Me desperté dolorido. Pero no era dolor físico el que sentía, era dolor espiritual. Me sentía sucio, de esas personas que traicionan de la manera más vil. Y no había manera de volver al pasado y desandar el camino.
Me fui a duchar sin saber que hacer a continuación. Era obvio que debía ver nuevamente a Óscar, ya que teníamos que volver juntos en el auto. El solo pensar en esa situación era terrible. ¿De qué hablar? ¿Cómo seguir a partir de ahí?
Mientras me bañaba, todo me parecía más y más complejo, más y más bajo.
Mi único consuelo era saber que seguro, ya sin alcohol en sangre, Oscar estaría en la misma que yo, seguramente triste, sintiéndose con bronca.
Me cambié, y salí de mi habitación a desayunar. Pasé por su habitación y me quedé parado, sin saber si avisarle o no que iba al comedor. Decidí no hacerlo y seguir solo. Me senté a comer luego de servir el clásico café con leche y medialunas, y agarré un diario que estaba en la mesa.
– ¿Pensabas comer solo?
La clásica voz de Óscar me sacó de la lectura.
– Si, es que pensé que capaz dormías y no te quise despertar.
Se sirvió café y se sentó al lado mío. Ninguno dijo nada por un rato largo, hasta que al fin, decidí tomar la iniciativa.
– Oscar, tenemos que hablar de lo de anoche.
– Entiendo si, ¿vos que pensás?
– Estoy muy mal! No puedo creer lo que hicimos. Por favor que todo quede acá, a ninguno le conviene que nada de esto se sepa. Menos a vos
– Por supuesto, eso está más que claro, pero…
– Pero ¿que?
– ¿No te gustó lo de anoche?
– No tiene nada que ver eso Oscar, estamos hablando de otra cosa, de lealtad, sos el papá de mi novio, la conozco a Nélida desde hace mucho.
– Si, si. Pero, ¿te gustó?
– …
– Te encantó Nico, y yo me volví loco también. Y cuando eso pasa es muy difícil que no pase de nuevo.
– No no. Basta. Ni loco. Supongo que vos tampoco querés, ¿no?
– Me hubiera gustado que no pase nada, porque después de lo de anoche… me encantaría sentir eso de nuevo. Coges increíble.
– Basta Oscar, pensemos ahora cómo mierda vamos a sobrellevar eso. La idea es que nada de nada siquiera se sospeche, tengamos la misma relación que teníamos antes. No estemos fríos entre nosotros porque van a sospechar que algo pasó.
– Y si… algo pasó… y si recordarlo me pongo al palo…
– Basta Oscar!
– ¿Sabías Neli nunca me entregó la cola?
– Que se yo Oscar! ¡Basta con eso!
– De chica cogía bien, pero ahora poco y nada. Apenas me tira la goma, la lame un poco de compromiso, en cambio vos…
– Me voy al cuarto Oscar, en un rato tenemos que salir.
– Anoche cuando te fuiste te dedique una paja, seguía tremendamente caliente a pesar del polvo. Increíble que un tipo de mi edad se caliente tanto. Pero vos… que manera de calentarme…
– Chau.
Y me fui caminando rápidamente, con mi mente que no podía dejar de pensar en qué Oscar estaba con la idea fija de repetir. Pero no, eso ni loco.
Lo esperé en el estacionamiento con mi bolso, a la hora que le había avisado por mensaje de texto. Durante todo ese tiempo había planeado cómo hacer para evitar sus avances si los había. Quizás emprendiendo la vuelta y acercándose a su hogar, su deseo bajara y la vuelta fuera más amena.
Apenas subí al auto, noté que estaba errado. Me miró con cara libidinosa, de arriba abajo como quien contempla algo de mucho deseo.
Agarró la ruta 205, yendo a una velocidad muy lenta, como paseando.
– ¿Tenés idea en cuanto llegaremos?
– Y calculá unas 3 horas y algo.
– ¿Tanto?
– Y si…
– Pero el viaje se hace en mucho menos. Le dije a Fer que tipo 2 llegábamos.
– Yo recién le mandé otro mensaje y le dije que antes de las 4 no aparecíamos.
– ¿Pero por qué?
– Y… que se yo Nico, capaz tenemos que retrasarnos por algo…
– ¿Otra vez con eso? Te dije que nunca más va a pasar nada!
– Si ayer te encantó Nico, ¿por qué no repetir?
– Si, pero está mal lo que hicimos. ¡Pésimo!
– O sea que no me negás que te haya encantado.
Ante su trampa, no pude evitar sonrojarme.
– Que se yo Oscar.
– Decime la verdad
– No sé, estuvo bien…
– ¿Bien? ¿O algo más que bien?
– Algo más que bien, pero…
– ¿Te gustó cómo te garché?
– …
– Decime
– Me cogiste muy bien
– ¿Solo muy bien?
– Bueno, me re garchaste Oscar, y me encantó como me moviste. Hace mucho no me cogen así – largué todo como con bronca, pero me di cuenta que había hablado de más
– Mirá, ya la cagada está hecha. Yo personalmente me eché el mejor polvo de mi vida. Nunca había hecho un orto, y encima el tuyo que es durito, me volvió loco. Me encantaría poder cogerte toda la vida. Obviamente no lo vamos a poder hacer, pero ya que el error está hecho… se puede repetir ¿no? Total, entre uno y dos no hay ninguna diferencia.
– ¿como que no? ¡Me sentiría mil veces peor!
– Es que ese es tu tema, te preocupas por lo mal que está y no priorizas que te encantó.
– Perdón Oscar. Pero no puedo.
– ¿Te puedo hacer una pregunta?
– Ya a esta altura…
– Se sincero, total ya tenemos un secreto enorme. ¿Alguna vez Fernando te hizo disfrutar tanto como yo?
– Mirá, en realidad…
– Sincero Nico
– No, nunca
Me encontré nuevamente como la noche anterior. Con esa mezcla de sensaciones. Por un lado otro error era irreparable, por otro, Oscar tenía razón… entre un polvo y dos…
Aceleró con el auto, llegando a la velocidad permitida. Arribamos a Chascomús, y manejó hasta la estación de servicio. Salimos nuevamente, pero esta vez no fue hacía la ruta, sino en otra dirección, decidí callar.
Manejó por espacio de 10 minutos, y al estacionar el auto, noté que llegamos a un Hotel. Me pidió que espere en el auto, le pregunté qué iba a hacer y me dijo que tenía un asunto pendiente, si bien yo sabía ya que era lo que se venía.
A los minutos, me dijo que baje y lo acompañe, y en ese momento, nuevamente, fallé.
Entré al hotel atrás de él, nos dirigimos a unas escaleras, y subimos un piso, hasta una habitación. Abrió la puerta con unas llaves que le habían dado y entré tras él.
Esta vez, sin mucho preámbulo, me besó. Yo no ofrecí ya mucha resistencia, sino que me entregué al placer. El error estaba hecho, había que dejar eso atrás al menos de momento.
Me llevó a la cama mientras nos besábamos, y yo, ya en pleno éxtasis, pasaba mi mano por su entrepierna.
Me tumbó en la cama, y se bajó enseguida el jean. Con él también salió su slip, y apareció como un resorte su pija. Esta vez me pareció incluso más gorda que la noche anterior.
– Toda tuya, bebe
– Que pija hermosa tenés.
– Dale, métetela en la boca
Sin esperar más, me metí toda esa poronga en mi boca, chupando ya con todas las ganas, sin tanto pudor.
Lo pajeaba, la chupaba, me la pasaba por la cara mientras lo miraba a la cara. Él estaba extasiado, gemía a más no poder. Continué haciéndole sexo oral por un rato largo, y en un momento, al aumentar la intensidad de mi mamada, escuché un enorme alarido, y sentí un chorro de esperma que me llenaba la boca. Aunque sorprendido, continué chupando hasta que me pidió que pare. Fui al baño a escupir todo el semen y volví a la cama.
– ¿La pasaste bien? – Le pregunté
– Me volvés loco. Pero no terminamos
– Jajaja. A vos no se te para más por una semana.
– Déjame un ratito y vas a ver
– Jajaja. Te puedo dejar un día entero.
Nos pusimos a hablar de cualquier cosa, le hablé de fútbol así se despejaba.
– Nico, me encantaría seguir disfrutando todo esto con vos.
– Es imposible Oscar, ya ni sé que voy a hacer con Fer
– Por?
– Y… capaz lo mejor es separarnos, después de esto…
– Nooo. No te alejes, ya lo hablaremos tranqui
– Si, ponele
Y aproximadamente media hora después, empecé a tocarle su pene, despacio, a manera tierna. Mientras hablábamos de la vida, del viaje y hasta del tema de su auto, comencé a jugar. Muy de a poco tomó cierta turgencia, y a los minutos me lo metí de nuevo en la boca. Sin urgencia, de a poco, saboreándolo.
Comenzó nuevamente a ponerse duro, y a la hora estaba de nuevo con una erección increíble. Dejé de chuparla:
– No me acabes de nuevo eh
– ¿Por? – preguntó riéndose
– Porque quiero… que me cojas
– Ponete boca arriba
– ¿Forros?
– Quédate tranqui Nico que no cojo hace un año con nadie. Y desde hace 3 décadas solo con Neli
Obedecí. Colocó nuevamente mis piernas en sus hombros. Me empezó a puertear, utilizando su líquido preseminal como gel.
– Despacito, me vas a romper sin gel
– Si bebe, vos tranqui
Continuó pasándola por la puerta de mi cola, entraba un centímetro y la sacaba, yo gemía e intentaba disfrutar todo. Estaba ya demasiada caliente, me gustaba el juego previo pero quería sentirlo.
– Dale Oscar!
– Dale que?
– Metela!
– Todavía no – Y se bajó, quedando su cara a la altura de mi cola, y comenzó una chupada increíble.
Me chupó el ano de una manera que no recordaba, sacándome aullidos de placer.
– Ayyy siiii!!!
– Te gusta putita infiel?
– si por favor!!! Chúpame chupalaaa
– Que orto hermoso!!!
Y continuó chupando por quince minutos en los cuales no paré de gritar.
Era tal la calentura que tenía, que lo tumbé en la cama y decidí montarlo.
Me ubiqué sobre él, coloqué su pene ya hecho una piedra en la entrada de mi cola y fui deslizándome hacia abajo. De a poco llegué al fondo, y comencé un movimiento arriba abajo al principio lento y luego con mucha velocidad. Me dolía mucho pero el ver su cara de caliente me pudo y continuamos.
– asi si si si siiiiii Nico siii!!!
– Aaahgghhh ahggg
– Si Nico! Cómo coges bebe!!! Siii
– aaaaggghhj asaaa!!
Me hizo salir, nos paramos y me colocó contra la puerta de la habitación. Se puso atrás mío, me abrió bien las piernas y luego de un ratito consiguió entrar nuevamente.
Una vez así, yo parado con mis sos manos contra la pared y el con sus manos en mi cintura, comenzó con un bombeo tremendo.
Plaf plaf plaf
– Aaaaggghhh sos un animal!!
– Aaahhh
– Por favor Oscar!! Seguime cogiendo!
– Siempreee, vamos a coger siempreee
Y terminó nuevamente adentro mío, esta vez en mi cola.
Segundos después terminé yo, luego de tocarme apenas, tal era la calentura que tenía.
Esta vez no salí corriendo, sino que fuimos a ducharnos, no podíamos tardar mucho para no levantar sospechas.
Teníamos aún mucho viaje para llegar a Capital.