Y bueno, al otro día regresé a cuidarla y había demasiada tensión sexual en el ambiente, en cuanto sus padres salieron a trabajar me aseguré de que no iban a volver y fui con Rosita, me pare a un costado de ella haciendo que mi pene quedara muy cerca de su cara.
Y ella perdió su mirada en el bulto que estaba creciendo dentro de mis pantalones. Tomé una de sus manos y la puse sobre mi pene mientras buscaba su boca para besarla apasionadamente, sentí un rico apretón de su suave mano y se dispuso a desabrochar mi pantalón para poder tocarlo.
Mi pene salió de golpe frente a su cara y con su mano lo tomó firmemente para acercar su boca y comenzar a recorrer con sus labios desde el glande hasta la base y de regreso dándole un lento beso en la punta, beso que le permitió introducir la cabeza dentro de su boca.
Puse mi mano detrás de su cabeza y la hice introducirse todo mi pene dentro de su boca, pude sentir el calor de su garganta mientras cerraba fuerte sus ojos y la dejé así un momento para luego dejarla liberarse de mi pene y poder respirar mientras le pasaba mi pene a lo largo de sus labios y daba pequeños golpes con él sobre su cara.
Ambos estábamos disfrutando al máximo de la situación y comencé a tocar su vagina sobre su pantalón para posteriormente abrirme paso a su interior y meter mis dedos dentro de ella, esto excitaba más a Rosita y me la mamaba con más fuerza, era increíblemente adictivo ver como hacía desaparecer con tantas ganas mi pene dentro de su garganta mientras me veía a los ojos.
Me excite tanto que le avise que me iba a correr, así que Rosita recibió toda mi leche en su boca y yo no dejaba de dedearla, entonces me arrodille y con cuidado bajé su pantalón con todo y calzoncitos hasta sus tobillos y fui besando sus muslos desde las rodillas hasta llegar a su mojada vulva y comencé a mamarle el clítoris, Rosita estaba gozando súper rico, pasaba mi lengua suavemente sobre su vagina hasta su clítoris y de regreso, metía mi lengua y hacia círculos dentro de ella hasta que me agarró de la nuca y me acercó con fuerza hundiéndome en su sexo mientras estallaba en un rico clímax de placer.
Me quedé haciéndole caricias lentas con mi lengua hasta que poco a poco fue liberando su agarre de mi nuca, le subí el pantalón de nuevo y nos besamos mientras agradecimos el placer mutuo.
Próximamente la tercera parte.
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