Este relato es verídico, este relato es la continuación de la vecina ardiente, corría el año 83, estaba en concubinato, ella trabajaba en una fábrica textil, yo había días que quedaba solo, enfrente de la casa vivía una chica que en ese tiempo tenía 20 años, estaba casada con un albañil y aparte hacia boxeo, yo tenía 25 años.
A partir de esa primera vez, día por medio cogíamos toda la mañana, quedando llena de leche, en el segundo encuentro, mientras le chupaba la concha, jugaba con los dedos en el culo virgen, al principio ofrecía resistencia, aunque fue unos segundos, porque donde le metí el dedo casi entero, lo dejo quieto un instante y después despacio, empiezo a meter y sacar, mientras que con el otro dedo se lo metía en la concha y con la lengua lambia el clítoris.
Esta acción hizo que Estela me mojara toda la cara, le agarro vergüenza a la vez que quedo con los ojos en blanco por un instante, lo que me asusto un poco, pero a los segundos volvió en si y lloraba porque nunca le había pasado y creía q era malo, la tranquilice y le dije que estaba bien, que debía disfrutar y gozar.
Me la chupa unos minutos, me acuesto de espaldas, la subo arriba mío, se la meto despacio, mientras le estrujo las grandes tetas, que también estaban vírgenes porque no tenía hijos todavía y no había amamantado.
Le chupo las tetas, la tomo de la cintura y con un golpe de cintura se la mando hasta el fondo, pega un grito y sola empieza a subir y bajar enterrándosela entera, no quería acabar porque quería ese culito virgen, por lo que paro, la pongo en cuatro, se le meto en la concha, mientras juego de nuevo con el culito, se lo mojo y le apoyo la pija, me dice que no por ahí porque le va a doler, empujo despacio hasta que entra la cabeza.
Se la dejo quieta, hasta que relaje y empujo de nuevo, entra más y la saco despacio, empujo de nuevo y entra más, le pongo saliva y ella sola empieza a empujar para que entre toda, una vez que entra hasta el fondo se la dejo y le digo que toque para que vea que esta toda adentro, me dice “si, la siento en la garganta”, seguimos en el mete y saca, hasta que le lleno el culito de leche y otra vez vuelve acabar, la saco del culo y se la meto en la concha le doy dos empujones y la meto en el culo, así hasta que se me ablanda, nos vestimos y se cruza la casa bañarse y yo hago lo mismo.
Una tarde vamos al hotel, que era peligroso porque nos conocían todos y en ciudad chica puede ser trágico, ella andaba a pie, yo en bicicleta, llego meto la bicicleta adentro del hotel, la espero, nos metemos en la pieza, empezamos a besarnos y a jugar con nuestros cuerpos, me la chupa un poco, la acuesto se la meto y le doy duro hasta que le lleno la concha de leche.
Nos lavamos y empiezo a chuparla la concha, me pongo en posición de 69, me empieza a chupar la pija, se me para enseguida, le chupo la concha hasta que acaba, la pongo en cuatro y se la mando al fondo, la saco se la pongo en el culo, que le entra más fácil, le doy con todo hasta que le acabo de nuevo, nos volvemos a lavar, nos acostamos de nuevo.
Empiezo a jugar con los dedos en la conchita y se moja enseguida, por lo que bajo y se la empiezo a chupar, acaba ,yo ya la tenía casi dura de nuevo (a esa edad estaba a full) hago que me la chupe un poco, la subo arriba mío y le doy como un pistón, pensé que se había orinado, porque me mojo todo, pija, huevos, pierna, sabanas, seguí, mientras la apretaba contra mi pecho y sus tetas se aplastaban contra mí, cuando vuelvo acabar, llenándola de leche, ella vuelve acabar, quedando desfallecida encima mío, quedamos así unos instantes, nos recuperamos, nos lavamos, como todavía quedaba tiempo para las 2 horas del turno, faltaba como media hora o más y estábamos desnudos todavía, empiezo a chuparle las tetas de nuevo, me dice “que no quería más porque estaba re cansada, le digo uno más y me dice que no puede ni moverse y que para volver a la casa va a tener que tomar un taxi, por lo que le digo que me la chupe, se la mete y la chupa con ganas y entusiasmo, cuando estoy por acabar, le digo toma la lechita, la meto hasta el fondo y se traga toda la leche no desperdiciando ni un poquito, le pregunto si seguimos, me dice “estás loco, vámonos”, así que camina una cuadra se toma un taxi y yo me voy en la bicicleta, llegamos casi juntos a la casa, hubo más encuentros salvajes, pero no los voy a aburrir.