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Seduzco a mi ex para que sea infiel
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Tal vez recordarán a mi ex novia Karla, de mi relato “el primer squirt de Karla”.

Los años pasaron y ambos seguimos con nuestras vidas por separado.

Pasé mucho tiempo sin saber de Karla, nuestra ruptura había sido turbia, discutimos fuertemente la última vez y rompimos quedando así, en malos términos, quizá con rencores y asuntos sin resolver.

Una ocasión decidí escribirle para limar esas asperezas que habían quedado entre nosotros.

Pasamos semanas hablando, poniéndonos al día, resolviendo todas las diferencias que nos acongojaban la memoria.

Me contó sobre su nuevo novio, lo feliz que era con él, lo mucho que encajaban y que su madre apreciaba mucho a su yerno, etc.

Comencé a intrigarme por su relación con ese tipo. Con un par de truquillos y trabajo, conseguí hacerme de la contraseña del Facebook de Karla.

Debo decir que me llenaba de adrenalina poder indagar en los oscuros secretos de mi ex novia.

Husmeé por su cuenta un poco y luego me fui al chat. Las conversaciones con su novio parecían de lo más ordinarias. Nada fuera de lo común, pero yo buscaba algo más.

Di click en buscar, “sexo”. Enter. El buscador mostró más de 35 resultados. Comencé a revisar los textos rápidamente.

Logré entrar un poco en contexto, según entendía, ellos habían quedado un par de veces en un hotel para coger. Él le decía que no tenía dinero, a lo que ella accedía a pagar el hotel. Vaya perdedor pensé.

Típicos mensajes dándose ubicaciones, él preguntado si lo había pasado bien, ella diciendo que sí, etc.

Revisé la sección multimedia. Entre muchas fotos de bobadas encontré lo que buscaba. Fotos de Karla en ropa interior, posando sensualmente frente al espejo. Fotos de su cuerpo desnudo, posando y tocándose para él.

Que hija de puta, recordé tantas veces que yo le pedía fotos de esa manera y jamás accedió conmigo. Reconozco que eso me llenó de ira.

Pronto esa ira desapareció al ver las fotos que su novio le enviaba a ella. Un pequeño pene en medio de un arbusto denso de pelos, que mal aspecto. Mi verga era notablemente más grande que la suya.

Aproveché a descargar las fotos de ella y luego salí de su cuenta.

Mi mente giraba de tanto pensar, no terminaba de asimilar las fotos de mi ex novia. Pronto, la idea de cogérmela comenzó a invadir mi mente, así que puse en marcha mi plan.

Tras un par de semanas más de charlas, fui persuadiéndola a que saliéramos juntos. Ella aceptó, fuimos de paseo y luego a comer. Durante todo el día me la pasé calentándola, le besaba el cuello, la abrazaba por la cintura presionando mi verga morcillona en su culo, elogiaba lo hermosa que se veía, etc.

Terminé llevándola a un sitio cerca del hotel donde ella y su novio se encontraban para ir a coger.

En el momento adecuado se lo dije:

-Últimamente he estado pensando mucho en los momentos que pasábamos juntos.

-Ah ¿sí, y eso?

-No lo sé, solo recuerdos, las tardes tan apasionadas que solíamos pasar… -le decía mientras acomodaba sus mechones tras su oreja con mis dedos, acariciando su mejía acercándome a su boca.

-Si… -decía tímidamente mientras cerraba los ojos para que yo devorara su boca en un apasionado beso.

Nos besamos ardiendo de deseo. Yo abrazaba su cintura apretando esas nalgas por encima de su pantalón.

-¿Vamos a algún sitio? – le pregunté

-Mmm… bueno. – dijo algo dudosa.

-Solamente que… por aquí no sé donde habrá algún sitio… – dije haciéndome el ignorante.

-Emmm… Si, bueno… por qué no caminamos un poco quizá encontremos algo en el camino. – dijo ella, haciéndose la inocente.

Esa puta hipocresía me ponía cachondo.

Caminamos tomados de la mano unas cuadras, yo dejándome guiar de sus pasos. Ella, disimuladamente caminando mientras “buscaba” donde.

Hasta que llegamos al hotel donde ella pagaba para cogerse a su novio.

-Oh! Mira, creo que ahí hay un hotel – dijo fingiendo sorpresa.

-Bueno, vamos.

Dentro de mí solo pensaba en lo hija de puta que era, fingiendo inocencia cuando yo sabía que había cogido tantas veces dentro de ese hotel.

Ella entró muy naturalmente, como conociendo muy bien el lugar. Eso no pudo disimularlo. Teniendo la iniciativa pidió una habitación y sacó dinero para pagar.

Entramos a la habitación y conociendo bien el sitio, dejó sus cosas en la mesa, prendió la televisión y comenzó a quitarse la ropa.

Se quedó con una blusa roja de tirantes, sin sostén. Sus enormes tetas resaltaban sus pezones en su blusa. Con una tanga de encaje roja que se introducía entre sus nalgas.

Se abalanzó sobre mí para besarme, me recostó sobre la cama y me montó comiéndose mi boca con besos apasionados. Su concha estaba ardiendo. Yo desenfundé esas enormes tetas y lamí sus pezones, chupeteaba amamantándome de sus senos mientras ella gemía de placer.

Presurosa se empeñó en desvestirme, cabe resaltar que no cogíamos desde hace muchos años y las cosas habían cambiado desde entonces.

Me quitó la ropa interior liberando mi enorme verga dura e hinchada frente su cara.

-Oh carajo, Donni!

-Qué pasa?

-No recordaba que estuvieras así de grande, mira nada más

-¿Diferente?

-Está enorme, pero ¿qué te hiciste?

-Yo, nada… supongo que nuestros cuerpos crecen con el tiempo. Yo tampoco recuerdo que tus tetas fueran tan enormes.

-Bueno… pues que bien te ha favorecido el tiempo entonces. Y en eso tienes razón, mis pechos crecieron en estos años, ahora uso una talla más grande de sostén. – decía ella mientras me masturbaba la verga.

Con una sola mirada le señalé mi verga. Ella como toda perra entrenada entendió. Se arrodilló frente a mí.

Recuerdo que cuando éramos novios no le gustaba chupármela porque le daba asco. Pero eso ya no era así.

Se arrodilló y sin pedírselo, comenzó a besar y lamer mi verga en toda su longitud, desde los huevos hasta el glande, lo lamía como una paleta, saboreando cada centímetro de mi verga depilada. Hasta que la engulló. La mamó de la manera más deliciosa que jamás me habían mamado. Su boca ardía, se esforzaba en tragarla toda, pero no lo lograba. Sus arcadas la detenían.

Una vez que se deleitó chupándome, la recosté en la cama y la abrí de piernas, comencé a devorar su vagina de la forma más exquisita que jamás había hecho. Ella gemía mientras se apretaba las enormes tetas.

Luego de un rato me monté sobre ella y le ensarté toda mi verga de un golpe.

-AH! Ay! Ah! Que rico, ay por deos, ay! Ah!

-Te gusta?

-Ah! Sí, me encanta, ah!

-Extrañaste mi verga?

-Ah! Si, la extrañé mucho, ah! Me encanta como me coges

-Hace cuanto no te cogían así? – le preguntaba mientras la penetraba rápido y fuerte.

-Desde que dejamos de hacerlo mi amor.

-Y tu novio no te coge? – preguntaba mientras la embestía brutalmente golpeando su pelvis

-Ah! Ah! Ah! No! No!, no me coge así, así no, ah! Ah! Ah!

-Y la mía como la sentís? Te gusta?

-Ah! Está muy grande, muy gruesa, ah! Ah! Si! Me encanta! Me encanta mucho mi amor, me encanta! Ah! Ah!

-Querés que me detenga? – le preguntaba mientras detenía mis bombeos

-No, no, por favor, seguí, seguí mi amor – respondía excitada mientras me jalaba la pelvis con sus piernas para que la penetrara.

-Date la vuelta – le ordené.

Ella obedeciendo se arrodilló levantando todo su culo, bajando su cabeza y sus hombros dejó a mi disposición su vagina y culo.

Acaricié toda su vulva y su ano masajeándola toda, nalgueando con furia esas nalgas de puta. Y luego sin previo aviso le ensarté mi verga dura en la panocha cogiéndomela de perrito.

-Aauh! Ah! Ah! Que rico, ah!

-Te gusta?

-Me encanta!

-Como la sentís ahí?

-¡Delicioso! Así siento que me llega hasta el fondo! Ah! Ah!

-Querés que te dé más duro?

-No, así está bien, seguí así

Ignorando su respuesta la penetré con más fuerza, como una bestia. El choque de mi pelvis sobre su culo resonaba en toda la habitación. Ella apretaba las sabanas con sus manitas hasta casi arrancarlas de la cama.

-Ah! Ah! Ah! – su cintura se convulsionaba en espasmos placenteros.

-¿Querés que pare?

-No! No! No pares! Ah! Ah!

Ignorando de nuevo su respuesta me detuve. Manteniendo esa posición bajé mi pelvis hasta la cama, recostándome mientras veía su panocha destilando flujos de placer.

Ella instintivamente bajó su culo buscando mi verga para insertársela ella sola. Yo la ayudé acomodándome y en esa posición comenzó a penetrarse ella solita. Daba de brincos metiéndose mi verga, gimiendo de placer.

-Te gusta así?

-Si! Que rico

-Movete como queras, métetela a tu gusto.

-Ay Si, que rico, ah! Ah! – decía ella mientras se movía cada vez más rápido metiéndose cada vez más profunda mi verga.

Pude sentir como su vagina apretaba mi verga y su cuerpo temblaba mientras ella gemía intensamente, típica de sus orgasmos. Yo alcanzaba sus tetas desde atrás apretándolas.

-Ya te cansaste?

-Si un poco

-Vení

Le dije mientras me acomodaba. Me acosté boca arriba, con mi verga elevada como mástil. La abrí de piernas sobre mí y la puse a cabalgar mi pene.

-Tu tranquila, solo acomódate.

-Está bien – dijo y se acomodó sobre mí.

Sus enormes tetas quedaban a la altura de mi boca y yo las devoraba mordisqueando sus pezones, que solo la excitaban cada vez más.

Levantando mi pelvis le penetraba la vagina en un movimiento de taladro de arriba hasta abajo de manera rápida y vigorosa.

Con mis manos acariciaba sus piernas hasta su culo, levantándolo y dejándolo caer para acompañar mis movimientos penetrantes.

El cuerpo de ella se abatía rendida sobre el mío, sentía como temblaban sus piernas de placer y su vagina escurría abundante flujo mientras era penetrada por mi verga venosa e hinchada.

-Ah! Ah! Que rico! Como es que puedes ser tan rico! Ah! Ah! Ah!

-Te gusta así?

-Mmm… me encanta! Me encanta como me coges de rico.

-Te gusta mi verga?

-Mmm me encanta tu pene, lo tienes bien grande, está tan rico! Tan rico ah! Ah! Ah! Ah!

La seguí penetrando hasta que sentí su cuerpo estremecerse en un segundo orgasmo, más intenso que el primero, su espalda se arqueaba presionando sus pechos en mi cara, y yo devorándola a más no poder.

Estallé en una gigantesca eyaculada que terminó llenándola por completa. Los restos escurrían por mi verga cayendo en las sabanas. Ella cayó rendida a mi lado.

Nuestros cuerpos agitados y sudorosos se fundieron en un abrazo mientras besaba su boca de aliento agitado. Y nos quedamos dormidos profundamente por unas horas.

Al despertar, me percaté que ella continuaba dormida. Yo me levanté al baño, tras una meada, volví a la cama.

Vi su cuerpo desnudo en la cama, con esa piel blanca y ese culo respingón levantadito, abriéndose levemente mientras ella se recostaba sobre su costado levantando una pierna.

Me empalmé de inmediato. Una erección de tamaño monumental se energizó entre mis piernas. Quería penetrar ese culo.

Ella continuaba profundamente dormida, y yo aprovecharía la oportunidad.

Lentamente me asome tras ella, subiéndome a la cama dejando mi verga a la altura de su culo, le puse un poco de lubricante entre sus nalgas y luego en mi glande y todo el tronco.

Abrí lentamente sus nalgas y firmemente introduje mi verga de un zarpazo en su culo. Ella despertó al instante abriendo sus ojos adormitados, muy grandes, sorprendida de dolor.

-AH! – gritó en un gemido que terminaba en suspiro mientras resoplaba tratando de superar el dolor. – ah! Espera! ¿Qué haces?, No! Espera! Sácalo, sácalo, duele mucho.

-Tranquila, no te muevas.

-Ah! No, en serio, sácalo, duele mucho, ah! Ah! – gemía mientras trataba de apartarme con sus manos empujándome.

Saqué mi verga lentamente escuchando un ¡blop! Al sacar mi cabezota de su ano.

Una expresión de dolor soltó una pequeña lágrima por su mejilla y ella se reponía de la sorpresa que le había dado.

-Puedo meterla ya?

-Nou, cómo eres, eso dolió mucho

-Anda, hace rato le llevo ganas a tu culito.

-Pero no, por ahí no por favor.

-¿Por qué no?

-Porque no Donni, entiende.

-De seguro que a tu novio si se lo das. – le dije enfadado.

-No, a él tampoco lo dejo hacer eso.

-Eso es lo que dices, pero de seguro si se lo das. – le reclamaba celosamente.

-Ya te dije que no. Además por ahí duele mucho.

-Por favor, ándale chiquita, compláceme un poquito, cúmpleme esa fantasía, si?

-Mmm… nou

-Anda, si?. Por favor. – le insistía mientras me acomodaba tras ella y empezaba a frotar mi verga hinchada en su culo de nuevo.

-No, ya te dije que no.

-Por favor… mi amor… anda sí…

Ella no quiso responder más… pero dejó de poner resistencia a mis peticiones dejándome frotar mi verga en su culo. Yo le froté mi glande en toda las nalgas y en el culo, y ella solo suspiraba comenzando a excitarse.

Comencé a empujar mi verga dentro de su culo lentamente y ella cerraba los ojos intensamente, apretaba las sabanas con sus manos mientras respiraba profundamente soportando el dolor.

-Uf, uf, despacio, ah! Ah! Despacio – pedía entre gemidos.

Poco a poco pude sentir como el grosor de mi verga dilataba su culo introduciéndola hasta mis huevos. Ella solo abría la boca con expresiones de gemidos enmudecidos. Abriendo los ojos grandemente como si fuera de susto o asombro.

Su mano ocasionalmente sujetaba mi pubis poniendo resistencia ante la embestida, pero yo la penetraba suavemente hasta que se dejara.

Me dejó follarle el culo cuanto yo quería. Sus gemidos eran una mezcla de dolor y placer. Le saqué y metí la verga en el culo suavemente hasta que le llené el recto de mi semen caliente y abundante.

Ella se sorprendió al sentir la viscosidad caliente dentro de su culo y solo siguió gimiendo de doloroso placer. La penetré hasta que mi verga quedó flácida y su culo la expulsó lagrimando chorros de semen de su culo.

Ella se quedó recostada recuperándose del dolor, luego se levantó al baño. Yo escuchaba sus leves quejidos mientras ella se limpiaba el culo. Al regresar podía notar como caminaba despacio y dificultosamente debido al dolor.

-¿Te duele mucho?

-Me duele… y me duele todo, el culo, la vagina, mis tetas. Me siento muy agotada.

-¿Tenías mucho de no coger así?

-Mucho – dijo silenciosamente mientras recostaba su cabeza sobre mi pecho, acurrucándose entre mis brazos.

Yo sentía su cuerpo desnudo enredándose con el mío. Sentía sus cálidas tetas en mi torso y sus sensuales piernas rodear mi cintura. Su mano acariciaba mi abdomen y ocasionalmente de forma traviesa bajaba hasta mi verga para acariciarla dulcemente.

Pasamos horas de esa manera, besándonos, manoseándonos y conversando sobre lo mucho que disfrutábamos del sexo entre nosotros.

Esa fue la primera vez que Karla le fue infiel a su novio conmigo. Y debo decir que no fue la última. Pero el resto se los contaré en otro capítulo.

Espero les haya gustado, si es así déjamelo saber en los comentarios.

Bye.

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