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Violado en el extranjero
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Tiempo de lectura: 11 minutos

Este es un relato real, que me sucedió en un viaje de trabajo hace unos años en México, cuando yo tenía 32 años.

Para entrar en contexto voy a comentar que trabajo en sistemas y me había tocado ir de viaje para realizar una implementación. Había apuro por hacerla así que apenas bajé del avión, pasé a dejar las cosas en el hotel y me llevaron directo a las oficinas del cliente. Sabía que iba a hacer un trabajo arduo, pero no tanto (En sistemas nunca se sabe).

Aproximadamente mido 1,80 y siempre fui de cuidarme, tanto en las comidas como haciendo deporte. Tengo buen cuerpo y una de las mejores cosas que tengo es el culo, que lo han elogiado hombre y mujeres por igual. (Ya sabrán porque comento esto más adelante).

Al cuarto día de trabajar casi 10 o 12 horas diarias, quedé prácticamente solo en la oficina, ya que me quedé hasta muy tarde. Cuando me doy cuenta, agarro mi mochila, me despido de la poca gente que había y salí para la calle. Era una zona fabril, oscura, medio “fulera” y para colmo de noche y tarde, así que no había nadie por la zona.

Los días anteriores me había llevado en auto a la vuelta, pero eso día me quise quedar a terminar unos pendientes y me tuve que volver solo, pensando que podía volver en taxi, pero no fue así.

Al principio, intenté conseguir uno, pero no pasaba ninguno. Lo único que pasaban de vez en cuando eran camiones o autos particulares, pero esporádicamente.

Comienzo a caminar para salir rápido de esa zona y tratar de llegar al hotel donde me hospedaba. No estaba seguro si estaba yendo en el camino correcto ya que, en los días anteriores, no había prestado atención al camino, porque me subía al auto de alguno, y éramos 4 o 5 personas, íbamos hablando y demás.

A pesar de no estar seguro si estaba yendo bien, continúo caminando hasta que me encuentro con un hombre de frente, de aproximadamente unos 60 años, que al escribir este relato, parece que lo estoy viendo ahora mismo. Estaba vestido de manera informal (remera, jeans, zapatillas y usaba boina).

Lo paro de una porque ya venía pensando que ojalá me encontrara con alguien para preguntarle si estaba yendo en sentido correcto.

(A partir de ahora voy a poner, cuando hable cada uno de los protagonistas, las siguientes referencias à Y (Yo) – V (Violador))

Y: – “Discúlpeme señor, pero no soy de acá y necesito llegar a esta dirección (Le muestro la dirección del hotel), ¿Estoy yendo bien?”

V: – “Se nota que no eres de aquí (Se ríe). Estás en la dirección correcta, pero te conviene doblar en la izquierda en dos calles, para salir a la avenida y de seguro conseguirás un taxi, ya que estás lejos de tu hotel. De todas maneras, déjame acompañarte ya que por aquí no es muy seguro.”

Y: – “Claro, muchas gracias por su gesto”.

Si hubiera sabido lo que vendría después, hubiera dicho que no, pero, en fin.

Empezamos a caminar, hablando de cosas triviales, como de donde era, a donde trabaja, etc. Al ir hablando, no me di cuenta que habíamos pasado, con creces, las dos cuadras que me había indicado cuando le pregunté. No quise decirle nada al principio, pero en un momento me doy vuelta para comprobar, y ya nos habíamos pasado por más de seis cuadras.

Y: – “Disculpe, ¿no tendríamos que haber doblado antes para salir a la avenida?”

V: – “Tienes razón, pero déjame llevarte por este otro lado que es más rápido y saldremos en un santiamén al Centro. Justo aquí, doblemos”.

No quise contradecirlo porque yo desconocía la zona, así que lo seguí y doblamos, pero ya me hizo sospechar porque en lugar de doblar a la izquierda, como me dijo anteriormente, lo hicimos a la derecha.

Seguimos caminando y la zona era peor que antes, con obras en construcción y descampados (Solo faltaban el ganado y era una típica escena de la Ruta 2).

Ya estando nervioso le pregunto nuevamente:

Y: – “¿Está seguro que es por acá a dónde tenemos que ir?”

V: – “Si, muy seguro. Es más, llegamos…”

Miro para todos lados y no veo nada, ni nadie. Cuando dijo “llegamos”, se refería a mi perdición.

Y: – “No entiendo, ¿A dónde llegamos?”

V: – “No te hagas y entra aquí” – Me señala con la cabeza para un costado, dónde había una obra en construcción de un edificio.

Y: – “Miré, no sé lo que pretende, pero no entiendo. ¿A dónde quiere que entre?”.

V: – “Que no te hagas cabrón, sígueme y entra atrás de mí. Te digo que te conviene…”

En ese momento, saca un cuchillo y, además, me muestra que tiene un arma en un costado del pantalón. Yo me puse pálido y nervioso como nunca antes en mi vida. Se debe de haber dado cuenta por la cara que puse.

V: – “Tranquilo, si haces lo que te digo, estarás en tu hotel en lo que canta un gallo. Vamos, entra”.

Había una reja, a la cual se accedía abriendo un candado y quitando unas cadenas enroscadas en la misma. Ahí me di cuenta que era el sereno o un obrero de la obra, ya que tenía las llaves. Luego de abrir la reja, me señala nuevamente con la cabeza que ingrese. Pensé un segundo si me convendría correr, pero luego se me pasó por la cabeza que me podría disparar por la espalda o correrme, alcanzarme y acuchillarme, así que accedí a ingresar, pensando que me iba a robar solamente.

Apenas ingresamos los dos, escucho que cierra la reja, pero solamente pone el candado. Me indica que lo siga, por lo cual subimos una escalera que estaba a medio hacer, para llegar a un entrepiso, donde había palas, una mezcladora y diferentes artilugios de materiales de construcción.

V: – “La mochila, rápido”

Se la tiro, ya que estábamos a 2 metros aproximadamente de distancia. La revuelve, apurado. Me pide la billetera y el celular. Se los tiro también ya que los tenía en distintos bolsillos del pantalón.

Observa que llevaba puesto mi alianza de casamiento. Me la pide y me dice:

V: – “¿No tienes nada más de valor? No alcanza nada de lo que traes.”

Y: – “No tengo efectivo encima, más de lo que tengo en la billetera. Me manejo con tarjetas porque tengo que tengo que juntar los gastos para luego… “

V: – “No me interesa tu puta historia chavito, pero algo más vas a tener que darme…”

En eso, entre el terror que tenía y sentía también, veo que se me acerca y me mira, con cara de baboso, de arriba abajo varias veces.

Me dice riéndose:

V: – “Desnúdate chavito”

Lo miro sorprendido como nunca:

Y: – “No entiendo”

V: – “No te hagas wey. Te dije que te desnudes y hazlo rápido. O quizás prefieres que lo hago yo…”

Se pone la mano en el arma.

Con un terror único, me empiezo a sacar la ropa, lo más lento posible. Eso pareció molestarle y al darse cuenta:

V: – “Te dije rápido cabrón. Te conviene, por las buenas…”

Le meto para sacarme la ropa. Me saco todo menos el bóxer. Me dice que tire la ropa y los zapatos a un costado.

Se da cuenta que me quedé con el bóxer puesto y me dice, enojado:

V: – “¿Qué parte no entiendes de TODO? ¡Y AHORA!”

No podía seguir haciéndome el boludo, así que me saco el bóxer finalmente. También me dice que lo arroje al costado, con las demás pertenencias mías.

Me tapaba con ambas manos la pija, ya que no quería que me viera en bolas, por lo que dice.

V: – “¡Por la chingada déjate ver de una puta vez cabrón!

Me corro las manos y quedo totalmente desnudo frente al tipo. Se me acerca y me mira de arriba abajo. Me mira el culo y me lo toca, dándome palmadas.

Al estar en bolas, puede ver que tengo depilada la pija, las bolas y el culo (Cada tanto lo hago y justo lo hice antes de ese viaje). También observa que tengo la pija chica (Mide 12 cm. parada).

Al contemplar el tamaño, estalla de risa.

V: – “¡¡Jajaja!! ¿Con esa picha atiendes a tu esposa? Ni siquiera sirve para hacerle cosquillas. ¡¡Jajaja!!”

Yo pasé de estar aterrado a estar también avergonzado. De todas maneras, lo único que quería era que me dejara ir.

En ese momento, se da vuelta para encender un cigarrillo. No tuve mejor idea de querer pegarle una trompada, pero me la atajó en el aire y me pega una en la cara, que no me impactó de lleno porque se la esquivé a medias. Trato de pegarle nuevamente, se cubre y hace un movimiento que no vi, muy rápido y me encaja una trompada de aquellas en el estómago, lo que hace que me caiga y me retuerza en el piso. Quedó en evidencia que era más fuerte que yo, no había dudas.

Me dice:

V: – “Tranquilo chavito, no quieras pelear conmigo porque va a ser para peor.”

Yo lo miro desde el piso y nuevamente me habla:

V: – “Ponte de pie porque me la tienes que mamar.”

El primer pensamiento que se me vino fue “Está loco, antes muerto”. Me di cuenta que se me ponía loco cuando yo no respondía.

V: – “¡He dicho que te pares y me la mames wey!”

Me di cuenta por como gritaba que estábamos solos alrededor, porque si no tendría que haber aparecido alguien al menos, para ver que sucedía.

Finalmente le respondo:

Y: – “Mira, por favor, déjame ir. Ya te di todo lo que tenía a mi alcance. No tengo más nada encima”.

Me mira fijo y me dice, sonriente:

V: – “Eso es lo que tú crees…”

Se acerca y me agarra de los pelos, me levanta del suelo y me pone de rodillas, frente a él. Con la otra mano, se desabrocha el pantalón y saca su pija para ponerla enfrente de mi cara.

V: – “Chavito, más te vale que empieces a chupármela, porque si no te lo haré hacer a la fuerza”.

Saca el cuchillo y me lo muestra más cerca que nunca. Yo estaba paralizado por el miedo, pero tampoco quería abrir la boca. Me sigue agarrando de los pelos y me empuja contra su pija pero no abro la boca. Esto lo enfurece.

V: – “¡sudaca de mierda! más te vale que abras esa boca porque te vas a ir con un agujero de más”.

Finalmente, al no quedarme otra y de re putearlo en silencio, abro un poco la boca. Me la quiere meter de una, pero choca con mis dientes. Me vuelve a pedir que abra la boca y me empuja tan fuerte que casi vomité porque me llegó a la campanilla de la garganta.

En eso, comienzo a mamársela y también a llorar. Yo estaba quieto, él me movía agarrado de los pelos, de atrás para adelante.

Al darse cuenta que lloro, me dice:

V: – “No llores chavito que me mojas las bolas”.

Debemos haber estado así un rato (no sé el tiempo exacto porque no lo recuerdo) hasta que en un momento se detiene y me empuja violentamente para atrás.

Ahí me dice:

V: – “Se nota que nunca has mamado una picha cabrón. Nunca me la chuparon peor. Hasta me raspabas con los dientes. ¡¡Jajaja!!”

Lo miro atónito desde el suelo. Lo único que quería hacer era irme. Junto valor y le pregunto:

Y: – “¿Puedo irme?”

Mi responde, riéndose:

V: – “No la creas tan fácil chavito, recién empezamos”.

Y: – “Pero ya obtuviste lo que querías, por favor déjame ir”.

V: – “Aún no, y deja ya de suplicar argentino maricón”.

Dicho esto, me dice que me de vuelta y que me ponga en cuatro. Totalmente aterrado y llorando, le digo:

Y: – “Por favor, por lo que más quieras, déjame ir. Nunca estuve con un hombre. Soy virgen por detrás”.

V: – “¿Y entonces para que te depilas el culo chavito? ¿Será que nunca te atreviste a probar? ¡¡Jajaja!!”.

V: – “¡VAMOS WEY! Te he dicho que te pongas en 4 chingue de tu puta madre”.

V: – “¿De verdad tengo que hacerlo yo?”

Saca el arma y la veo finalmente, a pesar que había poca luz en la obra, pero veía que era plateada.

Con todo el miedo del mundo, accedo a ponerme en cuatro. Encima, al ser una obra en construcción, el piso estaba rugoso, con piedras de ripio y demás, así que ya pensaba que me iba a raspar por todos lados, pero eso era lo de menos.

Lo escucho que se me acerca y le digo, parándome de un saque, que eso hace que se sorprenda.

Y: – “Por favor, no lo hagas. Nunca estuve con un hombre. Me vas a romper y además, me puedes contagiar algo”.

No sé para qué le dije, se puso como loco. Se me acercó, me agarró de los pelos y me dijo, gritándome en la cara.

V: – “¿Qué mierda te crees maricón de mierda? ¿Crees que soy un apestoso? ¡En cuatro patas como un puto y ya!!!”

Me pongo en cuatro patas, sabiendo que me espera lo peor. No escuché o vi que se ponga un forro así que peor aún. Lo primero que hace es verme el culo, a fondo. Me separa las nalgas, rodea el ano con un dedo y me lo mete de una, por lo cual lanzo un grito.

Se ríe y dice, mientras me da palmadas en la nalga.

V: – “Si que lo tienes cerrado chavito, pensé que era chiste”.

Era verdad, tenía el culo virgen y estrecho. Encima, hacía más fuerza todavía cerrándolo, a eso sumado los nervios de la situación.

V: – “Pero no te preocupes. Te voy a tratar bien, ya que es tu primera vez y, además, quiero disfrutar de tu culito cerrado wey”. Al mismo tiempo que me da palmadas nuevamente en la nalga.

Seguido de esto, me dice:

V: – “Aflójate wey, sino va a ser peor”.

No me aflojaba un carajo, pero tampoco podía, aunque quisiera por los nervios. En ese momento veo, que se baja más aún los pantalones y se pone de rodillas, enfrente a mi culo.

Escucho que escupe, pero lo hace en su mano, para luego pasármela por el culo, intenta metérmela, pero no puede. Intenta 2 o 3 veces más, pero es inútil.

Al ver esto me dice, enfurecido:

V: – “¡Te dije que te aflojes maricón! ¡¡no puedo entrar!!”

Y: – “Eso hago, pero no puedo aflojarme más”.

En ese momento, escucho que se levanta. Busca entre las cosas que tiró al piso de mi mochila y encuentra unos sobres de aceite que yo me había traído. (Siempre me llevaba del comedor del trabajo, sobres de condimentos. A raíz de este episodio, me saqué esa costumbre).

Vuelve a ponerse de rodillas enfrente de mí y escucho que abre los sobres de aceite. Todavía es el día de hoy que me puteo por haberlos llevado conmigo.

Primero me unta en el culo y luego se unta él, lo mismo hace con el contenido de los 2 sobres.

Me dice:

V: – “Ahora sí chavito. Perdiste…”

Se me pasaron mil cosas por la cabeza, pero lo que quería con todas las ganas era que terminara esa pesadilla que parecía no tener fin.

Siento que me apoya la verga en el culo y la frota, para arriba y para abajo. Luego intenta introducírmela, pero no puede. Escucho que se me empieza a meter el aceite en el culo y me empieza a hacer: Plop, plop, plop.

Intenta una vez más y empieza a entrar, de a poco. Empiezo a sentir como entra la punta de la cabeza. Lo peor era que hacía fuerza para que no entrara, pero al lubricarme fue inútil.

Escucho que me dice:

V: – “Ufff chavito, que buen culo que tienes. Me calienta por demás que esté apretadito…”

Siento que comienza a entrar más la verga del violador, rompiendo todo a su paso. En eso, siento que me agarra de las caderas, y al mismo tiempo me da nalgadas. Me dice:

V: – “Ahora disfruta…”

Me empezó a coger, agarrándome fuerte de las caderas. Las embestidas son bestiales, siento como entra y sale esa pija lubricada, además de un dolor extremo, como nunca había sentido antes. No quería emitir sonido, pero en un momento se me escapa un grito, lo que produce la burla del violador que aprovecha para decirme:

V: – “Grita tranquilo chavito. Quiero que goces también. Es más, ábrete tú las nalgas”.

Me pongo las manos en las nalgas y las separo, con la pija del violador dentro.

Este movimiento se ve que lo excitó por demás porque me dijo:

V: – “Ufff, que bueno chavito. Me calienta verte tan entregado wey”.

A todo esto, no pude aguantar más y empecé a llorar, gemir y gritar, y entre medio de los gritos y gemidos, le rogaba que se detenga. Pero era inútil, me seguía culeando como si no existiera un mañana; Yo trataba de pensar en otra cosa, pero no podía.

Lo peor fue que en un momento empiezo a notar que se me empieza a parar la pija. No entendía y no me pregunten porque, pero sucedió.

Es más, y peor aún, en un momento siento como que viene la sensación de eyacular, que pensé que no podía ser, pero no, a pesar de hacer fuerza para no hacerlo, terminé acabando antes yo que el violador.

Al ver esta situación, el viejo se burla y me dice:

V: – “Vaya, mira ese manantial chavito. ¿No era que no te gustaba? Finalmente, tu chupetín sirve para algo. ¡¡Jajaja!!”

Yo miraba para abajo, no pudiendo estar más avergonzado y humillado que nunca.

En un momento de las embestidas, siento que la verga del viejo se pone muy dura, pero dura como una roca, y me dice:

V: – “ahhhh… ahhh… Ya viene chavito, siéntela, siéntela toda en tu culo…”

Hace dos embestidas más y en la última, acaba. Siento como me llena de leche, y como me late el culo, todavía con la pija del viejo adentro.

V: – “Ufff chavito, esto estuvo de la chingada, muy bueno…”

Había terminado agitado el viejo y se le dificultaba la respiración. Yo estaba inmóvil, en cuatro, culeado y en bolas.

Cuando se levanta, siento que mi culo no paraba de latir, además de un dolor indescriptible. En ese momento, me veo las rodillas y las tenía todas raspadas, casi en carne viva.

Siento que emana un líquido de mi culo, lo cual me cae un poco en la pierna. Pensé que era el semen del violador, pero me quedo corto. Era una mezcla de semen, sangre y mierda que salía de mi culo. Lo peor era que no podía parar el chorro, porque sentía que no tenía control sobre mi esfínter, además de querer pararme y no poder aún, a raíz del mismo dolor.

Al ver esta situación, el violador se burla y cuando termina de reírse me dice:

V: – “Sabía que los argentinos eran cagones, pero no que se iban cagando por los lugares. ¡¡Jajaja!!”.

Finalmente puedo ponerme de pie, totalmente abatido. Le pregunto con las pocas fuerzas que me quedan y en una voz baja, casi inaudible:

Y: – “¿Puedo irme ahora?”

A lo que me responde el viejo:

V: – “Claro chavito, pero tendrás que irte desnudo de aquí. Yo me quedo con tu ropa wey”.

Le digo, sin ganas de pelear, que además ya no tenía:

Y: – “Al menos dame el bóxer y el pantalón”.

Pero fue inútil:

V: – “No chavito, no funciona así. Ahora te vas a ir muy despacio, y en cuanto te pare la policía, le dices que te robaron. Te van a creer porque eres argentino y a los extranjeros que andan por aquí, les roban hasta el espíritu… o se lo llenan, como fue tu caso. ¡¡Jajaja!!”.

Ni quise discutir y me atajaba para no caerme, estaba hecho una piltrafa. Pensé que me estaba jodiendo con lo de la ropa, pero no, hablaba en serio.

Me bajo agarrado de un brazo, abrió el candado, luego la reja y me empujó a la calle.

Si, como escuchan, me empujó a la calle totalmente desnudo.

Empecé a caminar, para el otro lado, y veo luces de la famosa avenida. No tenía idea de que hora era, pero estimaba que eran más de las 12 de la noche seguro. Finalmente pasó un taxista y me paró, le expliqué, rompiendo en llanto y el tipo se portó de diez. Primero me llevó al hotel, mientras lo hacía llamó a la policía para contarles.

Cuando llegamos al hotel, ya estaba la policía. Se bajó el taxista, habló primero con ellos y luego con la recepción del hotel. Les dije desde adentro del taxi que lo dejaran ingresar a mi cuarto para que me bajara ropa. Me vestí en el taxi, mientras les contaba a los policías lo sucedido, que también se portaron bien. Me llevaron a un Hospital para hacerme los estudios correspondientes (Tenía terror que el viejo me haya contagiado SIDA), donde salieron “bien” dentro de lo posible de la situación.

Fuimos al rato a la obra en construcción, ya que los policías sabían donde era, y también vino el taxista, pero el viejo no estaba. Volvimos al otro día, y tampoco estaba, no lo conocía nadie.

En el trabajo dije que me habían robado y que tenía que hacer la denuncia y demás. Al irme en pocos días, desistí de hacer algo más que la denuncia, ya que era inútil. Lo único fue que quedó el identikit del viejo violador. Los policías me dieron sus teléfonos personales, pero nunca les mandé para saber si lo agarraron o no.

A los pocos días volví a mi país y no quise saber nada más del tema. Lo enterré junto con mi pasado.

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