No sabéis quien ha ganado, solo podéis intentar respirar, coger aire mientras vuestros corazones van a mil, Nuria salta del sulkie, te quita el mordedor, te abraza, te llena de besos, te acaricia. A tu lado, en el sulkie de Zuleia, Yoha también acaricia y besa a su madre.
Miras la pantalla, ves la repetición de la entrada, tu corazón casi se para al ver que has sido tú quien has cruzado en primer lugar, a tu lado con la cabeza baja Zuleia no deja de llorar, Nuria se abraza a ella, la besa, le dice que es tan ganadora como tú, Yoha se acerca a ti, y acariciándote las mejillas te felicita. Al momento llegan vuestras compañeras, todavía impactadas por vuestra llegada, por vuestro esfuerzo, por estos pocos centímetros que han separado más de 20 kilómetros de lucha y esfuerzo.
También llegan las amigas de Nuria, miras a Joanna, desnuda y esclava, una mirada de complicidad os hace sonreír, todas te felicitan, te besan, te acarician, pero solo ella te comprende, solo ella te envidia. Se acerca y restriega su hocico con el tuyo, tú la miras y con la dificultad del mordedor que llena tu boca, le dices que algún día será ella quien azotada, sudorosa y dolorida, sienta el placer de terminar y ganar una carrera como esta. Ella baja la cabeza, Luna tira de su correa, y se la lleva a una zona habilitada para empezar a domar a las esclavas novicias.
Me ves, tiras tus hombros hacia atrás, levantas tus pechos, sonríes orgullosa, mientras no dejo de besarte, de acariciarte, de recorrerte entera con mis labios y mis manos, gruñes un poco cuando mis dedos tocan tu sexo penetrado aún por esta barra que ahora sí te duele horrores, Nuria tensa nuevamente tu mordedor, y tirando de tu correa te lleva hasta el escenario donde está el pódium, delante de ti el sulkie de Yoha, Zuleia tira con fuerza del carro para subir esta pequeña rampa, una vez arriba, con unos ligeros azotes Yoha la hace girar, quedando de cara al público. Ahora es Nuria quien tira de ti, quien te hace subir, arriba te pones junto a tu rival.
Miras a la gente, no falta nadie, delante vuestras compañeras, las yeguas con quienes compartisteis hace 20 años la primera carrera, están gritando como locas y con sus manos zarandean los cascabeles que llevaban colgados en sus pechos, miras a Zuleia, ella medio te sonríe, mueves un poco tus pechos y al momento, giráis la cara, miráis a vuestra amigas y las dos zarandeáis con fuerza vuestras tetas haciendo sonar vuestros cascabeles. Sigues mirando, allí están tus compañeros de correos, aplaudiendo a rabiar a la cartera más valiente y sensual que nunca han conocido. La gente de la agencia de viajes de Zuleia, la aplaude, le lanza besos, le gritan lo orgullosos que están del esfuerzo y la valentía de su chica, Zuleia les sonríe y algo más contenta levanta también sus hombros, mientras saluda bajando y subiendo la cabeza, y moviendo una de sus patas. También están las amigas de Yoha, las de Nuria, tus compañeras de las reuniones “de mamas” y decenas, centenares de desconocidos que ya son vuestros seguidores más fieles. Zuleia se fija en mí, y sobre todo en mi compañero, junto a mí está su enigmático desconocido, que no deja de mirarla, no sonríe, no aplaude, simplemente la observa. Ella coqueta mueve su cabellera, sus pechos, lanza un par de bufidos y sumisa baja la cabeza.
Eva sube al escenario, un ligero movimiento en las correa de Zuleia, hacen que la yegua avance unos centímetros, Eva pone en el vestido de Yoha una medalla de plata con una herradura en relieve justo en el centro. Luego pone en el cuello del animal un collar con una pequeña herradura de plata colgando de una argolla. Yoha hace retroceder a su esclava. Ahora es Nuria quien te hace avanzar, es vuestro turno, me habéis puesto de los nervios, cuando habéis lanzado el ataque desde tan lejos, pero al final lo habéis conseguido, madre e hija luchando juntas, cabalgando juntas, compartiendo el placer del látigo, ella en su mano y tú en tu piel. El aplauso es total, atronador, Eva coloca en el pecho de Nuria la medalla de oro, tu niña está llorando de emoción mientras, montada en su sulkie, Yoha aplaude con todas sus fuerzas., todos aplauden, igual que antes lo hicimos con Zuleia. Bajas la cabeza, mientras Eva pone en tu cuello el collar con la herradura de oro, mojas tus mejillas con lágrimas, toda la carrera pasa por delante de ti en un instante, las compañeras separándose de vosotras, aquella recta inmensa, las zarzas clavándose en tu piel, el repiquetear brutal y cruel de la barra en tu sexo inflamado, el sudor de este sol de verano quemando tu piel, el asco y el miedo cuando han hundido tu cara en el estiércol, la entrada en el circuito entre gritos y aplausos, y este final agónico en el que has conseguido cruzar la primera. Un tirón de tu correa te hace volver a la realidad, es hora de ir ya hacia el establo.
Apenas son trescientos metros, pero la gente se agolpa junto a vosotras, quieren felicitaros, tocaros, acariciaros, todos están orgullosos de vosotras, de las dos, el camino se alarga durante más de media hora, os hacen fotos, quieren selfies con su yegua preferida, os besan, acarician, os dan ánimos, también aplauden a Yoha y Nuria, se hacen fotos con ellas, les preguntan mil cosas y ellas intentan responder, sonreír y agradecer a cada una de aquellas persones su intereses y su aprecio por vosotras.
Finalmente llegamos al establo, poco a poco os vamos quitando vuestros mordedores, bozales, la cola, todo el correaje, os desatamos los brazos, y con todo el cuidado posible os desenganchamos del sulkie. Una vez libre corres hacia Zuleia, y las dos os fundís en un abrazo largo e intenso. Tras unos minutos, le digo a Yoha, a Nuria y a ti, que salgamos, Zuleia merece un poco de intimidad, os sorprendéis, pero con una media sonrisa de Yoha y mía, entendéis que hay algo más, y salimos los tres.
Tumbada en un rincón, sola, sucia y mugrienta, Zuleia no deja de llorar, en un ataque de rabia se ha arrancado el collar con la herradura y lo ha lanzado lejos. Se acerca alguien, ella le ve, sorbe sus mocos, intenta limpiarse la cara, ocultar sus ojos llorosos. Su amante desconocido la levanta por sus pechos, va girando a su alrededor, toca su culo azotado, su lomo en carne viva, se entretiene en su vulva hinchada, sus piernas marcadas por las zarzas, acaricia sus pechos castigados por la fusta, pasea sus dedos por cualquier rincón del cuerpo de la esclava, Zuleia está inquieta, nerviosa, quiere abrazarlo, besarlo, pedirle perdón por haber perdido la carrera. Él no tiene prisa, le encanta jugar con sus nervios y sus miedos. Le pone otra vez su collar y le enseña otro en el que hay dos herraduras, una de oro y una de plata, es el que de mutua acuerdo con Yoha y Nuria hemos decidido que llevéis las dos a partir de ahora, se lo pone, ella lo agradece con su mirada. Girándola le ordena que se ponga a 4 patas, la agarra por sus caderas y de un golpe entra su verga en el culo de la esclava, Zuleia lanza un chillido, pero se muerde los labios para no quejarse, mientras, él la mueve con su verga ensartada en ella y empieza a hablar… le dice que su nombre es Raül y que esta mañana antes de empezar la carrera, la ha comprado a Yoha, ahora le pertenece, Zuleia se estremece con estas palabras, mientras el dolor de aquella tranca cada vez más gruesa y dura clavada en ella va dando paso a un leve cosquilleo de felicidad y de deseo, Raül le acaricia sus nalgas y su espalda, mientras sigue hablando… será su esclava a tiempo completo, la follara y la castigara siempre que la apetezca, y si ella le demuestra que es capaz de mejorar, tal vez la preparare para “el desempate”, Nuria y Yoha están de acuerdo, en organizar un nueva carrera.
Pero antes de empezar su doma y adiestramiento, necesita saber cuál es su palabra de seguridad, ella recuerda la primera vez que la azote y sin dudarlo dice que su palabra es vainilla tres veces seguidas. Raül le dice que si quiere volver a su vida anterior, ahora es el momento de decirla. Zuleia orgullosa y sumisa, excitada y caliente, estruja con sus nalgas la verga que la penetra y satisfecha nota como su dueño se vacía dentro de ella. El placer blanco y espeso de su amo, la llena y baja jugoso y caliente por sus muslos.
Él deja que se desenganche de él, Zuleia de rodillas, le mira, tira sus hombros hacia atrás, le muestra satisfecha su cuerpo castigado, empapado en barro y sudor y con voz firme responde… “Gracias amo por adquirirme, seré una digna esclava de su verga y de su látigo, seré suya hasta que usted decida venderme o regalarme, mi único límite es su placer y su imaginación” , al instante engulle la verga y va limpiándola con la boca, nota en sus labios el sabor del semen de su dueño y de su propio culo sucio y sanguinolento, sigue besándola, lamiéndola, restregando sus mejillas por ella, mientras sensual y caliente mueve sus tetas, su culo. Vuelve a engullirla, y traviesa y pícara nota como poco a poco va creciendo, como engorda más y más entre sus labios, Ella se separa, él la mira, Zuleia se tumba en el suelo, separa sus piernas y se relame los labios, mientras se acaricia su vulva, su clítoris. Raül le dice que su sexo está muy inflamado y que le dolerá. Ella sonríe con sus mejillas sucias del placer de su dueño, separa aún más sus piernas, levanta su culo y se contornea, ya sabe que le dolerá, que seguramente no sentirá ningún tipo de placer, pero quiere sentirlo dentro de ella, quiere ofrecerle su dolor y su cuerpo castigado. Raül se tumba sobre la esclava, la agarra por sus muslos azotados y va entrando lentamente su verga hasta el fondo, Zuleia llora y chilla, pero sus manos lo agarran con fuerza por su culo y lo estruja con fuerza contra ella, él se mueve, ella sumisa sigue el compás de la verga de su dueño, él golpea una y otra vez hasta el fondo el coño de la esclava, ella con lágrimas en los ojos, sigue agarrada a él, siente como se corre, como un chorro blanco y espeso vuelve a llenarla, y Zuleia con un hilo de voz entrecortada le da las gracias. Él la besa, la acaricia, le susurra y la esclava abrazada a su dueño, siente su cuerpo sobre sus pechos, su verga retozando dentro de ella, sus labios besando su cara. Hoy la victoria ha sido para ti, pero abrazada su dueño, feliz y satisfecha, orgullosa de haber encontrado a alguien como Raül, sabe que hoy, ella también ha ganado.
Epilogo
Tras la competición, todo fue volviendo a la normalidad, casi cada semana Zuleia y tú os llamáis, quedáis para desayunar o para merendar tras un duro día de trabajo, charláis de vuestras cosas, de esta nueva competición que se adivina en un futuro más o menos lejano, de cómo os cuidan vuestros compañeros en la agencia de viajes o en correos, de cómo os excita sentir sus miradas en vuestra piel ahora que os han visto en todo vuestro esplendor. Zuleia te habla de sus castigos, de cómo día tras día, su dueño la hace gozar y sufrir, la penetra una y otra vez hasta que se corre berreando como una cerda, aunque a veces la hace enfadar follando con otras hembras, mientras ella encadenada y azotada, les mira y les excita con sus gritos y sus gruñidos. Tú también le muestras orgullosa las marcas del látigo dibujadas en tu piel, le cuentas que Nuria y su novio a veces te sacan a pasear tirando de tu correa y relames golosa toda la leche que rebosa del coño de tu niña cuando follan una y otra vez. Un dia Zuleia, inquieta te dice que su dueño tiene algo pensado para ella, los nervios la tienen loca, no consigue saber que es, tiene miedo de que su amo quiera una hembra más joven, o simplemente se haya cansado de ella. Tú intentas tranquilizarla, calmarle y te muerdes los labios para no sonreír y decirle lo que le prepara Raül. No hace falta, justo una semana después Zuleia orgullosa y emocionada te da un sobre para mí y para Nuria, en el Raül nos invita al marcado a fuego de su esclava, y pide que te llevemos con nosotros para poder gozar de nuevos castigos, placeres e ideas, en la piel desnuda y marcada de nuestras potrillas.
P.D.
Terminaron las aventuras de Nuri y Zuleia, ellas junto con Nuria, Yoha, Eva, Lidia, Vane y el resto de personajes, vuelven a su viejo desván, oyen como gira la llave cerrando su puerta, sus cuerpos hechos de fantasía e imaginación van desapareciendo lentamente en el silencio. Si quieres, ya sabes dónde están, puedes abrir su puerta y con tus palabras, tus sensaciones o tu opinión hacer que algunas de ellas, o quizás todas vuelvan a despertar. Ellas sumisas y obedientes compartirán contigo su sudor y sus gemidos, su placer y su dolor, recorrerán cada centímetro de su piel con tus dedos jugueteando contigo, vivirán nuevas aventuras, castigos y caricias. O también puedes cerrar el desván y poner punto final a sus aventuras y relatos. En ambos casos, decidas lo que decidas, gracias por haber compartido parte de tu tiempo conmigo, gracias por imaginar, excitarte, enfadarte y disfrutar de una historia, que desde el primer momento en que la empezaste a leer, ha sido tan tuya como mía.
Si te apetece, la llave con la que abrir su puerta es [email protected]
Suerte y hasta siempre
Kimbocat