Soy Martha tengo 48 años y muchas cosas por contar. No sé si me sirva de algo, contar como ha sido mi vida sexual desde que era una niña; pero yo pensé que ya de casada, las cosas iban a cambiar, pero no fue así. Hay días en las que me gusta y me excita recordar, lo mucho que he gozado con la verga de todos los hombres con los que he cogido, pero otros como hoy me siento mal con haber dejado pasar muchas situaciones que no están bien vistas por "la sociedad", quisiera compartirles una de esas historias.
Me case muy joven a los 18 años, con mi marido ya llevábamos 1 año de noviazgo, pero más de 10 meses de estar cogiendo, pensé que con mi matrimonio la calentura sexual que tengo se controlaría de alguna manera, pero no fue así.
Aunque mi marido y yo teníamos sexo 2 o 3 veces por día, no podía apagar el fuego que siempre tengo dentro de mi; a los 15 días de casada, supe que el casarme no iba a ser la solución, ya que engañe a mi esposo con un compañero de mi trabajó.
Pero buen me he salido un poco del tema, pero quería poner en contexto del porque actúe de la manera, que lo hice.
Con mi marido tuvimos 2 hijos, el mayor, hoy con 26 años, es de él y una hija que hoy tiene 21 años, ella no es de él, se lo tuve que confesar, ya que, mi esposo es moreno claro y mi hija es blanca como la leche, ya sé que eso no es determinante de nada, pero la confianza que le tengo y la complicidad de tantos años de convivencia, me dieron la pauta para hacerlo; mi esposo y yo somos muy abiertos para las cuestiones sexuales, él sabe de mi gran calentura y de cómo me encanta la verga, tanto así, que me dio permiso de coger con quién yo quisiera desde que teníamos 5 años de casados, realmente soy muy feliz con este permiso.
Mi relato comienza cuando mi hija ya era una adolescente, cursaba el último año de la preparatoria, estaba bellísima, un cuerpo delgado, justo lo necesario para gozar de la vida, afortunadamente no salió a mi en nada, no saco las grandes nalgas, que tantas cosas buenas y malas, me han traído, ni lo puta, en fin.
Por motivos de trabajo y de andar de puta. Llegaba a casa cerca de la medianoche, ya se había hecho costumbre que mi hija se acostara con mi esposo, hasta que yo llegara de trabajar, en cuanto lo hacía la despertaba y ella se iba a su recámara; siempre que llegaba a casa, tomaba un café y un pan, después me iba a la recámara a despertar a mi hija, cabe mencionar que de toda la vida de casados, yo siempre me he dormido desnuda a lado de mi esposo, él siempre me abraza por atrás reportándome su verga entre las nalgas, era normal para nosotros dormir así.
Pues bien, todo iba de lo más normal, hasta que un día que estaba lavando la ropa de mi esposo, note como varias de sus trusas tenían una gran mancha de semen seco en el área de la verga, no era algo desconocido para mí, ya que en infinidad de ocasiones al restregarme su verga entre las nalgas, él se la sacaba y me penetraba y cogíamos muy rico, pero ya tenía rato que no lo hacíamos de esa manera, mi corazón de madre me puso en alerta y lo que había pasado con mi propio padre y mis hermanos, me hicieron ver qué había algo que no estaba bien.
Me dispuse a investigar que estaba pasando.
Empecé a llegar un poco más temprano de lo habitual, pero no le avisaba a nadie de mi familia y llegaba directamente a la recámara donde dormían mi hija y mi marido y abría la puerta despacio, con la esperanza de no encontrar nada raro, para mi desgracia y sorpresa no fue así. Encontré a mi hija y a mi marido cogiendo. No lo podía creer, la historia que me pasó a mí, se estaba repitiendo.
Después de lo que vi, salí de la recámara, ellos ni cuenta se dieron.
Decidí platicar con mi esposo y ver qué estaba pasando. Le dije lo que había visto, él al principio me lo negó, pero después terminó por aceptar que se estaba cogiendo a su hija.
Lo tomé con calma, por todo lo que me tocó vivir con mi padre y mis hermanos y le dije que me platicara como había pasado está situación.
Me dijo que nunca en la vida había siquiera imaginado hacer eso, ni porque sabía que no era su hija. Me dijo que ya estaba acostumbrado a que cuando le acostaba, el me abrazaba y se me pegaba, pero estaba muy consciente de que la que se estaba a acostando no era yo sí no su hija, de hecho él se acostaba retirado de ella para evitar cualquier cosa, pero ella era la que se pegaba a él.
Al principio él se dormía con ella con un pants como pijama y mi hija con un pequeño short muy pegado a sus nalgas. Me contó que muchas ocasiones era mi hija quien le pedía que la abrazara para poder dormir mejor, al principio lo hacía sin ningún morbo, pero ella le pegaba las nalgas a la verga, el cuando sentía eso se alejaba de ella, pero una ocasión, estando dormido la abrazo y le puso la verga entre las nalgas, mi hija no dijo nada, pero de ahí no pasaba, pero era más frecuente que durmieran así, hasta que el descubrió que dormido, le daba sus repegones como si fuera a mi. Dice que desgraciadamente había probado un fruto prohibido y se dejó llevar.
Él dice que un día confronto a mi hija, ya que en varias ocasiones se despertó con la verga de fuera y la trusa abajo, mi hija con su short todo mojado de la parte de atrás, ella le dijo que no se preocupara, ya que ella sabía que él era hombre y tenía sus necesidades, pero ella también y que no había problema de seguir "jugando" así; el problema vino cuando mi hija le propuso dormir en pura ropa interior, la semilla de la tentación estaba sembrada, solo había que cultivarla y cosecharla y el sucumbió ante ella, esa misma noche, mi hija le dijo que se acostaran sin pijama, el ya no dijo nada y se quitó el pantalón y se acostó usando solamente una trusa, le pregunté que mi hija que había hecho, me dijo que solo se le quedó viendo a la verga que estaba medio parada, después ella se quitó su short y se acostó junto a él, ella le pidió que la abrazara, él lo hizo, ya tenía la verga bien parada y quiso probar que tanto quería "jugar" mi hija.
La abrazo y le puso la verga entre las nalgas, ella no dijo nada, solo se concretó a empujarse más a él, al principio la cordura pudo más que el sexo, pero al final acabó sucumbiendo ante él; después de varios días haciendo lo mismo, él se sorprendió de que ese día mi hija le dijo que tenía calor y que se iba a acostar si su playera de pijama, así lo hizo y mi esposo ya no pudo aguantar la tentación y se acomodó entre sus nalgas, pero ahora ya le acarició sus tetas, ya no pudo más, le bajó la pantaleta, él se bajó la trusa y le puso la verga entre las nalgas, no hubo palabras que decir, el simplemente se la acomodo en el culo y mi hija se aventó y la penetró, ella dio un pequeño grito de dolor, pero ya no había marcha atrás, se la fue metiendo poco a poco, hasta que sintió sus nalgas en sus vellos, ahí la dejo un rato, hasta que mi hija se empezó a mover, él lo tomo como una señal y empezó a bombearla, primero despacio y lentamente, después muy rápido e intenso, mi hija ya jadeaba y le pedí que no se detuviera, la estuvo bombeando por varios minutos, hasta que estalló dentro de ella, dice que eran chorros de mocos los que le aventó en el culo, así quedaron hasta que su verga se salió de ella por si sola; cuando reaccionó, no sabía que hacer, solo le pedía disculpas a mi hija por lo que había pasado, ella solo le dijo que no se preocupara, simplemente en ese momento eran un hombre y una mujer.
Mi hija se levantó y se fue al baño a asearse, mientras mi esposo se quedó muy confundido con lo que había pasado, no lo creía, no sabía que iba a decirme.
Desgraciadamente no termino ahí.
Pero eso ya se los contaré en la siguiente, porque se me alargó mucho el relato y no quiero aburrirlos. Gracias por leerme.
Yo tengo la fantasía desde hace mucho tiempo de poder cogerme a mis hijas. Las dos ya son mujeres adultas y están super buenas y ricas para cogerlas. No se como hacer para conseguir llevarlas a la cama. Algun consejo?