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Vuelta al pasado
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Tiempo de lectura: 15 minutos

Actualmente,  han pasado ya seis años desde que nos vimos en persona por última vez y, aunque en todo este tiempo no hemos perdido el contacto y hablamos cada cierta frecuencia, contándonos nuestras alegrías y penas, e incluso nos llegamos a masturbar en un par de ocasiones a través de webcam, el sentimiento se fue difuminando con el tiempo, quedando nuestro amor latente y nuestra amistad intacta como siempre ha sido.

Así terminaba mi relato “Recuerdos”, comentando además que pronto publicaría otro relato relacionado con los dos anteriores. Espero que os guste.

Si habéis leído también mi otro relato “Mis cambios” sabréis que mi actual pareja es Sven. Pues bien, un tiempo después de empezar nuestra relación, decidimos irnos a vivir juntos, todo iba bien y un día cualquiera, justo antes de la pandemia, recibí un mensaje de Javi como en tantas otras ocasiones, sólo que, esta vez, me decía que por fin podríamos volver a vernos, ya que tenía unos días de vacaciones e iba a volver a nuestra ciudad natal en la que yo seguía viviendo. Realmente me hizo mucha ilusión que viniera ¡por fin se cumpliría nuestra promesa de volver a vernos!

Así pasaron unos días y por fin Javi regresó, pero decidimos quedar al día siguiente de su llegada, cuando ya hubiera descansado del viaje, por la tarde y en un bar.

Por otro lado, Sven sabía lo que había habido entre Javi y yo, pero confiaba en mí, simplemente nos veríamos y charlaríamos como los buenos amigos que somos mientras tomábamos algo.

Cuando llegué al lugar, él aún no había llegado así que esperé un poco, nervioso e impaciente por verlo de nuevo, hasta que un par de minutos después lo reconocí a lo lejos, seguía siendo el mismo hombre de espaldas anchas y mirada profunda, de ojos color miel y sensualidad natural.

Pero espera, ¿por qué estaba yo pensando de esa forma?, enseguida traté de evitar esa forma de verlo y cuando estaba más cerca, fui hacia él y nos fundimos en un cariñoso abrazo durante un momento, riendo felizmente.

Javi parecía estar un poco más fibrado que la última vez que lo vi, pero el cambio físico más radical era el mío, ya que la última vez que él me vio a mí en persona, era aún muy delgado y ahora mi cuerpo se había tonificado y tomado forma por lo que se sorprendió y dijo:

-Casi no te reconozco tío, ¡menudo cambio!

Después nos sentamos en la barra del bar a hablar relajadamente mientras tomábamos una cerveza y así voló el tiempo mientras disfrutábamos de nuestro reencuentro, después de todo, la última vez que nos vimos teníamos 23 años y en ese momento ya 29 (ahora 30).

Pero un rato después, mientras hablábamos, de repente empezaron a volver a mi mente recuerdos fugaces de cosas que habíamos vivido juntos en el pasado, sin poder evitar que también los recuerdos sexuales me abordaran, así que irremediablemente terminé teniendo una erección, estaba enfadándome conmigo mismo, ¡eso no debería estar pasando! Pero por lo visto mi subconsciente era más fuerte que mi voluntad.

Ese día hacía frío y la ropa de invierno disimulaba más la erección, pero, aun así, Javi se terminó dando cuenta y empezó a reírse disimuladamente, acabando por contagiármela, momento que él aprovechó para decir con tono divertido:

-Veo que te alegras mucho de verme.

Yo le contesté riéndome avergonzado, pero bromeando:

-¡Calla joder!

Y así quedó todo como algo anecdótico.

Después de un buen rato juntos empezó a anochecer, por lo que decidimos irnos del bar y, estando en la puerta de este, nos despedimos con la idea de vernos más veces, antes de que volviera a marcharse y quizás, con Sven, pero, cuando me di la vuelta para irme, Javi volvió a llamarme y me dijo:

-Alberto… Sé que no debería decir esto, pero… me gustaría que vinieras conmigo esta noche.

Al escuchar eso debí negarme de inmediato, pero no lo hice, en vez de eso, contuve la respiración un momento, luchando internamente entre lo que debía y lo que deseaba hacer, después de todo, muy en el fondo seguía sintiendo algo por él, ya que nuestra relación nunca se había roto, sino que nos habíamos tenido que separar obligatoriamente.

Mientras tanto, él me miraba expectante, pero, viendo que yo no decía nada, añadió con algo de decepción en su mirada:

-Siento haber dicho eso. Olvídalo.

Pero en ese momento reaccioné y un momento después, íbamos de camino a su hotel dando un paseo ya que no estaba demasiado lejos, ganándome finalmente y como siempre, el corazón a la lógica, aunque no sin repetirme interiormente una y otra vez “Te vas a arrepentir”.

Cuando llegamos a su habitación entré yo primero y fui directamente a mirar por la ventana y contemplar las vistas de la ciudad, ya que es un edificio alto y su habitación estaba en una de las últimas plantas.

A continuación, se me acercó Javi por detrás y rodeándome por el pecho con sus fuertes brazos, me susurró al oído:

-Te he echado de menos.

Continuando con un suave beso en el cuello que me hizo inclinar la cabeza hacia atrás apoyándola en uno de sus hombros y haciéndome pensar “¿por qué tienes que ser tan encantador?”.

Un momento después me giré poniéndome frente a él y por fin nos besamos mientras yo empezaba a desabrochar los botones de su camisa lentamente. Entonces me di cuenta de que ambos sabíamos que esto iba a pasar desde que recibí su mensaje diciendo que volvía, por mucho que nos quisiéramos resistir.

Seguidamente, él también empezó a desabrocharme la camisa a mí mientras yo terminaba de abrir la suya sin llegar a quitársela, entonces pude comprobar que efectivamente su pecho estaba más definido de lo que yo lo recordaba, aunque sin ser excesivo para mi gusto.

A la vez, él me quitaba la camisa y yo continuaba con el cinturón de su pantalón para poco a poco ir besándolo pecho abajo, haciendo hincapié en sus pezones y abdominales ligeramente marcados, y terminar de rodillas frente a él, momento en el que tiré de sus pantalones y calzoncillos a la vez hacia abajo y su polla saltó fuera, apuntando directamente a mi cara, quedando a pocos centímetros de mi boca.

Ninguno de los dos decíamos nada, pero respirábamos aceleradamente, excitados y nerviosos como si fuera de nuevo nuestra primera vez, con la diferencia de que ahora mi boca ya no era tan inexperta como en aquel momento.

Con la tenue pero suficiente luz que entraba por la ventana, comencé a dar lentos lametazos a la barra de carne que se endurecía por momentos frente a mí, para posteriormente pasar a sus huevos mientras se la agarraba por la base del tronco firmemente y con un movimiento suave lo empezaba a masturbar.

Javi me miraba lleno de deseo, de pie y con las piernas algo separadas a la vez que acariciaba suavemente mi pelo con sus dedos y yo, que tampoco quería alargar más la espera, me la metí en la boca y empecé a bajar poco a poco por su tronco, esta vez supe controlar las arcadas y conseguí que la punta de mi nariz tocara su pubis, haciendo que Javi gimiera satisfecho y pusiera sus manos en mi nuca, pero sin obligarme.

Un par de segundos después me la sacaba de la boca de golpe, recuperando así el aliento con un gran aspaviento y quedando mis ojos humedecidos por el esfuerzo, con varios hilos de saliva densa uniendo mi boca y su rabo, esfuerzo que él se ocupó de recompensar con un apasionado beso.

Después de eso continué haciéndole la mamada a un ritmo normal, ayudándome con la mano y jugando con mi lengua, aunque también alternando de vez en cuando una garganta profunda, lo que provocaba sonidos guturales que a él parecían encantarle.

Así lo hice un buen rato hasta que Javi me pidió que parara entre jadeos y me ayudó a ponerme de pie, resoplando y diciéndome entre bromas:

-¿Dónde has aprendido a hacer eso?

Pero yo simplemente solté una carcajada y me encogí de hombros para a continuación, besarlo y, hacerlo retroceder hasta la cama.

Una vez en esta, yo me senté en el borde y tumbándome quedó Javi sobre mí, ocupándose de desvestirme completamente mientras rozaba su paquete contra el mío y yo terminaba de quitarle la camisa.

Finalmente quedamos los dos desnudos y fue él quien empezó a bajar por mi pecho hasta mi polla, la cual empezó a chupar sin demora. Él ya había probado a chupármela hacía años, en uno de nuestros últimos encuentros sexuales días antes de irse, pero, esta vez y al igual que yo, se notaba que lo había hecho más veces después por cómo jugaban su caliente boca y mi polla, abrazándola y empapándola con su saliva sin perder el contacto visual y mientras con sus manos, me acariciaba provocándome escalofríos, reacción que no había cambiado en mí, en todo este tiempo.

Pero Javi tenía más sorpresas para mí guardadas y un poco después sin decir nada, me levantó de golpe las piernas y metió su boca entre mis nalgas, haciéndome gemir al sentir su húmeda lengua acariciando con movimientos circulares mi agujero. Esto sí que no lo había hecho él nunca, al menos conmigo, por lo que me pilló inadvertido, pero me encantó.

Un poco después su lengua empujaba mi agujero y se metía dentro ayudada de uno de sus dedos, entre tanto, yo me mantenía con las piernas recogidas sobre mi pecho y sujetas con mis manos, exponiendo la zona del perineo, el cual también se encargó de lamer y mordisquear mientras yo le dejaba hacer, disfrutando el momento.

Así continuó un buen rato, hasta que ambos nos terminamos de subir a la cama, quedando yo boca arriba y él a mi lado, mientras nos besábamos y me metía un par de dedos, acariciando mi interior suavemente para terminar preguntándome:

-¿Estás listo?

Yo tragué saliva algo nervioso de nuevo y simplemente asentí con la cabeza, por lo que él fue a coger un preservativo y poniéndoselo volvió a la cama, recibiéndolo yo entre mis piernas. Pero no me penetró inmediatamente, sino que punteó mi agujero con su polla un par de veces y después empezó a meterla, recibiendo así de nuevo al chico que años antes me había desvirgado.

En el momento que su glande me atravesó, sentí dos fuertes punzadas, lo que me hizo agarrarme de un puño a las sábanas y arqueando la espalda hacia arriba, gemir mientras apretaba los dientes sin querer hacer mucho ruido. Javi al escuchar mi quejido paró, pero no retrocedió y pasando varias veces sus manos por mi pecho, me susurró:

-Shhh. Tranquilo. Relájate, sé que puedes.

Entonces cerré los ojos y, en otro momento inseguridad quise pensar que era Sven, pero no, su forma de tocarme, de besarme o el olor de su perfume, todo era diferente, además, me di cuenta de que eso tampoco sería justo para Javi, por lo que por fin acepté totalmente que mi querido amigo, se había convertido de nuevo en mi amante y así me terminé de relajar, cosa que él aprovechó para empujar un poco más y terminar de llenarme totalmente con cada centímetro de su polla.

Después de unos instantes inmóvil, empezó con un suave vaivén, inclinándose él sobre mí, de forma que podía sentir todo el calor que desprendía su cuerpo y su aliento.

Poco a poco su ritmo fue aumentando, por lo que, poniendo sus brazos por detrás de mi cuello, me rodeó cariñosamente mientras me masturbaba involuntariamente con sólo el roce de su vientre contra mi polla que se mantenía dura hasta doler.

Pero queríamos probar más cosas así que un momento después, cambiando de postura, Javi se salió de mí y poniéndose de pie sonriente, extendió un brazo hacia mí y dándome la mano, me pidió que me levantara.

Yo enseguida lo hice y poniéndome contra un gran espejo me volvió a penetrar, esta vez con más fuerza, manteniéndonos de pie ya que ambos tenemos mas o menos la misma altura. Él, para empezar a embestirme me sujetó por la cintura, pero no tardó en acariciar mis brazos hacia abajo hasta llegar a mis manos, momento en el que lentamente, entrelazó sus dedos con los míos y me hizo abrir los brazos en cruz, dejándome completamente vulnerable.

Yo arqueé la espalda hacia atrás entregándole mi culo y así seguimos otro poco, mientras él me besaba en el cuello y yo gemía acalorado, viéndolo a él a través del espejo, en un contraste de luz y oscuridad que me resultó muy morboso, pero mis piernas empezaron a temblar y volvimos a cambiar de postura para, finalmente quitar rápidamente todo lo que había sobre una mesa de escritorio y tumbándome sobre esta metérmela toda de un golpe y empezar a moverse inmediatamente con fuerza, lo que me desplazaba con un leve vaivén por la mesa mientras él acariciaba o besaba mis piernas, que descansaban en sus hombros.

Ambos gemíamos o gruñíamos incluso ya sin miedo a que nos escucharan, completamente entregados el uno al otro hasta que un poco después Javi gritó entre aspavientos:

-¡Me corro, joder!

Pero después de todo, no pensaba dejarlo salirse ahora, así que lo rodeé con mis piernas por la cintura y aprisionándolo contra mí, noté como su polla se hinchaba en mi interior para enseguida correrse dejándose caer sobre mí, mordiéndome en un hombro suavemente.

Quedándose así poco a poco fue recuperando el aliento, manteniéndose dentro de mí mientras yo le acariciaba su sudada espalda, hasta que perdió la erección y se quitó el condón completamente lleno de su leche.

Por último, volvimos a la cama y me abracé a él quedándonos así un rato hasta que me di cuenta de que se había hecho muy tarde y Sven estaría pensando dónde me había metido, iba a ser difícil que no sospechara nada, así que me disculpé con Javi y me fui a la ducha para posteriormente despedirnos con un beso y volver a casa.

Al llegar Sven ya estaba acostado y, aunque me provocó remordimientos irme a la cama con él después de haberlo hecho con Javi, lo hice para intentar no levantar sospechas.

A la mañana siguiente Sven me preguntó cómo había ido el reencuentro, pero yo le contesté sin dar muchos detalles diciendo:

-Bien… Fuimos a tomar algo y luego a dar una vuelta, se nos hizo tarde.

No se mentir y, quizás por ese mismo motivo, la respuesta no sonó muy natural, aunque técnicamente no fuera mentira.

Durante ese día hicimos vida normal y ya por la noche Sven y yo hicimos el amor, pero, cuando él me penetró, sentí más dolor que de costumbre debido al sexo con Javi de la noche anterior y, quizás, por estar algo inquieto en el fondo, así que me empecé a quejar inevitablemente.

Esto lo debió notar Sven y, a la mañana siguiente cuando me desperté él me preguntó directamente:

-Alberto… ¿pasó algo entre tu amigo y tú?

Esa pregunta me despertó totalmente de golpe, lo miré y no hizo falta que dijera nada para que se diera cuenta de que así era. Aunque, finalmente decidí que ya no se lo podía ocultar y debía decirle toda la verdad, por lo que tímidamente le contesté:

-Nos hemos acostado.

Pero al decírselo no vi en la cara de Sven una expresión de enfado, sino de tristeza, lo que me hizo sentir fatal conmigo mismo, él confiaba en mí y yo lo había traicionado, después de todo lo que él me había apoyado en mis malos momentos.

Entonces Sven se levantó de la cama sin decir nada y yo le dije casi tembloroso “Lo siento mucho” pero ¿con qué derecho le pedía perdón ahora? El daño, hecho estaba.

Durante ese día no me habló y yo tampoco me atrevía a decirle nada por miedo a empeorar las cosas, pero ya al final del día él mismo me dijo:

-Tenemos que hablar.

Y sentándonos cada uno a un lado de una mesa, él añadió la pregunta más difícil de contestar:

-¿Sigues sintiendo algo por él?

Yo me quedé callado unos segundos, pensando que, si queríamos arreglar las cosas, tenía que enfrentarme a la verdad, puesto que, si no, me estaría engañando también a mí mismo y empeoraría todo. Así que le contesté con un:

-Creo que vuelvo a sentirlo.

Sven cerró los ojos y suspirando agachó la cabeza, así que me di prisa en añadir:

-Pero a ti también te amo, créeme por favor.

Esto último lo dije con los ojos humedecidos, ni yo sabía cómo era posible que pudiera quererlos a los dos a la vez, pero Sven sabía que no era mentira, por lo que concluyó diciéndome:

-Quiero que hablemos los tres juntos.

En ese momento no me atreví ni a respirar, pero en el fondo me parecía bien, sólo esperaba que Javi también quisiera.

A la mañana siguiente llamé a Javi y le conté lo que había pasado, por lo que aceptó la idea de Sven de vernos los tres, pero el lugar lo elegiría yo, así que quedamos esa misma tarde en un parque tranquilo cerca de casa.

Cuando llegamos Sven y yo, Javi ya estaba allí. Ellos se saludaron con un apretón de manos, finalmente se había cumplido lo que dijimos el día de nuestro reencuentro de vernos de nuevo y quizá con Sven, sólo que el ambiente no era el esperado, era un poco tenso, pero Javi tomó la iniciativa, dirigiéndose a Sven y diciéndole:

-Oye… Fui yo el que le dijo a Alberto que viniera conmigo, lo siento, no debí hacerlo.

Pero yo no estaba dispuesto a que él cargara con toda la culpa, así que dije:

-No Javi, algo no pasa si dos no quieren, la culpa es mía.

Entonces Sven nos calló a los dos, nos sentamos en la hierba y habló él:

-Está claro que los dos sentís todavía algo el uno por el otro, así que sólo veo una solución…

Me quedé inmóvil pensando que iba a decir que nuestra relación terminaba, pero en vez de eso, con un rápido movimiento se acercó a Javi y lo besó lujuriosamente, dejándolo perplejo y sujetándolo por detrás del cuello para que no retrocediera mientras Sven me miraba de reojo, esa fue su particular forma de “vengarse” de mí, dejándome con la boca abierta, ¡era lo que menos me podía esperar que pasara!

Cuando reaccioné, supuse lo que Sven había pensado y Javi seguro que también se lo podía imaginar, así me empecé a reír sin poder evitarlo hasta que Sven dijo sugerentemente a Javi:

-¿Qué te parece venir a casa ahora?

Él tartamudeó un poco, pero finalmente sonriendo contestó simplemente con un “Vale”. Así nos fuimos los tres juntos de allí, pensando yo que quizás no se hubieran terminado las sorpresas que Sven nos podía dar. Javi y yo estábamos nerviosos, pero Sven lo tenía todo controlado.

Al llegar a casa pasamos al salón, sentándose él al lado de Javi, volviendo a besarlo sin la más mínima contención, mientras este último, poco a poco se iba calmando y yo, que estaba sentado en el otro extremo, también me uní, era la primera vez que iba a hacer un trío y lo mejor es que los otros dos participantes eran los dos hombres más importantes en mi vida.

Sven continuó avanzando y desabrochó rápidamente toda la camisa de Javi para a continuación, abrírsela él también y dirigirnos ya al dormitorio donde dijo Sven que “Estaríamos más cómodos”.

Una vez en la cama, Sven empezó a desnudarse rápidamente y se recostó en la cama, mientras nosotros también nos colocábamos uno a cada lado.

Javi por primera vez veía el cuerpo de Sven desnudo y, empezando a relajarse, agarró el rabo semierecto de mi chico y empezó a masturbarlo suavemente, mientras Sven le preguntaba:

-¿Te gusta?

Javi no contestó, pero Sven añadió:

-Cómetela.

Él obedeció y metiéndosela en la boca directamente, empezó a chupársela mientras yo, que no me iba a quedar atrás, besé a Sven y me uní a Javi, empezando por succionar los huevos de Sven para proseguir lamiendo todo el tronco de arriba abajo y a la inversa, mientras nuestras salivas se mezclaban y nuestras lenguas jugaban entre sí.

Un momento más tarde, Sven se reincorporó en la cama quedando de rodillas en esta y así continuó sólo Javi chupándosela mientras yo, que aún seguía completamente vestido, me desnudaba rápidamente y me colocaba detrás de Sven también de rodillas, pegando mi pecho a su espalda para acariciar desde atrás todo su pecho y pellizcar sus pezones suavemente.

Sven no tardó en empezar a gemir con una media sonrisa en su boca, ardiente de deseo mientras nos besábamos y acompasaba el movimiento de Javi con movimientos de cadera hasta que un poco después, le terminó de quitar la camisa a Javi y, sujetando su cabeza le dijo:

-A ver hasta donde puedes llegar.

Así que, empujándolo hacia él, forzó a Javi a tragarse su rabo mientras a este se le saltaban las lágrimas por el esfuerzo y la totalidad de su pecho y cabeza se enrojecían al instante, consiguiendo finalmente engullirla casi toda, cosa que yo no conseguí hasta que tuve un poco más de práctica, por lo que Sven lo felicitó con algo de sorna:

-¡Muy bien, así me gusta!

Para liberarlo justo después, dejando que Javi recuperara el aliento mientras ambos se terminaban de desnudar también.

Entonces pude comparar sus cuerpos, Sven es el más alto de los tres, siendo también el más fibrado, su blancura noruega contrastaba con el moreno andaluz de Javi y, en cuanto a sus pollas eran más o menos igual de grandes, aunque diferentes a la vez por la curvatura y venosidades del miembro de Sven y la rectitud de la de Javi.

Seguidamente Sven le pidió a Javi que volviera a la cama y le dejara ver su culo. Él se quedó pensativo un par de segundos, pero al final lo hizo sin decir ni una palabra, colocándose de rodillas en la cama mientras Sven se le acercaba para empujarlo suavemente hacia delante hasta dejarlo a cuatro patas, momento en el que Sven, separando con sus manos las nalgas de Javi, metió su boca entre ellas y yo, que estaba frente a Javi pude ver cómo se sobresaltaba para posteriormente cerrar los ojos con cara de resignación. Entonces lo besé con cariño y él mismo, sin decirle yo nada, empezó a chupármela, lo sabía hacer realmente bien.

Así mientras Sven lamía y mordisqueaba con gusto el perfectamente depilado culo de Javi y hasta que, un buen rato después, parando de hacerlo le preguntó:

-¿Se han follado alguna vez este culito?

A lo que Javi contestó con un simple “No”, por lo que Sven añadió en voz casi susurrada:

-Lo imaginaba.

Pero las sorpresas de Sven no habían terminado todavía y dirigiendo su mirada hacia mí me espetó:

-Todo tuyo.

Yo abrí los ojos como platos y exclamé “¿Qué…?” realmente no me esperaba eso, pero, aceptando que, dadas las circunstancias, tanto Javi como yo debíamos hacer lo que Sven quisiera, miré a Javi que me hizo una señal de aprobación y colocándome detrás de él, cogí un preservativo.

Entonces mientras me lo ponía, Sven echó un poco de lubricante en el culo de Javi y yo, recogiendo el exceso con una mano, me lo extendí por el condón a la vez que Javi me decía nervioso:

-Hazlo despacio por favor.

Recordándome a mi primera vez, cuando fui yo el que le dijo a él esas mismas palabras, sólo que ahora los roles se habían intercambiado. Así que intenté que se relajara con un suave masaje en la espalda y le contesté:

-No te preocupes.

Yo hacía años que no era activo y sólo lo había hecho tres o cuatro veces, además, porque nunca me llegó a gustar tanto, pero esto también era parte de una morbosa y extraña forma de castigo de Sven.

Sin más demora sujeté a Javi por la cintura y poco a poco empecé a hundir mi miembro en su interior con un corto vaivén, hasta que finalmente la cabeza traspasó su anillo, su interior estaba increíblemente caliente y era bastante angosto, notaba cómo su culo intentaba estrangular mi pene que lentamente era absorbido.

Conseguí meter más o menos la mitad y sin querer forzarlo más, paré ahí y le pregunté si le dolía. Él me contestó que estaba bien, aunque sentí que lo decía por hacerse un poco el duro, así que esperé a que se acostumbrara un poco y me empecé a mover muy suavemente, después de todo, era su primera vez.

Después de un rato y con un poco de paciencia conseguí llegar un poco más adentro, moviéndome a mayor ritmo, aunque todavía despacio, mientras Javi gemía fuertemente con los dientes apretados, era deliciosa la estrechez y suavidad de su interior.

Mientras tanto, Sven había estado delante de Javi masturbándose y observando la escena, pero a continuación le dijo a Javi que se diera la vuelta, por lo que yo me salí de él y entonces, colocándose Javi boca arriba, Sven cogió otro condón y poniéndoselo, penetró fuertemente a Javi haciendo que incluso yo me sobresaltara.

Así empezó a envestir a Javi con más fuerza de lo que lo había hecho yo, chasqueando su culo con cada golpe.

Yo sufría por Javi, escuchando sus quejidos ahogados mezcla de dolor y cansancio y viéndolo temblar con las venas de su cuello y sienes completamente hinchadas.

Nunca había visto a Sven ser tan dominante ni tan duro y, aunque me preocupaba, también me producía mucho morbo y en el fondo sabía que Sven no le quería hacer daño. Aun así, decidí recompensar a Javi por su entrega y tumbándome a su lado, le empecé a hacer una mamada lentamente para que se relajara mientras Sven envestía su culo saliéndose de él casi por completo para volver a llenarlo con cada centímetro de su rabo, hasta que un momento después Javi gritó:

-¡No puedo más, me corro!

Notando en ese momento como su polla se hinchaba en mi boca, pero, aunque no me gusta el sabor del semen, por él, no me la saqué y dejé que se corriera dentro ya que sabía que le gustaría, lanzando varios chorros de leche directamente a mi garganta y notando como bajaba el espeso líquido por ella.

Entonces Sven también se salió de él para no hacerlo sufrir más y terminó masturbándose fuerte y rápidamente para correrse un poco después también en mi boca sin dejar que se escapara ninguna gota de su esencia como no podía ser de otra forma. Entonces, mientras recuperaban el aliento Sven reconoció el esfuerzo de Javi y le dijo:

-Lo has hecho muy bien campeón.

Dándole un par de palmadas en un costado mientras yo lo besaba.

Pero yo todavía no me había corrido, así que Sven hizo que me tumbara al lado de Javi y, quedando yo en el centro, me empezó a pajear hasta que me corrí sobre mi pecho, recogiendo con sus lenguas mi semen y besándose entre ellos y a mí alternamente.

Pero un momento más tarde, cuando me di cuenta, Javi ya se había quedado dormido, estaba completamente agotado y empapado en sudor, entonces besé a Sven y le dije:

-Te quiero.

Y mientras él me abrazaba con cariño me correspondió diciéndome:

-Yo también te quiero. Estamos en paz.

Y así nos dormimos junto a Javi.

A la mañana siguiente me desperté, con Javi a mi derecha acurrucado en mi pecho y Sven a mi izquierda, con sus dedos entrelazados con los míos. Entonces empecé a peinar suavemente con mis dedos el alborotado pelo de Javi que seguía dormido, pero al momento se despertó y tuvimos más o menos la siguiente conversación:

Yo: ¿Estás bien?

Él asintió adormilado aún y me contestó:

-Sí tranquilo, estoy muy bien.

Yo: Todavía no me creo lo que pasó anoche.

Javi: Me alegro de que mi primera vez haya sido contigo.

Para finalmente, acercándose a mi boca, besarme suavemente.

Después, cuando se despertó también Sven, fuimos a ducharnos los tres por separado y desayunamos, prometiéndole a Sven que no volveríamos a acostarnos, al menos, sin que él también participara.

Así terminamos de pasar juntos una agradable mañana, pero Javi ya se iba de nuevo al día siguiente, así que sobre el mediodía nos despedimos y al hacerlo, Javi le dio la mano a Sven amistosamente diciéndole:

-Quiero la revancha eh.

A lo que Sven contestó:

-Estaré encantado tío.

Pero yo no quería que me dejaran fuera del trato y bromeando dije:

-Eh ¿y yo qué?

Y Javi tomando la palabra me respondió:

-No te preocupes, tu tendrás tu doble ración.

Esa respuesta nos hizo reír a los tres y abrazándonos, nos prometimos que no pasaría tanto tiempo otra vez hasta que nos volvamos a ver.

Espero que os haya gustado este nuevo relato que he escrito queriendo dar la mayor cantidad de detalles para que lo podáis visualizar con el mayor realismo posible.

Durante el confinamiento de España, os adelanto que Sven y yo pensamos hacerle una visita sorpresa a Javi que por fin hemos podido realizar, pero eso será relatado en los próximos días, mientras tanto, os dejo los enlaces a mis otros dos relatos. Gracias.

Mis cambios

Recuerdos

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