Durante el diferente verano de 2020 Rebeca y yo nos encontrábamos aun teletrabajando así que para huir del calor de la gran ciudad decidimos pasar el verano en mi pueblo situado en una zona más fresca del país, algo que ambos agradeceríamos.
Y lo íbamos a pasar, como no con mi madre, tras el anterior relato publicado los tres habíamos tenido nuestros acercamientos y momentos pero nada comparado con lo acontecido y narrado en aquel relato, para el que sea el primer relato de esta saga de historias le pongo al día en cuanto a cómo somos nosotros:
Mi madre se llama Candela, contaba con casi 58 años, 1,60 metros de altura, morena con el pelo hasta los hombros y morena de piel, debido al deporte que practicaba y a pesar del confinamiento su culo estaba muy duro y sus pechos como siempre grandes, redondeados y más o menos tersos fruto del esfuerzo del gimnasio.
Rebeca, mi novia, por su parte contaba con casi 40 años, es bajita y con algún kilito de más aunque durante el confinamiento no había cogido peso, tiene el culo muy redondo y bonito pero su punto fuerte son los pechos: son bastante grandes y resaltan sobre todo lo demás.
Por mi parte me llamo Jaime, contaba con 32 años aun y soy de estatura media y complexión delgada aunque la situación de pandemia había hecho que cogiera algún kilo de más debido a que ya se podía hacer deporte estaba poniéndome algo más en forma.
Entre semana Rebeca y yo nos pasábamos las mañanas y parte de la tarde trabajando, el resto de la tarde salíamos a dar una vuelta o tomar algo en alguno de los bares del pueblo, mi madre en cambio era la que llevaba más las tareas del hogar, iba a la compra y demás.
Los fines de semana se pueden resumir en descansar, acercarnos a dar una vuelta y cenar o comer en la capital de provincia y poco más, mi madre había tenido alguna aventura con algún conocido, polvo aquí y polvo allá pero poco reseñable, todo muy tranquilo hasta el momento.
De vez en cuando jugábamos los tres a cartas, una noche de sábado que no era para nada fría nos encontrábamos jugando a las cartas del UNO, después de unas cuantas partidas quise hacerlo algo más entretenido:
Jaime: ¿lo hacemos más interesante?
Rebeca y Candela: ¿de qué forma?
Jaime: Bueno, aquí fuera se está bien, podríamos hacer que el que quede el último de los tres se quite una prenda…
Ambas se miraron pero no parecía disgustarles la idea.
Candela: Por mí vale hijo pero ya sabes estas cosas como acaban…
Rebeca asintió.
Jaime: es para pasar el rato y nadie nos va a ver.
Y así era, estábamos en nuestra parcela rodeados con arizónicas de más de 3 metros.
Ambas aceptaron y empezamos nuestro "Streep UNO" particular.
La ropa que llevábamos no era mucha por la época del año: Rebeca un pantalón, tanga, camiseta y sujetador al igual que mi madre y yo un pantalón, calzoncillos y camiseta así que el ver a alguno desnudo podía llegar más o menos rápido.
Tras varias partidas yo ya me encontraba sin camiseta ya que quedé último en la primera partida, Rebeca también había perdido una y decidió quitarse el pantalón y mi madre había caído en dos y estaba en tanga y sujetador, la cosa por tanto se ponía interesante.
Llegado ese momento mi objetivo ya no era ganar la partida si no no quedar último y evitar quitarme más ropa aunque por una más realmente no me iba a importar.
En la siguiente fue Rebeca quien quedó última y la partida posterior tras un final ajustado entre ella y yo por muy poco volvió a perder por lo que se quitó primero la camiseta y luego el sujetador quedando sus melones al aire veraniego de la sierra, mi madre se le quedó mirando:
Candela: pero qué bien las conservas hija, ¡Cuánto tiempo sin verlas!
Rebeca: ¿tiempo? ¡si me las viste hace dos días!
Ambas rieron.
De las tres siguientes partidas yo perdí una quedándome en calzoncillos y mi madre otras dos quedando totalmente desnuda, ¿se habría acabado el juego? al final y al cabo mi madre no podía quitarse más ropa, era obvio.
Empezamos a pensar en ideas y dado que ya eran cerca de las 2 de la mañana y no habría nadie por la calle al estar los bares cerrados desde hacia horas decidimos que quien no pudiera quitarse más ropa y quedase de nuevo último se iría a dar una vuelta a la manzana desnudo, a mi madre no le parecía mala la idea y era quien más papeletas tenía así que seguimos con esas condiciones.
Seguimos con el juego y a veces tenía que mirar las tetas de mi madre, al tenerlas tan grandes y sin contención ninguna en ocasiones la parte baja de sus domingas tocaba la mesa de juego, mi novia no tardó en decírmelo:
Rebeca: Candela creo que tu hijo quiere leche – dijo mientras se las miraba.
Candela: ¡¡anda!! que mire que mire – dijo mientras se agarraba una de ellas.
Los tres reímos.
Esta partida se alargó más que las demás, no sé si por el cansancio de todos o por las nuevas condiciones que harían que tuviéramos que caminar unos minutos desnudos por la calle, pero finalmente mi madre perdió.
Candela: ¡joder! ¿tengo que salir así?
Rebeca y yo asentimos.
Ella ni corta ni perezosa se fue a la calle solo con su mascarilla y dar la vuelta a la manzana mientras Rebeca y yo preparábamos la siguiente partida, la vimos partir: sus tetas al viento y su coño rasurado salían a la calle como Dios la trajo al mundo.
La vuelta no debía ser más de 1-2 minutos ya que tampoco era plan de hacerlo pasar mal pero ya llevaba casi 5 y mi madre aún no había vuelto, al no llevar bolsillo no se llevó el móvil y cuando ya nos empezábamos a preocupar se abrió la puerta de la parcela, pero mi madre no llegaba sola.
Se empezó a acercar y vimos que con ella venía un hombre de aproximadamente 1,85 cm de altura, vestido lógicamente y de tez muy negra, al acercarse a nuestra posición (ambos sentados en la mesa) nos dijo:
Candela: Chicos os presento a Ibrahima, me voy dentro a jugar con él, adiós!
Ibrahima dijo un leve hola y entraron dentro de casa pero unos segundos antes pude observar como claramente se quedó mirando las tetas de Rebeca
Rebeca: anda mira tu madre que morenazo se ha traído.
Jaime: Joder ya ves, van a pasar un buen rato.
Rebeca y yo nos quedamos en la parcela unos 20-30 minutos más y decidimos entrar para irnos a la cama, al entrar ya escuchamos en la habitación de mi madre que la fiesta ya había empezado, se escuchaban gritos y jadeos sobre todo por parte de mi madre, estaba siendo follada por un negrazo.
Rebeca y yo lógicamente no somos de piedra así que nos empezamos a besar y al rato la estaba penetrando, ella también gritaba y se mezclaban sus gritos con los de su suegra, situación curiosa pensé pero en otras más raras nos hemos visto.
Al terminar nosotros nos fuimos a limpiar al baño y… ¡¡sorpresa!! no habían acabado: por lo que se oía Ibrahima seguía bombeando dentro de mi madre aunque sus gritos ahora parecían más exhaustos, es más al rato de meternos en la cama pararon de follar y fue cuando nos pudimos dormir no sin pensar que menudo aguante tenía el Ibrahima este.
Rebeca me despertó como más me gustaba, al darse cuenta que estaba despierto sacó su boca de mi polla y me dio los buenos días, mientras yo le tocaba una de sus grandes tetas, era algo que me gustaba hacer cuando me la comía.
Al terminar estuvimos un rato más en la cama, en la otra habitación solo se oía el silencio: ¿estarían despiertos?
Rebeca ya quería levantarse así que se fue al baño, se fue solo vestida con el tanga, puede que nuestro invitado la viera así pero a mí no me importaba.
Unos minutos después fui yo y al salir del baño fui a la cocina y ahí estaba Rebeca con sus melones al aire delante de Ibrahima quien estaba solo en calzoncillos, al parecer había ido a por un poco de agua, al verme me saludó y dijo:
Ibrahima: Voy a la cama con Candela.
Y salió de la cocina.
A Rebeca le noté una sonrisa pícara cuando él se fue y mientras nos preparábamos el desayuno y la juerga volvía a empezar entre mi madre y su amigo su cabeza parecía volar, tenía que se realista: Rebeca pensaba en que Ibrahima le cabalgase.
A mí esta situación no me molestaba y aunque mi novia ya se había follado a mi amigo Leo yo no estaba delante para verlo pero no, la idea no me molestaba para nada.
Jaime: ¿cómo ves a Ibrahima?
Rebeca: ¿en qué sentido?
Jaime: Pues en el único que le conocemos: follando.
Ambos nos reímos.
Rebeca: tu madre parece estar pasándolo bien, no debe estar mal.
Jaime: ¿no debe estar mal? ¡anoche estuvieron horas! te iba a decir que si tú querías tenías carta blanca pero bueno…
A Rebeca se le cayó la cucharilla e inmediatamente me miró:
Rebeca ¿en serio?
Jaime Claro, si tu quieres por supuesto
Rebeca: ¡¡Si!! eres el mejor ¿no te importa de verdad?
Por su reacción estaba deseando que esa polla negra entrara dentro de ella.
Jaime: para nada, solo con la condición de poder ir a ver de vez en cuando como estáis y que a mi madre no le importe claro.
A Rebeca eso no le extrañó y aceptó, si se están follando a mi novia en mi casa que menos que pasarme a ver que todo va bien, pensé.
Seguimos desayunando y su sonrisa ya era otra, me comía a besos y se la notaba contenta y feliz.
Nosotros salimos un poco al jardín a regar las plantas y luego a hacer la cama y limpiar un poco nuestra habitación cuando por fin salió mi madre de la habitación, sudando y muy despeinada nos dijo buenos días y fue a desayunar:
Rebeca ¿qué tal suegra? ¿bien?
Candela: como nunca cariño, como nunca, que aguante, que fuerza, que… que de todo!
Rebeca: qué suerte… ¿crees que tendrá más aguante?
Mi madre la miro extrañada:
Candela: ¿Por qué lo dices?
Rebeca: Jaime me ha dicho que si quiero y si tú estás de acuerdo puedo…
Candela: ¡ah! claro cariño, ahí está en la cama, todo tuyo.
No le importó para nada así que Rebeca me dio un beso y fue hacia donde estaba su futura presa, tirado en la cama hacia abajo me puse a escuchar cerca:
Rebeca: Hola Ibrahima ¿qué tal?
Ibrahima: Bien, gracias
Era hombre de pocas palabras, o al menos en nuestro idioma.
Rebeca: que brazo tienes madre mía – mientras parece le tocaba el brazo
Oí como él se incorporaba y segundos después lo confirmé:
Rebeca: ¡Madre mía que palanca!
Ibrahima emitió una leve risa.
Rebeca: a mi novio y mi suegra no les importa, él posiblemente se pase a ver qué tal.
Nuestro invitado no dijo nada entendiendo que daba su aprobación.
Se escucharon leves besos y poco después se escuchó a lo lejos:
Candela: ¡Chicos voy a mi habitación a cambiarme! ¿podríais…?
Segundos después salieron de la habitación estando Rebeca cogida por Ibrahima mientras se besaban apasionadamente, se dirigieron al salón, ahí fui yo para ver al menos el inicio del espectáculo, este no se hizo esperar.
Al dejarla en el suelo Rebeca se quitó rápidamente el tanga mientras le miraba fijamente con la mirada perdida, ella de motu propio se sentó en el sofá grande (de tres plazas) y se abrió de piernas para que fuera penetrada, cuando se la vi no podía creerlo, era muy grande ya no de larga que debía estar en torno a los 25 cm o más si no de gruesa, la va a reventar pensé yo.
Ibrahima era consciente de lo que tenía entre las piernas e iba despacio pero aun así:
Rebeca: ¡¡Aaah!!! ¡¡Joder!!
No creía que iba a entrar toda, pero con movimientos muy lentos la palanca como antes la había llamado Rebeca entró completa en el coño de mi novia, ella ya sudaba literalmente pero quedaba lo mejor: las embestidas. Rebeca gritaba más y más pero su coño parecía que se iba haciendo a ella, con una de las piernas en alto y la otra apoyada en el suelo Ibrahima aprovechaba a tocarle los melones.
Tras un buen rato más de embestidas Rebeca aguantaba bastante bien y fui a ver a mi madre y saber qué le parecía esto, al llegar a su habitación la cama ya estaba hecha y ella salía de la ducha:
Candela: ¿aun siguen?
Jaime: sí, ahí están
Candela: es una máquina, se nos puede hacer de noche – rio –
Se quitó el albornoz y se empezó a vestir delante de mí.
Jaime: ¿no te molesta que se lo tire?
Candela A mí nada, conmigo ya ha hecho su función, que lo aproveche otra ¿a ti te molesta?
Jaime: que va, está disfrutando como nunca así que bien.
Candela: ayyy que suerte tiene Rebeca contigo, ¡ya quisieran otras!
Mi madre se había puesto un tanga rosa al uso, un pequeño pantalón vaquero que apenas baja al muslo y una camiseta blanca sin sujetador atada con un nudo en la parte baja y de esta guisa salimos al salón para ver que tal seguía todo, en ningún momento habíamos dejado de oir los gritos de placer de Rebeca, eso a mí me gustaba.
Candela: ¿qué tal chicos?
Rebeca no podía hablar así que elevó el dedo pulgar, a mí me lanzó un beso mientras se la estaban metiendo, por su parte su penetrador seguía a lo suyo, bombeando el coño de mi novia mientras le hizo a mi madre una señal que se acercase a él.
Candela: Dime cariño – dijo mientras iba.
Cuando estaba cerca le dio un tirón de la camiseta y sus tetas salieron propulsadas fuera de la misma, en ese momento empezó a chuparlas cosa que a Rebeca no pareció importarle, ya tenía suficiente con lo suyo.
Candela: Uhhh, te has quedado con hambre ¿eh? cómemelas cariño
La excitación de Ibrahima pareció ir en aumento porque su velocidad subió así como el placer de Rebeca:
Rebeca: Uf uf uf!!! – gritaba
Momentos después se corría dentro de mi novia mientras seguía chupándole y tocando las tetas a mi madre.
Las revoluciones bajaron pero no así las ganas de seguir de nuestro invitado y es que como un director de orquesta y mientras sacaba su enorme polla del coño mojado de Rebeca me señaló a mí y luego a Rebeca indicándome que era mi turno, él haría lo propio con mi madre.
Me acerqué a Rebeca que estaba exhausta pero me miraba con cara de lujuria, vi su coño un poco enrojecido así que en lugar de metérsela directamente procedí a comérselo un poco:
Rebeca: Mmmm –gemía- tú sabes lo que necesito…
Mientras Ibrahima alejaba a mi madre un poco, le hacía quitarse el pequeño pantalón y el tanga y le hizo apoyarse ligeramente en una silla para follarla el coño por detrás.
Ibrahima: Vamos puta
Fueron de las pocas palabras que dijo, se ve que era más de actuar que de hablar.
Candela: Soy toda tuya
Después de lamerle un poco el coño a mi novia y notar como estaba literalmente palpitando, más grande y abierto de lo normal lo cercioré una vez se la metí: entró muy fácilmente y después de la palanca que había tenido dentro tuve que realizar las embestidas muy bruscamente y hasta el fondo para intentar mantener el nivel de su anterior oponente, oponente que ahora estaba follando a mi madre; ambos gemidos, de suegra y nuera se entremezclaban en un caluroso ambiente de sexo matutino en el salón.
Después de un buen rato finalmente eyaculé dentro de Rebeca y esta soltó un gemido de placer y satisfacción, mientras nosotros terminamos y salíamos del salón mi madre y seguía a lo suyo, se notaba que había tenido un descanso y había podido recargar algo de pilas, Ibrahima dio un cachete en el culo de Rebeca y esta le respondió guiñando un ojo.
Nos duchamos juntos para luego salir a sentarnos a la mesa del jardín donde había comenzado todo la noche anterior.
Jaime: ¿qué? ¿bien no?
Rebeca: Buffff, bufff
Jaime: jajajaja! pero di algo mujer, reacciona.
Rebeca: Ha sido brutal, te quiero muchísimo cariño.
Al momento nos dábamos un beso, no parecía que acababa de ser follada delante de mí por un negro de polla descomunal.
Volvimos a entrar para ir preparando la comida y mi madre y su acompañante se habían ido a la habitación, se oían gemidos de ella y sonidos de empuje provenientes de él
Rebeca: Joder la va a destrozar, cuánto tiempo llevan?
Jaime: No lo sé pero más de una hora y media seguro
Un rato después salieron, mi madre desnuda e Ibrahima vestido para irse, no se quedaba a comer y es que su trabajo en mi casa ya estaba hecho: le había dado a probar a mi madre y mi novia el sabor de una polla negra, de mi madre se despidió dándole un beso, a mí me dio la mano y cuando parecía que a Rebeca le daría dos besos le metió la lengua en la boca mientras le tocaba el culo.
Ibrahima: Adiós.
Y Rebeca volvió a tener esa sonrisa en la cara, esa sonrisa de pícara…