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Chantaje sexual en la universidad
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Sucedió en mis años de Universidad, contaba para ese entonces 18 años, tenía buena contextura y llamaba mucho la atención por mi trasero a ciertos compañeros y compañeras, aun mas, por tener los pechos redondos como de mujer. Las miradas en mis partes la sentía como un calor tibio que las rozaba, cerraba mis ojos agudizando mis sentidos viviendo en silencio una proyección erótica de mi imaginación. Una tarde después de clases recibo un paquete enviado por mi familia, era un reloj de regalo por mi cumpleaños.

Tomé la caja y la escondí dentro de mi closet. No me percaté de que estaba siendo observado por un alumno de mi curso y mi habitación. Al otro día fui por el reloj y no estaba. Denuncié el robo a las autoridades universitarias e interrogaron a cada uno de mis compañeros de habitación sin lograr ninguna confesión.

La mañana siguiente Juan, un compañero de habitación afroamericano se dirige a mí en un pasillo de la facultad, él y yo, no habíamos cruzado mas de dos palabras en el tiempo que habíamos convivido en la Universidad, pero si extrañas miradas como de intenciones lujuriosas. Juan me detiene y me toma del brazo y subo la mirada por ser más alto que yo, con cierta incomodidad le pregunto “que quieres?” respondiéndome y viéndome a los ojos con una sonrisa pícara y a la vez maliciosa “a ti esta noche y recuperas tu reloj” me quité su mano de mi brazo con violencia, dejándolo solo en medio del pasillo y al voltear para verlo seguía con aquella sonrisa amenazante en señal de cumplir con su chantaje.

Esa noche me acosté con pijama que por lo general lo hacía desnudo, me quedé vigilado hasta que me venció el sueño tras imaginar a Juan llegando a mi cama. Eran las 2 de la madrugada cuando sentí como se hundía el colchón de mi cama en un estreno. Comencé a temblar, pero no de miedo, era de cómo mantenerme quieto y hacerme el dormido, algo dentro de mi me dejaba llevar, pero fueron sus manos las que comenzaron a recorrer mi cuerpo buscando la manera de quitarme la ropa sin despertarme. Inmóvil, estaba sintiendo todo aquello recostado de lado a espaldas de él.

Poco a poco Se fue pegando a mi cuerpo y sintiendo como aquel bulto crecía convirtiéndose en una enorme verga caliente pretendiendo atravesar la tela y perforar mi culo. Inmóvil y entregado deje que prosiguiera., ya en mis rodillas toda mi ropa, él, abría mis nalgas y colocaba su enorme pene en la boca de mi ano palpitante. Que deliciosa sensación el tener la verga puesta allí.

Mi movimiento de pulsaciones anales comenzó a latir más rápido comencé a humedecer por aquel roce de su arma de piel con mi culo deseoso que se abría cada vez más y colocado de lado en posición fetal exponiendo mi culo a su disposición para ser clavado sin compasión y sin importar el dolor manteniendo el silencio mientras penetraba lentamente agarrado de los pezones de mis tetas, afincándose en cada movimiento enterrando su verga hasta los huevos. Mordiendo la almohada me delato mi fingido sueño y agarrado con mis dedos clavados en las sabanas comienzo a sentir como me entraba y salía toda aquella enorme polla negra de mi culo. Se incorpora sobre mi sin sacar su pene de mis entrañas y levantando mi pierna me la clava lo más profundo quedando entrelazados y pegándose a mi teta y mi pezón el cual lo mordisquea mientras me da duro por mi ano hasta hacerme gemir de placer y derramar todo su semen dentro de mi y dejar enrojecidas mis teta e hinchado mis pezones.

Al día siguiente me devolvía el reloj, diciéndome que ese no sería el único pago sino una parte, que volvería.

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