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Melanie, una madrastra perfecta
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Viernes 10 de septiembre, frío de provincia, lluvias propias de la temporada y una tetragenaria envuelta en una sosa rutina sexual…

Melanie era una mujer ahogada en la monotonía de su matrimonio, había cambiado sus vestidos cortos por una pijama eterna que a pesar de ser holgada, dejaba notar un hermoso culo redondo, sumergida en una depresión constante debido a la fractura interna de su matrimonio con Pablo su regordete esposo y padre soltero quien como secreto a voces ya buscaba piel joven rolando a sus jóvenes secretarías bimestralmente dejando a un lado el calor de Melanie y arrastrándola a una apatía sexual total…

Anthony, su hijastro era un joven estudiante de la universidad, bastante bien parecido pero concentrado totalmente en sus estudios, no quería tener novia, no pretendía que nada lo distrajera ni le restara tiempo, sin embargo, tenía brasas en los testículos, era un muchacho que gustaba mucho del porno y se masturbaba constantemente, deseaba tener una mujer con quien follar a menudo pero las chicas de su edad querían relaciones estables, el no, no estaba para eso, el solo quería una concha donde descargar.

La rutina de Melanie era preparar el desayuno para Pablo y minutos después para Anthony una vez que su padre se iba y el terminaba de ducharse…

Una de esas mañanas Melanie bajo a preparar el desayuno en un pantalón pijama transparente raída por la apatía de no pretender verse linda, Anthony giro su mirada a ese culo redondo y firme que dejaba ver una pantaleta aburrida pero que claramente se perdía al centro de un culo realmente bello que no encontraría el en la universidad; de repente Melanie le acerca a la mesa un café y es ahí donde él se da cuenta que no está usando sostén y saltan a la vista unos pezones como dedales a través de esa pijama aburrida; en una exclamación inconsciente Anthony le dijo:

-¡Pero qué bien te ves Melanie!

A lo que ella respondió con una mirada indiferente tomando ese cumplido como mera ironía.

El no dijo nada más y los minutos siguientes fueron silencio, a pesar de ese rato de incomodidad Anthony no pudo apartar la imagen de esos pezones punzantes casi en su cara a la hora del desayuno, pensó en lo bonita que era Melanie cuando recién se había casado con su padre, la recordó con sus vestidos ajustados y escotes provocativos, con una melena que no dejaba ver hace mucho por las pocas ganas de soltar su cabello, tantos recuerdos de esa mujer bella de apenas unos años atrás terminó en una corrida abundante de Anthony entre sus sábanas, transcurrieron los días y un día que el universitario se quedó a estudiar hasta tarde prefirió no dormir y entrar a ducharse, cuál fue su sorpresa que Melanie pensando que nadie usaría el baño a esa hora se había levantado al baño en solo pantaleta lo que permitió a Anthony disfrutar de una vista espectacular de los senos con perfecta caída de Melanie, de su melena un tanto desmarañada pero que le llegaba por encima de la cadera y también de unas hermosas y regordetas piernas blancas, los dos guardaron silencio, pero entre nervios Melanie se pasmo y no hizo nada por cubrirse pronto, antes de que lo hiciera, Anthony ya había logrado una erección de calificación perfecta, se miraron de manera lasciva y sin decir nada comenzaron a besarse de manera divinamente sucia, sonidos de saliva y ligeros gemidos de parte de ambos los hicieron reaccionar, sabían que no podían hacer nada más en la segunda planta donde en cualquier momento podía salir Pablo de la recámara, sin hablar y pensándolo casi telepáticamente bajaron hacia la cocina y ahí sobre la encimera Anthony ubicó el tremendo culo que era idéntico al de unos 10 años antes, el mismo que el recordaba…

Abrió sus piernas y comenzó a comer coño de manera desesperada, los fluidos de Melanie hacían que su culo resbalara sobre el mármol de la cocina pero que Anthony devolvía de golpe hacia su cara lamiendo y succionando de manera torpe pero tan prohibida que lo hacía ser de los momentos más deliciosos de la vida sexual de ella…

Una verga enorme quería romper la pijama del muchacho y solo después de tres orgasmos ella salto hacia el piso como la gata que era e hizo lo propio con la polla de su hijastro, comenzó a lamer sus bolas y eso hacía que Anthony casi no pudiera resistir, apuntalados con la fuerza de un animal sobre el suelo resbaladizo de fluidos con olor a sexo entró en el coño de la que era prácticamente su madre y antes de la segunda embestida chorreo toda su carga dentro de ella, el apenado se disculpó y se recriminó por haber terminado, pero ella sin decir nada se limitó a lamer hasta la última gota del tronco y los charquetes de semen que se habían desperdiciado en el piso y que incluso escurrían de su vagina, como una gata lamia la leche, sus fluidos y sin pensar en la suciedad del suelo hacia disfrutar a Anthony del espectáculo de verla en una posición magnificente lamer el piso con una lengua enorme, con sus tetas contra el suelo y de su ojete mirando al cielo donde justamente hacía sentir al joven, el continuaba disculpándose cuando ella calló su boca con su par de pezones gordos y rosados, él no tardo en erectarse de nuevo y la faena comenzaba una vez más, pero ahora para un final mucho más justo, ella tomaba las manos de Anthony para que le recorrieran la piel, mientras él se metía en un moode total de macho y le hizo justicia a su madrastra luego de meses sin que fuera follada, semejante mujer era estúpidamente desperdiciada y él estaba haciendo un gran papel.

Él era asiduo al porno, pero inexperto en la piel, Melanie era una combinación de amor maternal y pecado que lo rebasaba por mucho y eso lo dejó quieto por unos instantes, ella entendió lo que sucedía y lo llevó de la mano hasta el Sofá donde continuaban con besos de lengua y dientes luego el sentado vio como su madrastra introdujo su verga de golpe y así con movimientos contundentes de cogía sola usando al joven a placer, el comenzó a tirar de sus pezones desprendiendo de ella un orgasmos tras otro, de posó sobre la alfombra y simplemente se limitaba darle instrucciones al chico, era una hermosa loba dándose placer sim pudor ni censura, lo llevaba de una posición a otra y el gozaba como nunca imagino que se podía sentir, lo ahogaba con sus tetas, y el lamia esos melones cómo el infante que no había dejado de ser…

-Melani, eres muy caliente!

-Que?

-Que eres muy caliente!

-No me lo digas así…

-Perdón

-No, está bien pero dímelo más sucio!

-Eres muy cachonda!

-No!! Dime que te gusta que sea una perra!!

-Eres una perra Melanie!

-Dime que soy tu puta!

-Eres mi puta!

-Dímelo más papi! Dímelo mucho, dime, dime!

-Eres una puta, eres una maldita perra, eres mi perra!

-Ahhh!!

Ella se metió en un trance de pecado al que lo arrastró y no hubo marcha atrás, estaban cogiendo como dos animales, el de torno viril y macho, ella rejuveneció con esa dosis de multiorgasmos, terminaron ahogados, cansados y con ganas de que volviera a suceder, así fue… Pronto se desempolvaron las minifaldas y los tacones y esa melena que años fue un moño volvía a caer sobre el culo de Melanie, volvieron los labiales provocativos y los perfumes, Melanie volvía para ser la puta de Anthony…

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