Una vez más lo vi ir hacia la maleta que traía saco una especie de venda y me la puso, retrocedí un poco y tiro de mi cadera, estire las manos buscándolo y mis instintos empezaron a agudizarse escuchaba a más personas riendo y hablando. Puso sus manos sobre mis hombros y las sentí reconfortantes y tibias, recorrió mis brazos y sentí que juntaba mis muñecas y las ataba con una especie de cuerda. Me hizo caminar a ciegas y sentí que me amarraba de algo estirando mis brazos hacia arriba, lo sentí detrás de mi, sentí su respiración agitada, su boca besándome la nuca, su mano izquierda acariciándome sentí como bajaba y besaba mi espalda y yo me mojaba más, lo sentí besar mis nalgas y me ordeno abrir las piernas, obedecí.
Sentí en los tobillos una especie de muñequeras que eran suaves y había algún tubo que hacía que no pudiera cerrar las piernas y quedaba obligada a mantener esa posición. Estando así yo estaba excitada, agitada, sudaba y la humedad de la entrepierna aumentaba, sentí su mano rodear mi cintura, me beso en la boca y me dijo al oído:
-es el momento mamacita dónde nuestras fantasías se vuelven realidad, quieres seguir?
-si amo, hazme tuya, soy tu humilde perrita y estoy aquí para satisfacerte-
-no esperaba menos putita mía
Se alejó y lo primero que sentí fue un golpe en el trasero tan agudo e inesperado que grite de dolor.
Comenzó a mojarme con delicadeza y amor, sentí como me recorría con una esponja y agua helada, la sensación era fuerte, sentí mis pezones endurecerse eran dos pequeñas rocas, sentí el agua correr por la curva de mi espalda hasta mis nalgas, la sentí en mi abdomen que se contraía por lo frío, bajo hasta mi rajita mojando aún más mis labios, a mi alrededor risas, jadeos, música, lo buscaba ahora con el olfato, ansiaba sentir su aroma cerca, saber que estaba ahí, lo llame por su nombre y se ti otra vez un golpe en la nalga, me había dado con una gusta de cuero en las nalgas mojadas, uno más en la otra yo aullaba de placer y le pedía más, otro y otro y otros más alternando de lado.
-aulla más perrita, más para tu amo, te lo ordeno.
De repente sentí golpecitos en mi pubis, deliciosos y dolorosos golpecitos y de repente uno más fuerte.
-aaah! Más! Más!
Otra vez la esponja más helada aún, me retorcía y sentía que en cualquier momento desfallecería del orgasmo que estaba por venir, ansiaba sentir sus manos tocando me, lo sentí acercarse, me mordió cada pezón, una sensación de calor y sentí la cera caerme encima, yo gemía cada vez más
-aun no te puedes venir
La cera escurriendo por entre mis pechos, por mi abdomen y bajaban a mi pubis.
-que bonita te ves así mi reina, atadura para mí, siendo vista por tantos – mientras me decía esto escuché un taco eso venir hacia mí por atrás
-te traje algo mami
Y sentí unos labios en los míos, unos senos pegados a mi y uñas largas en mi cadera que enterraban a propósito, su lengua comenzó a recorrerme, la sentí en las clavículas, en mis pechos -baja más- le pedía a la extraña, pequeños besos alrededor de mi vagina y él detrás de mi amasando me los pechos hinchados de tanta calentura.
– mi amiguita va a jugar contigo ok putita?
-si- ya no podía articular más palabras, y la lengua de aquella mujer entro en mi, empezó a jugar y moverse me abría con sus manos y tragaba mis jugos yo entre en éxtasis total
– aún no te puedes venir mamita o tendré que castigarte
– si amo
Saco de mi culo el buttplug y sin decirme nada sentí un consolador entrar ahí, era más grueso y más largo y casi me quedo sin aire, comenzó a moverlo, agonizaba por sentirlo a él quería que fuera el quien entrara en mi
-ya no aguanto
-si- te vienes te castigo
En ese momento baje al mismísimo infierno, todo era calor, sudor, sensaciones que jamás había tenido, y justo cuando sentía que el alma se me salía del cuerpo
-córrete puta!
Lo hice y llene a aquella mujer de mi, grité y escuché aplausos y chiflidos pero pasaron a segundo plano, estaba en pleno orgasmo.
Ella desencadenó mis tobillos y se fue, Emmanuel me sostuvo por la cintura y desató mis manos y caí, caí en sus brazos, estaba ida, mi cuerpo no reaccionaba, me quito la venda de los ojos y el consolador, hundí mi cara en su pecho mientras me cargaba a una habitación, esta vez en privado, me llevo al baño y en una tina tibia y perfumada me limpio, paso sus manos sobre mi, me quitaba todo aquello y me dejó limpia, me ayudó a salir y me seco, me recostó en una cama y comenzó a besarme, sentía su aroma y el peso de su cuerpo sobre mi, bajo por mi cuello, se quedó jugando con su boca en mis pechos, comencé a mojarme otra vez, lo adoraba, me ordeno acostarme boca abajo se levantó y lo vi desnudarse por primera vez en toda la noche, su piel morena, sus brazos que me encantan y así se subió en mi, me recorrió con sus manos, me tomo de la cintura y me levanto un poco y me embistió con esa verga que yo tanto ansiaba, había esperado sentirlo toda la noche comencé a humedecerme más, iba con ritmos cadenciosos y lentos, subía la velocidad, la metía cada vez más y yo gritaba su nombre, su bendito nombre.
– Emmanuel, soy tuya Emmanuel
Lo escuchaba gritas y jadear
-así mi niña más mojadita, dime qué quieres mas
Se salió y se acostó, me monte en él y lo bese
– métela toda mamacita
Ahora era mi turno, quería que me rogara.
-pídemelo papito, pídeme que me la meta – y el rogaba como un niño que quería un dulce.
Tome su pene y lo pasaba por entre mis labios, y lo veía ido de placer, me levanté un poco y me lo metí, lo cabalgue haciendo que entrara cada vez más, lo escuchaba gritar mi nombre, gemir mi nombre, pedir más, aumente el ritmo y así llegamos los dos, esta vez los dos probamos la lujuria que tanto habíamos imaginado y nos enamoramos de ella, lo sentí venirse y descargarse por completo en mi y aún encima me recosté en su pecho intentando recuperar el aire que me faltaba.
Me salí y sin dejar que nada de él saliera de mí me acurruque y nos dormimos.
A la mañana siguiente me llevo a casa, se despidió de mí y prometimos vernos después.
Sabíamos que habíamos comenzado algo que no planeábamos parar pronto.