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El Contratista
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Tiempo de lectura: 8 minutos

La mañana lluviosa y el tráfico como era de esperar, nadie ni nada cooperaba con la situación.  Miami y su gente, los claxon, las personas conduciendo súper mal y metiéndose delante sin intermitente, Javier se había quedado a dormir en casa de una chica, al menos eso fue lo que me dijo. Y la dosis de café que me había tomado no era suficiente para satisfacer mis necesidades de la mañana.

El Palmetto lucia como siempre variadas escenas, construcción a medio hacer, agua lodosa resbalando por una ladera y dos autos colisionados en uno de los carriles. Yo conducía hasta la salida siguiente para buscar un lugar urgente y tomarme un cortadito, también para evitar el tráfico que ya me estaba poniendo impaciente, total que de esa escena a la de los semáforos por debajo no había mucha diferencia, pero el cortadito no estaba disponible en medio de la autopista más famosa de Miami Dade. Era la única conexión “rápida” de Norte a Sur conocida por todos al menos en el año 2000 y llevaba como 5 años en reparaciones. Mas que una autopista era una misión suicida cada vez que te montabas en susodicha carretera para viajar.

Perdón y me presento.

Soy Yovany y tengo 26 años, si, soy el amigo de Javier. El que lo inició en eso de la bisexualidad. Desde muy joven he tenido relaciones con mujeres y hombres. Me gustan los dos por igual. Soy de pelo como dicen aquí rubio sucio pero con las puntas amarillas por el intenso sol de Miami, la playa y las piscinas Tengo el cuerpo atlético de lucha libre desde mi niñez. Luego de cruzar el estrecho de la florida y ubicarme en Miami, aquí solo corro y hago ejercicios para mantenerme en forma. Ojos verdes y sonrisa amplia aunque mi boca es más bien pequeña con labios sobre lo grueso. Tengo buen pegue con gente de ambos sexos. Buen culito empinado propio del deporte que siempre he practicado, y un miembro del cual ni mujeres ni hombres se han quejado nunca. Son cerca de 8 pulgadas aquí en américa, prepucio cubierto pero que se desliza fácilmente dejando ver mi rosado glande, testículos reducidos y proporcionados. Ya no me afeito el cuerpo, me da pereza así que mi vello es también como el color de mi pelo incluso más amarillo pronunciado un poco en mi pecho y mis piernas. Miami y su sol siempre amistoso le dan un toque como dorado a todo mi cuerpo que siempre lo agradece.

Por fin me salí y busqué un lugar. Una rubia despampanante me salió a la ventanilla. Cinturita de avispa y tetas prominentes, atrapadas en una prenda dos tallas más estrecha ¿Qué quieres mi amor? Preguntó con voz sensual; Se arregló los senos descaradamente y volteó a un señor como de setenta años para decirle también con la misma voz sensual: Papi tu sándwich está casi listo deja ver si encuentro una caja para ponértelo, acto seguido se volteó doblándose hacia adelante pero de espaldas hacia nosotros de la forma más descarada dejando ver ante la mirada morbosa de aquel señor unas nalgas súper apretadas dentro de un pantalón ajustado de lycra que marcaba literalmente todo. Estoy seguro que el señor tuvo un orgasmo, por lo menos en su cerebro por la cara que puso. Un cortadito oscuro con azúcar y una tostada para llevar le dije: Voy al baño. Sin voltearse me respondió: Al fondo a la derecha es uno solo así que toca primero en la puerta. Le pasé por el lado a un sujeto de espalda ancha y brazos venosos, estaba sentado en la última banqueta como para que nadie lo molestara, lucía un reloj bien caro al parecer Rolex, su aroma a colonia buena me golpeó al pasar. De regreso y con las manos mojadas traté de llamar la atención de la chica que aparentemente era la única persona trabajando en la reducida cafetería, una larga fila se formaba en la ventanilla. El sujeto que no me quitaba la vista desde que yo regresaba me ofreció varias servilletas. Sus brazos fuertes terminaban en unas grandes y toscas manos, uñas arregladas y aro de oro con diamantes, obviamente casado.

-Gracias

-Me llamo Mario mucho gusto.

-Yovany un placer.

Había estado varias veces por esta zona pero nunca había estado en este….

-Ya se, es un hueco en la pared pero el café es bastante bueno y la comida fresca. Y bueno… la atención ya has visto como nos podemos recrear la vista, su hermana está mejor y es menos grosera.

Esto como estar en un strip club pero sin el olor a cigarro y es mucho más barato.

Acto seguido se amasó su bulto que lucía enorme, llevaba pantalones de tela bastante fina, así que no dejaba mucho a la imaginación de nadie, especialmente cuando se le marcaba visiblemente una cabezota que yo diría que era la más grande que había visto en mi vida.

Entonces comentó: Esa rubia es un bombón me tiene loco.

Al darse cuenta que yo no quitaba la vista de su miembro, sonrió con malicia. Yo me puse nervioso y salí del establecimiento como alma que lleva el diablo.

Aun en la ventanilla y todavía esperando por mi orden. Mi mirada se cruzó nuevamente con la de Mario. Cara afilada, ojos oscuros y medio rasgados, ligeras arrugas en la parte de los ojos, piel tostada sobre todo su rostro, parecía de cuarenta y algo pero se conservaba muy bien. Era como del tamaño de Javier. Su pelo entre castaño y canoso lucia corte militar, rapado en la zona del cuello. Pecho erguido y camisa por fuera estilo guayabera pero sin bolsillos, color naranja coral pálido. Si venia excitado aun, pues no se veía nada porque su camisa estaba por fuera cubriendo la zona. Se me acercó y yo temblé, si este tipo iba a hacer una escenita enfrente de todos yo iba a pasar la pena más grande del mundo.

Cuando te den tu orden ven a mi camioneta, soy contratista te voy a dar una de mis tarjetas por si necesitas algo de lo que hablamos y me hizo un guiño. Y me señaló una camioneta de trabajo negra con cristales ahumados.

La chica por fin me dio mi cortadito y mi tostada y solo por curiosidad me dirigí hacia el auto; Aunque yo esperaba lo que venía, no esperaba lo que vi.

Me acerqué por la ventanilla del chofer y bajó el cristal a medias. Tenía aquel trozo de pinga afuera del pantalón, parecía una lata de cerveza de las grandes, de larga y de gorda, con una hermosa cabeza rosada.

-Yo sabía que te había gustado.

-No, solo vine por la tarjeta, me dejaste intrigado con el comentario.

-Tú te quedaste intrigado por esto, acto seguido la sacudió dos veces en la palma de su mano. Los chasquidos retumbaron como cuando pones un filete encima de una mesa o algo así. Sé que te gusta no has dejado de mirármela ni un momento, esos ojitos verdes y esa mirada morbosa no mienten. Vamos sígueme para que me la mames un poco, entre la rubia y tú me tienen al venirme.

-Que no Mario que yo no soy gay.

Jajaja yo tampoco pero no me vas a negar que se pasa muy rico. Y comenzó a masturbarse descaradamente echando su cuerpo hacia atrás y sacando un lindo par de huevos tambíen, afeitados y no muy grandes. ¿Qué? ¿le cogiste miedo?

-Está muy grande, nunca había visto nada así solo en películas.

-Dale sígueme que vamos a pasar un buen rato. Yo sé que tengo tremenda cosa, pero descuida que te voy a tratar con gentileza.

Yo asentí con la cabeza y me dirigí a mi auto.

Honestamente estas oportunidades no se dan todos los días, y yo tan acostumbrado a estar de cacería todo el tiempo, nunca me percaté que hacía ya un tiempo que no me seducían a mí, y tan rápido. Además les tengo que confesar que ese macho con tipo de hetero estaba súper bueno. Que aunque no soy muy goloso, una pinga de ese tamaño había que explorarla.

Me llevó por un barrio cercano, me hizo señales de que dejara mi carro y lo siguiera por el patio de una casa.

-¿Es tu casa?

-No, soy contratista, estamos remodelando esta.

-Estás loco yo me voy.

-Yovany son apenas las 8 y algo de la mañana y aun los trabajadores no llegan, anímate que estamos solos y me tienes duro de nuevo. Se levantó la camisa y su bulto estaba como la primera vez que lo vi.

Para ese entonces habíamos llegado a la piscina de la casa y nos metíamos en una habitación que al parecer servía de cambiadores y baño a la vez.

Me abrazó con sus musculosos brazos y fue a parar directo a mis nalgas. Me restregó su brutal erección contra mi muslo y se recostó a mi hombro para con las dos manos apretujarme mi culo con masculinidad. Sus manos se sentían fuertes, deliciosas al tacto, le besé en el cuello y comencé a lamerlo un poco sentí su aroma a colonia masculina casi intoxicante. Su cuello musculoso se sentía delicioso.

-No me marques que soy casado.

Mmh hmmm asentí yo. Busqué su boca y traté de besarlo a lo que me respondió firmemente, yo no beso así que ni te ilusiones. Acto seguido me inclinó la cabeza hacia abajo mientras me decía: Dale mama putica que tu lugar está ahí.

Me agaché obedientemente y comencé a sobar aquel monstruo que tenía delante de mí. Esas cosas solo me pasaban en Cuba cuando lograba conseguirme algún de esos hetero curiosos que siempre andaban disponibles luego de estar borrachos e inhibidos. Y lo único que les gustaba era que les mamaran la pinga. Alguno que otro besaba pero en su mayoría se comportaban como Mario ahora.

Mi contratista solo gemía y me pasaba su bulto por la cara como desesperado. Le desabroché su cinturón y al notarlo se abrió tambíen la camisa y dejó que su pantalón y sus calzoncillos rodaran muslos abajo. Dejado la hermosa escena de aquel cuerpo que aunque en sus cuarenta lucia súper musculoso, pecho fornido con pezones oscuros y abdomen plano, pero sin definición, totalmente afeitado y tostado por el sol parejamente dejando solo la marca perfecta de al parecer unos minúsculos shorts cuando iba a la playa revelando el verdadero color de su piel, unos lindos muslos bien definidos y musculosos, y su par de recogidos y graciosos testículos.

Luego se recostó a una pared y su mirada viciosa no paraba de mirarme la cara mientras se masturbaba intensamente. La escena era maravillosa, yo me masturbaba y me entretenía con semejante preciosidad.

-Ven que mira lo que te estás perdiendo.

Me acerqué, mi mano de tamaño normal proporcionada a mi estatura, apenas cerraba el grosor de aquella pinga al masturbarla. Y mi mandíbula se cansó bien rápido al tratar de meterme todo aquello que inútilmente apenas cabía en mi boca. Su largo ni hablar, era como 9 pulgadas, pero su grosor la hacía ver y sentir inmensa. Era como antes mencioné del verdadero color de su cuerpo y se le podían ver unas hermosas y bien marcadas venas azules como las de sus brazos, palpitaba constantemente como haberle arrancado el corazón a alguien y tenerlo en la mano. Era una sensación deliciosa tener aquel miembro tibio entre mis manos, jugar con él darle placer a ese hombre, en fin era divino.

Lo traté de complacer como pude mientras mi solución era lamer todo lo que podía y jugar con su deliciosa cabeza con un enorme hueco que no dejaba de producir líquido pre seminal.

Él solo miraba embobecido como yo me deleitaba con su pinga hasta que se me cansaron las piernas y decidí darme un descanso. Quítate los jeans déjame verte el culo, me dijo con cara de vicio. Lo miré inseguro mientras obedecía al seductor macho alpha que tenía delante.

Mamas muy rico, ahora me provoca partirte el culito rico ese. Estoy seguro que ya lo tienes roto pero dime si te has metido una de este tamaño alguna vez. Sacudió su miembro en el aire varias veces y dijo esto con cierto orgullo de hombre que me hizo estremecerme y al mismo tiempo desear que ese macho terminara ensartándome no importa cuánto doliera aquello.

Me bajé mis jeans y puse mis manos contra la pared más cercana, le dejé mi culo a su merced. Acarició mis nalgas con las dos manos una y otra vez, las apretaba suavemente, las vivió a acariciar. Sentir su toque era delicioso, aquel macho no era tosco para nada, ponía cuidado en las caricias. Me dio una nalgada suave pero firme en el cachete derecho, luego comenzó lentamente a pasar el borde de su mano entre mis nalgas, las abrió. Escupió su dedo sin mucho escrúpulo y comenzó a hurgar suave y delicadamente mientras yo me masturbaba.

Tienes ese culo delicioso y calientico, te dije que te iba a tratar con gentileza y lo estoy cumpliendo, decía mientras trataba de meter el segundo dedo. Sus manos grandes y un poco rudas eran bastante expertas porque aunque bien masculino el Mario, era bien cuidadoso en no hacerme daño.

Se separó por un momento y comenzó a andar en su pantalón que andaba por el suelo.

-¿Qué haces?

-Busco un condón, te acabo de conocer y no te voy a meter mano así sin protección.

-Espera, si quieres te saco la leche y terminamos por hoy. Yo no venía preparado para esto, si fuera mas chiquita a lo mejor, pero para esa cosa hay que estar preparado, por lo menos con bastante lubricante para que entre completa.

Me miró con cara de frustración y por fin dijo: Esta bien estoy tan caliente que igual me hubiera venido enseguida nada mas de meterla, llevo mucho rato aguantando, y muchos días tambíen.

Me quité mis jeans y me agaché de nuevo delante suyo mientras me masturbaba con una mano y jugaba con sus huevos con la otra. Me metí todo lo que puede en la boca y comencé a mamar, me concentré en su cabeza que por razones obvias era lo más fácil y la fuente más lógica de placer en el momento. Le lamí su enorme glande una y otra vez, volví a pasar la lengua por el tronco y parecía interminable. Luego traté de metérmela entera en la boca de nuevo.

Me la metió un poco hasta el fondo y comenzaron las arcadas y la baba que mojaba todo aquello. Abre grande me dijo una vez, ¡abre grande!, volvió a repetir Me comenzó a pegar con ella en mis cachetes mientras reía cínicamente. Era obvio que gustaba de algún modo de torturar a la persona que le daba placer. Me ayudó un poco que se masturbaba al tiempo que yo le mamaba su rosada en hinchada cabezota. Sus testículos no contrastaban en lo absoluto debido a que eran pequeños y encogidos pero se sentían deliciosos y suaves al tacto.

Me miró con deseo y con cara de romperme la cara, me dio una ligera palmada en el cachete con ella nuevamente. Y me volvió a pedir que abriera la boca, se masturbó efusivamente y soltó como cinco chorros de leche. Me tragué todo aquello con ansia mientras yo me masturbaba y manchaba el piso.

Buscó papel y lo tiró encima de mi mancha de leche. Yo presto comencé a limpiar todo aquello. Él se acomodó su ropa y miró el reloj.

-Guarda mi tarjeta y cuando estés listo llámame que te voy a hacer gozar como una puta. Ven vamos a salir de aquí que mis empleados están por llegar.

Ya estoy preparando la continuación. Dime si te ha gustado y si desearías saber cómo termina este relato.

Sigue mis historias aquí.

Gracias por leerme y no olvides valorar o comentar.

Siempre tuyo ThWarlock

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