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El nuevo jefe de mi mujer (Parte 5)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Esa noche no dormí demasiado bien, pensado que estaba perdiendo a Nerea y que lo que empezó como un juego se había ido de las manos y Noelia se estaba enamorando de Raúl.

Al despertarme, mi mujer que había dormido con una pijama de seda rosa muy sexy, se puso encima de mí y me empezó a besar lentamente mientras con su hábil mano masajeaba mis polla y los huevos a la vez.

-Buenos días mi amor, esperó que no te sentara mal lo de ayer, ya sabes que nunca haría nada que te hiciera daño, así que si quieres que paremos solo dímelo, yo solo hago esto para que disfrutemos los dos.

-Gracias cariño, es que te vi tan decidida que pensé que se había ido de control todo, la idea de verdad que me excita, y siempre te confesado que me gustaría verte comiendo otra polla.

-Ya lo sé amor mío, además que voy a estar al teléfono contigo todo el rato, solo quiero que te hagas una buena paja viéndome y a la noche ya seré todo tuya, como lo voy a ser toda la vida porqué eres lo que más quiero del mundo.

-Yo también, y sabes que si hago todo esto y porque me gusta verte disfrutará y que puedas hacer estas fantasías que también te gustan, es solo para verte gozar más que nunca.

Mi mujer que había acelerado el ritmo de sus manos, levantó las sábanas y me empezó hacer una mamada, intensa pero de corta durada, luego se puso encima de mí y se introdujo por completo mi polla.

Empezó a cabalgar mientras con sus manos condujo las mías a sus pechos y luego me besó el cuello y boca, jadeaba de una manera tan sensual que rápido me corrí dentro suya. Ella al notar mi corrida, me besó en la boca durante unos largos segundos y me dijo que me amaba.

Esa mañana se fue al trabajo con unos leggings negros, bambas blancas, jersey rosa chicle y una tejana de última moda. Se había puesto un sujetador que hacía ver sus tetas más grandes de lo que ya eran.

Sobre las seis de la tarde Noelia me preguntó si me apetecía hacer lo que habíamos hablado, ya que no quedaba nadie en el despacho y Raúl seguramente no se iba a oponer.

Yo le dije que vale, que me iba a ir al comedor a ponerme cómodo, que esperaba ansioso su llamada.

Ella me escribió que estuviera tranquilo, que disfrutará que esto lo hacía solo para hacerme feliz.

Yo le contesté, que esperaba que ella disfrutará mucho.

Me fui al sofá del comedor, me quite toda la ropa y conecte el teléfono a la televisión, de forma que podía reproducir la pantalla del teléfono en la pantalla de 70 pulgadas de nuestro comedor, si iba a ver a mi mujer comiéndose otra polla, que mejor forma que hacerlo con las mejores condiciones.

A los 10 minutos sonó la melodía de llamada entrante y efectivamente era mi mujer, no sé si estaba preparado para esto, pero ya no había marcha atrás.

Contesté, y vi a mi mujer con la cámara selfie, ella me veía totalmente desnudo, ya que había apoyado el teléfono al trípode que teníamos y lo había colocado en frente del sofá.

-Hola amor, ya veo que estás preparado, estás muy bueno cariño.

-Hola vida, tu si que estás buenorra, pues aquí me tienes solo para ti.

-Espero que te guste mi vida.

Pude observar que Noelia le dio e teléfono a Raúl para que ella pudiera tener las manos libres.

Raúl no podía verme ja que él tenía la parte posterior del teléfono, y la pantalla enfocaba a mi mujer.

Noelia estaba de rodillas y se quitó el jersey dejando su sujetador puesto. En mi televisión apareció el pantalón de Raúl, ella con gran habilidad le quitó el cinturón, desabotono el tejano y se lo bajó hasta los tobillos. Pasó lo mismo con los calzoncillos, solo que al liberar la polla de Raúl, está ya estaba completamente dura.

Noelia agarró su polla, y escupió un par de veces, una en la cabeza y otra en el tronco, y mirándome se la introdujo en la boca.

Yo empecé a tocarme lentamente ya que estaba súper excitado y no quería correrme.

Mi mujer se sacó la polla y me lanzó un besó, me preguntó si me gustaba lo que veía y le dije que sí, que estaba muy sexy comiéndose el pollón de Raúl.

Empezó a lamer los huevos de Raúl y aumentó el ritmo de succión con la boca y mano. Más tarde cogió la polla con su mano y se dio pequeños azotes en su cara con ella y empezó a dar lametones con la lengua desde los huevos hasta el glande.

Mi mujer estaba haciendo una mamada de campeonato, era imposible que Raúl pudiera aguantar más.

Noelia se desabrochó el sujetador, se apretó las tetas con su brazo por debajo de ellas y se puso a masturbar a Raúl, esperando su corrida en las tetas.

Yo no pude aguantar más y me corrí como un animal encima de mi barriga. Noelia me sonrió y me dijo que me amaba.

Raúl hizo lo mismo en las tetas de mi mujer, había soltado leche en las dos tetas de Noelia. Ella le dio un par de lametones y besos a su polla y me preguntó que qué tal lo había hecho. Le dije que me había parecido muy excitante y que me gustó mucho.

Esa misma noche, hicimos el amor como dos poseídos recordando lo ocurrido por la tarde.

Aproveche que Noelia se fue al baño a limpiarse para abrir su teléfono y añadir el contacto de Raúl en el mío.

Escribí a Raúl diciendo quien era, y que no le dijera nada a Noelia de lo que le quería proponer, que ni siquiera le advirtiera que habíamos hablado.

Me contestó diciendo que podía estar tranquilo, me agradeció que dejara a mi mujer comerle lo polla y le dije que no pasaba nada, que si lo hacíamos bien se podría follar a mi mujer otra vez.

-Soy todo oídos -dijo.

Continuará.

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