Al día siguiente fui otra vez a su casa, eran las 8 de la mañana. Yo apenas había dormido pensando toda la noche en lo que había hecho con Rose Mary, veía la grabación una y otra vez, sobre todo la parte en que tenemos el orgasmo y nos fundimos boca con boca metiéndonos las leguas hasta el fondo de la garganta (si, ella también).
Ella me abrió la puerta medio dormida, en short y remera. En cuanto me vio ya se dio cuenta de mis intenciones, pero estaba resignada, se limitó a callar y yo tomé la iniciativa entrando a su departamento.
-Hola Rose Mary, lo que hicimos ayer me gustó mucho, y yo sé que a vos también. Si pensás lo contrario te muestro el video para que veas la cara de placer que tenías. (me encantaba humillarla). Voy a ser claro contigo, me gustas mucho y de ahora en más quiero que me obedezcas. Vas a estar a mi disposición las 24 horas del día, vas a poder hacer tu vida normal pero cuando yo te diga que quiero algo vas a tener que complacerme. Para que veas que no soy un mal tipo, voy a hacer esto con vos durante un mes y después de ese tiempo te voy a dejar libre para que sigas con tus cosas y no vas a saber más de mi. Cualquier cambio que quieras hacer en tu vida diaria me vas a tener que pedir permiso, de ahora en más de casa al trabajo y del trabajo a casa. Si aceptás esto que te propongo, te prometo que nunca te voy a hacer nada que te lastime y vas a sentir mucho placer, si no lo aceptás voy a enviar nuestros videos a todos los que te conocen, todo Asunción te va a señalar como puta. Aceptás?
– Si – dijo después de tomarse unos minutos entre lágrimas.
– Bueno, ahora que nos entendimos quiero que te pares ahí mientras yo me saco la ropa.
Ella se paró enfrente de su sillón y yo me saqué el jean y la remera que tenía lo más rápido que pude hasta estar totalmente desnudo (la noche anterior tuve la delicadeza de afeitarme los genitales para que a ella no le moleste). Ella miraba al piso, entonces le dije:
– Mirá acá (apuntando mi pija), mirala bien porque esta te va a dar mucho placer, así que tenés que mimarla mucho.
Me senté en el sofá y me empecé a masturbar mirándola fijamente, ella me miraba trabajar en una mezcla de resignación y curiosidad. Mientras yo me acariciaba le dije:
– Sacate la remera.
Ella me hizo caso, no llevaba corpiño así que sus lindas tetitas quedaron paraditas como mirándome. Luego le dije que se saque el short y luego su bombachita. Quedó toda desnuda enfrente mío y noté que ya no llevaba ese vello púbico que tenía el día anterior.
– Veo que te depilaste, de ahora en más no te vas a depilar hasta que yo te lo diga.
Mientras yo seguía masajeándome el pene ya duro como el acero le dije que se acerque hasta donde estaba yo. Me quedé sentado y la atraje hasta quedar parada enfrente mío entre mis dos piernas. Tenía su conchita a la altura de mi cara, así que empecé a lamerle la pancita mientras le acariciaba las tetas con mis dos manos. Ella cerraba los ojos, yo seguía con mi trabajo para excitarla, dejé la mano izquierda jugando con su pezón izquierdo y bajé la derecha para acariciar la conchita mientras seguía lamiendo la zona del pubis. Poco a poco empecé a notar que la lubricación comenzaba, así que le metía los dedos para mojarlos bien y estimular el clítoris. Una vez logré mi misión de que su conchita esté lo suficientemente húmeda le dije que se ponga de rodillas enfrente mío entre mis piernas y le llevé su mano derecha a mi pija dura. Ella empezó a acariciarme el tronco y el glande. Mientras, le guie la cabeza esta quedar a la altura de mis genitales:
– Chupame los huevos Rose Mary que me encanta
Ella empezó a pasar la lengua por mis huevos mientras seguía con sus caricias en el pene.
– Metételos en la boca
Y sin chistar empezó a devorarme los huevos. Yo estaba tan excitado que tuve que apartarle la mano derecha porque tenía miedo de eyacular. Todavía no quería que termine, faltaban más cosas que quería hacer con ella. Mientras, se había concentrado en los huevos que ya estaban lavados con su saliva:
– Ahora andá subiendo con tu lengua hasta la punta de mi pija y lameme la punta.
Obviamente me hizo caso, fue subiendo hasta arriba y empezó a lamerme con la punta de la lengua.
– Metela en la boca ahora y empezá a chupármela con ganas
Empezó a meterse mi pija hasta la mitad mientras que la otra parte se ayudaba con la mano derecha que ya había vuelto a su tarea. Mientras tanto yo le hablaba solo porque me gustaba humillarla y hacerle ver que detrás de esa niña decente había escondida una puta que se enloquecía con el sexo.
– Eso es Rose Mary, que bien que la chupas. Había sido que sos una experta, que ganas tengo de llenarte otra vez de semen la boca, yo se que te gusta. Pero no te preocupes, que antes de largarte el semen te voy a hacer disfrutar.
Yo ya estaba a punto de terminarle en la boca, así que la hice parar y volví a concentrarme en su conchita, esta vez abriéndole un poco las piernas y metiendo mi lengua todo lo que podía en su vagina y lamiéndole el clítoris. La estaba lubricando bien para empezar con la cogida.
Me acosté en el sofá de costado y le dije:
– Acostate acá a mi lado dándome la espalda
Yo estaba atrás de ella, así que le levanté la pierna derecha y apunte mi pene a su conchita. De a poco se la fui metiendo hasta que la tuvo toda adentro, por la parte de arriba su cabeza apoyaba recostada en mi brazo izquierdo mientras que el derecho lo tenía libre para acariciarle las tetas. Empecé a moverme detrás de ella metiendo y sacando suavemente pero de a poco fui aumentando el ritmo y también la excitación de ella. Con el brazo izquierdo de repente le movía la cara hacia mí para poder besarla en la boca y meterle la lengua en la garganta, ella como siempre se resistía un poco pero yo la obligaba y no la dejaba escapar, al final cedía y también me daba su lengua. Yo estaba con movimientos cada vez más acompañados por la cadera de Rose Mary que buscaba “ayudar” para que la pija la penetre lo más hondo posible. Estábamos disfrutando como locos y ella ya estaba cerca del orgasmo:
– Viste como te gusta Rose Mary? Al final me vas a pedir por favor que te coja.
Yo estaba al borde del orgasmo igual que ella, pero se la saqué para cambiar de posición. Se le notó la frustración de cortarla justo cuando más placer estaba sintiendo aunque intentaba disimularlo. La hice parar para poder sentarme en el sofá recostado en el respaldo, le indiqué a ella que siguiera de espalda y que se sentara en mi pene mirando al frente. Ella me obedeció, se introdujo toda mi pija y quedó sentada encima de mí mirando al frente y yo atrás de ella.
– Ahora Rose Mary cogé como más te guste. Yo sé que te gusta mi pija bien adentro de tu conchita, no lo podes disimular. Eso… cogé con ganas.
Ella se fue acomodando hasta encontrar una posición que le permitiera hacer los movimientos, cuando estuvo lista empezó a moverse lentamente. Esto era para que oficialmente se recibiera de puta, hacer que ella sola busque el orgasmo. Sus movimientos empezaron a ser más veloces y yo sentía como mi pija entraba y salía de esa conchita totalmente empapada. Yo por mi parte con la mano derecha la pasaba por delante hasta llegar a su teta derecha para estrujarle el pezón, con la mano izquierda pasaba por encima de su pierna izquierda hasta su concha para acariciarle el clítoris mientras me cogía. Ella ya estaba fuera de sí, sus movimientos eran cada vez más violentos hasta que por fin llegó a su orgasmo que hizo que se retorciera encima de mí respirando hondo, tanto fue que me hizo terminar a mí también eyaculando en el fondo de esa conchita (por suerte no estaba ovulando). Al terminar se quedó rendida, con toda mi verga dentro suyo y sentada usándome de respaldo, inmóvil, intentando volver en sí.
Al cabo de unos segundos la moví de encima de mí y se acostó en el sofá así desnuda como estaba. Yo había llevado mi cámara de fotos en el bolsillo, la busqué y pude tomar varias instantáneas de ella desnuda, con los ojos cerrados y la cara de agotamiento de haber tenido un buen orgasmo. Me acerqué a la conchita y saqué algunas fotos en primer plano con un hilito de semen que le salía.
Había terminado mi tarea del día, por suerte había colocado cámaras de video nuevas en su departamento mientras ella no estaba para poder grabar desde distintos planos nuestros encuentros sexuales.
– No sé cómo hiciste, pero hoy te pasaste de puta Rose Mary. Hoy cogiste mejor que ayer, se nota que te gusta mucho, no se para que tratás de resistirte. Lo mejor de todo es el nuevo video y las fotos que tengo para mí colección. Nos vemos en cualquier momento. Chau preciosa.
Salí de su departamento, totalmente descargado de semen. A descansar y pensar lo siguiente que haría con mi nuevo juguete sexual.
Pero esa noche a la madrugada me desperté y decidí hacerle una visita. Entré en su departamento, llegué hasta su habitación. Estaba dormida con una remera en la parte de arriba y solo una bombachita en la parte de abajo. Así dormida como estaba le levanté la remera hasta descubrir sus tetitas y empecé a acariciárselas muy suavemente, mientras que con la otra mano la metí por debajo de su bombacha para hacer lo mismo con su hermosa conchita. Ella entre sueños intentó sacarme la mano:
– Acordate de nuestro trato – le susurré al oído.
Después de decirle eso dejó que yo hiciera con tranquilidad. A medida que su concha se iba mojando su clítoris se erguía cada vez más y hacía que la pudiera masturbar dándole mucho gusto. Le saqué la bombacha para facilitar el trabajo, ella contraía sus músculos cada vez que yo rozaba intensamente el clítoris totalmente estimulado. De cuando en cuando le metía y le sacaba 3 veces el dedo índice por la concha para después seguir el trabajo en el clítoris, esto la excitaba cada vez más, hice eso alrededor de 4 veces y luego me dediqué a hacerla terminar masturbándola con intensidad. Su cuerpo estaba totalmente duro, al borde del placer, hasta que por fin explotó en un fuerte orgasmo que hizo que se retorciera toda y cerrara las piernas con fuerza, yo obviamente aproveché para meterle la lengua hasta el fondo de la garganta que ella aceptó sin problema.
Poco a poco se fue relajando, su clítoris estaba sensible y se notaba que le molestaba que se lo siga acariciando. Terminé acariciándole la panza, los muslos, dándole unas palmadas en la concha, como quien tiene una perra y la está felicitando porque se portó bien.
– Eso es, buena chica, así me gusta que recuerdes lo puta que sos. Hasta mañana.
Me fui de su departamento totalmente caliente con el momento que había pasado recién, pero no quise terminar yo a propósito, quería guardar mi calentura para lo que tenía preparado para el día siguiente.
Me fui a dormir excitado como nunca, con la verga como una piedra. Al otro día me descargaría bien.