Estaba trabajando para una compañía en Colombia, cuando me contactó una firma cazatalentos, con una interesante propuesta, pero incluía el moverme de país. Cuando pregunté el país, me dijeron, el cargo debe hacerse desde Guatemala. No conocía mucho de este país, solo de sus ruinas mayas y de ciudades llenas de historia como Antigua. En fin, después de haberlo hablado con mi familia, decidí aceptar.
Unos días antes de viajar me llegaron las instrucciones por parte del Departamento de Relaciones Laborales a mi correo electrónico: mudanza, apartamento, y, la más importante de este relato, el taxista.
Empaqué mis maletas, y empecé mi viaje desde Colombia hasta Guatemala. En el avión, revisé de nuevo la información del apartamento que me habían asignado, y las instrucciones para buscar al conductor.
Después de reclamar las maletas, me dirigí a la puerta de salida a buscar, según las instrucciones, el aviso de la compañía y encontrarme con Estuardo, quien, de acuerdo a las mismas, sería el taxista asignado. No fue muy difícil esta búsqueda, dado que encontré fácilmente el aviso y a Estuardo, quien muy amablemente me dijo "Señor, Jaime, mi compañero, estará asignado a llevarle a su apartamento, yo me tengo que quedar aquí a la espera de otra persona, pero lo que necesite, comuníquese conmigo". Debo confesar que me dio algo de molestia, pero amablemente le respondí, "claro, muchas gracias Estuardo, donde encuentro a Jaime". Me dio las instrucciones para encontrarlo en el parqueadero: "Lo encontrará en el nivel 2, es un Toyota Corolla blanco". Me dirigí al nivel 2, allí estaba esperándome Jaime "Señor, como está, déjeme le ayudo", agarró mis maletas y las acomodó en la parte posterior del auto. Yo me hice adelante, y emprendimos el camino hacia el apartamento. Jaime era un hombre como de 55 años de edad, canoso, con barriga, bigote y bien vestido, todo un señor.
En el camino empezamos a hablar sobre Guatemala, la ciudad y me empezó a contar sobre el sector en el cual se encontraba el apartamento. "Es uno de los mejores" dijo. Pasado un rato, la conversación se tornó un poco extraña: "Señor", me dijo Jaime, "cualquier cosa que necesite, me dice, por ejemplo", acto seguido me pasó su celular, "yo conozco algunos sitios donde se puede relajar y lo atienden bien, mírese esos videos". Agarré su celular y oh sorpresa, eran videos de striptease de hombres para hombres! me puse rojo, no sabía qué hacer, pero me daba pena ser rudo. Me quedé viendo los videos, y, me empezó a dar curiosidad. A esas alturas, mi miembro se empezó a colocar duro, y me tocó moverme en el asiento para acomodármelo y que no se notara mi erección, pero Jaime lo había notado. "Siga viendo hacia adelante, también hay fotos".
Siempre he sido de orientación heterosexual, aunque algunas veces me ha dado morbo lo gay pasivo. Algunas veces me había masturbado metiéndome los dedos, pepinos o cabos de cepillos por mi ano, y había tenido unos orgasmos enormes, de los cuales siempre me daba un poco de curiosidad el probar el miembro de otro hombre. En una sola ocasión lo intenté, con un escort, pero en la primera metida me dolió muchísimo, y nunca más lo volví a intentar.
Para ese momento, miré de reojo a Jaime, y tenía una erección visible que se veía encima de su pantalón, la cual, se la intentaba acomodar disimuladamente.
Llegamos a nuestro destino, un edificio muy elegante. Jaime se bajó, y por el espejo vi cómo se acomodó su miembro para que no notara su erección, yo hice lo mismo cuando él se fue a bajar las maletas. "Quiere que le ayude a subirlas, señor", me dijo. "Claro Jaime, muchas gracias", y empezamos a subir hacia el apartamento.
Toqué la puerta y estaba la señora que me debía entregar el apartamento. La señora me estaba entregando el inventario, mientras Jaime dejaba en la sala las maletas y se disponía a despedirse. "Cualquier cosa que necesite, ya sabe, tiene mi número", me dijo Jaime. "Jaime, creo que sí, hágame un favor", saqué 20 dólares del bolsillo y le dije, "si no está muy ocupado, podría comprarme unas cosas en el supermercado, y traérmelas". "Claro que sí, señor, con mucho gusto", me dijo, agarró el dinero y se fue con la lista que le hice. Mientras me quedé con la señora, recorrimos el apartamento y le firmé el inventario. La señora me entregó las llaves y se fue, yo agarré las maletas y las llevé al cuarto principal. El apartamento era muy bonito, elegante y con todo para tener una cómoda estadía.
A los 30 minutos volvió Jaime con la compra del supermercado, tocó el timbre de la puerta y siguió, dejando las bolsas del supermercado en la barra de la cocina. Jaime se disponía a irse y a despedirse cuando le dije "no terminé de ver las fotos y los videos, le importaría que los terminara de ver". "Para nada", dijo Jaime, me dio su celular y yo me senté en una silla de la sala. Jaime se sentó en el sillón. Había un silencio en donde solo se oía la música de los videos
Viendo el segundo video, mi erección era más que evidente… los videos pasaron de solo striptease a sexo explícito, y mi erección era dura a punto de reventar el pantalón, lo mismo que la de Jaime, a quien lo vi de reojo, que se tocaba por arriba del pantalón disimuladamente. "Señor, parece que algo necesita liberarse de su pantalón, si quiere no hay problema, somos señores serios" me dijo Jaime. Con esas palabras bajé la cremallera de mi pantalón y salió casi sin correr mi calzoncillo mi miembro por la cremallera, estaba húmedo… empecé a acariciarme la cabeza de mi miembro…
"Jaime, tranquilo, si quiere haga lo mismo", le dije. Pero en vez de bajarse la cremallera, Jaime se desabrochó la correa, abrió sus pantalones, los bajó a sus rodillas y dejó expuesto su miembro peludo erecto con su barriga expuesta… en donde empezó a pajearse lentamente, viéndome.
El cuarto video me cruzó los cables. Solté el celular a dedicarme a pajearme y meterme un dedo cuando vi a Jaime haciéndose una paja ensalivándose la cabeza de su miembro, quedando brillante y lubricada con su saliva y su precum. Sin pensarlo ni decirle nada, me desabroché mi cinturón, me bajé el pantalón quitándomelo, junto con mis calzoncillos, me puse en frente a Jaime, abrí mis piernas y, mientras me sentaba encima de él, dirigí su miembro a mis nalgas y a mi ano, y, como estaba ensalivado, se sentía rico y… que entraba la cabeza suavecito… hasta que me senté del todo de frente a él y empecé, apoyándome en el respaldar del sillón, a moverme hacia arriba y hacia abajo… nunca lo había hecho! parecía toda una puta! estaba re-excitado! se sentía tan bien!
Vea a Jaime gozar con cada metida… Jaime me agarró mi miembro y me lo empezaba a jalar haciéndome una paja, estaba tan excitado que duré muy poco y me vine… mi leche fue a dar a su barriga y una parte a su camisa, mi ano empezó a contraerse, y eso hizo que Jaime se viniera… sentí como su leche caliente empezó a invadirme… por primera vez había tenido sexo con otro hombre… y sin pensarlo mucho.
Jaime quedó extenuado, yo también. Esperé a que su miembro quedara flácido y la saqué con cuidado. Busqué pañitos húmedos (siempre los llevo en mi maleta de viaje) y le limpié donde había caído la leche en su camisa y su miembro, también limpié mis nalgas y mi ano… Jaime se subió el pantalón, me dio una nalgada y me dijo "lo que necesite señor, tiene mi teléfono" y se fue. Lástima fue la última vez que vi a Jaime, me dio mucho susto y pena llamarlo (me sentí culpable después), pero no fue la única aventura que tuve en Guatemala…