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Trío excitante con una desconocida caliente
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Tiempo de lectura: 7 minutos

En el festival de asado de Monclova, conocí a una mujer muy hermosa y sensual, de inmediato llamó mi atención desde que la vi el día que llegué, en el hotel sede del evento hubo una recepción para los participantes, ella estaba con su esposo, en realidad nunca había visto a ninguno de los dos, no sabía qué hacían ellos en el evento, todos eran parrilleros o gente del medio, a ellos nunca los había visto, de ser así a ella la recordaría perfecto por tres cosas, su amplia y contagiosa sonrisa, sus ojos grandes y expresivos, una combinación de ternura y lujuria ufff explosiva y su escultural cuerpo, pero no, definitivamente nunca antes la había visto.

Desde que la vi quise tener un acercamiento, como iba acompañada me detuve un poco, el tiempo transcurría, hubo tapas, bocadillos, degustación de destilados de agave y sotol, después de un rato logré identificar a un parrillero a quien ellos acompañaban, poco a poco me fui acercando hacia donde estaban, ocasionalmente la mirada de ella y la mía se encontraron, ella se limitaba a sonreír, finalmente llegué al lugar en el que estaba esa atractiva y sensual mujer, el parrillero que los invitó era amigo de su esposo, supe que era casada, por lo que me desanimé un poco, como la mayoría de la gente del norte, ellos eran francos, alegres, con quienes uno se siente en buen ambiente.

La degustación de los destilados, la plática alegre, el infernal calor, la música, la noche, todo combinado empezaba a surtir efectos, el intercambio de sonrisas y miradas continuaron, como yo iba de soltero, bailé con algunas mujeres que ya conocía, en la pista de baile nuestras miradas se cruzaron muchas veces, su cuerpo se movía de forma muy sensual, también bromeaba con su marido, la fiesta siguió, las benditas bebidas del agave resbalaban por las gargantas en la misma medida que los prejuicios salían de las mentes, el esposo de la hermosa mujer se percató de la forma en que yo veía a su esposa, de pronto después de decir salud con unos mezcales de sabores que bebíamos en ese momento, me dijo en voz alta frente a todos ¿te gusta mi esposa?

La pregunta me tomó por sorpresa, todos nos quedamos callados, ella también se quedó en silencio y sorprendida, después de unos segundos de incómodo silencio él soltó una carcajada y le dijo a ella que si quería bailar conmigo, yo aún estaba sorprendido, él me dio una palmada en la espalda y me animó a hacerlo, aún sin estar totalmente repuestos, ambos fuimos hacia la improvisada pista de baile, en la pista los dos mirábamos a su marido de vez en cuando, él nos observaba y levantaba el vaso para animarnos, poco a poco la tensión entre los dos desaparecía, en algunas piezas hubo la oportunidad de bajar mi mano a su cintura, de pegarla más a mi cuerpo para sentir el suyo, sus formidables curvas, poco a poco ella también fue perdiendo la timidez y sus brazos me sujetaban con mayor confianza, después de varias piezas regresamos con el grupo de personas, su marido nos miraba sonriendo, pero esta vez él la llevo a bailar, bailaron otras piezas más cuando estaban en la pista ambos volteaban hacia donde yo estaba, los animaba de igual forma levantando mi vaso, cuando se integraron de nuevo al grupo ella estaba sudando lucía mucho más sensual que al principio, su sonrisa más amplia, la respiración agitada hacía subir y bajar sus senos atrayendo mi mirada y la de muchos hombres, incluso mujeres, ya en confianza la invité a bailar nuevamente ella sonrió aceptando mi invitación, abrazados ahora con más confianza podía sentir sus grandes senos pegados a mi pecho, un bulto en mi entrepierna empezó a crecer, ella se percató, pero sonrió mirándome fijamente, de una manera excitante, una de mis manos bajo un poco más allá de su cintura atrayendo su cadera hacia mí, nuestras miradas estaban fijas, nuestros labios muy cercanos, de pronto ella reaccionó alejando su rostro del mío, volteando nerviosa hacia donde estaba su marido.

Él por su parte sonreía y levantaba su vaso, no sé si animándonos a continuar bailando o aprobando nuestro acercamiento, terminado la pieza volvimos a donde estaban los demás, ambos un poco inquietos, los invitados y parrilleros se empezaron a retirar, de pronto su esposo me dijo que continuáramos la fiesta en su casa, ante los últimos sucesos vi de reojo a la hermosa mujer y sin reflexionar mucho acepté, estar un poco más con ella valía la pena, en el camino a su casa nos subimos los tres en el asiento de una pickup, su esposo iba manejando ella en medio de los dos, se notaba nerviosa, yo también lo estaba (mi yo pensante me decía que era una estupidez salir así con dos perfectos desconocidos, mi yo irracional me decía que sería una aventura increíble), ella también lucía excitada, sus pezones se marcaban a través de la tela de su blusa, el rose de la piel caliente de su brazo con mi brazo y de su pierna con la mía me estaba prendiendo.

Entre el nerviosismo y una amena plática llegamos a su casa, al entrar con una palmada en la espalda me volvió a preguntar que si me gustaba su mujer, yo me limité a contestar que era muy guapa, tratando de cambiar de tema, ella por su parte le dijo que ya estaba ebrio, que no molestara, él le contestó que había visto como nos mirábamos y que hoy era su oportunidad para hacer realidad su fantasía, no sé si era el calor del ambiente, el efecto del mezcal, el baile, el viaje o todo en conjunto, pero justo cuando yo pensaba abandonar el lugar, ella dijo que "sí aceptaba", que esperaba que él no se arrepintiera después, yo no terminaba de salir de mi asombro cuando él me dijo “¿qué esperas que no la besas cabrón?” entre mi asombro y excitación escuché que ella le dijo que pusiera música y sirviera unos tragos, yo la veía absorto, había perdido por completo la timidez se mostraba dueña de la situación, me tomó de la mano, me jaló a un espacio amplio de su sala y empezamos a bailar, empezaba apenas a asimilar la situación cuando sentí sus deliciosos labios en los míos y su lengua entrando en mi boca.

Mi reacción fue inmediata al ver que su esposo sonreía con una charola de vasos en sus manos, así que ya sin pena ni inhibiciones respondí a las caricias de su lengua, la jalé también más hacia mi cuerpo para sentir esas deliciosas curvas calientes pegadas a mí, nuestras lenguas acariciaban cada rincón de la boca del otro, las manos empezaron a hacer lo suyo, las de ella una en mi espalda y otra bajando hacia mi erección, las mías una en sus fantásticos senos calientes y suaves, con los pezones duros, una voz nos sacó de nuestro juego, era su esposo olvidado por un instante, le había dicho "chúpasela, quiero ver cómo lo haces" sé que te encanta, cuando ella volteó a mirar su esposo yo empecé a besar su cuello, de inmediato pude percibir que eso le gustaba, mis manos empezaron a frotar sus dos maravillosas tetas, mientras ella bajaba el cierre de mi pantalón para sacar mi erecto falo, lo acariciaba primero con sus manos en lo que se ponía de rodillas para besarlo, lamerlo, meterlo en su boca lentamente al tiempo que las miradas de ella y su esposo se cruzaban, el brillo de la mirada de ella era intenso, cuando lo tuvo por completo dentro de su boca lo succionaba de arriba abajo de una manera exquisita, su lengua parecía enredarse y exprimirlo, así estuvo unos momentos antes de explotar en su boca, me separé para tomarla por la cintura y sentarla en una silla cercana a nosotros, desabroché su pantalón le quité las botas que llevaba puestas, para poder desnudarla de la cintura hacia abajo, una vez hecho lo anterior, la quité también la blusa y el bra, al quedar totalmente desnuda me detuve un poco a admirar su hermoso cuerpo, su sonrisa cachonda y mirada perversa eran una combinación muy excitante, me acerqué a ella, la tomé por el cabello para mover su cabeza y besarla, su lengua se movía de una forma maravillosa, fui bajando a su cuello, mis manos estaban en su tetas, conforme mis labios bajaron mis manos también, mi boca se entretuvo en esas grandes y ricas tetas, mis manos estaban en su vagina, ya estaba caliente y húmeda, abrí sus piernas, mis dedos entraron con facilidad, uno, dos finalmente tres dedos adentro se sentía cada vez más húmedo, mi boca estaba en sus senos suaves, grandes, redondos, calientes, besaba, lamía y mordía esos pezones duros, pero suaves, ella gemía, acariciaba mi espalda, mi pecho, mi cabeza, en un espasmo sentí como mis dedos se mojaron mucho, ella dejó salir un chorro de su rico néctar, yo seguí estimulando, ella dejó salir varios chorros más.

Mi boca fue bajando por su vientre, pasando por su ombligo hasta llegar a su chorreante vagina, mis labios se encontraron con los suyos que simulaban los pétalos de una flor, estaban mojados por ese rico y agridulce fluido, cuando mi lengua entró ella me tomo por la cabeza y empujaba como queriendo meterme todo dentro de ella, mi lengua entró y salió por un rato después se entretuvo con su hinchado clítoris al que empezó a estimular de suave a intenso, con una mano metía y sacaba mis dedos dentro de su vagina, el estímulo continuó por un tiempo hasta que sentí es rico jugo salpicar mi cara, mi barba escurría mi mano también ella me dijo “ya cógeme, méteme tu verga frente a mi marido”, en ese momento lo vi de reojo, tenía su pene de fuera estimulando un poco con su mano, él también dijo “cógetela, dale lo que pide”, así que en la posición que estaba tomé sus piernas las levanté e introduje mi falo erecto a punto de explotar, a cada embestida sus tetas se movían de manera hipnotizante el sonido de mis testículos chocando con la parte inferior de sus nalgas combinado con sus gemidos me excitaba, así como su mirada y sonrisa lasciva, la fuerza e intensidad del bombeo aumentaba, los gemidos y el choque de pieles era cada vez más rápido, más intenso, sus tetas se movían también más rápido, yo besaba y lamía sus pies y pantorrillas, de pronto ella en un grito me tomó por los hombros me clavó sus dedos y uñas, sentí como bañaba mi verga con sus tibios fluidos, era demasiado para mí, al mismo tiempo exploté dentro de ella, mezclando sus jugos con la leche de mi polla, sentía en mis manos sus piernas temblando cuando su esposo se acercó y le dijo “ahora sigo yo”.

La cargó y llevó a su habitación, me dijo “síguenos cabrón, te vas a perder lo mejor”, de inmediato los seguí, al llegar la depositó cuidadosamente sobre la cama y la ayudó a colocarse en cuatro, pude ver cómo le introducía su miembro erecto de un solo golpe, ella se estremeció y gimió, empezaron a moverse en perfecta sincronía, las tetas de ella se balanceaban maravillosamente, me acerqué a tocarlas, ella miraba mi pene medio flácido por la venida fenomenal de un momento antes, medio erecto por el espectáculo, le dije si lo quería mamar, no contestó, simplemente movió la cabeza afirmativamente, así que me acerque lo suficiente para que mi falo estuviera al alcance de su boca, su esposo y yo estábamos de frente ambos viendo como rebotaban sus redondas nalgas con cada embestida, yo sintiendo nuevamente su lengua alrededor de mi verga, su boca devorándola toda, metiendo y sacándola toda, con un grito ahogado por mi pene en su boca pude ver como tensaba su cuerpo y se venía una vez más mojando a su marido, él le dijo “así me gusta que verte escurrir”, en seguida él se separó y le dijo “ahora vas a sentir dos vergas adentro “dale por el culo” me dijo ella dijo “si los quiero a los dos adentro” me senté en la cama la acomodé a ella sobre mi erección dándome la espalda, en un movimiento debido a lo mojada que estaba y la saliva que me quedaba se clavó hasta el fondo de su culo mi verga, su apretado ano era como un guante en mi miembro, él se colocó delante, entre mis piernas y las de ella, fue también fácil que la penetrara una vez acomodado, ella gritó al tenernos a los dentro, poco a poco nos empezamos a mover primero con torpeza, pero tomando ritmo de inmediato, los dos nos movíamos de forma simultánea, ella permanecía inmóvil recibiendo los miembros de ambos en su cavidades, con una mano apretaba una de su tetas, con otra le daba nalgadas hasta enrojecer la zona, cambié de manos, ella gritaba y gemía cada vez más fuerte, los movimientos aumentaban de intensidad, el ritmo se aceleraba, su espalda estaba perlada de sudor, sus músculos se tensaron, la escuche gritar, su ano se apretó al redor de mi verga como queriendo exprimirla, sentí un pequeño y tibio chorro de sus jugos escurrir por mis huevos, grito “más, más, más, no paren” su esposo y yo arremetimos con más fuerza y velocidad, el chorro seguía, como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, los dos nos vaciamos al mismo tiempo dentro de ella yo en su culo y él en su vagina, quedamos los tres como desmayados en la cama.

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