Cuando mi amiga Diana me hablaba de nuevo que me tenía otra sorpresa me sentí intrigado por saber de quién se trataba. Hace un par de semanas atrás les relaté mi experiencia con una mujer argentina que Diana me envió a la puerta de mi casa y pensé que en esta ocasión era algo similar por las sorpresas que me ha dado esta linda mujer con la que vengo cogiendo más o menos ocho años y debido a esta pandemia no hemos tenido mucha acción en el último año pues Diana es una mujer casada y su marido no ha salido de viaje tan a menudo de cómo lo hacía antes. En esta ocasión en la sorpresa se incluía ella y tenía un agregado; una amiga que me la presentó con el nombre de Joana.
Cuando comenzamos a tener esta relación clandestina con Diana, en cierta ocasión ella me había confesado que una de sus fantasías era estar con una mujer y este día me contaba que había hecho esa fantasía una realidad, pero quería conllevar otras fantasías y en esas fantasías entraba yo. Siempre me había hablado de que le atraía sexualmente su mismo género, pero nunca había tenido la oportunidad de dar ese paso y ahora que Diana tiene 36 años tuvo esa oportunidad y según me contaba, también tuvo el valor de dar ese paso. En el caso de Joana, ella al igual que Diana es casada y tiene una hija y según lo que me contaba Diana, ella si ya había tenido relaciones lesbianas pues ella se considera bisexual. Cuando las vi llegar a mi casa pues Diana me preguntó si podía llegar de visita que es igual a decirme (podemos coger), le daba vuelta a la imaginación, pues a pesar de que he tenido experiencia haciendo tríos con dos mujeres a la vez, estas han sido experiencias con chicas heterosexuales y muy jóvenes sin mucha experiencia y aquí llegaban dos chicas ya con experiencia, ambas casadas y ambas se declaraban bisexuales.
Les volveré a describir cómo es Diana pues, aunque hablo mucho de ella, solamente en un relato la he descrito, pues fue esa primera vez que follamos y que ella tenía unos 27 o 28 años. Tiene el cabello a media espalda totalmente oscuro, es de piel morena clara y quizá medirá un metro y sesenta y cinco: diría altura promedio. Tiene un rostro atractivo y de aspecto ovalado y le resaltan dos generosos melones que debido a que le causaban muchos problemas con su espalda, se los mandó a reducir a solo una copa D, lo cual todavía son de notar y tiene un precioso trasero que ya sea vista falda o pantalones, en cualquier lugar hace voltear las miradas. Su amiga quizá sea unos cinco u ocho centímetros más alta y al igual que Diana es de cabello oscuro, pero este le llega hasta sus caderas. Es de tez más clara y su rostro es muy atractivo y más alargado y da esa sensación de ser más alta. Sus pechos son de copa C y con el escote que viste se le miran sólidos y muy atractivos y tiene un trasero redondo típico de una chica más esbelta y también sus piernas son más alargadas o dan esa sensación por sus zapatos de tacón. Ambas vienen con pantalones vaqueros y realmente ese movimiento de sus caderas es un espectáculo que me gustó vivir.
Obviamente hicimos tiempo de plática y compartimos una copa de vino, pero luego con la confianza que ya tiene Diana conmigo fue directo al grano: – Le dije a Joan que tienes la mejor herramienta que he visto en hombre alguno y he venido a compartirla con ella. – dijo Diana. – Creo que su amiga se sintió algo incómoda, pues creo que no tenía idea de la extrema confianza que hay entre nosotros dos. Subimos a mi habitación no sin antes darle un tour a Joan para que conociera la casa y luego entramos a mi cuarto y se podía sentir el agua del yacusi a una temperatura agradable. Todos nos desnudamos por nuestra propia cuenta y pude observar que al igual que Diana, Joan tiene un tatuaje de jeroglíficos en su espalda baja. Me sentaron en medio de ambas y mientras ellas se besaban y se acariciaban sobre mi pecho, también podía sentir sus manos llegando a mi miembro el cual despertó con una potente erección. Como dije, nunca había estado con chicas bisexuales y aquí, ellas habían tomado la iniciativa de cómo conllevar esta mi primera experiencia.
Ambas llevaban sostén y tanga rojos y se habían reído de la coincidencia y estas prendas interiores quedaban en el tocador cerca del yacusi. Joana quizá por la confianza que tenía con Diana, comenzaron a acariciarse ambas y mientras Joana se comía las tetas de Diana, esta última me daba un masaje en mi verga sumergida en el agua. Así pasamos unos veinte minutos y luego a dirección de Diana nos secamos todos y nos fuimos a mi cama. Me senté en medio contra el espaldar y me quedé viendo el espectáculo lésbico de estas dos hermosas mujeres y en un 69 se daban placer oral. Ambas conchitas estaban bien afeitadas y por un momento me pareció que yo no existía y me sentía ignorado, pero a los pocos minutos ambas se acercaron y recorrieron cada una mi entrepierna lamiendo hasta llegar a mi verga que ya estaba bien erecta:
– ¡Te dije! Tony tiene una de las vergas más hermosas que he visto… ¿Te gusta?
– ¡Me encanta! -contestó Joana llevándose mi glande y atrapándolo con sus labios.
Ambas me comenzaron a dar una felación y se podía notar que esta chica Joana a sus treinta años también era una experta mamando. Tenía una mirada deliciosa cuando mamaba y ambas parecían unas niñas alegres compartiendo una paleta. La chupaban ambas y luego se besaban entre sí para luego a seguirla mamando ambas a la vez. Nunca había tenido una experiencia igual, quizá era en sí parte de mis fantasías pues, aunque ya había estado con dos mujeres a la vez, estas siempre se turnaron los tiempos en el momento de la felación. Me acostaron y mientras una se introducía la verga lo más que podía, la otra me chupaba los testículos y no me hicieron acabar en el momento por los más de cincuenta años que tengo y la experiencia que tengo en estos trotes con las mujeres. Luego Diana me pidió que hiciéramos un misionero al inverso y mientras yo penetraba la conchita de Diana, Joana se sentaba contra el espaldar de la cama con las piernas abiertas para que yo continuara en darle placer oral. Podía sentir que Diana a la vez que tenía mi verga en su conchita, pero yo sin poder moverme mucho, ella se frotaba el clítoris y podía sentir también sus dedos queriendo invadir mi ojete. Se podía escuchar el gemido profuso de ambas mujeres gozando sus fantasías que ahora se volvían realidad.
Con los minutos nuevamente Diana me pidió que me acostara sobre mi espalda y en esta ocasión fue Joana la que se montó sobre mi verga dejado ir una exclamación para incitar mi ego: – Que rica verga se siente… de veras que se siente. -dijo. Para esto Diana abría sus piernas y se sentaba sobre mi rostro y me dejaba su concha mojada a disposición de seguirla chupando. Joana y Diana comenzaron con un vaivén de un ritmo sincronizado y mientras Joana se hundía una y otra vez mi verga en su concha, Diana se frotaba la conchita contra mi boca y ellas de vez en cuando la una a la otra se chupaban las tetas. Esto habrá excitado a Joana tanto que fue la primera que se corrió diciendo: ¡Por Dios… me están haciendo acabar! – Luego con los gemidos de Joana fue Diana la que comenzó con un vaivén más brusco y creo que ella al igual se frotaba su clítoris, se corrió y ambas se abrazaban mientras yo comencé a pompear la conchita de Joana hasta lograr correrme con los minutos. Todos estábamos exhaustos con la primera corrida en la cual pasamos unos 35 a 40 minutos. Todos pasamos a la regadera y fue Joana la que volvía a darme un cumplido: – Tienes una enorme resistencia y que rico coges. -Ya se comunicaba con más confianza esta linda chica.
Después de unos minutos fue esta chica la que me comenzó a mamarme de nuevo la verga y esta no tardo de nuevo en adquirir dimensión. Joana la medía con su brazo y me decía: ¿Y esto le ha cabido en el trasero a Diana? – y se reía y de nuevo decía: ¡Yo no sé si podre… no creo que me quepa esto! – Fue la misma Diana la que propuso que me cogiera el culo de Joana, pues todo aquello era parte de sus fantasías… nunca había visto a nadie coger en persona o que la vieran coger. Fue Diana la que sugirió la posición pues ella quería participar haciendo unas de sus fantasías realidad. Me acosté sobre mis hombros, Joana se sentó a la inversa sobre mi falo y fue ella misma quien inicio la penetración. Esta chica tenía mucha experiencia en el anal, que ella misma se acomodó y se echó de su propia saliva en el ojete como lubricante. Solo dijo “Dios mío” cuando mi glande quedaba atrapado por su ojete e hizo un vaivén por unos minutos sacando mi falo completamente y volviéndose dejar caer para volverlo a atrapar y luego Diana interrumpió diciendo: -Acuéstate sobre su pecho que me voy a comer tu conchita. – Y de esa manera Diana cumplía su fantasía, pues luego ella misma me decía que siempre deseaba tener a una chica en esa posición, siendo penetrada por una verga mientras ella se comía la concha y los huevos de los participantes. Joana solo exclamaba: ¡A caraja… que rico se siente tu lengua… me vas a hacer acabar si sigues así!
Al igual, Diana me mamaba a mí los testículos y se acercaba a mi perineo y podía escuchar los gemidos de placer de Joana al sentirse atrapada por mi verga en su culo y Diana chupándole con todas sus ganas su conchita. No duró más de cinco minutos cuando escuchábamos a Joana acabar con unos gritos escandalosos: ¡Carajos… me están haciendo acabar… ¡Que rico! Joana hacía unos movimientos donde frotaba más su culo contra mi verga y no podía hacer ese vaivén que ella quizá quiso hacer pues Diana no dejó de chuparle la conchita hasta que sintió que esa corriente eléctrica en el cuerpo de su amiga había cedido. Diana no esperó mucho tiempo para tomar la posición en la que Joana había estado. Se sentó sobre mi verga y con esa confianza y experiencia que ella tiene en segundos estaba con un vaivén diciendo: ¡Tenía tiempos de no sentir una verga tan rica en mi culo! – La verdad que ya teníamos unos ocho meses de no coger con Diana y sé que su marido no le da placer anal debido a sus creencias religiosas y de la cual Diana conlleva al pie de la letra con su marido e incluso en cierta ocasión que cogíamos años atrás ella salió con una frase que me hizo reír: Para mi marido la conchita y para ti mi boquita y mi colita. Pues también me contaba que tampoco hay sexo oral en su relación.
Diana es multiorgasmica y creo que lo es vaginal y analmente y ella se puede correr con solo mamarle los pezones… tan orgásmica es esta mujer. No pasó mucho tiempo de que le penetraba ese rico y suculento culo de Diana y que su amiga a la vez le chupara su concha cuando comenzó a aullar de placer. ¡Me vengo! -dijo en cinco minutos y nos volvía a advertir lo mismo dos minutos después. No sé cuántas veces se corrió, pero parecía que no lograba normalizar su respiración y sus piernas le temblaban y se miraba hasta agotada. Nos dijo con una risa: ¡Ustedes realmente me van a acabar así! – Ni ella misma supo cuántas veces se había corrido. Ella nos dijo de esta forma: Sigan ustedes… necesito un descanso.
Para esto ya Joana se había ido a lavar y yo me eché un regaderazo y saliendo del baño me recibía Joana y me comenzó a dar una felación y Diana nos llamó pues ella quería ser audiencia de esta experiencia. Joana me la había parado y le pregunté que por donde quería y ella me dijo: Por donde usted quiera. – Ya le había perforado todos los orificios, pero quería ver ese culo en cuatro sobre la cama. Comencé chupándole el ojete y esta mujer lo disfrutó pues gemía del placer. Le asomé mi glande y ya su ojete dilatado por la previa experiencia, pude ver como se hundieron las 21 o 22 centímetros de mi verga. Comencé a pompearle el culo con un ritmo fuerte y consistente y ella siempre salía con su frase que alimentaba mi ego: ¡Usted que si sabe coger… que rica se siente su verga! – De repente me decía de esta forma: -Así… así… no pare, deme así, así… me va a hacer correr. – Ella se fue por sobre la cama y yo seguí pompeando ese culo hasta que ella cedió de gemir y su respiración se normalizaba. Ella me preguntó: ¿Usted no se puede correr? -y yo le iba a contestar cuando Diana intervino diciendo: ¡Ya verás cómo se corre en tu culo!
Estaba literalmente sobre su cuerpo con mi verga clavada en su rico ano. De repente se acercó Diana y ella se fue sobre mí y sentí sus tetas y sus pezones recorriendo hacia mi espalda baja. Luego me sorprende con una lamida en mi culo que me hizo contraer deliciosamente mi verga que al igual Joana sintió. Diana siguió chupándome el culo y sin mucho movimiento en el culo de Joana, me provocó una potente corrida mucho más fuerte que la primera. Ella habrá sentido mi eyaculación y lo dijo como una declaración: Se está corriendo en mi culo… ¡Que rico se siente ese calorcito! – En esta ocasión, me incorporé y Diana me comenzó a mamar el falo mientras mirábamos como le salía todo mi esperma a su amiga del culo.
Esta tarde le eché una corrida más al culo de Diana, y me corrí en la boca de Joana y en total fueron cuatro deliciosos polvos y estas mujeres se fueron muchas veces y más que todo Diana pues ella es multiorgasmica que ni ella misma sabe cuántas veces se corre. Esa tarde ambas se fueron sin sus calzones, pues Diana le decía a Joana, que era tradición dejar sus bragas en mi tocador. La verdad me di tremendo gustazo cogiendo con dos mujeres bisexuales y quedamos en repetirlo la próxima semana y esta chica Joana quedaba impresionada con mi resistencia pues según ella me decía que era raro que se corriera analmente pues nadie le había taladrado extensamente su rico culo a como yo lo había hecho. También me decía, que solamente una vez lo había logrado anteriormente. Se vistieron, nos tomamos un refresco y ambas salieron como buenas amigas después de haber compartido la misma verga por alrededor de cuatro horas. Quizá lo que más me gusto de todo, es tener a esos dos culos uno a la par del otro y penetrarlos a los dos y también me gusto el tener mí verga sembrada en el culo de una de ella mientras la otra me lamia el ojete… que rica experiencia esa. También quedamos que en esa próxima ocasión lo filmaríamos para tenerlo de recuerdo.