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Conociendo a Marisa
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A Marisa la conocí cuando ella trabajaba en una casa de ropa, como me confirmaría después tenía 29 años, y yo había ido a comprar unas remeras. En la mano llevaba una carpeta con algunos de los relatos que había yo escrito para mí, algunos borradores que me habían relatado amigas y amigos. Y un libro. Estaba eligiendo que probarme y dejé los papeles sobre el mostrador. Elegí dos remeras y fui al probador. Cuando salí ella miraba la caratula del libro.

“Como te quedan, te gustan, las sentís bien? Me preguntó.

“Si, perfectas, las llevo” le contesté.

“Querés ver algo más, tenemos bóxers, slips, mallas?”

“Quizás otro día, gracias”

Hizo la factura, me cobró y cuando estaba por salir, me preguntó:

“Ese libro que llevas, es interesante?

“Si, es una mezcla de relatos, comentarios y recomendaciones para practicar sexo y sumisión”

“Lo voy a tener en cuenta, me interesa el tema” me dijo.

“Entonces te los recomiendo, y si me permitís, te recomiendo un sitio web de relatos, está muy bueno” y le recomendé CuentoRelatos.

“Gracias, lo voy a ver.”

En frente al negocio hay un bar muy piola, buena música, gente que está en la suya. Como lo conocía fui a tomar algo y leer los borradores que me habían pasado. Corregía algunas cosas, hacía anotaciones para hacerlos más literarios. Cuando lo hago, normalmente pierdo la noción del tiempo. Miré la hora y habían pasado dos desde que me senté. Pedí otro café y continué.

Cuando me lo trajeron, vi que entraba Marisa, como me saludó respondí por cortesía y ella se acercó.

“Hola, cómo estás? Me preguntó, y mirando que había muchas mesas vacías siguió: “Perdona pero no hay mesas libres, te molesta que me siente con vos y compartimos la mesa? Dijo sonriendo.

“Por supuesto que no tengo problemas, no te vas a quedar esperando una, Jajaja

“Gracias, soy Marisa.”

“Mike, un gusto”

“Veo que estas ocupado, si querés…”

“No hay problema, pero cuando leo borradores, no me doy cuenta del tiempo, no tengo problemas en seguir después”

“Que amable” me dijo haciendo un mohín.

Ella pidió y la conversación era sobre cosas sin importancia, hasta que ella sacó el tema

“Estuve viendo el sitio que me dijiste, lindo, algunas cosas muy picantes.”

“Si, hay de todo, pero en general, es bastante picante”

“Vos escribiste algo alguna vez?” me preguntó.

“Si, tengo varios relatos, algunos de propia vivencia, otros como los que estaba leyendo, que me pasan algunos lectores, amigos y amigas”

“Wow, y cuál es tu nombre?

“MikeFed, ese es mi seudónimo”

“Lo voy a tener en cuenta, así busco algo tuyo”

“Gracias, y espero que te gusten”

Como me tenía que ir, pague nuestros consumos, y cuando me iba, ella me dijo

“Mike, si no te jode, me podes pasar tu número de celular, por si quiero comentarte algo? Sí, soy medio atrevida.

“No hay problema” y se lo pasé

El siguiente viernes me llamó.

“Hola, con MikeFed, habla Marisa, del local de ropa?

“Hola Marisa, como estás, me sorprende tu llamado”

“Te dije que soy medio atrevida. Estas ocupado?”

“No, recién terminé las clases por hoy?”

“Y, que planes tener para la noche?” me preguntó directa.

“Ninguno, iba a leer algo solamente”

“Y si te invito a cenar a mi departamento, vendrías?”

“Con todo gusto, cual es el problema?” Le contesté

“Muchos hombres se asustan cuando ven que una chica toma la iniciativa.”

“Pues no es mi caso. Pasame un mensaje con la dirección y la hora y allí estaré”

“Dale, besito”

Puntualmente llegué, con un postre y una botella de vino.

“Hola Mike, pasa, y gracias no te tenías que molestar, pasa”

El departamento era pequeño, solo un dormitorio, un living comedor, cocina y baño. Nos sentamos uno en cada sillón del living.

“Seguro te sorprenderá que te haya invitado a cenar, es que la verdad estuve leyendo varias de tus cosas, me gustaron mucho, y como no hay mucha gente que hable de sexo sin buscar “otras” cosas, por la charla del otro día tuve la impresión que con vos puedo hacerlo”

“Es como que es un tema tabú de hablar, a casi todo el mundo le cuesta reconocer sus gustos, deseos, fantasías.” Le dije.

“Totalmente de acuerdo”

“Y que te parecieron los relatos que leíste?”

“Algunos definitivamente muy picantes, sobre todo los de la hermana y su hija?

“Si, eso es la historia real de un amigo, y todavía sigue?

“Wow, te reconozco que me calentaron un poquito”

“Poquito?”

“Dejame ser elegante” me contestó.

Nos reímos y seguimos charlando, cenamos y volvimos a sentarnos a los sillones, me contó por arriba su historia que está publicada “Mi tía Ana me inicia en el sexo (I)” y siguientes.

“Impresionante historia, escribila y la publicas” le dije

“Lo que pasa es que viendo como escribís vos, yo soy un tronco, si querés te la escribo y vos la laburas y la publicas vos?”

“Como vos quieras, va a ser un placer”

“Querés un whisky para acompañar el postre que trajiste?

“Buena idea” contesté, pensando en como ella me había contado que le pegaba cuando relató su affaire.

Mientras disfrutábamos del postre y el whisky, la charla pasó por otros relatos, míos y de otros. Era más que evidente que los relatos no solo le gustaban sino que la excitaban.

Llegó el segundo whisky. Y se fue soltando más.

“Y a vos, persona, te gusta el sexo, sos de practicarlo mucho?

“Si, claro que sí, y para tu desilusión no lo practico en cantidad. Prefiero poco y muy bueno”

“Y tenés pareja estable?”

“No, solo algunas amigas, con derecho a roce profundo”

“Entiendo, y…”

“Hey, siento que me interrogas, y no hablas de vos.” Le dije riendo.

“Huy, perdón. Yo como vos, de vez en cuando con Ana, mi tía y Marcos, y algún flaco que me cope, y sobre todo que tenga mente abierta”

“Por los relatos que mencionaste te gusta algo el tema sumisión, tanto como domina como vos misma sumisa?”

“Si, creo que es lo que más me calienta. Pero sobre todo, la sumisión mental, sentir que el otro puede doblegarme mentalmente, y lograr que haga cosas sin necesidad de castigos, aunque algunos, de vez en cuando, no te digo que me disgustan”

La miraba y su actitud corporal era de relajación, sus manos las movía tranquila, solo para acompañar sus palabras, no se notaba excitación, solo placer de hablar. Sirvió el tercer whisky.

“Pensé que ibas a pasar al vodka?” le dije.

“No, hoy no. Me siento muy cómoda con vos hablando. No te voy a negar que siento alguna picazón, pero cagaría el momento que pasamos. Ojo, no quiere decir que mañana no te busque para ir a la cama, al contrario, pero hoy estoy más para charlar. Te jode?

“Para nada. Es genial tener una amiga con quien hablar tranquilos, sin presiones, y sobre todo sin la presión de tener que terminar en una cama, sillón o mesa del comedor.”

“Que bueno, gracias por compartir un momento así.

Y a vos, te gustan las mujeres sumisas? Me preguntó.

“Si no son extremas sí, quiero decir, sin excesiva violencia, algunos chirlos puede ser, juguetes, estimuladores.” Le dije.

Ella sin percatarse le mordió apenas el labio inferior

“Como los que te podrían gustar a vos.” Le dije directo

“O me vas a decir que no tenés un consolador, o dos, que te gusta que te venden ya lo dijiste, y que los estimuladores también te gustan.” Continué

Ella cambió de posición en el sillón, evidentemente estaba en lo correcto.

“Los estimuladores no los probé. Pero vos por qué pensas que me gustan los consoladores y los estimuladores?

“Porque te encanta el sexo, y necesitas sexo a diario, estoy casi seguro”

“Sos malo, me estas sacando la ficha”

“Y eso te molesta, pero al mismo tiempo, te gusta que descubran que te gusta gozar con todo, que podes ser una bestia en la cama, si aprietan los botones correctos”.

“mmm, puede ser?”

“Ya me voy, pero antes quiero mostrarte algo, tenés un papel y algo para escribir?”

“Si, claro, toma”

Escribí algo sin que ella lo viera, doble el papel y lo puse en el piso, en medio de los dos.

“Bueno, si en 3 minutos no se cumple lo que escribí, tomo el papel, y me voy.” Le dije.“

“Y si se cumple?”

“Simplemente me levanto, te saludo y me voy. Cuando me haya ido, vos podes levantar y leer el papel. Estás de acuerdo?”

“Si, me intriga”

Nos quedamos sentados, en silencio. Yo tomé un sorbo de whisky, ella se levantó se sirvió otro, y se sentó nuevamente. Yo la miraba fijo a los ojos. No habían llegado a los dos minutos, que me levanté. Ella hizo lo mismo, fui hacia la puerta, la salude con un beso en la mejilla y me fui.

Ella fue corriendo a leer:

“1 te vas a levantar y servirte whisky, eso es fácil

2 vas a tomar whisky y vas a pasar varias veces tu lengua por el borde del vaso.

3 vas a cambiar de posición para sentarte.

4 te vas a llevar un dedo a la boca

5 vas a apretar las piernas

6 vas a pensar en pajearte cuando me valla

7 Antes de leer el papel, te vas a apretar una teta”

Estaba subiendo a mi auto, cuando entro un mensaje: “Puto, me dejaste bien caliente”

Le respondí, “entonces, te mando un besito, un chirlo en medio de tu vagina y clítoris y mañana a las dos estoy acá. Ah, y nada de pajearte hoy”. “Te espero y no te prometo nada” me respondió.

“Entonces no vengo. Chau”. “Puto, re puto, vení”

Como se imaginarán a las 2 estaba ahí, con una botella de vodka, un paquete de papas fritas, una barrita de chocolate amargo y un regalito.

“Pensé que no ibas a venir” Me dijo

“Pues te equivocaste. Toma, traje esto. Servite un shot. Y dame un platito para las papas.”

Nos sentamos, brindamos el shot de un solo trago, como se debe.

“Y cuántos puntos acerté de los que escribí en el papel?

“Todos acertaste, sos puto!!!”

“Parate, sacate toda la ropa, ponente enfrente mío y separa las piernas”

“Qué, no, vos que… pen… sas”

No dije nada, me limite a mirarla. Lentamente se empezó a sacar la remera, el brazier. Se detuvo por un momento y vio que mi mirada seguía clavada en sus ojos. Bajo la mirada y se continuó quitando la ropa.

Se paró frente a mí y separó las piernas.

“Cerrá los ojos y separate los labios de la vagina”

Iba a decir algo pero supo que era inútil. Lo hiso. Pase mi mano por su vagina que se estaba empezando a mojar, metí dos dedos en su concha y luego de varios movimientos de entrada y salida le puse un estimulador a control remoto.

“Que??” Dijo.

“Uds. los músculos de la vagina, que no salga, porque voy a comprar cinta, te lo vuelvo a meter y te encinto la concha. Sentate”

Serví otro shot, comimos unas papas, y nos quedamos sentados.

Cada tanto, lo activaba, y ella daba un salto. Se empezaba a frotar el clítoris, los pechos. Y lo apagaba nuevamente.

Así estuvimos por 5 minutos. Sin hablar.

“Cómo estás?” le pregunté

“Muy caliente, o no te das cuenta?” me dijo con cara de furia

“Muy caliente, me va gustando, pero quiero verte demasiado caliente, explotando”

“Puto” me dijo

Prendí el estimulador y la miraba disfrutando su excitación.

Lo apague y la senté con las piernas levantadas en el sillón. Le puse un trapo en la cara pero sin atarlo, solamente apoyado.

“Vamos a poner algo en claro: no podes soltar las piernas, ni sacarte el trapo de los ojos.

Comencé a chupar su clítoris, ella de deshacía en gemidos, bajaba a la vagina, al ano, volvía al clítoris, y lo prendía nuevamente. Sus gemidos eran casi gritos.

“Bombacha” dijo

Se la puse en la mano y ella se la metió toda en la boca. Sabía que no podía contener los gritos

“Huy, estás haciendo un enchastre en el piso”

Ella movió varias veces la cabeza hacia los costados.

“No te importa?” pregunté y ella hizo que no con la cabeza.

Besaba sus tetas, sus pezones, y activaba el aparatito.

“Bueno, te doy un descanso de 5 minutos, pero sin abrir los ojos. Solo podes bajar las piernas.

Ella las dejó caer y se sacó la bombacha de la boca para respirar mejor

“Como vas, es suficiente o querés más?”

“Quiero más, aunque ya no sé cuántos orgasmos tuve y cuantos me cortaste, puto”

Esta vez le di un sopapo en la cara que la sorprendió

“Perdón, no lo volveré a hacer, perdón”

Tome la barra de chocolate y le dije:

“Por eso que dijiste, los 5 minutos quedan en dos, levantá las piernas”

Ella lo hizo de inmediato, después de ponerse otra vez la bombacha en la boca, activé el bullet y comencé a chupar. Con el bullet funcionando tomé la barrita de chocolate y la introduje en su concha.

Enseguida se empezó a derretir, fui lamiendo todo sus jugos y el chocolate. Detuve el plug, le saque la bombacha y por primera vez la besé

“Que es eso?” Preguntó

“Tu conchita me está haciendo un fondue de chocolate, está rico no?

“Sos un hijo de puta”

“Puede ser, pero sigo chupando porque se pierde mucho”

Ella gemía con todo, como pudo se volvió a tapar la boca. Saqué lo que quedaba de la barrita de chocolates, con dos dedos lubrique su ano. Saque el bullet de la concha y lo puse en su ano, y lo empuje con la barrita de chocolate, que quedó aprisionada en la entrada del ano.

Liberó su boca y pidió: “Amo, por favor, eso no, me va a destruir, no doy más, por favor”

Su pedido no fue escuchado, active el bullet y ella se estremeció con todo. Su cadera subía y bajaba. Esta vez no lo apague. Volví a chupar su concha y meterle dos dedos, Dos dedos en su punto G, mi boca en su clítoris y mis manos apretando pechos y pezones.

Fueron 10 minutos de tortura para ella, se escuchaban los gritos de placer aún con la bombacha en la boca.El chocolate se había derretido, cayendo al suelo. Dejando el aparato activado, me levanté y sin hacer ruido para que no adivine mis movimientos saque tres hielos chicos de la heladera, volví a ella, junté sus piernas, ella las abrazaba y yo sostenía sus brazos. En un solo movimiento metí los tres hielos en su concha. Fue un grito gutural, y comenzó a estremecerse y moverse como loca tratando de expulsar los cubitos. No podía, y el bullet le seguía estimulando el culo. Y por la posición las vibraciones llegaban al punto G, a través de los cubitos.

Apague el bullet, lo saqué de su ano, le saque la bombacha de la boca, el trapo de los ojos y le hice soltar los brazos, que ella seguía trabando.

Pasaron varios minutos hasta que reaccionó. Lo primero que hizo fue ver que yo todavía estaba con los pantalones puestos, y mi pene, guardado.

“Pausa?” me preguntó. Asentí con la cabeza.

“Sos un hijo de puta. Me hiciste gozar como perra. Me sentí, desde anoche, totalmente sometida a tu voluntad!!!, y lo peor que me atraía y me gustaba. Y cuando me metiste el hielo, te juro que del orgasmo sentía que me explotaba la concha.”

“Me alegro que hayas gozado, tanto y tan bien”

“Glorioso, no bien. Pero, vos? Nada? Ni una paja te hiciste?

“No”

“No entiendo, por qué”

“Me guardo para cuando estés caliente”

“Más?”

Nos quedamos un rato charlando, me contaba de sus sensaciones, como la sorprendían sensaciones que nunca había sentido, gozado.

“Bueno, seguimos o paramos aquí?

“Seguimos, pero, otra vez, y vos?

“Quiero que vos te preocupes por vos, por tu placer, recién viste que hay un nivel más alto del que conocías. Pues hay más niveles, solo es cuestión de querer alcanzarlos, desear alcanzarlos. Por uno mismo y por la pareja, te vuelvo a preguntar, seguimos o querés llegar hasta acá?”

“Entre una cosa y otra, son las 20. Tengo una pizza en el frezzer, comemos, me das tiempo a recuperarme y seguimos?”

“No, cenamos después”

“Como vos digas. Seguimos”

“Quiero que te vayas a dar una ducha caliente, lenta, relajante, que limpies toda tu piel, tus cavidades, que pienses en el hombre que quieras conquistar, busques ropa y te vistas para él, te perfumes para él. Pero primero, de rodillas y con la lengua, limpia el enchastre que hiciste en el piso”

“Yo, con la lengua?”

“En silencio, ahora”

“Se puso de rodillas y fue limpiando, me puse detrás de ella, toque su vagina y estaba mojada”

“Que cerdita, te calentas chupando tus propios jugos y el chocolate, eso es de cerdita”

“Es que pienso en como se generaron, lo que me hiciste, y me saben ricos.”

Terminó y se fue a bañar. Se tomó su tiempo, dejé que lo haga sola, esperé en el living que ella elija la ropa, se cambie, perfume. Vino hacia mí, me pasó los brazos a ambos lados del cuello y me besó tiernamente.

“Te gusto, estoy linda?

Marisa es una mujer realmente bella, muy buen cuerpo, hermosas facciones, sus pechos sos lo suficientemente grades, y su cola proporcional. Tenía puesto un vestido mini espectacular, negro, escotado en la espalda. Hasta tacos altos se puso.

“Bueno, como te dije, ahora vas a conquistar a tu hombre soñado, con las herramientas que quieras usar, solamente, no me podes tocar a mí, mi vos va a ser la de ese hombre, no la mía.”

“Está claro”

“Podes empezar”

“Mi amor, cuanto desee este momento, poder estar juntos, tranquilos gozándonos, quiero hacerte gozar con todo, entregarme totalmente a vos” me dijo mientras me abrazaba y besaba mi cuello.

Movía el cuerpo sensualmente, separó sus piernas y puso una de las mías entre ellas.

“Sentí amor, sentí el calor que emana de mi cuerpo, estoy hirviendo por vos, por tenerte dentro mío gozando cada milímetro.”

Sus besos he hacían cada vez más calientes.

Me tomo de la mano, y me llevó al cuarto. Puso música sensual, dejó solo una luz tenue, pero que permitía ver perfectamente su cuerpo.

“Amor, deja que te quite la ropa, poco a poco, sintiendo el aroma de tu piel”

Asentí y una pequeña sonrisa de satisfacción apareció en su rostro. Me quito la camisa, aprovechando para recorrer mi torso y mis brazos con sus manos. Su perfume suave y poco dulzón llenaba el ambiente, me era muy difícil resistirme a esa mujer.

Desprendió mis pantalones y los bajó mirándome con malicia a los ojos. Me quitó los bóxer y solo por un instante acarició mi pene ya erecto.

“Recostate amor, y disfrutá” me dijo.

Ella comenzó a moverse al ritmo de la música, sensualmente, acariciando su cuerpo a través de la ropa.

“Amor, soy tuya, soy todo fuego por vos, te deseo con locura, miré como tiemblan mis manos porque imagino que las tuyas recorren mi espalda, mi cara, mi cuello.”

Se sacó lentamente el vestido y su cuerpo estallaba dentro de un conjunto de ropa interior de encaje maravilloso. Sus manos empezaron a jugar. En sus pechos, por encima o por debajo del brazier, lo mismo que en su vagina. Mojaba sus dedos y los chupaba. Subió y se paró a los pies de la cama, con las piernas separadas, mostrando como se acariciaba toda, se quitó el brazier, y pellizcaba sus pezones.

Yo estaba totalmente erecto, mi pija de 17 cm apuntaba al techo. Ella la miraba y mordía sus labios.

“Que linda que está tu pija, no sabes cuánto la deseo mi amor, te gusta como me veo desde allí abajo”

“Si, Mónica, que ver hermosa” dije cambiando a propósito el nombre

Se quedó helada. No reaccionaba.

“Como Mónica, en quien estás pensando hijo de puta, ándate de acá, hijo de puta. Ya mismo” Dijo enfurecida.

Se bajó de la cama, caminaba por la habitación como una tigresa enjaulada

“Ya se fue Marisa, ahora estás sola”

“Hijo de puta, Mónica. Vos mirá y contale a ese desgraciado”

Buscó en un cajón y sacó dos consoladores, los puso en la cama y subió nuevamente. Cambió de música y ahora sonaba algo de rock pesado.

“Puto, vos te perdiste esta mujer, pero sabes qué, no te necesito para tirarme un buen polvo.”

Me miraba con bronca, como si yo mismo fuera el hombre que la despreció, era una furia bailando, su cuerpo parecía poseído por una corriente eléctrica. Tomó uno de los consoladores y lo comenzó a chupar con furia,

“Mirá, mirá la mujer que te perdiste, ahora voy a gozar, gozar de los hombres que me van a dar el placer que merezco, porque se necesitan varios para hacerme gozar”

Y tomó el consolador que estaba chupando y se lo introdujo en la vagina. Lo hacía entrar y salir con furia, hasta el fondo. Tomó el otro, de mayores dimensiones y se lo puso en la boca. Estaba imparable, llegué a pensar que se iba a lastimar por lo violento de sus movimientos.

“Mirá, ahora tengo dos machos para mí.”

De pronto se sacó el que estaba en la concha y lo puso en el culo. Dio un grito de dolor, pero no le importó. El más grande, fue directo a su concha, sin miramientos, lo enterró. Otro grito de dolor, pero ya estaba entrando y saliendo. Se dejó caer de rodillas, y enterrando bien el del culo, seguía moviendo el de la concha mientras su mano libre metía dos dedos en la boca.

“Ver, ahora tengo los tres ocupados, pelotudo. Vos te lo perdiste!!!ª

Llegó a un orgasmo y sucedió lo que nunca esperaba, se dejó caer de costado y comenzó a llorar con todo.

“Pero al final, siempre sola. Sola”

Temblaba y lloraba sin parar, repitiendo esa frase. Con cuidado saque los consoladores y la recosté a mi lado.

“Ya está. Ya pasó todo Marisa, estás conmigo, con Mike”

Abrió los ojos, me miró y se dio vuelta, acurrucándose contra mi pecho. Aunque menos, seguía llorando. Comencé a acariciarla, su espalda, su cara, sus brazos. Se fue relajando, milagrosamente mi pene seguía erguido. Ella lo sintió apoyarse sobre su ingle y sonrió. Lo tomó en su mano y lo acariciaba.

“Querés que… al final vos nada?

“Quiero que me escuches, yo vivo en una quinta en las afueras, no es muy grande ni moderna, pero tengo un buen parque, mis perros, mis flores, mi estudio. Y mi cama está vacía. Mi casa está vacía. Vos me gustas demasiado. Tu sonrisa, tu frescura, y obviamente tu cuerpo. Los dos somos bastante locos. No te voy a decir que te amo. No soy estúpido, pero si que te estoy queriendo un poco. Si vos andas sintiendo algo parecido, y no tenés ganas de compartir la vida con la soledad, podemos ver, si estando juntos podemos seguir locos, y hacer que esto crezca”

“Te diste cuenta” dijo ella

“Si”

Ella se puso a besar y chupar mi pija, su mirada era de ternura, pero al mismo tiempo de pasión, gozaba tanto como yo. Luego de un rato se detuvo. Se levantó fue corriendo al living y volvió con el bullet y el control remoto. Se lo metió en el culo.

“Cuando te diga, prendelo al máximo”

Se sentó sobre mi pija, se sonrió y me dijo: “ahora prendelo y agarrate”

Se comenzó a mover lentamente. Subía y bajaba. Se acariciaba los pechos.

“Que lindo se siente tenerte dentro. Tan caliente como lo imaginé, tan macho como lo imaginé”

Se acariciaba el clítoris, su excitación crecía paro sus movimientos no, siempre lentos, gozando cada momento.

“No pensé que fuera así de lindo hacerlo, hacerte el amor.”

La puse boca arriba, saque el vibrador del culo, y la penetré. Lenta y pausadamente. Nuestros sexos estaban empapados de sus jugos. Ninguno de los dos quería acelerar el ritmo.

“Prometeme algo” me dijo

“Que?”

“Que voy a seguir siendo tu sumisa, que de vez en cuando vamos a dar rienda suelta a nuestra locura en la cama, que si vos querés, vamos a traer una chica sumisa para que vos nos goces”

“Si claro que si”

Al escuchar eso empezó a mover la cadera, buscando sentirse totalmente penetrada

“Y vos, vas a ser una puta terrible en la cama para mí? O ahora, vas a ser una vainilla”

“Ya me enseñaste otros niveles de placer, pero puta, solo si vos me haces tú puta, yo estoy dispuesta a ser la más puta de las putas”

“Ponete de rodillas al lado mío, separándolas,”

Lo hizo, humedecí dos dedos en sus jugos y se los metí de una en el culo. Los enterré hasta el fondo. Ella se mordió los labios de dolor.

“Movete” y la miré fijamente y me empecé a masturbar.

“Que lindo tener mis dedos en ese culo, mira como me masturbo con los dedos en tu culo.”

Ella se movía yo movía mis dedos en su interior

“Me parece que voy a acabar en la paja nomas, no veo que estés caliente, y cogerte caliente, no me va.”

“Puto, me estás provocando y lo peor que resulta”

“Pues no lo veo. No te veo bien puta.”

Se sacó los dedos de culo, se acostó boca arriba, y levantó las piernas

“Cogeme, lléname de leche, por donde vos quiera, pero cógeme.”

Se la metí en la concha, hice que bajara un poco las piernas, y le dije al oído: “Te quiero en mi cama por mucho, mucho tiempo Marisa, a vos no a otra, para hacer el amor, solo a vos. Te quiero”

Eso desató una serie interminable de orgasmos, mientras ella clavaba sus uñas en mi espalda.

Acabé dentro de ella.

Mi cama y mi corazón ahora están ocupados.

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