Hola a todos los lectores de relatos en esta página, para quienes no me conocen soy Sandra, mi tío violador me llamaba la zángana, estoy casada, tengo 35 años, no tengo hijos, mi contextura es delgada, 1,60 metro de estatura, 57 kilogramos de peso, negro y lacio, tengo también unas tetas medianas y unas nalgas redonditas y paradas que no pasan desapercibidas cuando voy por la calle.
Hoy quiero relatar otra historia real, ocurrida de manera inesperada en mi vida, así como suelen suceder las mejores cosas, que, sin necesidad de buscarlas, llegan a nuestras vidas, unas para bien y otras no tanto, pero que igual debemos superarlas.
Algunos recordarán a mi tía Teresa, que vive en la ciudad de Bogotá, llegó hasta mi ciudad de Bucaramanga a pasar un fin de semana con sus dos hijos, mis primos, Fredy de 23 y Jhon de 20, ella fue la persona que estaba enferma en un viaje que hice a visitarla y ocurrieron cosas que ya fueron comentadas aquí.
Llegaron el día jueves en las primeras horas, viajaron en bus toda la noche, fueron recibidos e instalados, mi esposo tiene una casa muy amplia, con tres habitaciones en el segundo piso y una en el primero, en el segundo piso está ubicada la alcoba principal con su baño privado, es la que utilizamos mi esposo y yo, hay dos habitaciones más separadas por un baño comunitario para ellas, mi tía se instaló en la habitación contigua a la nuestra y mis primos en la habitación del fondo, después del baño.
El día jueves todo fue normal, algo de camaradería, risas, recuerdos, la confianza volvió a todos nosotros, ya había más interacción y burlas entre todos, salíamos a dar alguna vuelta y regresábamos nuevamente, mis primos se peleaban por tomarme de la mano y burlarse de mí, ¿cuándo vas a crecer?, ¿cómo es el clima en el piso?, ellos son mucho más altos que yo, rondan él 1,80 metros, herencia de la familia de su papá, comprenderán que todo era risa y juegos hasta ese momento.
El día viernes me levanté temprano a alistar el desayuno de todos, incluyendo mi esposo que se iba a trabajar, preparar el café o tinto como decimos aquí, entre tanto, mi esposo se estaba duchando y vistiendo para sus obligaciones, estando en la cocina, llegó mi primo Fredy, se acercó por detrás y me abrazó fuerte, ya había mucha confianza, primita hermosa buen día, me dijo, ole, ¿qué hace? Le dije un tanto perturbada, el muy descarado, había bajado sus manos y me había mandado la mano por entre el caucho de mi pijama, llegando hasta mi propia rajita, eso no me lo esperaba ni lo veía venir,
Ay, primita, discúlpeme, me soñé estando con mi novia, descarado, respete, le dije, uy primita, si vieras cómo me pones, cada que te miro se me sube todo en mi cabeza, sí, como no, vaya báñese mejor, le dije, ¿qué tal si llega mi esposo y lo ve en esas?, yo sé que él se está bañando, escuché la ducha y por eso bajé, fue su respuesta.
Yo lo miraba entre asustada y confundida, no te pongas bravita querida primita, no volverá a pasar, está bien le contesté, ven déjame darte un abrazo de reconciliación y olvido, como es tan grandote para mí, quedé atrapada nuevamente, me miró a los ojos, acercó su cara contra la mía y nuestros labios se encontraron en un beso ingenuo en apariencia, ¿me perdonas de verdad? Claro que sí, ya pasó, volvió a besarme un poco más arriesgado, ¿te gusta así? Obviamente, eres muy tierno, le dije, quiero volver a tocar con más tranquilidad aquello que llegué sin pensar, no seas descarado le respondí, ¿qué tal si mi esposo baja en este momento? Pues que sepa que me gustas, fue su respuesta mientas volvía a deslizar su mano por entre el pantalón de mi pijama, que rico se toca esto, no tienes pantys y estás mojadita, mmm, me volvió a besar con mucha pasión, mientras sus dedos recorrían mi vulva, de adelante hacia atrás y viceversa.
Le mandé la mano a su bulto por encima de la pantaloneta que llevaba puesta y pude agarrar una verga muy dura, templada, con unos huevos grandes, por lo menos debería usar mis dos manos para abarcar todo eso, ya paremos esto, le dije, voy a llevar tinto a mi esposo, aquí te espero fue su respuesta.
Esperé a que mi esposo se arreglara y bajamos al comedor, le serví su desayuno, le entregué su almuerzo que siempre lleva en una taza para su trabajo, serví tinto para llevar a mi tía y al primo Jhon, mientras mi esposo y Fredy charlaban en ese momento, la tía agradecida lo recibió, mijita que bien atendida estoy, te lo mereces querida tía,
Fui a la alcoba que ocupaba Jhon, mi primo, la puerta estaba entreabierta como la había dejado Fredy, entré y lo vi, con su verga bien parada, típico de los hombres en las mañanas, cuando me vio, quiso tapar con la manta sus piernas y la verga parada, jajaja, ya para qué, yo ya vi todo, le dije, me recibió el pocillo y aproveché en ese momento para bajar su pantaloneta hasta su media pierna, ves que ya veo todo, le dije entre risas y burlas, por poco se quema o me quema a mí, del susto que se pegó, le volví a subir su pantaloneta a su puesto, ¿cómo eres de mala y aprovechada, esto no se queda así, verdad? Volví a sonreír y bajé a despedir a mi esposo, estaba jugando con fuego.
Mi esposo salió para su trabajo, apenas cerré la puerta ya tenía a Fredy abrazándome y besándome, o besándonos, mejor dicho, levanté los platos del comedor para lavarlos, cundo sentí que mi pantalón de la pijama, era bajado hasta los tobillos, ¿qué haces? Le pregunté, vamos a terminar algo que está inconcluso, me hizo sacar un pie de la manga de la pijama y se levantó, mandando su mano directo a mi raja, que ya estaba obviamente a mil, babeando, llena de jugos y líquidos para soportar lo que se veía venir,
Su mano y sus dedos se abrían paso por entre los labios de mi vagina, exploraban todo a su paso, yo parecía estar perdiendo el sentido, los besos en mi nuca, en mis orejas me ponía la piel de gallina, ¿te gusta? Me preguntó, sí primito, me encanta, acaté a decir, nuestros labios se unieron con fuerza, con fiereza, nuestras lenguas se trenzaron en una batalla de fuerza, de agilidad y pasión.
Me hizo dar la vuelta y quedé frente a frente con él, me agarró una pierna y me impulsó hacia arriba, mi espalda baja quedó apoyada sobre el mesón de la cocina, agarró su verga con un mano y me la metió con fuerza, tan así que un grito, quejido o no se salió de mi garganta, pacito, por favor, papito, ¿no ves que nos escuchan? Tranquila, mi hermano no dice nada y i tía tampoco, ella es bien abierta a estos temas.
Siguió su mete y saca, una verga de muy buen tamaño, la que por la incomodidad seguramente o la presión ejercida en esa posición se me antojaba deliciosa, rica, algo placentero, yo estaba gozando de la mejor manera posible, no se puede pedir más a la vida, Fredy se encorvaba para chupar mis teticas o propinarme un beso en mi boca, que hacía más caluroso ese momento,
Me bajó del mesón, entendí que quería una mamada como premio a su faena, sin dudar me agaché y me la llevé a la boca, mis manos apretaban sus bolitas o bolotas, unas huevas grandes, lo tragaba hasta el fondo, sentía cómo se retorcía de placer, no tardó en abrir su boca para decir, me vas a hacer venir, sí, dámela toda, aquí mismo, le dije y aceleré mis ejercicios,
Un gran chorro de semen inundó mi boca, a tal punto que por la comisura de mis labios se escurría, cayendo sobre mi pijama, tragué lo que pude en ese momento, con mi blusa de la pijama le limpié un poco su vergota que aún seguía dura, lista para seguir trabajando, me levanté para besarnos apasionadamente, los dos estábamos agradecidos con lo que había pasado.
Todo siguió normal esa mañana, después del almuerzo, Fredy invitó a mi tía a hacer una vuelta, Jhon estaba encerrado en su alcoba, ¿para qué quieres llevarme? Necesito comprar unos regalos y tú eres la indicada para orientarme, ve con tu prima, ella conoce más la ciudad, le dijo, no mamá, tú eres la indicada, la convenció y se fueron.
No tardó en salir de la casa mi tía y el primo Fredy, cuando apareció en la sala el primo Jhon, estaba vestido con una camiseta de esqueleto, de esas que no tienen mangas, no traía puesto nada más, ¿qué haces así vestido? Le dije, tú ya viste todo, ¿cuál es el problema? Me respondió, ¿qué tal si ellos se devuelven? Ellos van a demorarse un buen rato, fue su respuesta, nosotros vamos a seguir con algo que me hiciste esta mañana, estábamos en este punto, ¿lo recuerdas?
Sabía que no podía escaparme de esa otra cogida, ven primita hermosa, que tienes un culito más rico que la miel, que el chocolate y todo el dulce junto, jajaja, reí a carcajadas, eres un loco, sí un loco de amor por ti, así he estado toda la mañana desde que me bajaste la pantaloneta, además Fredy me comentó lo que pasó entre ustedes, así que estas en deuda conmigo,
Opté por callar, no pude decir nada, se acercó y me abrazó, buscó de una mis labios para besarme, sentí de una vez una punzada en mi estómago, era su verga, templada como un acero, una de sus manos optó por apretar una de mis téticas, yo me dirigí con una de mis manos a apretar su verga y desviar su camino, estaba apuntando directo a mi estómago, comencé a masajear ese trozo de carne, de unos 15 centímetros, de muy buena calidad, ¿vamos a la alcoba? Le pregunté, sí, pero quiero hacerlo en la cama donde duerme mi mamá, fue su respuesta, ¿y eso?, ¿por qué allá? Es donde duerme mi mamá, es un fetiche para nosotros, eso es un secreto, ¿me entiendes? Listos, claro que sí.
Me senté en el borde de la cama y comencé a propinarle una mamada con fuerza, me la tragaba hasta el fondo y hacía rozar mis dientes contra su miembro para que sintiera más emoción, le chupaba esas bolas, mis manos lo frotaban como si lo estuviera masturbando, vaya si lo haces rico, querida prima, eres toda una experta, de lo que me estaba perdiendo por no venir a visitarte, me hizo levantar y comenzó a desvestirme rápidamente, se le notaba como afanado.
Me recostó en la cama y se me echó encima, al estilo misionero, yo abrí mis piernas y le rodeé su cintura, sentía esas embestidas de su cadera, sus nalgas contra mi pequeño cuerpo, gemía de placer, como una buena puta, sin remordimientos, sin presión de ser sorprendida, me hizo poner en cuatro patas y comenzó a atacarme de esa forma, uno de sus dedos se abrió paso por mi colita, mi culito en principio parecía negarse, pero, con su saliva, se fue ablandando, hasta que su dedo quedó pleno dentro de mi culito, lo sacó un poco y llevó otro de sus dedos dentro de mí, igualmente al principio era difícil, luego se deslizaban con facilidad.
Sacó su verga de mi vagina, con su mano la fue dirigiendo y acomodando lentamente dentro de mi culito, hasta que quedó completamente encajada dentro de mí, yo no paraba de gemir, de suplicar que pacito, papacito, hazme con cuidado, cuando estuvo cómodo, comenzó su mete y saca, el placer se disparó, el dolor desapareció, no sé cuántas veces me vine en ese momento, tal vez por la velocidad con que lo hacía,
Me hizo acostar de medio lado y se arrodilló montado sobre una pierna mía, no había experimentado esa posición, me comparé a ver una perra acostada, me levantó la otra pierna y se dirigió con su miembro a esa abertura que se formaba al separar mis piernas, la introdujo de un solo golpe, fue para mí una sensación diferente, algo no conocido por mi memoria, siguió metiendo y sacando, mientras su sudor caía sobre mi cuerpo, cuando sentí que se iba a venir, él mismo la sacó de dentro de mi rajita y disparó su leche contra mi vientre, llegando con tal fuerza a alcanzar mi cara, me incorporé un poquito, hasta alcanzar su verga y llevármela a la boca, hasta que quedó bien escurrido,
Que rico culeas primita, tienes una chocha adorable, apretadita y sabes manejar esas manos, y boca, un complemento perfecto, así cualquiera se enamora, me dijo, entre muchas cosas más, te aprovechaste de mí, le dije, lo contrario, te comiste a Fredy esta mañana y me bajaste mi pantaloneta aprovechando mi descuido, por eso te dije que me las pagabas, además Fredy me contó todo y planeamos para sacar a mi mamá de la casa, ay qué porquerías, le dije, se reía como loco, volvimos a besarnos, abrazarnos, quedamos en silencio un buen rato.
Por qué aquí en la cama de mi tía, le pregunté, es un fetiche, mi mamá ve películas porno con nosotros, aunque no hacemos nada, ella siempre nos mira el bulto de nuestras vergas, seguramente luego va y se masturba, pero cuando mi hermana está en la casa, se hace la santa y regañona, eso nos causa curiosidad, y mi prima Andrea, ¿qué hace? Esa se da buena vida, la he visto salir de moteles y mal parqueada con varios tipos, pero no le digo nada ni a mamá ni a mi hermano, ella está sana de todo eso.
A eso de las cinco y media regresó mi tía con mi primo Fredy, ¿cómo les fue? Les pregunté, ¿se perdieron?, mira primita, le trajimos este regalito, era una bolsa con unos chocolates, unas galletas y un par de artes de oro, de muy buena calidad y presencia, ah, conque eran para la prima esos regalos, dijo mi tía, ¿a cuenta de qué tanto aprecio? Parecía estar un poco molesta o sorprendida, no mami, dijo Fredy, es por solo cariño y agradecimiento por atendernos bien, además Jhon también puso plata, a propósito, y ustedes ¿qué hicieron toda la tarde? Aquí nos quedamos hablando y riendo de todo, adelantando cuaderno, como dicen por ahí, pero estás recién bañada y perfumada, dijo mi tía, sí tía, estaba haciendo mucho calor, le dije, ella respondió, sí, como no, yo soy boba mija, es en serio mamá intervino Jhon.
Desde ese momento mi tía no nos perdía pisadas, se levantó temprano a beber café en la mañana, parecía cuidarnos, esos hijos míos son terribles, me decía a cada rato, usted tenga cuidado con su marido mija, ese hombre es bueno, no le dé motivos para pelear, tranquila tía, yo me sé cuidar muy bien, a eso me refiero mija, me dijo mi tía.
Sabiendo qué era el fetiche de mis primos, comencé a maquinar un plan para hacer la locura más grande de mi vida, juntarlos a ellos en un momento de placer mundano y lascivo, mi mente no tardó en planear un paseo a la piscina en la mañana de ese sábado, en la tarde un asado y unas cervezas, eso desataría el infierno que les narraré en mi próxima historia, les adelanto que todo se dio a pedir de boca.
Aquí termino este relato de mi vida real, hasta creo que nací para estas aventuras, con mis primos la relación es un tanto distante por la lejanía entre las ciudades, pero que vuelve a pasar, seguramente sí y muchas veces, mi tía es un ser extraordinario, me quiere como su hija boba.
Gracias por leerme, gracias por comentar y gracias por votar si les gusta mi escrito, soy Sandra, la zángana.