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El juego que salió mal…
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Tiempo de lectura: 4 minutos

¿Hasta dónde puede llegar una fantasía y hasta donde una pareja puede soportar…?

Lo que voy a contar me sucedió con el que fue mi novio por varios años y cómo todo se acabó.

Era yo novia de un muchacho al que conocí en la universidad y teníamos una relación bastante estable y con planes de matrimonio. En el tema sexual no había grandes detalles; sin embargo, el último año la pasión disminuyó un poco.

Tratamos con juguetes, disfraces, lugares poco adecuados y muchas cosas más; y la situación parecía componerse; pero, él buscaba algo más rápidamente para seguirse excitando.

Cierto día, estábamos abrazados viendo una película para adultos; el tema era un tanto escabroso, el marido le prestaba su esposa a un amigo, sin que ella lo supiera. El me preguntó si yo había pensado, alguna vez, estar con alguien más. Le contesté que nunca lo había pensado porque estaba en una relación estable y no me interesaba. Él insistió y me preguntó si eso me excitaba; le dije que estaba loco y que no pensara tonterías.

Una noche, llegó de trabajar con un amigo; me dijo que tenían que terminar un proyecto y que iban a trabajar. Se fueron al comedor de la casa que teníamos y empezaron a trabajar. Les llevé unos bocadillos y cerveza y me fui a acostar.

En la madrugada, sentí que alguien se acostó a mi lado; yo dormía con un camisón largo, sin brassiere y con pantaleta. No soy nada espectacular en cuerpo y pocos son los que me voltean a ver en la calle. Estaba acostada de lado y me moví un poco para darle espacio. Al acostarse, se pegó a mi espalda; pude notar que estaba desnudo.

De repente, me subió mi camisón hasta mi cabeza; levantando me los brazos y cubriendo mi cara. Otras manos me sujetaron los brazos impidiéndome moverme.

Oí a mi marido decirle que le había asegurado que estaba buena y que quería ver cómo me cogía. Ya menos adormilada, traté de zafarme, pero, mi marido me sujetaba fuerte los brazos. Mi marido le dijo que se pusiera el condón; escuche el sonido de un sobre romperse y luego silencio.

Estaba aterrada, no me podía mover y sabía lo que venía a continuación. Por más que pataleaba, alguien se metió entre mis piernas; una verga envuelta en plástico, se movía, arriba y abajo, recorriendo mis labios vaginales.

– Está muy seca, le va a doler.- dijo el hombre.

– Mójate la cabeza con saliva y métesela; ya luego se le moja.- dijo mi novio, sonaba muy excitado.

No tardó mucho en empezar a meterse en mi. Lo sentía enorme. Cuando sus huevos golpearon mis nalgas, mi novio me terminó de quitar el camisón y vi el rostro de quien me estaba violando.

Me empezó a chupar mis pezones, sin moverse, sólo disfrutaba tener su verga dentro de mi.

– Aprieta bien rico. No me quiero mover de tan rico.- decía el tipo.

-Tenía ganas de ver cómo se la cogían. Me excita ver cómo le entra la verga.- dijo mi novio.

-pues ven a verlo…- dijo el hombre.

Mi novio me soltó; pero, no me podía mover por el peso de aquel cuerpo invasor.

Cuando mi novio estuvo listo, el comenzó a sacar su verga de mi; lo hacía despacio, disfrutando; lo sacó completamente; sólo pude gemir muy fuerte; sentía el hueco enorme entre mis piernas que había dejado ese falo; se volvió a acomodar y lo comenzó a meter una vez más, igualmente despacio. El tipo bufaba con mucho placer mientras me violaba. Se volvió a quedar adentro quieto; mi novio le pidió hacerlo una vez más. Al irlo sacando, comenzó a rozar mi clítoris; cuando estuvo fuera, tomó su verga con la mano y movía en círculos la cabeza de su falo sobre mi clítoris. Sentí como una corriente eléctrica y dejé salir un largo suspiro.

– Creo que ya le está gustando…- dijo el hombre mientras se acomodaba otra vez.

– Quieres ver cómo le gusta más? – le dijo a mi novio.

Sin preguntar, se quitó el condón. Volteé hacia mi vagina y pude ver la cabeza de su verga enorme, brillaba por el líquido seminal y seguía goteando.

– No se la metas sin condón! – gritó mi novio.

– Cómo que no…- dijo el hombre mientras mezclaba su jugo con el mío.

De un movimiento, la cabeza de su verga entró en mi y empezó a empujar; gemí muy fuerte con una combinación de dolor y placer; podía sentir cada centímetro de ese falo invadiéndome.

– Aprieta más rico sin la goma.- dijo mientras se quedaba quieto y mordisqueaba mis senos.

Me di cuenta que no podía seguir luchando y me rendí a sentir cómo me tomaba. Mi novio veía todo y su verga estaba más parada que nunca, parecía que le iba a estallar.

El tipo comenzó a bombear despacio; se salía casi por completo y se volvía a introducir con lentitud; yo podía sentir cómo me mojaba con cada entrada; me tocaba y acariciaba cada parte de mi cuerpo, sentía sus manos en mis pechos, piernas, nalgas y me excitaba.

Ya no veía a mi novio, sólo disfrutaba ese trozo de carne caliente que me invadía. En un momento, el primer orgasmo llegó; mi cuerpo temblaba sin que lo pudiera controlar.

– Te está gustando… estás disfrutando… – me dijo al oído; no contesté, pero comencé a mover los músculos de mi vagina cómo si lo exprimiera.

– Así… que delicioso… sigue exprimiendo.- dijo mientras bufaba y ponía los ojos en blanco.

No sé cuánto duro; ni cuantas veces me vine; mi novio se masturbaba mientras nos veía.

– Me voy a venir… donde los quieres, preciosa.- me preguntó.

– Échalos fuera… no le acabes adentro.- espetó mi novio.

Me volteo a ver y no dije nada.

– Ella los quiere adentro… vas a cenar leche caliente, cariño.- dijo y empezó a moverse más rápido.

No tardó en clavarse hasta el fondo y quedarse quieto; pude ver que se estaba esforzando en detener la eyaculación, yo podía sentir que su verga se expandía dentro de mi, palpitando desesperadamente por soltar la semilla; de repente, sus piernas comenzaron a temblar, el sudor perlaba su frente y se dejó ir; líquido hirviendo me invadió; el palpitar del falo lo sentía directamente en mi clítoris y me provocó otro orgasmo cuando se estaba vaciando; me parecieron litros de semen; bombeo un par de veces más para exprimir todo dentro. Cuando acabó, cayó sobre mi, exhausto.

Mi novio lo quitó con un empujón y se clavó en mi; tan sólo para echar su semen dentro de mi. Bombeo un poco y se salió; pero, yo seguía extasiada por el último orgasmo.

El tipo se vistió y se fue en silencio. Yo me cubrí con la sabana y no lo volteé a ver.

La vida no ha sido la misma. El placer ya no es igual. Creo que no fue lo que él esperaba…

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