back to top
InicioHeteroCon Kim en la playa liberal

Con Kim en la playa liberal
C

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.
Tiempo de lectura: 8 minutos

La bella y atractiva Kim lleva a su amante Chris a una particular playa nudista. Chris descubrirá en esta visita veraniega hasta dónde es capaz de llegar ella en su libertinaje.

__________

“La playa liberal”, según Kim no era una como cualquier otra, se debían de respetar ciertos protocolos de los cuales le hablaría más adelante.

—¡Mirá qué hermosa plasha! —dice majestuosa.

La mayoría de las personas echaban un vistazo a los recién llegados, algunos de manera discreta, otros no.

—Vení. —Le rodea con los brazos para besarlo.

Chris, con sus manos aferradas a su cintura, le corresponde y sus lenguas no tardan en ponerse a bailar.

—Mmm, ¿y ese beso? —pregunta.

—Es para que todos los que están mirando nos ubiquen como novios.

—¿Novios?, ¿ahora somos novios?

Ella sólo le guiña un ojo, toman sus cosas y se ubican en un sitio. Acomodan las esterillas, las sombrillas, la conservadora con bebidas frías. También estaban los productos de rigor para el cuidado de la piel, eran las cinco de la tarde, un horario en la región ideal para estar bajo el sol.

A Chris le sorprendió el comentario de Kim sobre eso de ser “novios”, porque no sabía exactamente cómo catalogar su relación, lo más cercano sería de follamigos. Él quiere intentar algo más serio. Piensa que ella es como un “pasaje de ida a la lujuria”, alguien que se pasea juguetonamente por los pasillos del sexo, experimentada, conocedora del camino más placentero para sí misma, pero sin descuidar jamás la cautela. Con una mujer así podría ser increíble todo lo que aprendería sobre la materia. Cuando le pidió contemplación sobre el tema, ella le respondió:

—No creo que te agrade ser mi novio, no tenés ese “perfil” que busco.

—No entiendo. ¿Por qué no intentas, aunque sea, ponerme a prueba?

Se había quedado pensativa y luego le propuso la visita a esta particular playa. Chris no sospechaba, ni se enteraba, del carácter críptico que tendría el viaje, comprendía su estilo de vida liberal y no tenía problemas con ello, pero la realidad es que estaba lejos de entender a lo que ella se refería con lo de “perfil”. Kim deseaba que él, luego de la experiencia en la playa, pudiera elucubrar algo.

La dama estaba contenta con su nueva compañía, Chris le parecía un chico agradable, guapo, un boy toy. Es además respetuoso y se dejaba llevar por sus juegos más ligeros. Se nota que el acompañamiento femenino le es habitual. En una ocasión pudo conocer a la chica con la que antes estaba, y le había resultado muy bonita. Sentía que seguían enamorados pero, por algún motivo (Kim intuía que debía ser de índole sexual), se habían dado un tiempo. Con respecto al sexo, Kim se dio cuenta enseguida que le falta práctica para llevar a cabo de manera óptima un rol activo o dominante. Deducía que tal vez Chris, en su adolescencia, por lo carilindo que es y su actitud un tanto pasiva, las chicas se le tiraban encima y le hacían lo que querían, quedando así a disposición de ellas. De todas maneras, se notaba que quería mejorar, y eso le parecía tierno pero no estaba para hacer de entrenadora.

—Voy a tomar sol un ratito. ¿Me pasás el bronceador? —dijo ella.

Le buscó el producto, ella cuidaba mucho de su tersa piel; antes de venir se había puesto otra crema. Con el pote en mano, se puso a observar con detalle como se desnudaba la atractiva mujer, quitándose lentamente el brazilian boyshort color negro, y la parte superior de la bikini roja. La brisa hacía revolotear su rubio y lacio cabello. Su cuerpo es escultural, una obra de arte. Se acostó boca abajo, con sus brazos como almohada, y le dijo:

—Ponéme por todo el cuerpo. Tiene que ser rápido.

—¿Por?

—Porque así dicen las instrucciones, especialmente por la cola.

Chris sonrió, no faltaban con ella las bromas con connotación sexual. Luego del ritual, se acostó a su lado para charlar.

—Coméntame: ¿qué tiene de especial esta playa que tuvimos que dejar los móviles en la entrada?

Por normativa de la estancia, todos los que ingresaban a la playa, de carácter privado, debían de dejar móviles y cámaras fotográficas en un casillero con seguro.

—¿Qué te parece? —le responde.

—Pues… De seguro para que ningún gilipollin fotografíe a las tías en tetas. —Ella asiente—. Se ve que se lo toman bien a serio. —Observó a los guardavidas, quienes también ejercían de seguratas, haciendo sus rondas.

—Te comento bebé, en esta playa se puede coger también.

—Uff

—Si, te explico: la playa está dividida en zonas, a la derecha está la parte de playa nudista normal, y a la izquierda está la “zona de sexo”, ahí van las parejas, o grupos, para garchar tranquilos separados del resto.

—Madre mía, joder con la playa liberal, eh.

—Si, está re bueno. A veces graban porno acá.

—¿De verdad?, ¿y ahora grabarán una? —comentó en broma.

—Nono, te avisan en la entrada y por todos lados si eso pasa.

—Uy, ¿y tú fuiste alguna vez a ver cómo es?

—¡No!, ni en pedo. No quiero saber nada yo de eso, ni arrimarme siquiera. No quiero saber nada de que me graben, me saquen fotos, ni nada. Está bien que soy loca pero tampoco para tanto. Por eso me gusta acá, puedo tomar sol desnuda, tranquila de que ningún pajero me saque fotos con el celular.

—¿Y cómo diste con un lugar así?

—Yo conozco al dueño, es amigo mío.

—¿Cuándo dices “amigo” te refieres a un amigo de verdad, o a un amante?

Ella no le contesta, sólo sonríe y continúa diciendo:

—Solemos venir con mis amigas, a veces para despedidas de soltera. Viene gente muy linda, con altos cuerpos. Acá se coge seguro.

—Comprendo, se viene de marcha.

—Ahora está tranqui, pero vas a ver dentro de un rato cuando empiece a caer más gente.

Chris sabía que Kim es empresaria y solía ir de vacaciones con amigas y tal, pero no comprendía con qué contactos hay que dar para localizar lugares como estos. Ella se incorporó y miró su reloj, luego echó un vistazo alrededor.

—¿Buscas a alguien? —preguntó él temiendo que ella haya invitado a alguien más a la fiesta.

—No…

Ambos se sientan, mirando al mar. Él se queda embobado unos instantes viéndole los pechos, justo el tiempo suficiente para que ella le pescara.

—¿Te gustan?, dentro de un rato las vas a ver rebotar.

—Opa.

—La idea es que te saques la ropa también vos —le recuerda acariciándole la cara interna del muslo.

—Así que venías con tus amigas aquí, eh —Intentó eludir el tema.

Ella se ríe, sabía que se estaba haciendo el tonto.

—Si, y te comento que más de una acá habrá quedado preñada.

—¡Madre mía!

Kim se levantó, le dijo que iba a darse un rápido chapuzón y luego regresaría. Él la observó con atención todo el trayecto. Notó que había también otras chicas atractivas en la zona, acompañadas por chicos fitness, pero de todas maneras su atención estaba en ella.

—¡Qué cuerpazo te traes! —expresó Chris con auténtica fascinación cuando regresó.

—¿Te seguís sorprendiendo de mí físico vos? Digo, ya cogimos varias veces.

—Es que eres para jamás dejar de sorprenderse.

—Ay, pero qué romántico.

Ambos ríen y ella le acaricia unos momentos su cabello rubio y corto, despeinando en el proceso el copete ladeado. Se vuelve a poner la bikini.

—¿Hey? —reclama él.

—Hasta que no te saqués vos…

Se quedó de pie, con los brazos en forma de jarra, mirando alrededor.

—¿Buscas a alguien? —repite.

—¿Estás celoso? —insinúa jocosa. —¿Te molesta que mire los chicos lindos que hay?

—Pff —se mofó con aires—, ¿dónde?, puro maromo veo yo.

—Ahí, mirá. —le señala en la distancia a un chico que pasaba—. Mirá esos abdominales bien marcados.

—Pero es feo de cara.

—¿Y aquel otro? —señala a un segundo en las cercanías que se estaba desvistiendo—. ¿Con ese culito lindo?

—No, muy peludo.

—Aish, vos también más delicado… —Ella continúa buscando. Le señala a uno que salía del mar—. ¡Ahí está!, de ese no me podes decir nada, lindo, buen físico y con tremenda garcha colgando.

—De tan grande que la tiene de seguro no se le pone dura.

—¿Querés apostar? —sugiere con picardía.

Él se le queda mirando unos momentos.

—No, no me interesa, estoy mirando a la chica que va allá, solita, al agua. —dice para intentar competir.

—Ah mirá… —se vuelve a sentar a su lado—. Esa es una cosa que se me pasó decirte. Acá en el medio donde estamos, que sería digamos como una zona neutral, hay ciertos códigos. Son como señales: si una chica va al agua sola y se queda ahí tonteando, es una señal para que se le acerquen los “tiburones”. Si ella no quiere que nadie la moleste, va con el novio, o marido, o toque, guampa, lo que sea, hay de todo acá. Ese de allá debe ser el marido.

—Te conoces todo, eh.

—Sii —dice experta—, este lugar es vip, acá para entrar tenés que ser conocido o invitado de alguien de la casa, sino no entrás.

—Oh wow.

—¿Viste?, te traigo a lugares exclusivos yo.

—Sos una genia —le responde imitando su acento.

—Mirá, fijate —le señala la escena, un tipo se le acercaba a la chica—, uno piensa que los varones se van desnudos al agua para sentir la experiencia del mar y eso, pero no, es para apoyarle el paquete. Ahí se quedan coqueteando un rato y si hubo buena onda, se van a la zona de coger.

—¿Y qué, le deja al marido ahí tirado? —Ella asiente—. Uff, yo no sé si dejaría que se alejen, preferiría que se quedaran cerca.

—¿De verdad, Chris? —le dice algo seria—. Porque eso de irse a la zona se hace para que el marido no se sienta humillado porque su mujer está cogiendo con otros, en frente suyo.

—Ahmm, bueno no sé el tío ese, pero yo no confío tanto en que todos los tíos aquí tengan códigos, alguno puede llegar a descontrolarse y tal… no sé.

Kim se quedó algo pensativa, el futuro con Chris lo sentía algo incierto, y sólo podía especular cómo él se tomaría sus gustos más profundos… debía de averiguarlo.

—Okey, vamos a ver qué tan bueno sos: me voy a ir solita un rato a la zona de los tiburones y después vuelvo. Acordate que los demás piensan que somos novios.

—Para mí es un deleite verte dar falsas ilusiones a esos tíos.

—Okey, ya vuelvo.

—¿Y si voy contigo?

—No, yo quiero saber si cumplís con tu palabra.

No le dio tiempo de apelar, se fue con prisa al mar. ¡Joder!, Chris no sabía qué fue lo que ella entendió de sus palabras, pero algo le decía que las cosas se iban a poner cachondas. No le gustaba la idea de que se alejara. En otras ocasiones, había pasado que ella se “desaparecía” con unos camaradas y, como no son novios, no podía exigirle que se quedara con él. Le hacía recordar a esos amigos mujeriegos que, en las discotecas, se iban con la primera que encontraban, dejándolo a uno solo; por ello es que le había dicho aquella chapuza.

La observaba con atención. Cuando llegó a la orilla un tío que pasaba le saludó. Antes de alejarse, pareciera ser que le había hecho un cumplido por sus pechos, porque ella los bambolea encantada. Se sumerge hasta la altura del ombligo y voltea a verlo. Un tío, el primer tiburón, se le aparece por detrás y le hace unos toquecitos en el hombro. Ella se gira y comienza a charlar con aquel colega. Chris pensó que éste también le habría alabado los pechos porque, al cabo de un rato, se podía intuir que se los estaba tocando. Otro tiburón se acerca y se posiciona detrás de ella. Unos instantes después se suma otro. Los dos últimos en llegar formaban un “muro” entre Chris y ella.

Le inquietaba no poder ver lo que pasaba en esa reunión, estuvo tentado a acercarse, hasta que uno de los tiburones se marchó, dejando espacio para verla. Se encontraba charlando con el que se posicionó de espaldas a Chris, y con el primer tiburón pegado a su retaguardia, abrazando su cintura. Era notorio el flirteo que se estaba llevando a cabo entre los tres..

Tiempo después se separaron. Ella vuelve sola. Los otros dos se quedaron rezagados, aprovechando para verle el trasero. Luego se marcharon.

Se acerca con una sonrisita. Chris no sabía qué es lo que iba a pasar a continuación.

—Te dije que te saques el short, que para eso estamos en una playa nudista —le dice Kim. Se le tira encima para quitárselo.

—Vale, vale, pero… ¿en qué habéis quedado con esos tíos?

Mirándose mutuamente, ambos de ojos verdes, le responde con un tono perverso:

—Ahora, dentro de un ratito, vienen para acá.

—Shit.

—Les dije que estoy con mi “novio”, y los invité. ¿No era eso lo que querías?

—Que estés conmigo, sí.

Consiguió, a las fuerzas, quitarle el pantalón. Se quedó encima suyo, jugueteando, hasta que ella ve, por detrás de él, que se acercan los otros. Ambos tíos estaban completamente desnudos. Uno de ellos tenía el físico trabajado, con unas facciones bien marcadas. El otro era delgado, no muy fibroso pero bastante guapo.

—Chris, te presento a mis “amigos” —acentuó—, Iván y Juan… Y sus amiguitos ahí colgados se llaman Thor y Grey.

Se ríen los colegas de la coña y realizan los formales saludos de rigor. Se pusieron a charlar pero seguían de pie.

A Kim se le iba la vista cada tanto hacia sus miembros.

—Chicos, me encantan cómo se ven desde este ángulo, pero se me sientan por favor —su tono se notaba algo agitado.

Los colegas sonrieron y se sentaron en ronda. Eran majos, muy caballerosos y galanes. Chris sospechaba de que no se trataban de chicos random, probablemente ella lo había armado todo, le creía capaz de ello, de seguro eran conocidos suyos.

Uno de ellos, el tal Iván, le dijo a la dama:

—Te pregunto, con todo respeto, ¿Vos venís a la playa nudista para estar vestida? Porque todos acá estamos en bolas.

—Ay mi amor —responde mirando a Chris—, quieren ver mi culo —luego se ríe de su acting.

De pie, en medio de la ronda, procede a quitarse la parte inferior del bikini, moviéndose como en un striptease. Ya sin ellos, mueve sensual su trasero para sus invitados, yendo de la cara de uno al otro.

—Vieron qué culazo —dice inclinada, con las manos apoyadas en las rodillas—, bien durito —y prosigue a palmearse un glúteo.

—¿No será operado? —le pregunta el tal Juan, más por coña que por otra cosa.

Ella finge que está ofendida por el comentario.

—¡Agh, par favaar! —Apoya el dorso de la mano en la frente—. Es cien por ciento herencia y mucho trabajo. Se los puedo demostrar: vamos, toquen…

Los dos colegas, ni cortos ni perezosos, comenzaron a acariciar y apretar sus nalgas. Ella se estaba excitando, mordía su labio inferior y la respiración se le entrecortaba.

—Si, bien durito está esto —dijo uno.

—Todo en su lugar, firme y natural —culminó Iván, el otro.

Ambos dejan de toquetear a la dama tras sus apreciaciones. Ella se sienta arrodillada frente a ellos, dejando descansar sus turgentes glúteos sobre sus talones. Chris la podía apreciar de lado.

Kim también echaba un vistazo a la entrepierna de Chris. Pudo notar, algo disgustada, que, tras la escena, no se encontraba del todo erguido. Miró luego los penes de sus invitados, y dijo:

—¿Vieron?, bien durita está mi cola… como sus vergas. —Los colegas se abren de piernas para mostrar, aún más, sus firmes erecciones. Ella le echa una mirada insinuadora a Chris y luego pregunta—. ¿Cómo hacen para mantener todo eso así de duro?

—Con mucho ejercicio —dice Iván.

—¿Esto? —continúa Juan agarrándose el pene—, esto se mantiene así con una dieta a base de chicas lindas, con un culo bien durito… como el tuyo.

—¡Ahh, qué casualidad! —Kim actúa cara de sorpresa—. ¿Escuchaste amor? Yo también me mantengo a base de ejercicio.

—¿Ah sí, cuál? —inquiere Iván.

—Sentadillas en pijas duras, como las de ustedes —esclarece con actitud desafiante.

—Y bueno… Hay que mantenerlas firmes entonces.

El otro colega se empieza a poner de pie.

—Mi amor ¿nos disculpás? —pide con cachondez a Chris— Vamos a hacer ejercicio…

FIN

Por Dany Campbell

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.