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La maestría oral de Angélica
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Primer interludio 

Les he contado de las habilidades felatorias de Angélica? Quizá de forma breve, este segmento es para eso, aunque las palabras siempre se quedarán cortas, es imposible relatar en simples palabras todo lo buena que es a la hora de chupar un miembro masculino.

Como mencioné previamente en el relato "Angélica despierta con hambre", Angélica suele decirme que ninguna buena cogida está completa sino había sexo oral de por medio, en concreto, practicado por ella.

-Es que es algo que me encanta -dice emocionada- especialmente contigo.

-Por qué? -pregunté fascinado por su respuesta.

-Bueno, hay muchas razones para eso, quieres conocerlas? -dijo mirándome la entrepierna.

-Me encantaría -dije acercándome para besarla suavemente.

Empezamos un faje delicioso, lleno de besos y caricias cada vez más cargadas de intensidad. Nos pusimos de pie y seguimos, pero ahora podía tocar sus pechos y sus nalgas a voluntad, ella respiraba agitada.

-Primero me gusta cómo te desvives en caricias y atenciones cuando estás conmigo.

Tenía razón, no había parado de sobar sus nalgas y entrepierna, de amasar sus pechos y de besarla.

-Eres muy atento, y eso es algo muy especial, y siempre sabes cómo desarmarme para hacerme tuya, tal como ahora -dijo esbozando una pequeña sonrisa.

Instintivamente, ya me encontraba besándole el cuello mientras ella seguía hablando. Me conocía muy bien. Se puso en cuclillas y lentamente me bajó el pantalón.

-Me gusta cómo se te corta la respiración cuando estoy por liberar tu polla -decía sin dejar de sonreír.

-Uff sí, de alguna manera la forma tan sensual y relajada en la que lo haces me excita sobremanera.

Siguió sobando delicadamente mi polla por encima del bóxer, al igual que mis muslos y glúteos, se estaba tomando su tiempo, y después acercó su cara.

-Qué rico aroma, me encanta cómo huele, esa mezcla entre sudor, perfume y aroma a polla, tan varonil.

Me encontraba súper duro y apuntando al cielo, mi polla estiraba el bóxer y pugnaba por salir de ahí, ella tomó el bóxer por el elástico y lo deslizó para quitármelo, obligando a mi polla a apuntar cada vez más hacia abajo, hasta que finalmente se liberó con un fuerte y ligeramente doloroso movimiento de resorte.

-Jejeje lo siento.

-No te preocupes, también me parece divertido.

-Jeje no lo puedo evitar, además me gusta ver cómo lucha por salir.

-Y cómo brinca de alegría cuando lo liberas? -le dije maliciosamente.

-Jejeje esa es la mejor parte -dijo tomándola únicamente por la base haciendo anillo con sus dedo índice y pulgar- de verdad huele muy rica.

-Sabe aún más rica -le dije animándola.

Pero, pese a que se relamía los labios, mi comentario pareció no afectarle demasiado, se tomaba su tiempo.

Comenzó a olerla de nuevo, desde la punta, rodeando el tronco, pasando por los testículos, cerraba los ojos e inhalaba profundo, y repetía, sólo acariciaba mis muslos y seguía respirando. La tomé de la cabeza para acariciar su cabello.

-Mmf sí, me encanta que me acaricies bebé.

Dicho eso, comenzó su faena, primero dando pequeños besitos en la cabeza y a lo largo del tronco, cuando llegó a los testículos empezó a lamerlos, y finalmente dio un largo lengüetazo desde el tronco hasta la cabeza de mi polla, que cada vez se ponía más hinchada, demandante de atenciones.

-Aahh -fue lo único que pude articular.

-Te gusta? -preguntó mirándome fijamente a los ojos.

-Uff sí bebé, me encanta mmf -no me dejó terminar, pasó su lengua de nuevo por la punta.

-Cuánto te gusta? -y siguió pasando la lengua por el tronco.

-Mucho bebé, uff, no sabes cómo me pones con tu lengüita.

Agarró el glande y le pasó la lengua en círculos 3 veces.

-Y mis labios no te gustan? -dijo relamiéndoselos.

-Los amo -dije firmemente.

Angélica de nuevo quiso interrumpirme, pero la detuve por la barbilla y me incliné a besarla efusivamente, terminé el beso mordiéndole el labio inferior.

-Amo tus labios, y no sólo por cómo los usas cuando me chupas la polla, sino por todo lo rico que nos besamos cuando hacemos el amor – dije liberándola.

-Quieres que te la chupe bebé?

Preguntó, sin embargo, no esperó respuesta alguna, directamente me empujó al sofá donde me hizo sentarme y me abrió de piernas para acomodarse entre ellas.

-Mmf, uff, sii.

Desde su posición, Angélica alternaba sus manos, con una realizaba una paja lenta, y con la otra me jugaba los huevos, las ingles, los muslos y el pubis, no dejaba rincón sin recorrer con las manos. Largaba lengüetazos en los huevos, los llenaba de saliva, los recorría una y otra vez, se los metía a la boca alternadamente, mientras continuaba una paja lenta.

-Amor, me la puedo comer ya? -me preguntó con carita de niña triste- he sido niña buena, me porto bien.

-Sí princesa, te la puedes comer ya.

-Me la puedo comer toda? -dijo mirándola fijamente, saboreándola.

-Toda bebé, es toda tuya -dije acomodando las caderas, preparándome para lo que venía- cómetela toda.

-Gracias amor.

Tan pronto agradeció acercó su boca al glande y cerró sus labios aprisionando el capullo, dentro su lengua daba vueltas.

-Uff, uhh, mmf, rico bebé, rico.

La escuchaba gemir mientras seguía mamando, podía sentir cómo trataba de meter su lengua debajo del prepucio.

-Glup, glup, glup.

Ahora la escuchaba tragar saliva.

-Te sabe riquísima amor.

Hizo una pausa y dejó caer un hilo de saliva, lo esparció con las manos y de nuevo se llevó mi polla a la boca, pero ahora la chupaba hasta la mitad y con una mano pajeaba la otra mitad en un movimiento coordinado. La saliva seguía chorreando desde su boca alcanzando los huevos a los cuales se dirigió de nuevo sin dejar de pajearme.

-Uff bebé, que rico -decía abriendo más las piernas facilitándole el acceso.

-No sabes cuánto disfruto esto amor, siempre quiero que me des de comer tu polla.

Chupaba y ensalivaba mis huevos una y otra vez, hasta que se los metió los dos en la boca al mismo tiempo, con la mano apartó mi polla a un lado, lo suficiente para que nuestros ojos se conectaran.

-Ay Dios Mío -fueron mis palabras al verla de esa forma.

Angélica revolvía toda mi bolsa escrotal con su lengua, mis testículos bañados en saliva flotaban atrapados dentro de su boca.

-Glup, glup, glup -tragó saliva una vez más y suspiró- tienes deliciosos los huevos.

-Tú eres exquisita bebé, continúa por favor, me tienes a tope -respondí dirigiéndole la cabeza.

-Mmf, mmmju, mmm.

-Ahhhh, siii, así.

No fue necesario repetirlo, tan pronto se lo pedí se metió la polla a la boca nuevamente, pero ahora se la trataba entera, hasta la raíz, hasta que su nariz chocaba con mi pubis.

-Mmf, mmf, mmf.

-Así bebé, asiii.

Gemía cada que se la llevaba al fondo de su garganta y yo gemía aún más.

-Princesa, qué rico la chupas, uff.

-Mff, uijc, mmmju.

-Qué delicioso cómo te la comes, ahh.

-Mmmj, mmf, mmm.

-Nadie toma biberón como tú, mi bebé, te la tragas toda.

Giraba su cabeza cada que subía y bajaba imprimiendo un movimiento de torsión a su ya espectacular mamada. Cada que subía inhalaba y apretaba fuerte los labios, cada que bajaba exhalaba su aliento caliente, su lengua no paraba de moverse deleitándose en las venas cada vez más hinchadas de mi verga.

Por ratos, se la sacaba de la boca para escupirle y relamerla, se la sacaba para pajearla duro y rápido, apretándola sacándome auténticos gemidos de placer, para después reiniciar con la ordeñada que me estaba dando.

-Ay Angélica, mmm, uff, qué rico chupas, qué rico te la comes, aahhh.

-Ya amor, ya aguantaste suficiente, te quieres venir? – me preguntaba tan excitada como yo.

-Sí princesa, necesito descargar pronto.

-Te quieres correr en mi, amor?

Angélica no paraba de pajearme y estirarme los huevos mientras hablaba, mantenía su boca cerca de la punta de mi polla, sacaba su lengua esperando el momento e intensificaba sus movimientos.

-Sí bebé, sabes que me encanta venirme dentro de tu boquita uff.

-Ya amor, dame mi lechita, soy tu bebé, quiero beber toda tu leche caliente, dámela!

-Ya, ya, ya!

Angélica se la metió de nuevo a la boca recibiendo feliz toda la corrida que le tenía preparada, era una experta ordeñando polla, succionaba fuertemente cada chorro que salía disparado. Cuando dejé de eyacular se separó y abriendo grande la boca me mostró todo el semen que había acumulado.

Me puse de pie y con la mano guie el glande a su boca, revolví el semen que tenía guardado en la lengua durante unos segundos.

-Traga bebé, que no quede ni una gota.

-Glup! Ahhhh, delicioso, gracias por darme mi lechita amor.

-Me encanta cuando me la pides, princesita.

-Hablando de eso -me hizo recostarse de nuevo en el sillón- no debo dejar ni una gota.

Y procedió a limpiar mi verga de los restos de semen y saliva que había dejado hasta dejarla lustrosa.

Finalmente, la besé de nuevo, sus labios era una de mis más grandes debilidades y me resultaba súper sexy verla con los labios melosos después de haberme hecho una mamada de campeonato. Fue un beso muy apasionado, hasta que dijo.

-Esto es lo que más amo de chupar tu polla, lo que lo hace tan especial contigo -recalcó- es que no tienes miedo de besar a una mujer que se acaba de tragar tu corrida, no sabes lo sexy que nos parece a las mujeres que un hombre haga eso.

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