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Jorge Luis, su hermano y yo (II): El juego de botella (P. 2)
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Ahora estábamos los tres completamente desnudos y sentados en aquel semicírculo,  la calentura que teníamos se notaba en nuestras vergas y en la mirada llena de morbo que teníamos. 

El ultimo que había girado la botella había sido yo y Jorge había recibido el castigo. Así que el turno de girarla regresaba a Jorge, giró la botella y para mi suerte me tocaba poner mi primer castigo, la victima seria Hugo. Honestamente no sabía que poner pues el ambiente estaba lleno de erotismo y no quería echarlo a perder con un castigo “puramente sexual”, así que pensando dirigí mi mirada al plato de botanas y dulces que había traído Hugo y vi unas gomitas que estaban en él, inmediatamente una idea surgió en mi mente y le dije a Hugo –Jorge me va a poner gomitas en el cuerpo y tú tienes que buscarlas con la boca y comértelas mientras tienes los ojos vendados.

Me acosté en la alfombra sobre la que se encontraban los taburetes, Jorge le estiró a su hermano una bufanda color negro, e hincándose a mi costado derecho, Hugo se vendó los ojos y Jorge tomando las gomitas las empezó a colocar en mi cuerpo. Una vez terminó le dijo a su hermano que podía empezar.

Hugo se inclinó mientras su hermano le ataba las manos a la espalda con otra bufanda, diciéndole – Es para que no hagas trampa- Hugo se inclinó hasta que pude sentir su aliento cerca de mi abdomen, acercó sus labios a mi piel, daba pequeños besos buscando las gomitas, la primera no se encontraba muy lejos de aquella zona, Estaba tres dedos arriba de mi ombligo, cuando la sintió saco su lengua y tomándola con ella se la comió, su búsqueda siguió hacia abajo, la segunda gomita se encontraba muy cerca de mi ingle, cuando Hugo llegó a ella llenó de besos mi ingle, podía sentir su saliva humedeciendo la zona, la introdujo en su boca. Después siguió bajando hasta que encontró la goma que estaba sobre la base de mi verga, cuando la sintió, buscó con su lengua la cabeza lamiendo todo mi tronco, cuando la encontró, metió mi verga en su boca, apretaba ligeramente con los labios hasta que llegó a la base y empezó a jalar la gomita que recorrió toda mi verga hasta que logro retirarla… ya así siguió buscando el resto de las gomitas retiró la de mis pezones lamiéndolos y mordiéndolos suavemente, la de mi boca donde nuestras lenguas, tuvieron una pequeña danza, la de mi cuello el cual lleno de besos hasta que encontró la gomita…

Ahora el turno de Hugo de girar la botella, el castigo lo iba a recibir yo, Hugo tomó una de las cervezas que estaba cerradas, le hizo Señas a su hermano para que se levantara del sillón, recostándose sobre la alfombra y quedando muy juntos, abrió la cerveza y vaciándola sobre los cuerpos desnudos de ambos agregó- tu trabajo será limpiar toda la cerveza- mientras movía la lata suavemente por sus cuerpos, haciendo que se mojara cada centímetro. Me monté sobre ellos, mis nalgas se encontraban recargadas sobre una pierna de Hugo y otra de Jorge, empecé a chupar los chorros de cerveza que escurrían por el cuerpo de Hugo, los primeros en ser chupados fueron sus pezones, mientras saboreaba la cerveza combinado con el sabor propio de Hugo, seguí bajando recogiendo los chorros de cerveza que escurrían por su abdomen, me giré hacia Jorge, empecé a recolectar la cerveza que escurrió por su cuerpo, chupé su abdomen y la cerveza que se había acumulado en su ombligo, Hugo siguió vertiendo la cerveza y haciendo una pequeña abdominal, bañó de cerveza la verga de su hermano y la suya, y volvió a acostarse mientras dejaba la lata de cerveza a un lado, me apresure a meterme la verga de Jorge a la boca para que el líquido no se escurriera más allá de los testículos, lamí cada centímetro de su verga, recogiendo aquel embriagante néctar, una parte del líquido se derramó hasta sus testículos y los lamí procurando no dejar una sola gota de cerveza provocando en Jorge unos excitantes quejidos, ahora era el turno de “limpiar” a Hugo, la cerveza ya se había derramado y empezaba a chorrear por sus huevos hacia su culo, así que empecé a lamer la zona de los testículos, chupando y absorbiendo de vez en cuando.

Un chorro ya estaba a mitad de camino entre sus huevos y su culo, así que empecé a lamer aquella zona, Hugo soltó un quejido de placer. Una vez que terminé de recoger aquel líquido, -aún no se acaba la cerveza, ponte de pie- dijo Hugo, tomando la cerveza y dándole un trago y otro a su hermano- me lancé directo a la boca de los dos donde nos dimos un ardiente beso de tres, en el que ellos echaron la cerveza que había en su boca en la mía, mientras estábamos en ese beso, nuestras vergas se rozaban.

Volvimos a nuestros asientos, la calentura embargaba la habitación y por mi parte deseaba continuar con aquellos “castigos” tan eróticos.

Giré la botella y una vez más me tocó a mí poner un castigo, esta vez mi víctima fue Jorge. Yo deseaba que el erotismo siguiera, pero también deseaba más contacto, así que dije- nos vas a masturbar a los tres al mismo tiempo durante al menos 5 minutos. Puse un cronometro en el celular para que sonara en el tiempo indicado. Nos juntamos los tres y nuestras vergas se rozaban, nos pegamos tanto, que podíamos sentir la respiración del otro, Hugo me tomó por la espalda baja y yo a él y ambos abrazamos la espalda de Jorge, en realidad más que la espalda eran las nalgas. Jorge llevó sus manos al grupo de vergas y empezó a masturbarlas, primero en un rítmico movimiento ascendente y descendente, nuestras vergas se rozaban unas con otras y con la mano de Jorge que tenía dificultad para manipular las tres, por lo que en ocasiones jalaba alternadamente un par de vergas, mientras tanto nuestras manos se ocupaban de agarrar sus nalgas y de vez en cuando mi dedo masajeaba su culo, mientras tanto nuestras bocas se fundían en ardientes besos de lengua, en eso, Jorge se soltó del beso y escupió saliva sobre el grupo de vergas. Con una de las manos sobaba los huevos y con su otra mano extendió la saliva sobre la cabeza de los tres penes ya erectos. La alarma sonó, mi mano simplemente la silencio y continuamos con lo que estábamos, el juego de la botella había terminado, pero no la calentura.

Jorge nos invitó a subirnos a la cama y quedamos hincados, mientras él seguía manipulando las vergas y nos seguimos besando, Jorge se separa y con una voz temblorosa reflejo de la calentura dijo- acostémonos pero hagamos un triángulo- nos acostamos los tres de manera que yo tenía a mi costado a Jorge con su verga a la altura de mi boca, mi verga estaba cerca de la boca de Hugo y la verga de este cerca de la boca de Jorge, así que empezamos un oral, cada uno dedicándose a saborear la verga que su vecino de cama le ofrecía.

Degustar la verga de Jorge en este momento fue un gran placer, mi nariz se inundaba con aquel aroma a macho proveniente del sudor debido a la enorme excitación que tenía, me la metía hasta el fondo de la garganta de manera que mi nariz chocaba con sus vellos púbicos, luego la volvía a sacar, pasaba mi lengua por todo su tronco, su glande que de vez en cuando sacaba unas gotas de precum, las cuales recogía gustoso con mi lengua.

Mientras tanto mi verga era chupada, besada por Hugo sentía como le llegaba al fondo de su garganta y como la apretaba suavemente con sus labios, después hacia unos movimientos con su lengua, que de no tener ocupada mi boca con el manjar de Jorge hubiera soltado varios quejidos de placer, luego se la sacaba le la boca y usando su lengua como pincel, recorría mi glande.

En ese momento Hugo abandonó mi verga e incorporándose levemente dijo- ¿estoy por venirme y ustedes? – ya casi- dijimos ambos entre suspiros- aguanten -continuó Hugo- quiero hacer algo muy guarro- ambos asentimos con la cabeza. Levantándose de la cama, tomó los calzones que nos habíamos quitado y extendiéndonoslo dijo – nos vamos a poner nuestra ropa, se las voy a jalar sobre la ropa y nos vamos a venir en ellos y después los vamos a intercambiar- La idea me calentó mucho al igual que a Jorge, pues ambos nos pusimos nuestros boxers rápidamente. Una vez que los tres teníamos nuestra ropa interior, Hugo nos hizo arrodillarnos sobre la cama y empezamos a frotarnos unos contra otros hasta que ninguno de los tres aguantamos más y nos venimos casi al mismo tiempo, yo expulsé sobre mis bikers rosas unos 5 chorros calientes.

Nos separamos y de manera casi automática los tres dirigimos las miradas a la ropa interior de los otros, en los boxers blancos de Jorge se notaba una mancha bastante abundante sobre su lado derecho. Observe como un chorrito iba escurriendo por su pierna, un deseo casi automático me hizo estirar la mano y con uno de mis dedos recoger ese hilo y llevar a mi boca aquel jugo blanco, el sabor era un poco salado y fuerte, Jorge se sonrió y me dijo al oído –eres un guarro- por su lado los trunk negros de Hugo presentaban una gran mancha al centro.

Hugo dijo- ahora quítense la ropa, se las voy a repartir y se la van a poner- le dimos nuestras prendas a Hugo y en ese momento Jorge aprovechó la oportunidad, poniéndose de rodillas nos limpió a ambos nuestras vergas…

Hugo me extendió sus trunks negros, y él tomó los boxers blancos de su hermano y le dio a Jorge mis bikers rosas. Le dije a Hugo- ya probé el jugo de tu hermano, ahora quiero saborear el tuyo- y llevándome su trunk a mi cara me embriagué de su aroma de macho que impregnaba fuertemente su ropa y después lamí un poco de los mecos que se encontraban ahí embarrados, pero dejando unos pocos para que cuando me los pusiera mi verga aun sintiera algo de ellos bañándola. Hugo y Jorge imitaron mis movimientos con la respectiva prenda que tenían.

Nos pusimos la prenda del otro y nos dimos un beso de tres en el que nuestras lenguas se unieron reflejando el alivio de la calentura, pero el inicio de la siguiente fiebre de sexo

Hasta aquí termina esta segunda aventura, apenas llevábamos unas horas juntos y ya nos habíamos corrido dos veces, ya habíamos morboseado y ahora usábamos la ropa del otro. Al parecer aun había mucho sexo y erotismo por venir en aquel largo fin de semana.

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