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Un fin de semana en Cap d’Agde, Francia (agosto 2019): 10-12
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Laia muy cachonda, el domingo se queda con su Toro / Bull francés, Didier y pasamos al final todo el domingo con él, alargando el finde… 

Capítulo 10: Laia, la “chienne” de Didier.

Mientras Didier se toma su vaso de leche me comenta que quiere jugar con Laia…. Le comento que especifique como, y me pide que tenga confianza… Le doy el ok y veo que se va hacia un armario pequeño cerca de la cama y empieza a sacar cosas y mis ojos se agrandan…ufff resoplo, y le digo que no se si le gustara y con mirada libidinosa me asegura con un gran: Oui ¡!! Beaucoup ¡! (Si, mucho…). Laia esta como muerta en la cama, y Didier coge unas pulseras/esposas de cuero y se las pone en las muñecas con apenas una cadeneta de 15 cm de separación, después con una cinta/pañuelo grande de color negro le venda los ojos. A continuación le da la vuelta y poniéndola boca abajo saca un plug anal grande de 3,5 cm con un brillante de color rojo y untándolo con la vaselina de una pomada se lo introduce en su culito… yo lo veo muy grande y como que no iba a entrar, pero curiosamente se desliza con facilidad y al quedarle insertado Laia emite un suspiro de placer. A continuación saca como un bozal con una picha pequeña y se lo pone en la boca atándolo en la nuca, en eso que se empieza a despertar y al notarse así se pone nerviosa y tengo que decirle: Tranquila zorra, te vamos a dar tu merecido… Y quedándose quieta espera a ver que hacemos.

Didier sujeta la cadena de las esposas para que Laia tenga los brazos estirados por encima de su cabeza, y con la otra mano, me señala un dildo de unos 15 cm y me hace señales para que la folle con el… Así que abriéndole las piernas, la empiezo a follar con él, pero como no me va muy bien, le acabo levantando el culo para ponerlo en pompa (casi a lo perrita) y ahora sí… Y ella empieza a remover el culo, y en eso que Didier me hace indicaciones viéndome la polla en posición de firmes y cambio dildo por polla que ella agradece y observo que a él le empieza a crecer su monstruo… total que cuando llevo un rato bombeándole a Laia su chocho, el cual está ya mojado, Didier me hace señas y nos intercambiamos, pero el coge otro dildo más grande, de unos 20 cm, y de un tirón se lo mete al tiempo que le azota con una mano el culo poniéndoselo como un tomate, y así follándola con el dildo oímos como intenta hablar mientras le caen las babas de comerse la polla del bozal, así que se lo quito y me grita: Polla ¡!!! Quiero polla ¡!! Y para que se calle le meto la mía en su boquita y empieza a devorármela mientras mueve su culito con el dildo con el que Didier no para de follarla hasta que se lo saca y la ensarta con su pollon y con un grito, cae de lado entre espasmos orgásmicos. Didier la voltea para ponerla boca arriba y mientras yo le vuelvo a meter mi pene en la boca, él le levanta las piernas y le inserta el suyo en su coño empezando a bombear como un poseso retronando sus huevos contra el charco del chocho de mi Laia hasta que entre arcadas de espasmos, se vuelve a correr entre gritos…

Me estiro en la cama y poniéndome de lado junto a la espalda de Laia, la tanteo y todo son fluidos de su corrida, y sin apenas esfuerzo, le saco el plug y lo sustituyo con mi picha que entra como en túnel de metro. En eso que el cabron del francés, le levanta una pierna a Laia y agarrando su pollon lo friega arriba y debajo de su chocho que suena cual chapoteo… Le pregunto si esta cachonda y me responde que está muy guarra… Que es la puta del pollon francés… Y en eso, Didier hunde a cámara lenta su trancazo en su chocho y lo noto a través de su culo entrar estrujándome mi polla y Laia empieza a gritar y convulsionarse mientras salen chorros de su corrida que empapan al francés… yo no aguanto y me corro dentro de su culo, y al sacarle mi picha, le empieza a chorrear el semen…

Didier saca el pollon del conejo de Laia y esta esboza un grito. Coge el bozal con dildo, y se lo vuelve a poner aunque intenta oponer resistencia pero son más las intenciones que los hechos, ya que las fuerzas la tienen abandonada. Le pega varios cachetes en las nalgas por su resistencia y le levanta el culo para volver a ponerla a cuatro patas cual perrita guarrilla. Yo me sitúo en la cabeza de Laia y mientras con una rodilla sobre la cadena que une sus muñecas le inmovilizo los brazos, con mis manos empiezo a acariciar sus grandes melones con algunos pellizcos a sus durísimos pezones. Didier veo que se dispone otra vez a follarla, pero esta vez sin compasión, con grandes chapoteos de sus huevos contra el pubis de Laia: plof, plof, plof… y entre pequeños alaridos (con el bozal no puede gritar), vuelve a correrse dos o tres veces antes de que el negro se saque el cipote y quitándole el bozal, se la meta en la boca en la que con gran dificultad apenas le cabe el glande, corriéndose dentro, y asombrado veo como con mucho deleite se come y saborea la leche del francés…, por primera vez, la de otro nabo que no es el mío y se deja caer recostada en la cama con temblores en las piernas. Yo, que se me ha puesto dura la picha otra vez con el espectáculo, me pongo entre sus piernas temblorosas y levantándolas miro de follar a Laia, pero mi pene entra sin tocar sus paredes vaginales de lo dilatada que la ha dejado, y tengo que desistir… el cabron del negro le ha reventado el coño.

Capítulo 11: Una tarde relajada con Didier.

Nos levantamos y vamos pasando por turnos por la ducha, y al acabar, ya cerca de las 15 h y con muchísima hambre, Didier saca de la nevera unas pizzas que hace en el microondas y abre una botella de champan. Comemos en la terraza mientras tomamos el sol, y al finalizar con un café, Didier nos pregunta por nuestros planes. Le comentamos que nuestra intención era haber ido otra vez a la fiesta de espuma (Mousse Party) hasta las 19 h, y salir ya para casa (ya que son 320 Km, y unas 3.15 horas)… Entonces Didier nos comenta si tenemos más vacaciones o el lunes ya trabajamos, y Laia le dice que tenemos más vacaciones, solo que nada más habíamos reservado en el camping para el fin de semana… Con cara picara, Didier nos propone quedarnos con él un día más y volver a Barcelona el lunes…

Laia me mira con complicidad… está claro que Didier se la quiere follar más y ella también lo desea… así que accedo y Laia se cuelga de mi cuello dándome un gran morreo. Son las 16 h y como estamos reventados, nos vamos los tres a la cama poniéndose Laia en medio y cuando nos damos cuenta son las 19 h… Vaya siesta!!! Nos desperezamos y Didier nos comenta que vayamos al coche a recoger algunas cosas para cambiarnos y salir a cenar. Así que Laia se viste con el modelito del sábado noche y salimos. Al cabo de 45 minutos estamos de vuelta en el apartamento, con una maleta con la ropa para vestirnos.

Didier le dice a Laia que hoy será una zorrilla y le da una bolsa… Nos quedamos extrañados, y entonces nos comenta que ella vestirá con lo que hay en la bolsa… Así que Didier y yo nos vestimos, por casualidad muy parecido: camisa blanca, tejanos y zapatos, y Laia abriendo la bolsa, exclama que uff, que es demasiado, pero Didier acariciándola un pecho con una mano y su coñito con la otra, la convence enseguida… A ver, el conjunto es un arnés de cuero de cuerpo entero, de cintas cruzadas que le enmarcan los pechos y su coñito, con un collar con una argolla del que cuelga una cinta para llevarla a rastras, después una faldita súper corta de unos 10 cm de largo, que apenas tapa visualmente su conejo por delante pero deja al descubierto todo su culo, y para acabar de vestirla más zorrona, le pone otra vez el bozal con polla en el interior de la boca y lo que la tiene más reticente: un plug de 4 cm de ancho (que ha de lubricar con vaselina y le cuesta meterse..) con una cola de caballo de 40 cm de largo… Total, que cuando Laia le consulta a Didier si se pone las sandalias que llevaba ayer o unas botas altas por encima de las rodillas, de cuero con plataforma de 5 cm y talones de 15 cm, evidentemente el francés escoge las botas… Ufff madre mía que pedazo de puta que parece Laia… Son las 20.30, hora de cenar o de follar, no me queda claro, y salimos por la puerta. Yo me guardo en un bolsillo una toalla pequeñita de microfibra del Decathlón, que es tan compacta que me cabe.

Capítulo 12: Cena en Le Piment Vert.

Atravesamos el Heliópolis y salimos a la zona de tiendas, sex-shops, restaurantes y paseo de Port Ambone. Didier lleva de la correa a Laia cual trofeo enseñándola y yo voy un poco por detrás de ellos dos, de forma que veo muchas caras (también algunas femeninas) que se giran para ver bien a Laia y observar su gran culo con la cola de zorra. Hay ambiente subido de tono, pero se observa menos gente que el sábado… algunos ya han marchado para sus casas. Llegamos a un restaurante llamado Piment Vert y pedimos mesa para tres, y hacemos cola. Tenemos 12 personas delante (un grupo de 6 y 3 parejas) y después de 20 minutos, entramos. Es hora punta. Nos llevan a una mesa y nos sentamos, poniéndome yo enfrente de ellos dos que se sientan en un sofá. Antes de sentarse Laia, saco la toalla y la pongo para que sus nalgas no toquen el sofá, tema de higiene, ya que su chocho lo tiene completamente expuesto… y coloca su cola de zorra (la del plug) hacia atrás, hacia su espalda y Didier le desabrocha el bozal.

Vamos pidiendo platos con un vino y de tanto en tanto, Didier le pellizca un pezón a Laia o tirando de la cadena y un manotazo, la obliga a estar con las piernas bien abiertas… Al acabar, le ponemos otra vez el bozal y nos vamos caminando por las tiendas con todo el ambiente, aunque es cierto que es menor que el sábado noche… Didier pasea a Laia de la correa cual perrita y de repente una chica se le acerca y empieza a tocarle la cola de zorrita del plug, mientras con la otra mano levanta la minifaldilla y metiendo su mano debajo, estira los labios vaginales y oímos sus gemidos apagados por el bozal… A Laia se le ponen de punta los pezones e intuyo que está muy cachonda…

Didier la estira de la correa y nos dirigimos por los pasillos de las tiendas hacia el cine.

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