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Siendo la amante de Rodrigo (Capítulo 3): Un viaje de placer
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En el capítulo anterior conté cómo fue la última vez que me vi con Rodrigo.  Fuimos a su casa y le hice sexo oral de una forma bastante excitante, pero él se mudó y perdimos el contacto con el tiempo.

Realmente nunca estuve enamorada de Rodrigo ni nada que se le parezca pero si me producía bastante morbo y me gustaba estar con él. Pasaron cinco años desde la última vez que vi a Rodrigo.

Mi ritmo de trabajo y el ritmo de vida no me han permitido tener una pareja estable por mucho tiempo. Así que he pasado mucho soltera.

Todo empezó cuando una tía me invitó a pasar vacaciones con ella. Yo publiqué en mis redes que iba a ese lugar, pero sinceramente no analicé que era el lugar donde vivía Rodrigo.

Habían pasado cinco años desde la última vez que lo vi. Así que ya no era que me interesara demasiado, pero él me escribió cuando lo leyó. Nuestro contacto en esos años había sido muy limitado pero saber que viajaría para allá hizo que él me escribiera.

Era noviembre y yo viajaría en febrero. Así que empezamos a hablar más seguido. Rodrigo estaba casado con una chica que no era la misma de hace años. Ya tenía 27 años y yo 24, lo que voy a contar sucedió hace un par de años (yo ahora tengo 26).

Empezamos a hablar más en confianza, recordamos nuestros encuentros de hace años y hasta nos enviamos fotos.

No voy a negar que ese fue el momento que me volvió a encender la llama. Rodrigo es atractivo, si, pero lo especial es que sabe cómo hablarle a una mujer y volverla loca. Eso complementaba mi gusto por su verga, que era blanquita, con muchas venas, grande y gruesa. No pude evitar preguntarle cuánto le medía y me dijo que 18 centímetros. Esa noche hasta me masturbe viendo sus fotos y recordando momentos con él.

Esas semanas fue una costumbre chatear con él. Fuimos haciendo más cosas. Yo llegaba del trabajo, vivía sola en mi departamento y después de cenar y bañarme, me acostaba a hablar con él y a masturbarme mientras hablábamos de cosas y compartíamos fotos.

Incluso llegué a hacer videollamadas en las que me tocaba para él en silencio mientras su esposa dormía. Así llegó el momento del viaje.

El hecho es que viajé y por supuesto que le avisé a Rodrigo los días que iba a estar allá. Apenas iban a ser 12 días. Mantuvimos el contacto pero dejé que él tomase la iniciativa. Recuerdo que era viernes cuando me escribió. Yo estaba en la alberca con mi tía y mis primas. Me dijo que si nos podíamos ver y le dije que sí. Me citó a las 4 pm en un pub de la ciudad.

Le dije a mi familia que conocía a unas amigas en la ciudad y que me vería con ella para tomar algo. Así que me preparé, me puse un jean blanco porque sabía que a Rodrigo le gustaba, una camiseta escotada que hacía lucir mis senos y tacones.

Nos vimos en el pub. Hablamos un rato, tomamos unos tragos y nos pusimos al día. Rodrigo me dijo que nos fuéramos alrededor de las 7 pm. Tomamos un taxi a un hotel.

Al llegar seguimos charlando un poco en la habitación pero obviamente no perdimos tiempo. Se sentía muy raro estar con un hombre casado, pero yo estará a de vacaciones y aproveché la aventura.

Rodrigo me invitó a la cama y me subí sobre él. Los besos me recordaron a los viejos tiempos mientras tomaba mis nalgas. Nos desvestimos de manera desesperada mientras seguíamos besándonos y tocándonos. Baje hasta su pene y le empecé a hacer un oral lento, pasaba mi lengua por la punta de su pene en forma de círculos y también desde abajo hacia arriba con suavidad. Me decía que le gustaba como se la mamaba y eso me encendía mucho. Después de un rato chupándosela me hizo un sexo oral increíble. Así como besa de increíble, también sabe lamer una vagina y con apenas unos minutos me dio un orgasmo increíble.

De una vez se puso el condón y me penetró. Subió mis piernas en sus hombros y empezó a embestirme con fuerza mientras me tomaba del cuello. Sentía como si miembro entraba profundamente y me hacía gemir con fuerza. No suelo gritar a la hora de tener sexo, pero sí gimo con fuerza si saben provocarme. Él me tenía gimiendo bastante fuerte y casi llego a un segundo orgasmo cuando decidió parar y cambiarme de posición.

Me puso a cuatro patas y me lo siguió haciendo. Podía sentir mis nalgas arder mientras él me pegaba y jalaba mi cabello, volví a llegar al orgasmo así. Recuerdo que Rodrigo tomó su teléfono y me grabó mientras me seguía cogiendo de perrito. Al cabo de un rato se paró sobre la cama y me dijo que me arrodillara, me siguió grabando mientras se la mamaba. Me pidió que saludara a la cámara. Yo estaba muy excitada en ese momento y no dudé.

-Hola, dije

-Di que te gusta mi verga

-Qué rica tu verga

-Te gusta mamar rico?

– Me encanta, me encanta tu verga

Hasta que se vino en mi boca y grabó todo, mientras pasaba su pene por mi mejilla para meter en mi boca la leche que se había derramado.

Cuando nos reactivamos para el segundo round una hora después, me pidió hacerlo sin condón. Realmente Matías no me puso condiciones de ningún tipo, así que accedí porque tomaba mis anticonceptivos. Se la mamé y después me subí sobre él para cabalgarlo. Me encanta cuando un hombre aguanta mis movimientos, abría mis nalgas y ahora si sentía su verga directamente dentro de mí. Estuve sobre el tanto de frente como de espaldas a él, sentía sus nalgadas, sentía su dedo acariciando mi ano y metiéndose un poco. Tuve varios orgasmos en ese segundo round.

Tenía un poco de nervio porque Rodrigo seguía grabando cosas con su celular. Pero estaba tan caliente que lo dejé seguir.

Me volvió a poner a cuatro por un rato y después le pedí que nos levantáramos. Me paré apoyándome en la pared para que él me penetrara parado detrás de mí. Es una posición que me gusta mucho y quería probarla. Tuve un orgasmo, a veces las piernas me fallan al llegar cuando estoy de pie pero soporté parada. Rodrigo siguió haciéndolo fuerte, mordiendo suavemente mi oreja y besando mi cuello hasta que acabó adentro de mí.

Me sentí bastante perra al dejarlo acabar adentro. Verme sudada, con su semen saliendo de mi vagina y escurriendo por mis muslos es una imagen excitante pero que me hace sentir como una cualquiera (y eso me gustaba).

Después de otro descanso, volvimos a la acción. Me encantaba como me decía que mis nalgas eran suyas, que toda yo era suya. Ya yo sabía lo que venía porque por chat me dijo varias veces que me iba a hacer un anal.

Yo no acostumbro tanto a hacerlo pero estaba dispuesta. Empezó a lamer mi ano, me puso en cuatro y me dilató con sus dedos poco a poco hasta que me tuvo lista y me penetró.

Esa sensación de dolor con excitación fue increíble. Aunque de momentos me provocaba parar, mi orgullo me hacía seguir. No quería quedar como una tonta frente a él así que aguanté todo lo que tenía para mí. Noté que también estaba grabando cómo me lo hacía por detrás. Se puso de cuclillas sobre la cama mientras me penetraba por detrás y me decía que era su perrita. Me pedía decirle cosas como “soy tu perra” o simplemente “cógeme”.

Después me acosté de lado y me siguió cogiendo por otro rato hasta que me pidió ponerme en cuatro para mamársela y se masturbó hasta acabar en mi boca. Ya eran alrededor de las 2 a.m. así que nos fuimos. El debía llegar a su casa con su esposa, no sé qué excusa le había dado para llegar a esa hora, y yo debía llegar a casa de mi tía.

Recuerdo haberle pedido algunos de los videos. Le dije que quería verlos y él me los envió. En ese viaje no volvimos a vernos, pero fue una buena experiencia.

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