Con mi prima Sofía nunca nos llevamos bien, desde chicos. En todas las reuniones encontraba un motivo para pelearme. Y como era tres años más chica que yo, los mayores siempre la protegían.
Cuando yo tenía 15 años, mi familia se mudó a otra ciudad, Miramar, que tiene unas hermosas playas. Por suerte, durante 6 años no supe de ella, hasta este verano, que como ya tenía 18, mis padres la invitaron a pasar una semana.
Fue terrible desde el primer día. Buscaba cualquier pretexto para pelearme. Hasta el más banal. Yo como ya no tenía clases, prefería irme a la playa con mis amigos y amigas desde la mañana, hasta el anochecer. Pero al regresar a casa, debía soportarla.
El viernes a la noche, salí con mi grupo a un boliche, nos estábamos divirtiendo cuando vi que entraba. Ni se me ocurrió invitarla a acercarse a nuestro grupo. Cerca de las tres de la mañana vi que estaba a los besos con un chico, que le metía mano a más no poder, y ella se dejaba hacer. La verdad, no me importó nada de su suerte.
Cuando al amanecer volví a casa, la encontré sentada en el cordón de la vereda. Me vio y se paró tambaleante. Había tomado de más, pero no totalmente alcoholizada.
“Estúpido, no puedo abrir la estúpida puerta de tu estúpida casa.” Dijo.
La tomé del brazo y por el costado de la casa la llevé a un cuarto que estaba en el fondo, donde guardamos cosas viejas, entre ellas recordaba un colchón.
Increíblemente ella no hablaba. La metí en el cuartito y tomándola de los cabellos, le dije.
“Ahora, te vas a sacar toda la ropa, y este estúpido te va a coger bien cogida por tu estúpida concha y tu estúpido culo.”
“No primo, por favor. Soy virgen”
“Lo hubieras pensado antes de molestarme como hasta recién.” Dije. Y comencé a bajarle la mini y la bombacha. La puse en el colchón, bajé un poco mis pantalones y mi pija, ya erecta apareció. Ella se quedó mirándola como hipnotizada.
“No primo por favor te pido.” Dijo implorando.
No la escuché y comencé a meterla de a poco, cuando llegué al himen, en dos estocadas lo perforé ella hizo un pequeño quejido y se calló. Le levante la remera y dos pequeños pechos aparecieron, sin brazier.
“Ni tetas tiene la pendeja.” Dije burlándome. Pero igualmente se las fui chupando. Ella comenzó a gemir de a poco. Una de sus manos buscó una teta y la apretaba o retorcía sus pezones. De mi pantalón saqué el teléfono y le comencé a sacar fotos. Ella no se negaba. Me levanté y la hice poner de rodillas.
“Supongo que una chica tan lista como vos, habrá mirado bastantes videos porno. A ver si aprendiste a chupar.” Y le puse mi pija frente a su boca. Ella la tomó con sus manos y le daba besitos. Yo sacaba más fotos. Le hice abrir la boca y se la metí. Ella primero se ahogaba y luego empezó a chupar. Me miraba a los ojos, y chupaba. Pasó su mano por su conchita y cuando la miró tenía hilos de sangre y sus propios jugos. Limpió sus dedos en mi pija y luego chupó todo.
“Parece que a la chica lista le gusta el sexo. Pues vamos a darle más sexo.” Dije y la puse en cuatro patas, penetrándole nuevamente la concha. Ahora entro más fácil y ella enseguida comenzó a jadear como perrita.
“¿Te gusta perrita?” Le pregunté.
“Si, me gusta.” Dijo suavemente.
Bombee un rato más, saque mi pija de su concha y la metí en su boca para acabar.
“Ahora, chica lista, me vas a chupar hasta hacerme acabar en esa linda boquita. Ella chupaba y me masturbaba. Saque mi pija de su boca, la puse frente a su cara y mientras me masturbaba le sacaba fotos. Cuando acabé, todo su rostro estaba cubierto de leche. Le hice levantar la cara y le saque una última foto.
“Bueno, lindas fotos para mi colección de chicas listas.” Dije.
“Por favor primo, borralas, ¿para que las querés?” No le contesté.
“Vestite así te enseño como abrir una cerradura con una llave, cosa difícil si las hay.”
Finalmente entramos a la casa y me fui a dormir. Cuando me desperté, me bañe y me puse la malla. Al salir de mi cuarto e ir a la cocina, la encontré sentada hablando con mis padres.
“Buen día.” Dije a modo de saludo general.
“Buen día primo.” Me sorprendió saludándome ella.
“Hijo, con tu padre vamos hasta Mar del Plata, tenemos que comprar algunas cosas allá. Vamos a volver casi al anochecer. Te encargas vos del almuerzo tuyo y de tu prima.”
“Si, no hay problema.” Dije.
Ellos se fueron y yo fui a comprar una caja da hamburguesas. Yo me movía por la casa como si estuviera solo. Mi prima estaba en el cuarto que usaba y no se la escuchaba. Cuando la llamé a comer, vino y se sentó callada.
“¿Qué pasa que de pronto la chica lista no habla?”
“Me di cuenta de lo tonta que fui todo este tiempo tratándote como te traté. Y me apena que mi primera vez haya sido contigo enojado. Me comporté como una tonta tratando que me des bolilla a través de acerté enojar.”
“¿O sea qué?” Pregunté.
“Si, quería debutar con vos. Por eso vine estos días, hace mucho que lo pensaba, pero desde que llegué lo único que hice fue alejarte.”
“Perdoname pero no te creo. No podes haber cambiado tanto de la noche a la mañana.”
“Te juro por mis padres que es cierto.” Dijo ella sollozando.
Durante un rato nos mantuvimos en silencio. Lavo ella las cosas y fui a mi cuarto para buscar mi bolso de playa. Cuando iba a salir del cuarto la encuentro parada en la puerta, totalmente desnuda.
“Ahora estoy sobria, ¿podemos empezar otra vez?”
Fui hasta ella y la abracé. Fuimos hasta la cama, y me quité la ropa. La empecé a acariciar y besar, su conchita ya estaba húmeda. Besaba sus pechitos y jugaba con su clítoris. Ella tomaba mi cabeza y la apretaba contra sus pechos. Con cuidado metí un dedo en su vagina y busqué el punto G. Su sacudida delató que lo había encontrado. Baje mi boca hasta su clítoris y empecé a chuparlo mientras mi dedo jugaba adentro de ella. Pocos minutos llegaba a su primer orgasmo, que por supuesto la sobresaltó.
“Que hermoso, que bien se sintió.” Me dijo. “Seguí por favor.” Me pidió. Le saqué otro orgasmo y me acosté boca arriba en la cama.
La hice sentarse encima de mi pija y que se frote la concha y el clítoris con ella.
“Así pendeja, date placer, deja que crezca tu calentura.”
“Me vuelve loca, y no sé qué hacer.” Dijo avergonzada y tapándose la cara.
“Hace lo que tengas ganas de hacer.”
Ella se levantó un poco y metió mi pija en su concha. Ella subía y bajaba de a poco. No sabía que hacer con sus manos.
“Deja que tus manos hagan lo que vos querés hacer, no te reprimas. Goza primita, goza.” Dije y ella primero llevo sus manos a sus pechos y luego, acelerando el ritmo, apoyo sus manos en mi pecho.
“Que hermoso que es esto, por favor, estoy volando.” Dijo cerrando los ojos.
La tomé por la cintura y me moví con todo. Fue suficiente para que llegue a otro orgasmo, más grande que el anterior. La hice poner en cuatro, y comencé a chupar su conchita y su orto.
Ella gemía cuando mi lengua intentaba entrar en su culo.
“Quiero que me la metas por el culo. ¿Qué hago?”
“Si querés andá metiéndote dedos en el culo, mientras yo te meto la pija de nuevo en tu conchita.” Dije y nuevamente la enterré. Ella primero metió uno, lo saco y le costaba meter dos. Fui rápido al baño y busque un aceite para el cuerpo. Lo puse en su ano y le dije que empiece de nuevo. Ahora entraban con facilidad, con el segundo ya gemía, mientras yo la miraba. Cuando ya con tres no se quejaba, acerque mi pija. Le puse un poco de aceite y la comencé a meter.
Ella cuando sintió que entraba respiró profundo. Lentamente la fui metiendo toda.
“Listo, la tenés toda adentro.” Le dije. Ella respiró aliviada.
“Ahora, con tus dedos juga con tu clítoris.” Lo empezó a hacer y yo a entrar y salir de su culo.
“Llego a otro.” Me dijo. No dije nada y agarrándola más fuerte de su cintura, fui acelerando mis entradas y salidas. Ella mordía mi almohada gritando de placer.
“Voy a acabar, ¿dónde la querés, en la boca, en la conchita o en tu culo?”
“En mi culo.” Dijo tímidamente.
Salí de ella, y se sorprendió. La puse boca arriba y levante sus piernas hasta apoyar sus tobillos en mis hombros. Puse un poco más de aceite en mi pija y le fui metiendo de a poco. Ella comenzó a gemir como loca. Me miraba a los ojos y mordía sus labios. Apretaba sus tetitas y me las ofrecía. Los chorros de mi leche salieron y llenaron su intestino bajo. Ella tuvo un orgasmo al mismo tiempo y respiró profundo.
Me tiré a su lado y ella me besó tiernamente y me dijo al oído:
“Gracias por cuidar de no lastimarme. Nunca soñé que el sexo y sobre todo el sexo anal serían tan hermosos. Ahora si puedo decir que perdí la virginidad.”
Un rato después fuimos a caminar por la arena. Ella cada tanto me miraba.
“Primo, sé que anoche y hoy, te cuidaste mucho de no lastimarme. Yo hoy empecé a aprender lo que es estar muy caliente, a gozar con todo, aunque tengo claro que todavía me falta muuucho por aprender.
“Los hombres, vos, ¿cómo actúan cuando se ponen locos como hoy yo, suponte?”
“Como las mujeres, todos somos diferentes, yo me ciego, y voy a fondo. Pero solo me sucede si la chica con la que estoy, se entrega totalmente, y no me pide que me frene. Muchas, se calientan aún más viendo como el hombre se vuelve loco cogiéndolas con furia.”
“Y yo como puedo hacer que te vuelvas loco, que me cojas con furia.”
“No es una sola cosa, es el lugar, el momento, un gesto, una mirada, una actitud. Son una serie de cosas, pero sobre todo desear mucho sentir como ese hombre las coge con toda sus ganas, gozándolas totalmente.”
Esa noche fuimos a bailar, ella se cuidó mucho de no tomar alcohol. Miraba como chicas más grandes se movían de forma excitante para sus parejas, como jugaban con sus manos, y rozaban descuidadamente el miembro de sus parejas.
Un rato más tarde, con una de mis amigas, nos fuimos a unos sillones que estaban en la oscuridad. Mi amiga me empujó, y se tiró sobre mí abriendo mi camisa besando mi pecho. Fue bajando lentamente y de pronto, sentí que alguien nos observaba. La chica me bajó un poco el pantalón y se puso a chuparme la pija. Lo hacía genial. De pronto, se abrió una puerta y pude ver por una décima de segundo, por la luz que apareció, que mi prima nos miraba absorta. Mi amiga me mostraba sus tetas y me seguía chupando. Me volvía loco con su boca, mostrándome sus tetas, y tomando su cabeza, acabé en el fondo de su boca. Ella limpió mi pija y luego tomó un trago de gaseosa, para después darme un beso mordiéndome el labio inferior.
Volvimos al grupo y al rato apareció nuevamente mi prima a lo lejos. Mi amiga no se separaba de mi lado. Constantemente se refregaba contra mí y me hablaba al oído, pidiéndome ir a coger. Volvimos a los sillones y nos comenzamos a besar. Ella nuevamente liberó mi pija y levantándose la mini y corriendo su tanga, se sentó metiéndose la toda. Esta vez, podía ver a mi prima entre las sombras, que miraba todo lo que hacíamos. Me calentaba mucho que nos espíe. Hice levantar a la chica, y le dije algo al oído, ella dobló su cintura, y apoyo las manos en una mesa. De un golpe, metí toda la pija en su concha y bombeaba con todo, ella aprovechando el volumen de la música, gritaba frenética. Le saque la pija de la concha, tomé sus brazos e hice que se abra el culo. Ella me lo daba totalmente. Miré para donde estaba mi prima y metí toda le pija en un solo movimiento. A la chica se le aflojaron las piernas, pero yo cada vez me movía con más furia, mirando a mi prima. Le di algunos chirlos en el culo y ella estallaba de placer por los chirlos y por como mis pelotas golpeaban su concha al envestirla. Acabé en su culo, y ella cayo rendida sobre el sillón. Me acomodé la ropa y la dejé ahí. No le di tiempo a esconderse y cuando pasé a su lado la tome del cuello y le dije:
“Y eso no fue mi máxima calentura. Si te gustó, y querés probar, seguime.” Y comencé a caminar hacia la puerta. Cuando salí mire para atrás y ella me seguía. Le hice una seña y ella me alcanzó.
“Entendelo, hasta el momento que comencemos, podes irte. Una vez que comencemos… y pensalo bien, te puede doler mucho, te puede sangrar la concha o el culo y eso solo me va a calentar más.” Ella siguió caminando. Fuimos hasta unos médanos y buscamos un lugar bueno.
Le miré y ella sonrió. La besé con mucha calentura y le dije al oído:
“Te voy a hacer mierda primita.” Y levantándole la remera comencé a besar sus pechos, los besaba y los mordía. Ella gemía de placer mientras acariciaba mi cabeza. Mi mano fue a su entrepierna y su tanga estaba totalmente mojada.
“Si que te calentaste mirándome, pendeja.”
“Y mucho, te aseguro, mucho.”
Metí dos dedos en su concha y le dije:
“So puta, hasta te masturbaste de lo lindo.”
“Si, y tuve un lindo orgasmo viendo como le rompías el culo a esa chica.”
Me saque mis pantalones y el bóxer y la puse a chuparme. Ella de pronto había aprendido bien mirando. Chupaba como loca, mientras me acariciaba las pelotas. Quise ver sus límites.
“Mostrame como te masturbabas viéndonos.”
Ella dudó pero metió dos dedos en su concha y los empezó a mover, casa vez más fuerte. Tomándola por la cabeza, y mientras le decía que no deje de masturbarse, la puse a chupar nuevamente. Ella estaba loca de placer y fue acabando una y otra vez mientras lo hacía. La tomé de la cabeza y cogía su boca con calentura.
“Que lindo cogerte así la boquita que tanto me molestó estos años, pendeja. Te voy a acabar bien adentro, mientras me mostrás lo puta que sos pajeandote y gozando para tu primo.”
Cuando me derramé en su boca ella tragó todo. Sus ojos eran pura lujuria. No dejaba de masturbarse y tener orgasmos. Apoyándome en un arbusto, la hice acercar y metí dos dedos en su concha, mientras me masturbaba para volver al ataque. Ella se dejaba hacer.
“Ahora quiero ese culo, te juro que te va a costar sentarte por un par de días.” Ella temblaba de excitación. Mojó un par de dedos con saliva, y dándose vuelta me mostraba como se los metía y sacaba del culo. Hundí los pies en la arena para afirmarme, y la penetre de golpe. Ella se llevó el antebrazo a la boca y lo mordió. No pare hasta enterrarla toda en su culo. Y empecé a moverme como una bestia, luego de un rato empezó a gemir cada vez más fuerte.
“Dios mío, que locura. Que caliente que me pone verte loquito.” Me dijo. Me quedé quieto, solté su cintura y le di dos chirlos en el culo. Ella empezó a moverse enterrándose sola mi pija hasta el fondo del culo, mientras separaba bien sus cachetes. Yo le pellizcaba los pezones con fuerza. Ella era todo orgasmos, sin parar.
“Así quiero estar para vos, bien caliente, bien puta, desde hoy soy tu primita puta. Y mi culo solo va a ser para vos, juro que ningún otro hombre lo probara.”
Escucharla y verla en la penumbra subía a mil mi calentura, la tome nuevamente de la cintura y la embestía con todo, hasta el punto de producirme dolor en la ingle de los golpes que le daba. Cuando solté mi leche en su culo, ella comenzó a temblar, se sacudía como loca. Me quedé dentro de ella un momento y luego nos vestimos y volvimos a la casa.
“Sí que me cuesta caminar, pero todo fue más fácil viéndote como te calentabas por cogerme. Nunca voy a olvidar esta noche.”
Llegamos y cada uno fue a su cuarto.
Al día siguiente partió. Antes de irse pude ver en su antebrazo la marca de cuando se mordió la noche anterior.
Dos años después, apareció de repente con su novio en un auto, se quedaron unos días en mi casa. Una tarde lluviosa, ella hizo que el novio lleve a mis padres a Mar del Plata. Cuando se fueron, cerró la puerta con llave y con la velocidad de un rayo se desvistió.
“Hola, soy tu prima la puta. Y vine especialmente a que me rompas el culo. Ah, mirá, nunca se fue la marca de mi brazo.”
Fuimos a mi cuarto y por un par de horas la cogí con furia, una y dos veces.