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Al fin la mamá de mi amigo fue mía
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Tiempo de lectura: 2 minutos

En la secundaria, conocí a mi amigo Gerardo, y a su mamá, una señora bajita, delgada muy atractiva, desde ese momento. Casi todos mis sueños eróticos y mis masturbaciones eran para ella, otra parte eran para Laura, hermana gemela de Gerardo y muy parecida a su mamá.

Claro que nunca dije nada, solo algunas veces, borrachos, platicamos de nuestras fantasías y le dije que su madre me gustaba.

Pasó el tiempo, terminamos la universidad, cada uno tomó su camino, nos casamos e hicimos familia, Gerardo se fue a vivir a Mérida y venía a veces a Aguascalientes a ver a sus padres y hermana.

Los padres vivían solos y yo pasaba a visitarlos algunas veces.

Cierta vez, la señora se cayó, tuvo fractura de pierna y necesitaba ayuda, el esposo no podía con ella y yo me ofrecí a ayudar.

Era ayudarla a moverse, y bañarse, principalmente, la señora era tímida al principio, después no tanto, me decía que era como su hijo, y yo, entre ayuda y ayuda, a veces le veía las piernas o la ropa interior y me excitaba mucho, llegaba a la casa caliente y me cogía a mi esposa, pensando en la señora, que en ese entonces tendría 65 años, yo 40 y tantos años de deseo se desbocaban, mi esposa estaba sorprendida y feliz.

Un día llegué y la señora estaba en su cama, me dijo que la llevara al baño para bañarse, que si la podría ayudar, ya que no estaba su esposo, me puse nervioso y ella lo notó.

-no quieres? -Me dijo- te asusta ver una vieja desnuda?

-Al contrario -le dije- si me gustaría verla, pero me excitaría mucho y me imaginaria algunas cosas prohibidas.

-En serio? -Me dijo.

-Sí, claro, desde muy joven he tenido fantasías con usted.

-Sí -me dijo- siempre me di cuenta de eso, y me gustaba, sobre todo cuando empezaste a crecer y te pusiste muy guapo. Anda ven, ayúdame a bañar.

La llevé al baño, la desnudé y ella me dijo que me desnudara también, para no mojar la ropa.

Ella estaba sentada en una silla de plástico, con su pierna enyesada y tapada con una bolsa.

Me acerqué y me empezó a quitar la camisa y luego desabrochó el pantalón, me tomó la verga, me bajó el calzón y me empezó a masturbar, muy excitado me desvestí totalmente y me acerqué, ella me tomó la verga y así sentada me la empezó a besar, a lamber y a chupar.

-Mi marido no me toca, ya me hacía falta esto.

La bañé, la sequé y la llevé a su cama, allí nos abrazamos, nos besamos y ya no pudimos parar, con cuidado besé todo su cuerpo, le besé entre las piernas hasta hacerla terminar, luego, abrí sus piernas y la penetré, años de deseo se cumplieron allí, en el mejor orgasmo de mi vida.

Ahora ya está sana y sigo cogiendo con ella, ya les contaré más historias.

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