back to top
InicioLésbicosHistoria de soledad, amistad y sexo

Historia de soledad, amistad y sexo
H

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.

Soy una mujer madura, entre los 50 y los 60, mi nombre es Alicia, vivo en pareja desde hace muchos años y como creo que le pasa a mucha gente mi situación de soledad a pesar de esa convivencia es grande, mis hijos viven fuera y solo nos visitamos en verano o Navidad, mi relación con la persona que convivo se ha convertido en una rutina insufrible desde hace tiempo y tengo la sensación de no ser más que una sirvienta, un mueble o un elemento decorativo para él, a pesar de dialogar para tratar de hacernos la vida algo más soportable no ha servido para nada, puede ser tambíen que la diferencia de edad, ya que él es bastante mayor que yo, influya, aun así me siento aun joven por dentro y por fuera, para mi edad no estoy nada mal, me miro al espejo desnuda y no me desagrada lo que veo a pesar del deterioro por los años y de haber tenido dos partos. Cuando voy por la calle percibo miradas de hombres e incluso de alguna que otra mujer cosa que me agrada y llena de satisfacción.

En el plano sexual aun me siento viva a pesar de no tener relaciones con mi pareja, me gusta y me ha gustado siempre disfrutar de mi cuerpo, de sus sensaciones, pero desde hace tiempo lo he tenido que hacer en soledad, hasta que mi vida sufrió un cambio inesperado, ese cambio es el que me ha traído hasta aquí para contar una bonita historia de amistad, amor y sexo.

AMISTAD

Siempre me ha gustado tener amistades pero nunca he sido mujer de contar ni hacer partícipe a nadie de mis emociones de mis gustos íntimos ni de mis necesidades o eso creía hasta que nació una nueva amistad.

Hace unos meses la casa de al lado, después de estar bastante tiempo en venta abrió de nuevo su puerta a una nueva familia, vi desde mi ventana como descargaban muebles desde el camión de mudanzas pero no vi a los nuevos inquilinos y la curiosidad por hacerlo me invadía.

A los pocos días una tarde que me encontraba sola sonó el timbre de la puerta y al abrir allí estaba ella, una señora de más o menos mi edad, después mas tarde me enteré que se llamaba Norma y venia acompañada de un hombre de unos 30 años que también supe después que era un hijastro de su segundo matrimonio, era viuda desde hacía casi un año y se habían mudado debido a que habían trasladado aquí a su hijastro el cual estaba soltero y hasta encontrar un alojamiento para él viviría con ella, de su primer matrimonio aparte de malos recuerdos no le quedaba nada, no había tenido ni hijos.

Me quedé un poco parada mirándola, era una mujer atractiva de cara y cuerpo, agradable a la vista y antes de poder reaccionar me dijo su nombre y que era la nueva vecina, que no conocían a nadie y quería presentarse por lo menos a los vecinos colindantes, el joven era guapo, delgado y como después comprobé muy educado.

Los hice pasar al salón donde normalmente hacemos la vida, les ofrecí asiento, les pedí me perdonaran por mi aspecto un poco descuidado y que esperaran unos minutos a que por lo menos me peinara en condiciones, al volver me sentía un tanto nerviosa, aquella mujer tenía algo que me hacía sentirme así, les ofrecí café que aceptaron y después de prepararlo lo tomamos con unas pastas.

Empezamos a charlar y ahí fue donde me contaron los de sus nombres y lo que he contado hasta ahora, al poco tiempo Luis que es como se llamaba el joven se levantó y se disculpó por tener que irse debido a que lo esperaban en la empresa donde trabajaba en un puesto relevante.

Y allí nos quedamos las dos solas Norma y yo, había algo nuevo en el ambiente sentía como que aquella mujer tenía algo especial y que me agradaba pero me sentía un tanto confusa nunca había mirado a ninguna mujer como mujer sino como persona y con Norma era distinto sin saber porqué, tenía una mirada dulce, sonreía mucho, unos ojos alegres y una boca bonita, había veces que me sorprendía estar mirándola mas que pendiente de lo que hablábamos, fue un tiempo mágico en los cuales de buenas a primeras nació algo lindo, me sentía confiada a gusto y coincidíamos en muchas cosas de las que nos contábamos, tampoco había sido muy feliz en sus dos matrimonios, al levantarse para irse pude disfrutar de su figura, tenía un cuerpo discreto pero bien formado algo rellenita nos parecíamos en eso, los pechos ni grandes ni chicos y unas piernas bonitas, iba bien vestida pero no con lujos, discreta, al despedirnos me abrazó y le di un beso en la mejilla ofreciéndole mi amistad y que podía contar conmigo para lo que necesitara, ella me devolvió el beso que casi rozó la comisura de mis labios lo que me provocó un escalofrío y me dijo que la próxima vez sería en su casa, nos dimos los números de teléfono y quedamos en estar en contacto.

Continuará…

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.