Mi tía Martha cumplió 50 años de edad la semana pasada y para festejar tan importante suceso, mi tío decidió hacerle una pequeña fiesta, con los amigos más cercanos y por supuesto, la familia más cercana.
Llegamos a Cuernavaca temprano, prácticamente a desayunar. Durante el día se hicieron los preparativos correspondientes en donde, todos colaboramos. Ya por la tarde nos preparamos para comenzar a recibir a la gente. La verdad es que yo no quise vestirme tan corta por razón de que no conocía a mucha gente y no quise sentirme incómoda. Además, estarían presentes muchos familiares.
Decidí vestir con un jeans muy ajustado, casi embarrado, un top blanco, una torera azul y unos tenis, algo muy casual.
Nos reunimos entre 7 u 8 primos y dando las 10 de la noche nos fuimos a un antro, para bailar un poco y distraernos, pues en la casa habría puros viejitos.
Llegamos cerca de las 3 de la mañana a la casa y los mayores siguen enfiestados; tomando y cantando, ya saben como son las fiestas familiares, verdad?
Yo llegué algo ebria a casa y aun así me tomé dos tequilas más, lo que me noqueó y me mandó a dormir. A mis padres y a mí nos habían ubicado en un cuarto que está en la azotea de la casa, así es que, cuando me fui a dormir, estaba yo sola en el cuarto, mis padres seguían en la fiesta, jejeje.
Me puse mi pijama, me recosté en la cama de mi lado derecho y cerré mis ojos, pero el sueño aún no se apoderaba de mi.
Oí que se abría muy lentamente la puerta del cuarto y pensé que eran mis papás y que estaban entrando muy despacio para no hacer ruido; pero nada más lejos de la realidad. ¿Quién entró? la verdad no lo sé.
Me mantuve con los ojos cerrados para aparentar estar dormida. De repente sentí aire en las piernas, pues alguien estaba alzando las cobijas. Una mano se posó en mis piernas y las acariciaba muy suavemente. Lo hacía de una manera muy lenta y como si tuviera la experiencia del mundo en hacerlo.
Esa mano recorría desde mis rodillas hasta llegar a mi entrepierna y se detuvo porque mi calzón estaba tan ajustado que no lo podía mover. Sentí la presencia de alguien frente a mí, pero aun así no quise abrir los ojos. Escuché como se abría el cierre de un pantalón y como se desabrochaba un cinturón. Comencé a sentir golpecitos en mi mejilla y me llegó el aroma a sexo, a verga con un poquito de olor a pipi.
Sentí una lengua en mis labios y después, sentí esa verga intentando abrirme la boca. Además de la humedad en mis labios que había dejado aquella lengua, ahora sentía un líquido calientito, seguramente era la babita que por la calentura, tenía esa verga.
Dejé flojitos mis labios para que esa verga pudiera entrar a mi boca y sentí como entraba la cabeza. Así se quedó por un momento, poco después esa persona comenzó a convulsionar y de repente soltó un chorro de semen caliente en mi boca.
Cerré la garganta para no tragarme, pero mucho de ese semen se quedó dentro de mi boca. Cuando sentí que se vino esa verga y que la sacaban de mi boca, cerré mis labios y me quedé con semen dentro de mi boca, el cual jugué con mi lengua por un rato más.
Se abrocharon el pantalón y rápidamente salieron de la habitación. Unos minutos después me incorporé, seguía moviendo el semen dentro de mi boca y terminé tragándome lo poco que me habían dejado; me fui al baño, me lavé la boca y me fui a dormir.
Al día siguiente todo era normal, como si nada hubiera sucedido. Aún sigo pensando, quien habría sido el extraño que había entrado a mi habitación la noche anterior. Tengo 5 primos que están de muy buen ver y todos, uno o dos años mayores que yo. El peor de los casos es que todos son tan amables y cariñosos conmigo que siento que más de uno me tienen ganas de coger.
Ojalá y algún día sepa de quien fueron los mocos que me comí y que si por mi fuera, se los comería a todos mis primos y no es que sea una puta, simplemente porque me gusta el sabor del semen y especialmente, me gusta motivar para que ese semen salga caliente.
Si te ha gustado mi relato, espero que me dejes un comentario.
Besos con semen.