El día hacía sido muy pesado, en la oficina no me había ido muy bien durante toda la semana, lo único que deseaba en ese momento era llegar a mi pequeño departamento, meterme a la ducha y luego dormir esperando olvidar esos días tan malos. Para poner la cereza a la torta los minibuses estaban repletos de gente (¿acaso alguna vez han estado vacíos?). Al menos es viernes, pensaba al subir al minibús.
Llegando ya a mi destino empiezo a agradecer, ya que el codo de mi compañera de asiento me golpeaba en las cotillas desde hacía ya bastante tiempo. El minibús se detiene y peleo entre empujones para poder salir.
Al llegar a mi edificio veo a lo lejos como se acerca mi vecina Yanina caminando en dirección contraria a la mía, al menos el día no había sido un desperdicio, mi vecina era lo único hermoso en el edificio en donde vivía, ella mide 1.60, tez blanca, cabello oscuro, una mirada hermosa, entre inocente y pervertida, unos senos de buen tamaño, lindas piernas y unas nalgas que si bien, no son enormes, a mí me encantan. Con ella sólo había intercambiado unos cuantos saludos e intercambiamos un par de palabras cuando coincidíamos en las escaleras y salvo eso no había tenido otra interacción con ella, pero mi sorpresa es enorme cuando al acercarme más ella me saluda y se acerca a mi:
– Hola Daniel! ¿Ya llegando del trabajo?
– La verdad que sí.
Me detengo un momento y me pongo a apreciarla, estaba vestida con unos jeans azules al cuerpo, botas altas negras, una blusa negra con un generoso escote que resaltaba más sus senos, una chaqueta bolero negra y noto como aparte ella lleva un pequeño bolso.
– Supongo que vas de salida – le digo.
– Algo así, saldré de viaje por unos días – y me hace un gesto enseñándome su bolso.
– Que bien – le digo – hay que aprovechar el fin de semana.
– Si, mira, que bien que te encuentro… quería pedirte un favor enorme.
– Claro… que necesitas…
– Pasa que como estoy de viaje y no retorno hasta el lunes en la mañana quería saber si puedes darle comida a mi gatito.
En eso recordé que ella era dueña de un gatito, lo poco que había conocido de ella era que es una defensora de los animales.
– Claro, está bien… solo alimento al gato.
– Ya le deje alimento en su platito y también tiene agua… sólo sería que le coloques alimento y agua el día domingo.
– Entonces les daré de comida sólo el domingo.
– Si… toma esto – alarga su mano y me entrega una llave – estoy confiando en ti, es una llave de mi departamento, úsala para entrar el domingo y colocarle la comida a mi gatito.
– Listo – le digo mientras guardo la llave en mi bolsillo.
– Bueno ya me voy – me dice – te encargo que al abrir la puerta no dejes que se salga.
– No te preocupes – le digo y nos despedimos.
Al parecer ella esta apurada ya que se despide apresuradamente y se va en dirección a la parada del minibús. Continuo mi camino llegando a mi edificio, subo las escaleras e ingreso a mi vivienda, me dirijo a la ducha y mientras me duchaba me puse a pensar en mi vecina, de seguro ella estaba de viaje con su novio, pensando en la suerte que tienen algunos termino de ducharme y me acuesto en mi cama, prendo la televisión y no supe en que momento me dormí.
En mitad de la noche me despierto sobresaltado por el sonido de un trueno, me doy cuenta que me había dormido con la tv prendida y la luz de mi habitación también, me levanto de mala gana para apagar la luz y entonces me detengo en seco.
Empiezo a escuchar movimiento en el departamento de mi vecina, supongo que el gato anda algo inquieto, quizás extrañando a su dueña. Apago la luz y el televisor, al meterme en la cama nuevamente se escucha movimiento en el departamento de mi vecina, me quedo en silencio total conteniendo la respiración, esto con el fin de poder escuchar mejor, el viento y la tormenta que está próxima no ayuda mucho, nuevamente se escucha ruidos en el departamento de al lado, claramente escucho como si abrieran un cajón, la tormenta inicia y gruesas gotas de lluvia comienzan a caer.
Empiezo a sospechar que algún ladrón haya ingresado a su departamento y con temor busco la llave que me dio mi vecina, salgo de mi departamento y me acerco a la puerta de su vivienda, me quedo de pie en silencio escuchando, otro sonido como de un cajón cerrándose se escucha, coloco la llave y la giró lentamente abriendo la puerta, noto como el departamento está a oscuras, mala señal, mi temor de que sea un ladrón se incrementa. Escucho sonidos en dirección a la habitación de mi vecina, con extremo cuidado me acerco lentamente, la oscuridad de la habitación solo es disipada por breves segundos por los relámpagos de la tormenta. Me arrepiento no haber traído conmigo algo con lo cual defenderme de un posible ataque y lentamente llego a la puerta de la habitación de mi vecina. La puerta esta entreabierta y noto como un resplandor en la oscuridad de la noche.
Con sorpresa me doy cuenta que el resplandor que veía en la habitación era la pantalla de un celular, me doy cuenta que mi vecina se encontraba en su cama atenta al celular, al parecer ella había retornado y yo, pensando en un posible ladrón, me había colado en su departamento. Qué pensaría ella si me encuentra de pie en la puerta de su habitación, al parecer ella, concentrada en el celular, no había percatado mi presencia.
Mi primer pensamiento es retirarme aprovechando su distracción, pero esos pensamientos son opacados al apreciar mejor a mi vecinita. Yanina estaba sentada en su cama, con la espalda apoyada en sus almohadas, vestida sólo con lencería negra, lleva puesto una bata negra transparente, el cabello agarrado en dos coletas y noto como tiene unos auriculares puestos, vencido por el morbo me muevo lentamente ocultándome un poco, lo suficiente como para que pueda seguir apreciándola en la oscuridad, la tormenta cae con más fuerza, luego de unos minutos considero prudente ya retirarme en silencio, no quiero imaginar el problema que se me armará si soy encontrado espiando a mi vecina. Decido apreciar por última vez esos magníficos senos e irme cuando noto como mi vecina se acomoda en la cama, dirige su mano libre hacia sus senos y empieza a acariciarlos lentamente…
No puedo creer lo que ven mis ojos, mi vecina empieza a apretar con fuerza uno de sus senos soltando pequeños gemidos que eran opacados por el sonido de la lluvia, luego Yanina dirige su mano hacia su sexo y empieza a acariciarse por encima de su ropa interior. No podía entender mi suerte, hacía solo unas horas atrás estaba lamentándome por la mala semana en el trabajo y ahora me encuentro viendo en primera fila como mi vecina se estaba masturbando. Noto como mi pene empieza a ponerse duro, lentamente con mi mano acomodo mi bóxer para aliviar la erección.
Al parecer mi vecina estaba viendo una buena porno, ya que deja de masturbarse para tomar y liberar uno de sus senos, sacándolo de su brasiere y procede a pellizcar su pezón, empieza a alternar sus toqueteos pasando de sus senos a su vagina. No supe en que momento, pero yo ya me encontraba con el pene de fuera masturbándome, la razón por fin se hace presente y decido que ya es suficiente y que debo irme de ahí, dejo de masturbarme y lentamente empiezo a retroceder.
– Ya te vas a ir – escucho como mi vecina me pregunta, deja el celular a un lado y su mirada fija en dirección a donde yo creía estaba bien escondido.
– Eemmm – balbuceo con total pánico, había sido encontrado infraganti y no sabía que inventarle.
Es cierto, pensé que había entrado un ladrón a su departamento, pero una vez darme cuenta que mis sospechas eran incorrectas yo debía de haberme ido. Pero no, debí de quedarme a espiarla y lo que es peor me estaba masturbando mientras la veía desde la oscuridad.
– Lo siento Yanina – digo luego de segundos de balbuceo – pensé que había ingresado alguien a tu departamento y…
– Decidiste quedarte mirándome en la oscuridad.
– Eeemmm
– Acércate por favor – me dice.
Como niño regañado ingreso a su habitación, me acerco a ella y quedo frente a ella con temor de mirarla a los ojos.
– ¿Te gusta espiar cuando las personas se masturban? – me pregunta
– No, como digo entre pensando que había entrado alguien a robar y pues…
– Me viste en mi cama y decidiste quedarte a mirar
Desvío la mirada sin saber que decir.
– Acércate más – me ordena
– Está bien.
Me coloco a su lado, ella se levanta de la cama y se pone de pie frente a mí, la diferencia de tamaño es evidente ya que yo mido 1.80, noto como su seno sigue descubierto. Desvío la mirada al darme cuenta de eso, pero Yanina toma una de mis manos y la dirige a su pecho.
– ¿Te gustan estas? – me dice mientras hace que la apreté con fuerza.
– Si vecina – le digo alentado.
– Entonces aprétalas con ganas – me dice.
Con mis manos empiezo a apretarle los pechos, noto como mi pene se empieza a poner duro, libero totalmente sus senos del brasiere, con mis manos empiezo a pellizcarle los pezones notando como se ponen duros a mi tacto. Yanina solo cierra los ojos y su respiración se hace agitada. Con timidez acerco mis labios a sus pechos e inserto uno de sus pezones a mi boca, succionándolo lentamente.
– Mmmm – Yanina suelta un gemido largo
Alentado por esto empiezo a lamerle los pezones, chupando fuertemente sus pechos y magreándolos a mi antojo. Con mi mano apretó fuertemente sus generosos senos y trato de meterlos lo más posible en mi boca chupándolos, alternando entre uno y otro. Noto como las manos de Yanina acarician mi pene por encima de mi ropa.
– Vaya que estás caliente – me dice
– Así me ponen tus hermosas tetas – le respondo aun dándole lamidas a sus pezones.
– Quiero sentirte dentro de mí -me dice con su voz entrecortada.
Nos abrazamos y nos besamos, aprovecho para dirigirla hacia la cama donde ella se sienta y hago que se recueste, me arrodillo y la tomo de los pies levantándolos, la acomodo en la cama de manera que su vagina quede a mi disposición, acerco mi cabeza a su intimidad y empiezo a lamer su vagina por encima de su tanga, Yanina suelta un largo gemido y abre más sus piernas.
– Parece que deseas que te lama todita – le digo.
Ella solo abre sus piernas y con sus manos hace a un lado su tanga ofreciéndome su vagina. No pierdo más tiempo en charla y con mi lengua empiezo a recorrer sus labios vaginales, noto como esta mojada, mi lengua recorre sus labios vaginales de arriba hacia abajo, haciendo círculos. Mi lengua empieza a atacar su clítoris, noto como al primer contacto de su clítoris con mi lengua Yanina da un pequeño saltito, inserto uno de mis dedos en su vagina, ingresa fácilmente ya que Yanina tenía la vagina empapada en sus jugos. Inserto dos dedos y empiezo a realizar un mete y saca frenético, mientras que con mi lengua sigo estimulando su clítoris.
– Así… así… así – balbucea Yanina mientras sus piernas empiezan a temblar.
Noto como Yanina empieza a retorcerse por un orgasmo, con sus manos toma mi cabeza y la presiona fuertemente contra su vagina. Luego de muchos gemidos y de algunos espasmos de parte de ella me libera.
– Ahora me toca a mi – le digo.
Tomo sus piernas y las coloco en mis hombros, dirijo mi pene duro en la entrada de su vagina y con un movimiento fuerte de cadera la penetro fuertemente. Yanina suelta un gemido y yo, en esa posición, empiezo a penetrarla fuertemente. La vagina de Yanina se siente muy bien, estrechita, el sonido que hace mi pene al penetrarla me enloquece, en esa posición con mis manos estrujo y aprieto sus pechos. Siento como estoy por terminar, pero me detengo.
– No la saques – me dice con tono entre suplicante y dando una orden.
– Espera – le digo – date vuelta quiero darte en cuatro.
Yanina obedece, me acomodo atrás de ella, tomo mi pene duro y lo dirijo hacia su vagina, la penetro lentamente, Yanina suelta un gemido, la tomo de las caderas y empiezo un mete y saca rápido, la cogida que le estoy dando es ruda, le doy de nalgadas para acompañar cada embestida que le doy, Yanina solo gime pidiéndome más y más. Los pechos de Yanina se bambolean con cada una de mis penetradas, solo escucho los gemidos de Yanina y el sonido que hacen sus nalgas al chocar contra mi, siento como estoy por terminar, tomo a Yanina de sus cabellos y empiezo a jalárselos.
– Si… más duro Dani – me dice – me harás acabar de nuevo.
Mi respiración se torna más agitada y noto como Yanina tiene un orgasmo y empieza a gemir con fuerza, no aguanto más y saco mi pene fuera de su vagina, teniendo un orgasmo y lanzando chorros de semen que caen en su espalda y en sus nalgas.
Caigo rendido al lado de ella y Yanina queda en esa posición, acostada de barriga víctima de pequeños espasmos.
– Creo que tendrás que venir más a menudo para alimentar a mi gatito – me dice luego de varios minutos de estar en silencio.
– Claro vecinita, cuando desees – le digo.
En silencio recojo mi ropa y me dirijo a mi departamento, agradeciendo la buena suerte que tuve aquella noche.