Aprovechando un fin de semana largo decidimos visitar a los papás de mi esposa en Cuzco. Como queríamos privacidad nos hospedamos en un hotel en el centro. Pequeño, pero muy cómodo. Éramos los únicos peruanos, pues todos los hospedados eran extranjeros.
La noche de sábado decidimos salir a tomar unas cervezas al Paddy’s, uno de los bares orientados a los turistas que visitan la ciudad. Estando allí nos encontramos con dos españoles que también eran huéspedes del hotel donde nos hospedábamos. Nos habíamos cruzado durante los desayunos, pero sin intercambiar palabras. En el bar nos saludamos al cruzar miradas y nos sentamos con mi esposa en una mesa aparte.
Al rato uno de ellos se nos acercó y nos preguntó si podíamos juntar las mesas. Nos pareció divertido y aceptamos. Ambos eran de Madrid y el tema de futbol empezó a andar. Ambos del Atleti, equipo con el que simpatizo. Las cervezas fueron dándonos un ambiente alegre y finalmente nos propusieron volver al hotel, comprar en el camino unas cervezas y seguir la conversación ya instalados en una de las habitaciones. Nos pareció genial pues de paso nos permitía ahorrar algo de dinero.
Salimos, compramos dos six packs de cerveza y fuimos al hotel. Por comodidad fuimos a la habitación de ellos, que nos dijeron era amplia y con una pequeña mesa. De hecho, era mucho más cómoda que la nuestra. Además, tenía una mesa con dos sillas y pedimos dos más a recepción.
Seguimos conversando y en un momento uno de ellos se paró para ir al baño. No cerró la puerta y tanto mi esposa como yo pudimos ver su verga mientras orinaba. Me di cuenta que ella se quedó prendada de la verga del español por la forma que mordisqueó sus labios. A los 5 minutos o poco más, el otro español hizo lo mismo y también pudimos ver su verga, que incluso era algo más grande que la del primero.
Mi esposa me cogió la pierna y supe que estaba ya muy caliente. Nuestros anfitriones lo notaron rápidamente y, de hecho, todo iba según sus planes. El que era el más locuaz comenzó a hablar sobre la lencería que usan las peruanas y que en Cuzco habían conocido dos chicas con lencería muy muy conservadora, pero que eran fuego en la cama. Que en España las mujeres usan lencería muy sensual, pero que muchas son muy frías.
Le preguntó a mi esposa que usaba y ella respondió que tanga. El otro medio riendo le preguntó si podían ver su lencería, claro “si tu esposo no se molesta”. Yo dije que no me molestaba, mi esposa se rio un poco, pero dijo que no. Ellos insistieron y yo la animé a sólo ponerse de espaldas a nosotros, bajarse el jean y enseñarnos su culo en tanga. Aceptó.
Se paró y se alejó un par de pasos. Se puso de espaldas a nosotros. Se desabrochó el jean y lentamente se lo bajó, dejándonos ver su rico culo. No es enorme, pero es bien formado y de piel morena, muy peruana. Ambos comenzaron a elogiarla y decirle “pero mami que rico culo tienes”.
Mi esposa se sintió halagada y estando ya excitada, se movió un poco, como bailando y sin dudarlo uno de los españoles se paró y comenzó a cogérselo con las manos, diciendo “pero coño, que firme está”. Yo ya tenía la verga erecta, pero seguí sentado y buen rato en la mesa.
Se paró el otro y entre ambos comenzaron a acariciarle el culo a mi esposa. Ella comenzó a jadear y ambos en forma sincronizada y experta la comenzaron a desnudar y desnudarse a la vez. En ese momento yo era simplemente un observador hipnotizado.
Cuando los tres estuvieron desnudos pude apreciar sus pollas erectas, grandes, viriles, fuertes, mi esposa se había dado ya la vuelta mirando hacia mí. Se arrodilló y con uno a cada lado comenzó a chuparlas alternadamente. Casi al unísono ambos comenzaron a tratarla de puta peruana, de perra latina, de zorra fácil y eso la excito mucho más aún.
El español con la verga más larga y gruesa se acostó y le dijo a mi esposa, sube puta peruana, sube. Ella me miró y sin más se subió sobre él, que empezó a cogerla rápidamente por su vagina, mientras ella lo cabalgaba. El otro español se puso detrás de ella, la empujo con fiereza sobre su amigo y se colocó detrás, con sus dedos ensalivó el culo de mi mujer y antes que ella pudiera decir algo, la enculó.
Mi esposa tuvo un orgasmo casi instantáneo con las dos vergas dentro. Y siguió gimiendo por varios minutos más, con los dos españoles cogiéndola por vagina y culo y yo simplemente mirando. Volvió a llegar y el español más vergón, que iba debajo de ella dijo
-Eres una zorra peruana
-Sí, lo soy
-Y tu marido es un puto cornudo
-Sí, lo es
-Dile que lo amas pero que eres puta
-Alonso, te amo, pero soy una puta
-¿Qué coño eres peruana?
-Soy una puta
Diciendo que era una puta tuvo su tercer orgasmo. Estaba deshecha ya y ambos españoles seguían dándole. Tenía el culo y el coño llenos de verga, de vergas hispanas. El vergón empezó de nuevo
-Te la vamos a dar juntos en la boca
-Sí, sí quiero su leche en mi boca
-Y vas a besar a tu marido
-Sí, voy a besar a mi esposo, es un cornudo, mi perro
La soltaron. La hicieron arrodillarse sobre la cama y ambos comenzaron a correrse hasta llenar su boca de semen. Cuando lo hicieron, el más vergon le dijo “besa a tu marido”, y eso hizo, y entre ambos nos tomamos todo el semen de ambos turistas.