Capítulo 3: Los borrachos no mienten
-¿Sabes que necesito buscar un taller, creo que a la camioneta le está fallando el aire acondicionado?- dice mientras se acomoda en el sofá, -¿no está enfriando bien?- Le contesto y me tomo el ultimo sorbo de mi vaso, -Coye sí, pero al rato ya no enfría bien y le tengo que aumentar la velocidad del ventilador para mantener, aunque sea, fresco el carro- me quedo pensado mientras me sirvo más vino, ya le queda menos de un cuarto a la botella y le digo haciendo un brinco al frente de ella así como de sorpresa –¡Listo, eso tiene solución!- echándome a reír, ella se asusta por mi ocurrencia y entre risas me tira un cojín mientras dice –¡Gafoo!!!… no me asustes así – agarra la botella y se sirve lo que queda de ella y se dirige a la cocina.
-Ay Tomy esto es grave- dice con un tono de voz de sorpresa y algo seria, me acerco al equipo de sonido, lo encendido hurgando los discos que hay allí, me volteo -¡¿Qué pasó!?- La veo de espaldas entre la cocina y el pasillo que da hacia los cuartos y me dice –Se acabó el vino, pensaba que tenía otra botella, pero me la bebí, ups- lo dice subiendo los hombros y poniendo carita de niña buena, -claro, la niña borrachita, por supuesto- acercándome hacia donde está, sé que en el pasillo hay una especie de closet donde ella guarda el bar y otras cosas, lo abro.
-Bueno, tenemos Ron blanco, Ron Dorado, Vodka, Whisky, Anís, creo que esto es Amaretto- lo digo mientras la olfateo porque la etiqueta ni se lee bien…-Sí, es Amaretto, ¿Qué dices?… que te provoca- recostada en la pared viéndome pone la cara con sonrisa sumamente picara y conociéndola está a punto de decir alguna locura –Hagamos tragos con lo que hay, tampoco están llenas las botellas pero algo se nos ocurrirá, ¿Qué dices?- volteo a ver el bar –Bueno, llevamos dos botellas de vino encima y si mezclamos otro licor, esto se pondrá feo- digo eso riéndome y me agarra del brazo mientras se abre paso buscando agarrar las botellas –anda vamos, no seas cobarde, acaso tienes que trabajar mañana o manejar, no, verdad!-.
-Tú serás la bartender de esta primera ronda, así que lo dejo en tus manos- digo mientras retorno hacia el equipo de sonido, -¿te provoca escuchar algo en particular?- en eso le escucho decir –No, pon lo que tú quieras pero recuerda que son las 3:30 de la madrugada y los vecinos aquí son delicados- veo un Cd que dice “varios”, así que lo pongo y empieza a sonar “Bailando” de Gente de Zona con Enrique Iglesias… <Veo que esto será reggaetón parejo, bueno es su estilo que más puede encontrar> agarro el control remoto y me acerco a la barra.
Me siento mientras sale y entra de la nevera, saca la licuadora, busca unos vasos que están muy alto, tuvo que trepar sobre el mesón y vaya que me di colirio, en todo ese movimiento, tenía el babydoll sobre sus nalgas, mientras me embelesaba viendo el hilo que tenía puesto, del mismo color de su bata y éste se perdía entre de sus jugosas nalgas, <Creo que el vino te hizo efecto, controla tus ideas>.
-¿Te vas a tomar lo que te sirva, no?- me dice mientras termina de preparar algo, que no sé qué habrá hecho, los sirve en dos vasos largos, decora con unas conchas de limón, se voltea dándome uno, -esto es un mojito, se ve presentable, vaya podrías vivir de bartender- un trago decente, lo pruebo esta algo fuerte pero sabroso, hace una referencia de agradecimiento y al agacharse se le notan los senos, imposible no velos, para mi es sumamente difícil no verlos.
Al rato de conversar y tomar, una de las canciones que empieza a sonar es No te pido que me traigas flores, de Fanny Lú, ella se emociona, suelta el trago que casi lo echa en el suelo,–vamos bailemos- yo con trago en mano, como buen venezolano, tenemos un master en bailar con la bebida en mano sin que se nos derrame jejejeje, me abraza por el cuello y empezamos bailar, le tomo por la cintura, lógico que al ceñirla se le sube el babydoll y se ella se pega a mí, me percato que ya deberían ser las 5:00 o más porque veo cierta claridad en la calle, suelto el trago en una vuelta y seguimos bailando, realmente esto está muy bueno, después siguieron varias canciones que bailamos.
Empieza a sonar El Poeta de Chino y Nacho, y la siento aún más pegada a mí, yo ya la tenía totalmente tomada por la cintura, siento que mi pierna está absolutamente calzada entre sus piernas y su cabeza apoyada en mi pecho, me toma con una mano la nuca y me hace caricias, pasa su otro brazo por mi costado y me abraza agarrándose del hombro, aquellos que me leen y bailan merengue se pueden haber imaginado muy bien como estábamos.
De golpe cambio el género la música y empezó a sonar bachata <esto se pone caliente> me digo porque es inevitable que tenga un erección por el roce y el baile, el calor de su cuerpo, sus senos pegados a mí, sus piernas literalmente entre las mías y encima hace carias en mi nuca, vamos… qué hombre podría resistir a semejante situación y hay que sumarle a dos botellas de vino y un quién sabe que cantidad de ron blanco habremos debido… honestamente yo estaba prendido, no borracho pero si muy alegre.
Suena Señorita por favor de Pince Royce, canción que me gusta mucho y la cual la letra siento que me identifica mucho en esta situación y empiezo a cantarla suave, realmente el alcohol lo desinhibe a uno, bailando siento que me abraza con fuerza y es inevitable sentir su humedad y calor en mi pierna, su sexo descansa literalmente sobre el muslo ya a este nivel, es imposible que no se haya dado dé cuenta de mi erección, aprisionada en el short corto, pero es imposible que no la sienta.
Es increíble como dos cuerpos pueden sentir tanto e intimar con solo bailar, siento su respiración acelerada y me aprieta la nunca, siento que se deja caer más bailando, esto indica que esta excitada, el calor que emana su sexo es notable, debe estar hirviendo por dentro, subo una mano por su espalda acariciándola muy lento, y siento como clava sus uñas en mí nunca y espalda, mi otra mano la voy pasando de su espalda hacia su cintura, pero empiezo a bajar hacia su muslo, ella se deja hacer justo, cuando ya voy moviendo mi mano hacia su nalga, cambia la canción y la música que siguió fue un shock, porque rompió toda la atmosfera que había.
Obvio que seguimos abrazados, nuestras respiraciones están agitadas, me suelta la nunca, baja sus manos hacia mi pecho, no deja de tocarme, más bien me acariciaba, yo le tomo por la cintura y empiezo a caminar de espaldas hacia el sofá, ella me sigue el ritmo y no se separa –No sabía que bailaras tan rico- me dice con un tono suave y se le nota el temblor en su voz, su respiración está agitada porque su pecho sube y baja con fuerza, –Hay muchas cosas más que hago rico- al decirle eso siento un gemido mezclado con un pequeño suspiro, ya siento el sofá a mis piernas y subo una pierna para sentarme sin soltarle.
Ya sentado es inevitable que note mi erección, ella aún mantiene los ojos cerrados, sus manos toman las mías con fuerza, se las siento húmedas, está sudando, su pecho sube y baja con rapidez delatando su nerviosismo, sus pezones parecen dos pequeñas piedras que se marcan perfectamente en su babydoll, le suelto una mano y lleva la suya a su pecho como protegiéndose, le tomo por la cintura y la voy atrayendo poco a poco, se va acomoda sobre mí, pero aún no se atreve a sentarse en mi regazo.
-Dame tus manos- le digo, ella pone sus manos en su pecho y las tomo, esta sudadas de verdad que está nerviosa, jamás me imagine que se podría así, llevo sus manos a mi cara y las beso, las llevo a mi cuello y hago que me tome por allí, pero sin dejar de rozarla voy recorriendo su brazo hasta llegar a sus hombros, en el recorrido le da escalofríos y abre su boca dejando escapar otro gemido suave pero ahogado, voy bajando por su espalda y costado, muy lento, su piel está caliente, es perceptible ciertos temblores que tiene.
-Bella, abre los ojos, anda- cierra la boca y mueve la cabeza negando, cuando mis manos llegan a su cintura, me aferro a ella fuerte, veo que muerde su labio y reprime otro gemido, -anda mírame por favor- en eso abre los ojos, pero sin bajar la cabeza solo me mira desde arriba, porque aún no se deja sentar, veo sus ojos brillar y su labio mordiéndolo, le sonrío con picardía porque sé que está nerviosa pero también deseosa –ven, quiero decirte algo, siéntate- y empiezo a halarla suavemente, ella me clava sus uñas y se va sentando, mis manos las voy moviendo suavemente hacia su cintura y nalgas, fue casi sincronizado, porque justo cuando le tomo las nalgas con mis manos, ella se sienta sobre mi pene durísimo y reprimido por el short.
-Dioss- se le escaba mientras cierra los ojos, deja caer su cabeza sobre mi hombro, ya su espalda se siente más relajada, mis manos soban suavemente sus nalgas y siento como sus caderas se mueven muy pero muy suave hacia atrás y adelante, es casi como un movimiento involuntario de ella, subo mis manos por su cintura y espalda suavemente, con la única diferencia que esta vez las metí debajo de su bata, y mis manos acarician su piel desnuda, tal fue sensación que tuvo que arqueo su espalda, echando su cabeza hacia atrás y deja escapar un gemido, con ese movimiento dejo muy cerca de mi cara sus pechos, con unos pezones incipiente, duros, deseosos de ser besados, mordidos y quien sabe que cosas más se me pudiera ocurrir.
Ya a esta altura debo contenerme para no soltar el lobo, lo único que deseaba es devorarla, tengo una virtud o maldición, no sé, uds. dirán, por más deseo que tenga si no tengo un real consentimiento de su parte jamás cruzaré esa línea, sé que a esta altura y la excitación de ambos es absoluta, y dejar que nuestro deseo se desate será placentero, sin duda será una vorágine sexual, pero lo mío no es simplemente placer carnal, es deseo, placer hacia ella, cariño, no sé si amor, pero hay ternura y admiración, para yo sentirme pleno debo sentir que ella lo desea, que lo anhela, que exige que la penetre que me la coja a lo bestia y a la vez se lo haga tan suave y dulce que sea indescriptible, no sé si ahora me entienden del por qué no se definir si es tengo una virtud o una maldición, en fin.
Me acerco a uno de sus pezones, se ve duro, divino… se lo soplo suave y continuo, ella se estremece y baja la cabeza mirándome, me clava las uñas en los hombros, allí le veo que me mira a los ojos y mi lujuria debe notarse en mi cara porque se muerde el labio y clava su frente con la mía, siento su respiración agitada y su aliento en mi cara, abre los ojos y me mira –Tú me vas a matar o qué- sonrío y solo le digo –Dime que te mate y con gusto lo haré- en eso me dice –la otra noche estaba borracha y ahorita estoy ebria- suelta esa frase y se muerde el labio pero de inmediato escucho dentro de mi <Que carajo estás haciendo> sus palabras fueron un cachetón, es verdad, antes de anoche la rechacé por estar borracha, no quería aprovecharme y aquí ando, calentándola al máximo a sabiendas que esta borracha, peor aún, yo también estoy borracho.
Creo que se dio cuenta que algo hizo clic en mi porque me cambio la cara y dice –Qué paso, que tienes?- a lo que le respondo –Bella, mira como me tienes- en ese preciso momento la agarro firme por la cintura y subo mi cadera para que sienta mi erección, a lo que ella reacciona y se muerde el labio y acaricia mí nunca –Uff… eso se siente divino y me encanta- me dice, -lo sé, y sé que te va a encartar más de lo que te imaginas, pero…- bajo la mirada y respiro profundo cerrando los ojos –Estamos borrachos y sé que esto es producto del deseo y que ambos lo tenemos, pero mañana sobrios no nos vayamos a arrepentir-.
-Tú estás loco o qué- dice con una cara de sorpresa, y algo molesta, -estoy borracha si, pero no he perdido la lucidez y mira como me tienes- diciendo eso, mueve su cadera hacia adelante y atrás restregando su vulva por el largo de mi pene prisionero en el short, -me asusta que lo nuestro no funcione, me duele más perderte por alguna estupidez que yo haga, sabes que soy impulsiva y muy independiente- aumentando su restriego contra mi pene mientras me agarra el cabello –no sé qué es lo que más me encanta de ti, si tu porte, tu forma de ser, eres dulce, caballero, atento… ufff (suspira y echa su cabeza hacia atrás, mientras se restriega cada vez más rápido) siempre hueles rico a colonia, tu voz gruesa, tu perfecto léxico, siempre tienes algún tema para hablar, sin contar como me haces reír-.
Siento que su vulva está que arde, el calor que emana es perceptible a través del short –Y tu cuerpo me encanta, no sé qué me has hecho, pero ayer y hoy he estado demasiado mojada- ya es evidente que se está masturbando conmigo, apoya su cabeza contra la mía.
–Tus labios me matan y tus miradas me desnuda, tus ojos brillan con solo verme y… y…- aumenta la velocidad de sus movimientos y su respiración aumenta, gime descaradamente en mi cara, siento que me hala el cabello y me mira a los ojos con la boca abierta gimiendo.
–Mira… mira como me tienes, ya no aguanto más, voy a acabar, ufff que ricooo… ahh- y se aprieta más hacia mi pene y siento una humedad caliente, su cuerpo empieza a temblar y se tensa, sus muslos se cierran apretándose contra mis piernas cuando suelta un grito de placer dejándose caer sobre mi absolutamente relajada, mi pene absolutamente húmedo, hasta mis muslos están empapados de su acabada.
Aun con su cabeza clavada en mi hombro, con la respiración agitada y tratando de recuperar el aliento me abraza como puede –esa es la verdad, mi verdad es que me asusta que lo nuestro lo dañe, que lo destruya porque me conozco y tú no te mereces que yo te haga daño- dicho eso, agarro su cabeza con mis manos y me giro buscando sus labios, aún tiene la boca abierta y su respiración van disminuyendo.
-Para que una relación no funcione, deben fallar los dos, ¿Cuándo te he fallado yo?- ya mis labios casi rozan los suyos –nunca, nunca me has fallado- no le dejo terminar la frase y la beso, nuestras lenguas se unen en un baile frenético, cada uno queriendo comerse al otro, me muerde el labio y lo hala, lo suelta y vuelve a hundirse en mi boca hurgando, buscando mi lengua se entrelace con la suya, su cuerpo tiembla, gime, sus manos me agarran con fuerza la cabeza por la nuca y la cara.
Le agarro por las nalgas, y me levanto cargándola, se aferra con sus piernas a mi cintura y sus brazos a mi cuello, no deja de besarme y disfruto cada centímetro de su boca, es sublime, sensual, salvaje, ya llegando a su cama la acuesto, aun sin soltarnos me acuesto sobre ella, dejando caer todo mi cuerpo sobre el suyo.
-¡Hazme tuya, te quiero dentro de mi!- me empieza a besar la cara y sus manos recorren mi espalda, sus piernas acarician las mías, beso su cuello, me encanta, una de las tantas partes de su cuerpo que me encantan, le muerdo justo donde se une el cuello y la clavícula, gime duro y se desespera –¡quítate eso y métemelo ya!- dice con desespero y agitada.
-Hoy vas a gozar como nunca, vas a rogarme que te deje descansar- dicho esto mis manos empiezan a recorrer su cuerpo, no deja sus manos quietas, recorre todo mi cuerpo, está desesperada, le voy subiendo el babydoll hasta que se lo quito, descubriendo ese par de tetas hermosas, grandes, firmes, coronadas con un pezón un poco más pequeño que la punta de un dedo meñique, durísimo, son un tomo un poco más oscuro de su piel, voy besando su abdomen, recorriendo beso a beso toda su piel.
Ella me agarra la cabeza, me hala los cabellos, intenta hacerme subir, pero no la dejo, cuando llego a sus senos, los beso por los lados, bordeándolos y subo desde el centro de su pecho hacia su pezón, ya cuando lo tengo literalmente rozándome los labios, le miro a los ojos, está inquieta, desesperada intenta forzarme a que se lo coma, pero hago fuerza conteniendo sus manos.
-No seas malo- me dice poniendo una cara de sufrimiento, mirándole a los ojos sonrío y le paso la lengua de abajo hacia arriba, una lamida suave pero firme ante eso gimió duro y me clava las uñas en el cuero cabelludo, pero sigo besándole el seno mientras voy al otro, no dejo de mírala, ella no pierde detalle de lo que hago –me estas matando de placer, esta me las vas a pagar- soltando una risa nerviosa, justo cuando llego a su otro pezón ella arquea la espalda haciendo subir su seno y tratando de meterme el pezón a la boca, que subo con ella manteniendo la distancia, paso mis manos por su espalda arqueada.
Sin que lo espere la levanto con mis brazos sentándome y trayéndola hacia mí, en ese movimiento me como su pezón con tal fuerza que mi lengua juega con él y casi que todo el seno me tapa la cara, en ese movimiento gime con fuerza y sentada me abraza con sus piernas –anda desnúdate, quiero que me cojas por favor- en ese momento ella me forzó a acostarme, sacando fuerzas de sí y logra que me acueste, sentada encima me besa el cuello, recorre mi pecho, juega con mis pectorales.
Va bajando literalmente besándome y lamiéndome, de verdad que tiene hambre, sus manos agarran con fuerza el short y lo va empujando con fuerza hacia abajo, mientras sigue bajando cuando habiendo liberado mi pene se detiene y se levanta un poco y lo ve –Dios santo, te lo vi mientras te bañabas pero no me imagine que sería así- me lo agarra con la mano derecha y se sienta en mis piernas –no me cabe en la mano, tú andas con esto así por la calle, ¿tú estás loco?- es inevitable que me ría.
-De que te ríes, mira- diciendo esto lo agarra con ambas manos –me faltan manos para tomarlo completo- le sonrío y le digo –si no te gusta puedes soltarlo y ya- en eso siento que me lo aprieta con más fuerza y dice -soltarlo, aja si claro, crees que me voy a dejar ir semejante güevo- tal es su ocurrencia que estalle con una carcajada y le digo –mírala pues, que soez la niña- a lo que ella dice, agarrando mi pene desde la base y lo mueve diciendo –¡no… no, esto no es un pene, ni un pipi, esta vaina es rolo de güevo!-.
Se acomoda entre mis piernas y se echa el cabello hacia un lado, me dice -ayer cuando me despertaste con esto en mi espalda quería sacártelo para verlo, pero me daba miedo despertarte porque dentro del bóxer se notaba el grosor, pero jamás me imagine que sería así, yo si soy pendeja, teniendo cerca algo tan lindo así y yo llorando por malos polvos-.
La escena es casi que porno, ella entre mis pierdas preparándose para hacerme una mamada, chequeando detalladamente el pedazo de carne que esta por devorarse, aun no sale de su impresión.