– ¡Mierda! Encima tendré que soportar a este cabrón.
Dije mientras guardaba mis cosas porque ya había terminado mis deberes y debía descansar, esa noche me fui a dormir a las 22:48, muy cansado ya que había acabado de terminar mis deberes de física y matemáticas, y recordaba que este cabrón de Roy, un hijo de puta mulato estaría molestándome como siempre, traté de no pensar en ello aunque eso me tenía estresado ya que este año era mi graduación y tenía que graduarme con honores para entrar a una mejor universidad.
Al final terminé dormido teniendo sueños húmedos sobre mi maestra, la profesora Estela Clark. Me despertó una llamada telefónica a las 2:00. Era un número desconocido, pero por alguna razón pensé que era importante, así que lo contesté con cierto grado de sueño y enojo, ya que había interrumpido mi sueño.
-Hola, ¿Quién es?
-Hola, ¿Es este el número de Peter?
-Sí, soy Peter.
Me parecía extraño que a esa hora alguien me llamase, ya que no soy muy social ni conozco a alguien con motivos para hacer eso.
-Bien, solo quiero saber si querías venir porque soy la mamá de Roy, la Grace Henderson y quiero hablar sobre él por molestarte todo el tiempo. Quisiera disculparme personalmente y darte una pequeña compensación.
-Ok, estaré allí pronto.
Recién cumplí los 18 años hace unos meses y ya tenía mi licencia de conducir, así que conduje hasta la dirección que ella me dijo que buscara. Me parecía extraño que esto sucediese, ya que extrañamente la mamá de un matón se disculpa por sus hijos, pero aun así fui a la dirección que me dio para ver que era exactamente lo que iba a suceder.
Cuando llegué, llamé a la puerta y ella respondió:
-Tú debes ser Peter.
-Sí, ese soy yo.
-Por favor, entra.
Hice lo que me dijo y entré, me dijo que me sentara para poder discutir el problema. Le dije que siempre me insultaba y me robaba el dinero del almuerzo todos los días… y me decía que yo tenía una polla pequeña, porque no tenía novia y no me relacionaba mucho, hasta que demostré que estaba equivocado después de que en el baño nos vimos las pingas al mismo tiempo.
Yo saqué mi pinga de 18 centímetros mientras él solo acariciaba su polla negra de 3 centímetros. ¡Como el pendejo y patético que él es!
-Pues mira, él tomó una foto y yo la miré porque se la envío a otro de sus amigos, al darme cuenta que eras tú pensé en llamarte ya que me gustaría hacer un trato.
Mientras tanto ella me contaba que él era un rebelde e irrespetuoso, desde que cumplió los 18 se cree con facultad de faltarle el respeto y hacer lo que le plazca, pero la gota que derramó el vaso fue que rompiera sus juegos de maquillaje por una rabieta, así que quiere darle una lección. Ambos teníamos que ajustar cuentas con él.
– Démosle una lección que nunca olvidará.
– ¿Qué será esa lección?
-Él siempre me ha visto con deseo, ya que siente rechazo por la autoridad y al mismo tiempo estoy segura que él ha hecho eso para atraer mi atención, obviamente no cometería incesto, no con un niño tan idiota y malcriado como él.
-Vaya al grano, por favor.
-Parece que eres algo lento para entender, pero te estoy proponiendo que tengamos sexo frente a él.
-Parece que no quieres mucho a tu hijo, pero la oferta es tentadora.
-Lo amo, pero debo disciplinarlo, no permitiré que me falte el respeto, ¿Entonces estás dispuesto?
Me impactó un poco darme cuenta de los deseos incestuosos de Roy, pero al saber que esto sería lo que más le dolería estuve dispuesto a consumar eso.
-De acuerdo, tendré sexo contigo frente a él ¿Harías eso por mí?
-Lo hago para disciplinarlo, no por ti, aunque nunca está mal tener sexo con un joven tan sexy.
Me halagó ese último comentario, rápidamente se abalanzó sobre mí dándome un profundo beso con lengua, se quitó la blusa de tubo azul, dejando solo su sostén blanco copa C que resaltaba debido a su oscura piel, era una diosa mulata.
Ella medía un 1.78, era mulata y bastante alta con un cabello largo y hermoso y pues yo medía 1.85 latino con piel morena clara y los músculos ligeramente tonificados, mi pene era bastante largo, llegaba hasta los 18 centímetros. Ella era una diosa mulata con unos pechos levantados, duros y maravillosos, un culo grande y respingón, cuando se quitó los vaqueros solo quedó con el sostén blanco y una tanga blanca del mismo color.
-Roy, ven acá.
-Ahora ¿Qué es lo que quieres?
Respondió con un tono de enojo y desafiante.
-Ven acá antes de que haya consecuencias.
A regañadientes bajó y quedó boquiabierto con la escena que se encontró, conmigo y su madre solo con sostén y tanga muy acaramelada con el chico que molestaba en la escuela, era muy impactante.
-Debido a tu indisciplina y tu falta de respeto me veo obligada a darte una lección.
-Mamá, ¿Pero tiene que llegar hasta este extremo?
-Te he llamado la atención verbalmente y por mucho tiempo, ya no toleraré más esto, estoy consciente de que has intentado avanzar conmigo en el ámbito sexual, pero nunca me follaré a alguien tan idiota como para tener siempre bajas calificaciones, molestar a otros para aliviar la frustración de ser un perdedor y con un miembro tan pequeño.
-Pero, mamá…
Decía Roy ya en llanto y con una voz frágil.
-Me voy a follar a semental aquí, si tienes el pene más grande que él te follaré a ti en lugar de él.
Sacó su pequeña pinga de tres centímetros y su mamá y yo soltamos una carcajada, no era nada comparada con la mía de dieciocho centímetros.
-Es muy pequeña, muy mal, te voy a enseñar una lección que nunca olvidarás.
-Es hora de ver cómo se ve una gran pija latina, a diferencia de ti, y tu pequeña pinga negra.
Dijo sonriendo, luego comenzó a quitarse la poca ropa que tenía, empezó quitándose ese sostén dejando esas grandes y maravillosas tetas al aire, ella medía un 1.78, era bastante alta y pues yo medía 1.85 latino y los músculos ligeramente tonificados. Ella era una diosa negra con unos pechos copa C y un culo grande y respingón, no pude evitar abalanzarme sin piedad sobre esas deliciosas tetas para besarlas, lamerlas y chuparlas, ella gemía y con sus brazos me acercaba a sus tetas acariciándome y animándome a seguir.
-Así es, cómelas.
Empecé con la teta izquierda, lamiendo, besando y chupando esa teta en su totalidad, terminando en ese delicioso pezón, chupaba, besaba y lo lamía, lo hice por casi diez minutos.
-Ahora la otra, mi amor.
Me tomó la cabeza y me la puso en su la teta derecha, yo la recibí con gusto repitiendo la misma operación, no quería desprenderme de ese maravilloso pezón. Y ella también lo disfrutaba, me quitó la camiseta blanca que tenía y empezó a besar y tocar todo mi pecho y abdomen, puso su mano en mi entrepierna y acarició mi miembro.
Me bajó el pantalón y el bóxer, dejando mi miembro al aire, empezó a chuparlo como una profesional, también lamía mis bolas de una forma maravillosa.
-Sí, continúa.
Mientras Roy la miraba celosamente, habló reclamándole a su mamá.
-Mamá, ¿Por qué a él y no a mí?
-Eres tan patético ¡Cállate!
Cuando estaba a punto de correrme la levanté y la recosté boca abajo sobre la mesa, le bajé el tanga, le empecé a hacer el anilingus, a besarle y tocar ese maravilloso culo, era todo un manjar. Mientras ella solo gemía y me pedía más.
-Amor, ahora métemela.
– ¡Mamá!
– ¡Cállate!
Yo le metí el pene hasta el fondo de su coño, asegurándome de que ella lo disfrutara, ese caliente coño se sentía bien abrazando mi pinga ambos gemíamos extasiados y pegábamos nuestros cuerpos sudorosos, nos dimos un beso caliente y apasionado, nuestros cuerpos se fundían.
-Cambiemos al misionero.
Rápidamente se cambió de posición y le metí la pinga desde ahí, no paraba de disfrutar eso, aproveché para chupar de nuevo esas tetas y besarlas.
-¡Me vengo, no pares!
Mientras gemía del éxtasis gritó esas palabras, tuvo una gran corrida llenando mi pene de sus fluidos y convulsionando, yo también estaba cerca.
-¡Yo también me corro!
Grité dando el aviso mientras gemía, ella me envolvió con sus piernas mientras aún convulsionaba por la corrida.
-Córrete dentro, ¡dámelo todo!
-¡Aaaaaa!
Logré sentir una ola de placer gigante llegar a mi cuerpo, me corrí dentro de esa caliente vagina, es el mejor sexo que he tenido en mi vida, derramé toda mi semilla dentro de ella, ambos buscamos nuestras bocas y nos fundimos en otro beso, nos abrazábamos mostrando nuestra gran lujuria, casi nos habíamos olvidado de Roy hasta que él habló.
-¿Ya puedo irme?
Decía con los ojos rojos por el llanto, su mamá lo autorizó y el subió las escaleras.
-Esto solo empieza, ya nos divertiremos después.
Me dijo dándome un último beso y dirigiéndome una lujuriosa sonrisa.
Continuará…