Ya adaptados a los clubes de swing y a las boates de tipo infiernillo, donde estuvo desnuda y semidesnuda, y más aún… cogida, pasamos a la otra etapa:
La primera.
Fue en un los cines, donde habíamos tenido nuestros cachondeos iniciales, donde ya le había explorado la concha y el culo.
La primera vez a tres en un cine fue casual, después lo hicimos con esa intención muchas veces y desenvolvimos varias técnicas para provocar el juego, como la de que a veces ella entraba aparentemente sola (yo iba a alguna distancia, simulando ser un interesado en una cachondeadita fácil.
Ese primer día entramos de tarde, era una película medio densa, con poco público. Estábamos esperando el inicio cuando sentí una mirada, era un hombre sentado a unas 10 o 15 butacas de distancia, que nos veía insistentemente, sin disfrazar. Me extrañó, y decidí ver que pasaría. Sin dejar de verlo, entre beso y beso, como casualmente le subí la falda a arriba de la rodilla. El individuo cambió de postura y se acercó unos espacios.
¡Ahh, la cosa era por ahí! Y mi mente cochambrosa comenzó a pensar lo que podría ser. Sin decir nada, le subí la falda hasta la mitad de los muslos. El tipo ya no despegaba la mirada de las piernas de Elzita. Y ella impávida, parecía que no se daba cuenta de nada. Nos besamos, le coloqué una mano en los senos y la otra en los muslos con la falda casi hasta los calzones.
Cuando se apagaron las luces, dejé pasar unos minutos hasta estar adaptados y le desabotoné la blusa metiendo una mano por los senos, la otra se la metí entre las piernas, sobre la chucha. El tipo se pasó al asiento junto a ella, viéndola descaradamente. Pero sin tocarla todavía.
Le di el pase final al abrirle la blusa mostrando que estaba sin brassiere y cambiar mi mano a la otra chiche, dejándole libre la del lado derecho. Él lo entendió perfectamente, y confirmando que no habría oposición, la acarició, subiendo lentamente por los muslos.
Después ella me contó:
-Estaba distraída y no me di cuenta del tipo hasta que se sentó junto. Primero colocó su rodilla tocándome y moviéndola suavemente. Como no me moví, sentí la mano acariciándomela rodilla.
-Estando así, abrí las piernas dándole a entender que podía cachondearme. Lo entendió y comenzó a subir por los muslos… mmmhhh… ¡Que sabroso! Y con la otra me acariciaba un pecho… Era algo diferente, tenía cuatro manos alisándome, y repartidas, dos por las piernas, encaminándose a la raja y dos por la pechuga. ¡Riiiico! No hablaba, pero facilitaba todo, me deslicé hacia el frente de la butaca y abrí las piernas.
-Poco después, cuando llegaron los dos a la buchaca, me subí la falda hasta la cintura y me bajé los calzones, saboreando los dedos metidos. Estaba tan caliente que tuve mi primer orgasmo casi en seguida, me vine y me vine…
-Sin perder el ritmo, y como puestos de acuerdo, me colocaron una verga en cada mano. Estaban duras, duras. Sentí unas ganas de bajarme a mamarlos…
Nos la estábamos dividiendo fraternalmente. En algún momento comencé a bajarle los calzones. Ella lo entendió y colaboró, así como el tipo; a seis manos salieron rapidito. Se hizo hacia adelante para poder abrir mejor las piernas, subió la falda hasta la cintura y se abrió completamente la blusa.
¡Se veía linda! ¡putísima! Reclinada enseñando el mechudo y las chichitas… dedeada abiertamente, sin dudar agarró una verga en cada mano, tejiendo unas bellas chaquetas.
La segunda
La segunda situación fue para saber si podría ser puta de oportunidad. Ya sabíamos que podía ser puta, de eso ya no teníamos dudas, pero de oportunidad… y sola… fue lo que decidimos descubrir. Estaba viajando sola, y combinamos que hiciera escala en una ciudad que ya conocíamos. Llegó de tarde se instaló en un hotel en la playa, descansó, se arregló y saliendo se sentó en el restaurante-bar de la calzada.
No tardaron mucho en notarla como una mujer sola y arreglada, que podría estar disponible, claramente no era una puta de calle. Unos chilenos comenzaron a hacerle plática, era su primera vez ahí y no conocían la ciudad. Ella les contó de varios lugares interesantes y condujo hábilmente la plática para sugerirles ir a alguno de “los nuestros” de aquellos en que sabíamos como eran y nos sentíamos a gusto. Y que eran súper cachondos.
Después de varios tragos, los chilenos mordieron el anzuelo y le pidieron que los guiara. Por supuesto que ella aceptó y fueron a una calle donde había varios, escogió nuestro favorito, el Baccarat.
Ya sentados, ellos estaban deslumbrados, había mujeres semi-desnudas, algunas mamando en los asientos, otras siendo cogidas en diversas posiciones, abrían los ojos mirando para todos los lugares. Pidieron bebidas, uno comenzó a pasarle la mano por las piernas, el otro observando y como ella se quedó quieta, el primero la abrazó y besó. El segundo la manoseaba. En pocos minutos ya no había límites, era el mayor manoseadero de los tres. Y ellos se convencieron de que no había controles en el local.
-Mira aquella, ¡Está encuerada! ¡Y esa otra está mamando! Y a aquella ¿Se la están metiendo por el culo? No… no… es por la cona…
Pronto los dos estaban con las vergas de fuera, ella acariciándolas y sin la blusa, con todo a la disposición. No tardaron en quitarle la falda dejándola solo de pantaletas medio bajadas. Que salieron e seguida.
Y ya así, lo siguiente fue meterle los pepinos, uno después del otro. Con el primero se sentó de espaldas en él, que la apoyaba moviéndola de las nalgas. El otro prefirió follarla desde atrás, inclinada sobre la mesita. Nadie se importaba, no era los únicos. Me contó después
-Estaban distraídos, deslumbrados… los tenía pendejos el ambiente, y yo estaba cada vez más caliente, para animarlos, les saqué las pollas, no eran excepcionales, pero eran buenas, se las movía en cuanto me acariciaban la raja y chupaban los pechos.
-En algún momento decidí que era hora de dar y me monté en uno de ellos, arrodillada acomodándome el pepino hasta el fondo de la cona. Sintiéndolo bien adentro, me moví hasta venirnos. Sentía las manos del otro por las nalgas.
-¡Ah que puta estaba siendo! ¡Divino…!
-Descansamos un poco y me coloqué de pie inclinada para que el otro me cogiera agarrándome del culo, el primero me acariciaba las tetitas balanceándose…
Manteniendo el ambiente durante el show (sexo al vivo, tres parejas cogiendo y después dos mujeres en pelea de arañas) Elzita solamente se había puesto los calzoncitos yendo al baño así para enseñarles a los pendejos lo buena que estaba, provocando y facilitando la cachondeada.
Suficiente para que se la cogieran de nuevo. Bueno, uno de ellos, al otro le mamó la pija. Con eso, los tres se consideraron servidos y regresaron al hotel.
Ella pidió su llave, pero se fue al cuarto de ellos, tenía ganas de más verga, en lo que fue atendida de inmediato por uno.
Llegando el tipo entró al baño y ella para esperarlo, se desnudó y lo esperó en la cama acostada de piernas abiertas y rodillas levantadas. Claro que en cuanto la vio, se le levantó el palo de nuevo y se fue directo a montarla. Cuando estaban jodiendo, Elzita levantó el teléfono y marcó un número. Él sorprendido se medio paró, sin entender lo que pasaba. Pero cuando entendió quien era, pareció que le estaban poniendo banderillas, comenzó a moverse como loco. Fue algo como esto:
-Hola amor! Estoy en Rio, como programamos, mañana sigo el viaje. Si, llego como a medio día… Cariño, estoy encuerada en el cuarto de Paco… en la cama… no, no lo conoces… amorcito… es paco-germe mejor cariño… me está metiendo la reata… si cariño… me está cogiendo, él y un amigo me han estado jodiendo hace horas… tu mujercita ha sido su puta cariño… si, los conocí en el bar del hotel y los llevé al Baccarat. Y ahí me la metieron primero… si… como otras veces, en público cariño… estuve encuerada, me metieron las varas y los mamé… buenas picas cariño, buenas picas…
Te comunico que tienes una putiesposita muy caliente y muy puta…