.