Primero que nada, les agradezco que se tomen el tiempo de leer este que es mi primer relato. Soy nuevo en esto y por lo mismo quizás mi redacción no sea la mejor, pero espero ir mejorando con el tiempo ya que tengo muchas cosas que contarles.
Comenzaré por presentarnos, mi nombre es Manuel y soy un hombre de 28 años, piel morena, mido 1.78 y tengo una complexión media, ni gordo ni flaco. No me considero dotado, más bien siento que estoy en el promedio (16-17 cm).
Mi esposa se llama Carla, tiene 28 años, piel blanca y suave, ojos azules, cabello negro, tetas algo pequeñas y unas nalgas muy acorde a su estatura (1.55).
Me gusta decir que somos una pareja muy abierta sexualmente hablando, pero esto no siempre fue así, ya que tuvimos que pasar por algunas cosas que al principio fueron difíciles, pero terminaron por fortalecer nuestra relación.
Somos de la ciudad de México y afortunadamente tenemos una casa propia debido a que mi esposa la recibió de herencia por parte de su abuela paterna. Y casi olvido mencionar que por razones de testamento mi cuñada vive con nosotros.
Ella se llama Pamela, es de la misma complexión física que mi esposa solamente que tiene nalgas más grandes y su piel es de un tono canela y con ojos de un tono café claro, además es 6 años menor que nosotros.
En fin, creo que comenzaré por decirles que tengo una gran debilidad por la ropa interior femenina una vez que ya está usada, me encanta inhalar el aroma de las prendas y más cuando están frescas, también tengo un fetiche por los pies femeninos que me inculcó mi esposa ya que a ella le gusta ser dominante la mayoría del tiempo.
El sexo siempre ha sido maravilloso, pero llegó un tiempo en el que Carla comenzó a perder cierto interés, ya no me hacía caso en las noches a pesar de que se seguía vistiendo de manera provocativa. Muchas noches comencé a desvelarme en la cocina mientras ella estaba en la recamara "dormida". En varias de esas ocasiones me encontraba a mi cuñada que iba llegando de fiesta, en un muy mal estado, en muchas ocasiones termine llevándola así recámara que estaba junto a la nuestra y debo admitir que durante el tiempo que mi esposa no me había caso sentía la tentación de aprovechar el estado de mi cuñada para satisfacerme aunque siempre me arrepentía al último momento ya que pensaba en las consecuencias que eso podría traerme.
En una de las últimas veces que tuve que subir a mi cuñada, al pasar frente a nuestra puerta escuché que Carla estaba gimiendo muy bajo, pero era inevitable que se alcanzara a escuchar a través de la puerta y de la pared que separaba las dos habitaciones. No quise entrar a ver qué ocurría, preferí llevar a mi cuñada a su recamara y alistarla para dormir.
Me sorprendió el hecho de que a pesar de que mi esposa estaba intentando reprimir sus gemidos, se alcanzaba a escuchar perfectamente del otro lado, por lo que me quede pensando en que cuando teníamos nuestras sesiones de sexo, mi cuñada perfectamente podría escuchar todo. No me dio tiempo de nada porque Pamela confirmó lo que sospechaba.
P- Todas las noches los escucho
M- Discúlpame, de verdad no sabía que todo el ruido se escuchaba de este lado
P- No te disculpes, es bastante entretenido escucharlos. Me ayuda a cansarme para dormir jaja
Dicho esto comenzó a tocarse por debajo de la falda.
M- No digas eso, estás tomada eso es lo que pasa
P- No, me gusta escucharlos. Incluso llego a sentir envidia de mi hermana
Se acercó a mi y me dio un tierno beso en los labios para después desplomarse en la cama y quedarse profundamente dormida.
En ese momento volvió a mi ese impulso de aprovechar la situación, pensé que posiblemente no tendría otra oportunidad así y me decidí a seguir mi instinto. Suavemente le quité la blusa que llevaba puesta, para mi sorpresa no llevaba puesto brasier, me quedé unos instantes mirando esos pequeños pero firmes pechos. Eran hermosos y no pude resistir acercarme a olerlos y besarlos. Mi verga en ese momento estaba a punto de reventar de la excitación.
Luego procedí a quitarle la falda dejando ver una tanga negra muy delgada que cubría su seco aparentemente recién depilado pues no encontré rastro de vello, comencé a tocarme por encima del pantalón y a reconsiderar lo que estaba haciendo pero me di cuenta que ya no había vuelta atrás, los gemidos de mi esposa se hicieron más fuertes, lo que me excitó más, saber que mi esposa estaba en la habitación de junto, mientras yo estaba excitándome con el cuerpo de su hermana.
Rápidamente me olvide de las posibles consecuencias y me decidí a saciar mis deseos con mi cuñada. Le retire la tanga y noté que su sexo ya estaba bastante húmedo y la pequeña tela que tenía en mis manos estaba empapada de sus jugos. No resistí más y comencé a inhalar el aroma de su ropa interior. Era completamente embriagante, no encuentro la manera de describir tan delicioso aroma, sentía que el bulto en mi pantalón iba a reventar, el aroma de mi cuñada me excitaba mucho más que el de cualquier otra mujer con la que haya estado, incluyendo a mi esposa.
Por un momento pensé en lamer la mancha de los fluidos que Pamela había dejado en su ropa interior pero no podía quedarme con las ganas de probarlo directamente de su sexo. Primero comencé a acomodarla bien en la cama y le retire las zapatillas que llevaba puestas, fue la primera ocasión que vi a detalle los pequeños pies de mi cuñada (talla 2.5 como los de mi esposa) y me encantaron desde el primer momento.
Acerque mi cara para percibir su aroma y me asombro descubrir que también era delicioso, una mezcla muy ligera del sudor por la distancia que caminó pero también dulce como el de su entrepierna, me sentía en el cielo… No podía creer lo rico de su aroma, no aguante mas y me decidí a lamer la planta de su pie mientras me sacaba la verga del pantalón y comenzaba a masturbarme. Su sabor era igual de delicioso que su aroma, no podía creer que tuve ese manjar en mi casa y no me di cuenta antes.
Baje su pie y acerque mi cara a su entrepierna, el olor de su sexo era delicioso y más su sabor cuando por fin me decidí a pasar mi lengua entre sus húmedos labios, escuché un ligero gemido salir de su boca pero no me preocupé ya que los gemidos de mi esposa en la otra habitación ocultaban cualquier ligero ruido que saliera de la se mi cuñada.
A partir de ese momento me volví adicto al olor y sabor de mi cuñada, me obsesione con su figura y no iba a poder sacármela de la cabeza.
Me levanté y tome la ropa interior que llevaba puesta, la acerque a mi nariz para olerla mientras la observaba desnuda acostada frente a mi y comencé a masturbarme más rápido hasta que sentí que ya no podía más. Baje su tanga y solté toda mi leche en ese pequeño pedazo de tela que quedó empapado.
Levante ligeramente sus piernas y se la volví a colocar, la arrope y salí sigilosamente de su cuarto.
Me percaté que no se escuchaba ningún ruido en mi habitación y decidí entrar, mi esposa estaba profundamente dormida y la moví un poco para asegurarme. Al ver que no reaccionó tome su celular para ver si había grabado algo de lo que hizo ya que el hecho de escucharla me había calentado. Para mi sorpresa al desbloquear su celular lo primero que vi fue una conversación caliente con uno de sus ex que tenía agregado en Facebook.
Había registros de video llamadas y fotografías de los dos masturbándose y diciéndose cosas que querían hacerse mutuamente. Vi que él iba a estar en la ciudad en un par de meses y ya estaban poniéndose de acuerdo para verse.
En ese momento sentí mucho coraje pero también mucha excitación, no pude evitar que mi verga volviera a levantarse después de todo lo que vi y lo que leí. Lo que si me quedaba claro es que eso no se iba a quedar así…