Conocí a esta chica por primera vez en persona cuando quedamos de ir a follar en su hora de descanso en el trabajo.
Todo comenzó hace unos años, yo tenía 2 cuentas de Facebook: una personal y la otra para cotorrear. En esta segunda cuenta tenía agregadas más mujeres que hombres.
Un día me salió como sugerencia de amigos esa chica, simpática y de bonito cuerpo. Entré a su perfil para ver más fotos pero no tenía muchas. De esas pocas me llamaron la atención algunas donde estaba vestida con minifalda y tacones o en vestido y tacones. Tengo que admitir que me excita ver vestidas así a las chicas.
Le mandé solicitud de amistad y al poco tiempo la aceptó. Estuvimos platicando aproximadamente 1 mes hasta que por alguna razón tocamos el tema de ir a follar. Ella trabajaba cerca de la estación del metro San Lázaro en Ciudad de México así que me aventuré ir hasta allá.
Aquella chica me comentaba que le gustaba arreglarse con vestidos y tacones, yo estaba excitado pensando en que la vería con esa vestimenta. Sin embargo, cuando llegué fue todo lo contrario. Iba vestida con un pantalón sastre que marcaba bien su culito redondo y sus calzoncitos, llevaba una blusa un poco escotada y zapatos de piso. De cualquier forma se veía muy bien.
Pasamos rápido por unos condones a la farmacia y nos fuimos de volada a un motel que estaba por ahí cerca. Ya lo teníamos bien calculado.
Al entrar a la habitación, ella cerró las cortinas porque había casas y edificios en frente del motel dando la vista hacia dentro. Me acerqué y la tomé de la cintura empezando a besarla muy rico.
– Sabes algo. Soy virgen, estoy muy nerviosa. -comentó ella.
– ¿En serio? Esto va estar muy rico. -contesté para después sonreír de una forma picarona.
Pero la verdad es que no le creí absolutamente nada. Continuamos besándonos y nos empezamos a quitar la ropa. Cuando ella se bajó el pantalón pude ver que sus calzoncitos estaban mojaditos, eso me prendió bastante y en seguida me puse el condón.
Se subió a la cama y me hizo señas para que la penetrara, no perdí más tiempo y me le fui encima. Sus gemidos eran tan ricos que mi pene quería explotar y sacar todo ese semen reservado para su rica vagina.
Ella estaba muy lubricada y mi herramienta resbalaba delicioso adentro de ella. Aunque traía el condón podía sentir su cálida vagina.
– Dámelo todo papi. -dijo ella mientras me la follaba de a perrito.
Seguía gimiendo y yo quería sacar todo el semen pero me detenía a descansar unos cuantos segundos para después seguirla follando.
Yo observaba en el espejo cómo la penetraba, ella se veía tan rica que me hacía estremecer todo el cuerpo.
– ¡Más más más! ¡No pares! -gritaba ella.
La empecé a follar más duro cuando me dijo eso, sus nalgas pegaban tanto que sonaban como chancla.
– Qué rico me coges. -dijo entre sus pequeños gemidos.
– ¿Te gusta? -le pregunté.
– Sí, bebé. Me coges bien rico.
Cambiamos entre varias posiciones hasta que la regresé nuevamente de a perrito. Yo estaba follándola con todas mis ganas mientras sus nalgas seguían sonando como chancla.
El ritmo de la follada iba muy rápido hasta que por fin nos venimos juntos. Ella dio un pequeño grito de satisfacción, se acostó boca abajo en la cama dejando ver sus ricas nalgas y yo me acerqué a un lado de ella mientras acariciaba esas ricas nalguitas.
Teníamos ganas de hacerlo otra vez pero ella tenía que regresar a su trabajo así que salimos del motel, ella tomó su camino y yo me fui al metro.
Después de eso seguíamos platicando por Facebook pero de un día para otro me dejó de contestar. Aun así, lo bueno fue que no me quedé con las ganas.