Estoy en casa una tarde y decido enviarte un mensaje por WhatsApp.
Me animo y te envío una foto de lencería, el modelo que tanto nos gustó a los dos.
Me preguntas a que viene, pero no contesto y al rato te envío otra con una vela encendida en el portavelas rojo. Te quedas mudo y un momento más tarde te envío otra foto de mi pierna siendo acariciada por una pluma. Tu cuerpo reacciona antes que tu cabeza y sentís una humedad repentina en tu sexo.
Un minuto más tarde te escribo tres veces la palabra "Venis?".
Decidis que es el momento y pero no me decís nada… antes te das una ducha. 20 minutos más tarde golpeas mí puerta y abris sin preguntar. Subis y ves la puerta entreabierta. Empujas despacio, huele a incienso y escuchas música suave.
Entras tranquilo y miras a mí cuarto pero no me ves. Entonces te digo desde el baño que pases y te siente cómodo en el sofá. Sabes porque estás aquí y ahora desde la primera foto. Aceptaste el juego.
Un minuto más tarde me acerco, despacio y en la penumbra me ves venir hacia donde estas. Llevo puesta la lencería con liguero que nos gustó, un maquillaje suave y me miras fijamente…
-"Hola. Te tardaste un poco. Tuve que empezar sola", y miro de nuevo la Pluma.
Te da la impresión de que estuve acariciándome con ella, mi mirada es firme pero a la vez dejo ver qué en mí cabeza han pasado cosas antes de que llegaras.
Te quedas parada a la altura de la mesa de la cocina y te apoyas sobre ella haciendo que tú cadera se curve ligeramente. Comienzas a acariciarte las piernas con la pluma y noto como te estremeces mientras entrecierras tus ojos.
Estás disfrutando del placer que te das pero sobre todo de ver como estoy experimentando el momento.
Mi corazón va a mil pero prefiero no levantarme porque quiero que tengas el control. Me gusta verte así y que lo hagas para mi. Giras despacio para que pueda verte bien, por fin puedo ver tu tatuaje y admirar de nuevo tu cuerpo tras 17 años sin olerlo, tocarlo, penetrarlo y sentirlo teniendo un orgasmo tras otro con parte del mío dentro de él.
– "¿Te gusta como me queda?", me preguntas.
– "Si"
– "¿Te gusta como estoy?".
Y no puedo contestar, solo tragar saliva.
– "Te voy a preparar algo, ¿Un trago?"
No esperas a que te conteste, comienzas a prepararlo echándome miradas ocasionales. Te sientes muy sexy y poderosa, notas mi respuesta animal y a la vez como le gusta a mí razón la elegancia de todo lo que haces. Como el toque floral de tu ginebra preferida, áspera pero cercana, distante pero clavada en el fondo del cerebro primitivo.
Pones el alcohol (poco), limón y agarras un hielo pero antes de echarlo a la Copa te lo acercas al pezón, el cual reacciona con una erección que atraviesa tu ropa. Me miras y lo llevas a tu boca dejándome ver tu lengua, esa lengua que tanto placer me dio.
– "¿Lo quieres?".
– "Si, por favor."
– "El hielo, digo."
Y los dos nos reímos nerviosos y a la vez excitados.
Terminas de preparar las bebidas y te acercas con ellas poniéndote de pie muy cerca de mi.
Yo estoy con las piernas cruzadas sobre el sofá, me puse cómodo. Miro como te paras delante de mí y me acercas la copa mientras das un trago lento y largo. Te observo, tu perfume me golpea la cabeza llevándome al pasado
Miro tus ojos para sacarme del pozo del recuerdo. Nunca he estado con nadie que volviera a mirarme así. Quiero mirarte entera y quiero verte muy bien, te pido que te gires lentamente y lo haces con media sonrisa. La curva trasera que cae hacia los pliegues de tus piernas es preciosa; me parece adivinar cierta humedad.
Has estado jugando antes de que llegara. Mentalmente deseo que fuera conmigo.
– "Te gusta." Y mueves un poco tus piernas para que lo vea bien.
– "Si, inclínate un poco."
Lo haces y a la vez llevas la pluma hacia tu entrepierna provocándote un leve suspiro. Vuelves a girarte hacia mi y me preguntas:
– "¿Qué querés?".
– "Todo", contesto. Y vuelves a sonreír.
– "Poco a poco, tenemos tiempo. Pero, por favor, no me toques hasta que yo te lo pida"
Asiento aceptando aunque el corazón me va a mil. Dejas la copa después de dar otro buen trago largo. Y te arrodillas frente a mi. Me acaricias las piernas sin dejar de mirarme a los ojos y me vas dando un masaje. Sin tocar mi sexo abres despacio el cinturón y el botón. Te ríes, ves que no llevo ropa interior y que mi miembro asoma dura, brillante, mojada y temblorosa…
– "Vaya, me echaste de menos."
– "Si, llevo mucho tiempo echándote de menos".
– "Bien, valdrá la pena. Quítate la camisa".
Obedeces y quedas sentado a mi merced, sin quitarte el pantalón. Poco a poco comienzo a pasarte la pluma por el cuello. Tenés unas pequeñas cosquillas y me rio y te digo que aprendas a sentirlo…
Veo que te relajas y noto como se abre paso cierto placer que, viendo mí mirada de control y deseo, te encanta. La muevo por los hombros, por tu pecho, y me detengo un momento tu pezón. Te gusta pero decido que el otro está muy solo y acercas mi mano para pellizcarlo suavemente. Y eso te gusta aún más. Te recuestas cerrando los ojos para disfrutarlo y yo te hablo suave dándote consejos para disfrutar, notas como me pongo de pie despacio. Y perdes el sentido del tiempo.
– "sos malo, te pedí que vinieras rápido y tardaste demasiado. Cuando llegaste estaba a punto de tener un orgasmo y me interrumpirse así que no te muevas, solo mírame."…
Abro los ojos y veo que te estas sacando parte de tu ropa interior. Despacio subes una rodilla sobre el sofá junto a mi pierna y la otra la pones entre mis piernas. Adivino lo que vas a hacer. Colocas tus manos sobre mi nuca y ajustas tu sexo sobre mi muslo. Acercas tu boca a mi oreja y me susurras
– "Y ahora quieto. Me lo debes.".
Aprietas una vez para encajarlo y comienzas a mover tu cadera rítmicamente. Primero en silencio, más tarde los gemidos aparecen subiendo en ritmo e intensidad, son como tú ahora mismo, poderosos e intensos. Intento girar mi cabeza para hundir mi lengua en tu boca pero no me dejas, mis manos se desesperan pero no quiero tocarte hasta que me lo pidas.
Sigues y sigues aumentando la velocidad, buscando el máximo contacto, apretando para que mi muslo frote todo tu clítoris con la presión adecuada. Necesitas un Orgasmo rápido e intenso y tras un minuto gimiéndome al oído te inclinas hacia atrás gritando de placer y estremeciéndote sin parar. No sabía cuánto necesitaba oírte gemir así. Tu respiración está desbocada, tus ojos muy apretados, tu boca seca y pasas un poco tu lengua por los labios para humedecerlos.
Vuelves a juntarte con mi pecho y me susurras
– "Yo también llevo años esperándote".
Pasa Un Minuto
Seguimos abrazados y tu respiración se va normalizando. Recuerdo como me encantaba darte un segundo de pausa entre un orgasmo y otro. Como te amansabas y volvías a la realidad desde ese lugar al que vas tu sola a estar gozar con seguridad y plenitud.
Mi cabeza sigue en el hueco de tu cuello respirando tu olor, inspiro profundamente sintiendo la mezcla de tu perfume emana de tu cuerpo. Noto tus pezones duros en mi pecho a través del sujetador, el roce hace que asomen entre el bordado. El calor de nuestros cuerpos es agradable y acogedor, como volver a estar en casa tras un largo viaje.
Me preguntas cómo estoy y no contesto, solo te miro. No puedo moverme por lo que te incorporas y me coges de la mano para que haga lo mismo. Nos abrazamos de pie, encajamos a la perfección y mi boca te busca pero aún no la quieres. Entrecierras los ojos y mueves tu cuerpo, recuperando la movilidad en tu cuello y espalda de la tensión del orgasmo y despacio te pones de rodillas frente a mi. Tus manos bajan a mi pantalón y lo abren más, comienzas a quitármelos y mi sexo se despliega a unos centímetros de tus ojos.
-"Hola", le susurras.
Lo echaste de menos, lo noto, recuerdo lo que me decías de él cuando me cabalgabas. Anoto mentalmente para recordártelo cuando vuelvas a hacerlo.
Terminas de quitarme la ropa, yo desnudo y tu aún con la lencería y comienzas a besarme despacio el abdomen mientras tus manos me acarician la espalda y bajan hacia mis glúteos suavemente. Cada beso baja más y más y dejas paso a tu lengua cuando llegas a mi ingle para recorrerme, de principio a final, primero una y luego otra. Abro un poco las piernas para facilitarle el acceso y pasas tu mano por mi. No has olvidado lo que me gusta que acaricies, te detienes un momento y Cada latido de mi corazón resuena en mi sexo, palpita a ritmo provocándome una sensación exquisita. Pido mentalmente que lo que vas a hacer sea como lo hacías al conocernos.
Y tú, que parece que tienes telepatía, me miras a los ojos y me dices:
– "Abrila, como te gustaba."
Si. Mis dedos se acercan a mi prepucio y tiro hacia atrás de él dejando mi glande al descubierto. Está enorme, empapado, tenso y expectante, vibrando con mis latidos. El olor a sexo te inunda.
– "Siii", susurras…
La punta de tu lengua aparece para probar las gotitas que fluyen con cada pulsión. Es una locura el placer de sentirla de nuevo, no puedo mirar; cierro los ojos y mi cabeza se va hacia atrás sintiendo como recorres el orificio de mi glande para degustar el sabor de mis flujos. Tus manos acarician y presionan mis glúteos a la vez. Me vuelven loco que me chupes todo sin manos, con solo tu boca controlando el movimiento y mi tensión sexual, no conocí a nadie que lo haga igual. Parece que fue ayer.
– "Por favor… me tiemblan las piernas", suspiro.
– "Solo un poco más, es delicioso.", dices mientras llevas el jugo a tu boca.
– "No me hagas esto, dame tu boca ya.", consigo articular
Y nada más decirte esto abres tus labios y mi glande desaparece en tu boca por completo.
Me quedo sin respiración, el juego de tu lengua, la ligera succión que siento en cada movimiento. Lo haces muy suave y despacio, mucho, cadencia perfecta. Mis piernas se balancean, desde hace unos minutos no las controlo, empujan más y más.
No quería que fuera ahora, no soy multiorgásmico como vos y esperaba darte mi primera corrida, como llevas tantos años deseando, pero soy raro: las mamadas me dan un placer inmenso y sin embargo no soy capaz de acabar con ellas…
Hasta este momento.
La sensualidad, la espera de años y el erotismo de tu cuerpo estrenando lencería para mi, la bebida, la pluma… la plena consciencia de cada descarga nerviosa de placer y el ritmo de tu boca jugosa unido a sentir tu deseo y anhelo tras años hace que mi cuerpo sienta la inevitabilidad de una corrida brutal, plena y animal…
Y lo sientes llegar y aprietas tus manos en mí pidiéndomela, sin apartarme de ti y sin parar de mover tu lengua para recibirla bien. Intento contener la primera pulsión para conseguir aumentar mi placer como tantas veces lo hice imaginando justo este momento.
Y llega, sale fuerte en oleadas que me hacen gritar como nunca y sintiendo cada una como un estallido de placer increíble.
Pierdo la cuenta de los segundos que pasan, y parece una eternidad mientras voy a la realidad y sigo aun dentro de ti. Te gusta y lo degustas despacio.
– "Disculpame no quería aún", susurro temblando.
No me haces caso, despacio mueves tus manos y agarras mi miembro y lo limpias bien, con mimo y cuidado. Me miras cuando terminas, sonríes.
– "Lo sabía, pero aún nos queda mucho y lo necesitabas tanto como yo."
– "Quiero probarlo de tu boca.", contesto.
– "Jajaja, mi boca aún no."
Me agarras de la mano y me llevas a la cama. Para empezar no está nada mal…