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Infracciones de tránsito (Parte 1)
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En retrospectiva fue realmente culpa de mi marido,  él siempre insiste en que debo de sacar provecho de mi físico, vistiéndome y comportándome más coqueta, además que es algo que a él le calienta diciéndome me gusta que luzcas todo eso que todos desean, pero que nada más es mío, (ja, si el pobre supiera).

Ese día en particular además de despertar con la libido alto, seguramente por efecto de mis días de ovulación, era cierre de mes y dentro de mis responsabilidades laborales me tocaba coordinar hasta el término de esta actividad, temprano por la mañana mientras rizaba las puntas de mi cabello con la plancha, para tener un peinado decente.

Mi marido: ¿Hoy es el cierre de mes en tu trabajo verdad?

Yo: Si Mor

Mi marido: ¿Y qué va vestir para después desvestirle, la hermosa de MI mujer?

Yo: mmm, pues normal alguno de mi traje, creo que el azul

Mi marido: ¿El azul?, pero ese holgado, no te luce

Yo: -con los ojos al cielo, sabiendo a donde iba todo eso- ¿Entonces, que sugieres, Mor?

Mi marido: Pues, ponte el beige ese se te ve de maravilla y no te lo he visto últimamente.

Yo: -sabiendo que perdería más tiempo en discutir que en complacerlo- Pues ni tengo idea done pueda estar, pero si lo encuentras te complazco.

Al entrar a la recamara vi sobre la cama el dichoso traje acompañado por una blusa de tubo tipo strapless, tenía mis reservas pues era de un traje sencillo, el pantalón de tela elástica, delgada y sin follo era de talle largo corte fit, abrasaba como una segunda piel mi cuerpo y el saco a juego era de un solo botón y el talle me cubría hasta media cadera, por lo cual, lo primero que pensé que era que ropa interior usaría para que no se marcara, cuando levanto la mirada y estaba mi marido con un juego de tanga y bra en mano, con su sonrisa de bobo. -que lo odiaba cuando hacia eso, meterse en mi cabeza y conocer mis pensamientos.

Yo: Mor, ¿Cómo supiste?

Mi marido: ¿Cómo no conocer a mi diosa?

Lo primero que note es que la tanga era una blanca de cinturón de encaje e hilo fino con listoncitos y pedrería tipo perlas al frente que ocultaban el crotchless y, que había adquirido para una ocasión especial de pasión (que retrospectiva fue el día correcto para usarla), y el bra blanco liso de escote marcado en strapless, lo único, que pensé: “bueno a provechemos que hoy ando con ganas y espero que en la noche desquites con un buen performance el estreno de mi tanga, odiosito”.

Al vestirme pensé que la blusa strapless por si misma era demasiado reveladora, parecería más una buscona de oficina que una coordinadora de departamento, así que la complemente con una blusa de transparente de manga larga y botones al frente, que ya me daba un toque más ejecutivo, junto con unos zapatos y bolso de mano color rojo carmín (para no ser tan monocromática antes muerta que sencilla)

El transcurso del día fue bastante tedioso al coordinar un departamento donde 80 por ciento del personal son hombres, caminar estación por estación, sintiendo el rose de las perlas sobre mi intimidad, soportando las sonrisas de bobos cada que me acercaba y revisar sus avances y sentir sus miradas sobre mi trasero cada que me alejaba, estuvieron alborotando deseos, no veía la hora de terminar para ir a desquitarme como mi “odiosito” en casa.

Ya eran las casi las 8 de noche cuando iba rumbo a casa, algo deprisa por mis ganas, cuando sonó mi celular, era una llamada de mi marido:

Yo: Hola

Mi marido: ¿Hola preciosa, como te fue, cosechaste muchos admiradores hoy?

Yo: No empieces, este pantalón ya no da de si antes no se me rompió, yo no sé porque te hago caso la verdad.

Mi marido Pues si lo tienes lúcelo mamacita

Yo: ¿Bueno y qué onda Mor?

Mi marido Nada saber si ya vienes y si puedes pasar por algo para cenar para mí y las bendiciones

Yo: -molesta- ¿No inventes no les haz hecho nada de cenar?

En ese preciso instante percibí las luces una patrulla al mirar por el retrovisor vi claramente un motociclista de transito detrás de mi vehículo, en mi ciudad conducir y utilizar el teléfono móvil es muy penado, las sanciones son desde económicas hasta detención, lo cual me preocupo mucho.

Yo: Mor ahorita te hablo me va siguiente un transito

Mi marido Enseña una bubi y listo -con su habitual cinismo y riéndose-

Yo: Odiosito -molesta.

Mi marido: Tu aprovecha lo que Dios te dio.

Oí el claxon característico de los vehículos oficiales indicándome que me detuviera, solo atiné a cancelar la llamada y soltar mi celular, el cual callo sobre mi regazo, antes de detener mi vehículo a un costado de la vía.

Por el espejo vi cómo se acercaba el Oficial, pude notar lo corpulento que era, me sentía muy molesta pensando en las palabras del odiosito de mi marido.

Yo: Dígame Oficial -en tono de molestia.

Oficial: ¿Sabe por qué la detuve? -con su clásico tonito condescendiente que usan.

Yo: Pues usted debería de saberlo, no creo -haciendo gala de mi tono más pretencioso.

Oficial: Venia usted utilizando el celular mientras conducía. –ofuscado.

Yo: Creo que necesita una revisión Oficial como puede ver no traigo en mis manos mi celular, mejor debería de poner más atención a los conductores que si están cometiendo infracciones. -lo más antipática que pude.

Oficial: -Me miro, dio paso atrás, observo mi vehículo, miro su reloj de muñeca y suspiro-Bueno, la voy a dejar, porque ya tengo que entregar al cuartel (el cual esta como a 5 km del lugar donde nos detuvimos), sino si le detenía el coche. -bastante fastidiado.

Yo ¿Y qué debo de decirle? ¿Gracias? Menudo favor, -con aires de superioridad-

Ya no dijo nada se retiró a su motocicleta, y arranco

Tome mi celular y remarqué al “odiosito”, y apenas contestó y me dice:

Mi marido: ¿Qué onda le enseñaste las bubis?

Yo: -Llena de coraje- No, te hablo para avisarte que me van escoltando a las oficinas para que no me detengan el coche y ver la infracción correspondiente.

Mi marido: Ya ves le hubieras enseñado las gemelas, te va salir caro –burlándose.

Yo: Ya, hablamos después -molesta, corte la llamada.

Decidida a desquitar mi coraje acelere para alcanzar al Oficial, haciéndole el cambio de luces, logre que nos detuviéramos ambos un costado de la vía y descendimos cada cual, de su vehículo, acercándome a él pude apreciar mejor lo corpulento y alto que era, (bueno, para mi 1.55 más de estatura casi todo mundo el alto jajaja).

Yo: -sonriendo y abriendo mi saco poniendo mi mano derecha en mi cintura- Quiero disculparme por mi actitud, he tenido un día muy pesado y quisiera compensarte, y ya que va a entregar su turno pues, quiero invitarle algo de comer -diciendo esto último alce un poco más el pecho y le ofrecí la más coqueta de mis sonrisas.

Oficial -recorrió con su mira mi cuerpo de arriba abajo y de regreso, se llevó la mano a la nuca y con una sonrisa pícara- Voy a tardar como 30 minutos en entregar, ¿Me vas a esperar?

Yo: Claro si, vamos -volviendo a mi coche marcando mis pasos al compa de mis caderas y sintiendo su mirada-

Arrancamos, siguiéndolo hasta su cuartel y me indico donde estacionarme para esperarlo.

Durante la espera empecé a sentir remordimientos de lo que estaba haciendo y le volví a llamar a mi marido.

Yo: Hola Mor

Mi marido: Hola, ¿vas tardar mucho? -sin darme tiempo a nada.

Yo: -molestándome por su falta de empatía- Pues, nomás QUE ME DEN… turno para atenderme y el que el Oficial SE VENGA a dar su informe al calificador -haciendo énfasis en determinadas palabras.

Mi marido: -burlándose- Ya ves que te costaba ser gentil y enseñar poquito, jajaja –riéndose.

Yo: Pues si verdad, ahora de seguro me LA VAN A METER BIEN GRANDOTA la infracción -haciendo mi voz de niña consentida.

Mi marido: -riéndose a carcajadas- jajaja pues si chiquita

Nos despedimos y terminamos la llamada, mientras esperaba retoque mi maquillaje, me quite el saco, abrí los botones superiores de mi blusa y acomode mejor que pude mi peinado.

Cuando vi al Oficial acercarse al coche en ropa de civil, no lucia tan bien como con el uniforme, pero era pasable, lo observe mejor tenía un bigote tupido, vestía una camiseta tipo polo y jeans, cargaba una mochila deportiva, corpulento y velludo, las comparaciones siempre son malas, pero inevitables pensaba todo lo contrario al lampiño y delgaducho que tengo en casa jajaja, cuando escuche su voz interrumpió mis pensamientos.

Oficial: -parado junto a mi coche, recargado en mi ventanilla- Espero no haberte hecho esperar mucho

Yo: No, ¿cómo crees?, ¿todo bien?

Oficial: Si, fue un día tranquilo, a excepción de una “fox” que se puso muy brava hace rato disque no hablaba por celular-sonriéndome.

Yo: Así, que sangrona la mujer-sonriendo tímidamente.

Oficial: Si, me dio mucho coraje que se pusiera bien diva la fox, pero como hay que reportar al comandante no quise entretenerme.

Yo: -mordiéndome el labio inferior- ¿Y ahorita tienes que ir a reportar algún lado?

Oficial: Pues sí, pero ya le dije a la fiera que tenía muchos reportes, ¿y tú?

Yo: -sonriéndole y pasando mis dedos por los bellos de su antebrazo- Pues si traía prisa porque tenía que llegar a atender al Señor y las bendiciones, pero pues ya avisé que estaré entretenida pagando una infracción de tránsito y ya vera el Señor como se las arregla -poniendo mis ojos de ternura y labios de puchero-¿entonces cómo puedo compensarte el coraje que hicieron pasar? ¿Te llevo a comer algo?

Oficial -mirándome pícaramente- Vamos de una vez porque tengo regresar acá esta mi nave -subiéndose al coche-.

Empecé a conducir aleatoriamente, mientras sentía como su mirada recorría todo mi cuerpo

Yo: ¿y que se antoja?

Oficial -poniendo su manota sobre mi muslo- Pues podría ser una tortita de pierna.

Yo: -nerviosa- Pues podría ser.

En ese momento me toco un semáforo en rojo, detuve el coche y su mano izquierda subió a mi cuello jalándome asía él, me besa, con fuerza, con hambre, con desesperación (recordé una frase de mi abuela decía: un beso sin bigote es como un huevo sin sal), mientras una mano me sujetaba por el cuello la otra recorría mi pierna hasta topar con mi entrepierna, en eso estábamos cuando oímos un claxon y tuvimos que separarnos, para continuar nuestro viaje.

Mientras él seguía con una mano sobando mi pierna de arriba abajo y la otra acariciando mi nuca y jugando con mi cabello, en eso suena mi celular era mi marido.

Oficial: -con cierto enfado- Hay gente que no entiende

Detuve a un costado de la calle y contesto

Yo: -nerviosa- ¿qué paso?

Mi marido: ¿vas tardar mucho? -mientras el Oficial acerba su boca a mi cuello y seguía acariciándome.

Yo: Si Mor, ya te dije estoy esperando a que SE VENGA el Oficial y que PONGA SU PARTE junta con la MÍA, y el calificador me libere.

Mi marido: Bueno, pido una pizza para cenar, y todo por no enseñarle las bubis ya ves, jajaja -burlándose nuevamente.

Cuando dijo eso el oficial se separó de mí y se quedó viéndome con mirada inquisitiva, yo solo alcance a encogerme de hombros

Yo: Ya no empieces -tratando de córtale la inspiración.

Entonces el Oficial tomo mi mano libre y la llevo asía su entrepierna.

Mi marido: Bueno, no discutamos pues, ¿te guardo pizza?

Yo: -sintiendo ese pedazo de carne que presionaba fuertemente contra mi mano- No Mor, creo que por acá puedo conseguir ALGO DE CARNE algo para SATISFACERME A LLENAR.

Mi marido: -con algo de desilusión- Ok, provecho mi vida, que disfrutes la carnita, te amo, bye…

Yo: Gracias Mor, si, se ve que está de BUEN TAMAÑO, espero que también este RICA, yo también -cancelando la llamada.

Ni tiempo me dio a decir nada, cuando ya estaban los labios del Oficial cubriendo mi boca y sus manos apretándome contra él recorriendo mi espalda mis piernas mis nalgas, este hombre me asfixiaba con sus ansias, yo tratando de liberarme para tomar aire, en cuando me dio respiro nuestras respiraciones eran intensas y no dejaba de tocarme, diciéndome al oído.

Oficial: “no quiso enseñar las bubis, ahora voy a tener que aplicarte un castigo ejemplar” -dirigiendo su mirada asía el camino y haciendo que yo también volteara.

A unos 500 metros se podía ver el anuncio de un MOTEL, volteando a verlo me insinúa con la mirada y con su sonrisa sínica, yo con la respiración entrecortada nomas asentí, me libero de su abrazo se acomodó en el asiento, me acomode ropa cabello tome aire, y conduje hasta el paradero.

Con sentimientos encontrados y flor de piel, no hace más de una hora iba a casa a disfrutar de una cena con mi familia y quizás una buena sesión íntima con mi marido esa noche, y por una rabieta ahora estaba en la entrada de un Motel, con un completo desconocido, lo que había sido coraje, venganza y desquite, pasando por el miedo y los nervios, era ahora excitación y complicidad.

En el umbral del Motel tenían un control de acceso con altavoz deteniendo el coche justo alado.

Empleada: ¿Qué tipo de habitación va requerir?

Yo: -sintiendo como la manaza de Oficial presionaba las perlas de mi ropa interior contra mis labios- mmm, sencilla por favor.

Empleada: Habitación 96.

Conduciendo por el interior del Motel buscando la habitación, estacione el coche dentro de la cochera de la habitación asignada, apenas entramos el portón se cerró automáticamente.

El Oficial se separó de mí y salió del coche tomando su mochila, yo hice lo mismo tomando mi bolso, para ingresar a la habitación había que subir escaleras, tomándome de la mano me guio hacia delante de él, mientras subía las escaleras delante de él, no perdía el tiempo sobándome y estrujándome el trasero, hasta una nalgada me llevé.

Yo: Ayy -sobando mi nalga.

Apenas entramos a la habitación, puse mi bolso sobre una mesita y él su mochila sobre un buro, me jalo hacia su cuerpo besándome y acariciando mi espalda mis nalgas, sintiendo toda la presión de su entrepierna con la mía.

Apoyaba mis manos en su pecho y el bajaba sus besos por mi cuello hasta mis senos, abriendo los botones de mi blusa de paso, me giro sobre su eje apoyando mi trasero sobre su ingle apretando mis pechos, bajo sus manos hasta mi sexo y me apretaba, podía sentir como palpitaba esa carne contra en medio de mis nalgas.

Abrió mi pantalón y lo bajo hasta la mitad mis caderas metiendo su manota por enfrente pude sentir como sus dedos entraban en mí, mientras besaba mi nuca y sentía su aliento en mi oído, y con su otra mano apretaba mis senos sobre mi blusa, yo solo atinaba poner mis manos sobre las suyas y arquear mi espalda sintiendo placer, cuando fuimos interrumpidos por el ruido un golpe en la puerta.

Yo: -excitada- ¿Quién?

Empleada Son $$$ por la habitación.

Voltea a ver al Oficial, esperando sus indicaciones.

Oficial: Aquí la de la falta eres tú, paga -con su sonrisa sínica.

Resignada me separe de él, así como estaba, con mi blusa enredada sobre mi pecho, mi bra bajo mis senos, el pantalón abierto y doblado hasta mitad de mi cadera, busque en mi bolso efectivo y acercándome a la puerta note el cilindro de servicio, depositando más que el importe solicitado.

Yo: ¿Me podrás también dejar unos preservativos? -entrando en razón y recordando que era un día de riesgo por mi ovulación.

Empleado: Si ahí se los dejo.

Tomando lo preservativos, y al girar de regreso lo vi hipnotizada, desnudo ante mi ENORME, alto, corpulento, velludo, extremadamente varonil, y su pene, que digo pene, su POLLA erguida ante mí, sobresalientemente gruesa, tan gruesa como mi muñeca, y un insoportable hormigueo recorrió mi vagina, llevándome mi mano a la boca por amortiguar un jadeo provocado notablemente más por la excitación que por la sorpresa.

Oficial: Mira el trozo de carne que te va tocar -tomándolo con su mano meneándolo de lado a lado.

Yo: ¿Todo eso? ¿No cree que sea demasiado? -con mi tono de niña consentida.

Oficial: Pues tendrás que manejarlo, termínate de encuerar -notablemente excitado.

Termine quitar mi blusa por encima de mi cabeza, desabroche mi bra cayendo al suelo, mis senos libres mis pezones duros como piedras rígidos y elevados retando a la gravedad, guardando el equilibrio me retiro un tacón y luego el otro, provocando que este en mayor desventaja de estatura ante ese hombrezote, ante la mirada lasciva del oficial, me giro dándole la espalda, y arqueando mi cuerpo y después doblando retiro mis pantalones, dándole el gusto de admirar mis nalgas, me giro de frente a él, en un esbozo de tímida cubro mi entrepierna entrelazando mis manos frente a mi tanga, esa tanga que por la mañana pensaba a provechar con el Odiosito de mi esposo y ahora el beneficiario seria otro.

Tomándome de un brazo me jala contra su cuerpo, siento como sus vellos acarician mi piel, lo abrazo del cuello y me dejo besar intensamente; él apretaba mis nalgas con sus manotas y jalaba mi tanga provocando que las perlas acariciaran mi vulva provocándome placer, separando mis labios de su rostro emití un quejido.

Oficial: Ya decía yo que ese carácter, era porque te faltaba verga -moviendo de arriba abajo el hijo de mi tanga provocando que las piernas se me doblaran de gozo.

Solo podía mover la cabeza en señal afirmativa mientras me mordía los labios, amortiguando mis gritos de satisfacción.

Entonces me tomo mis brazos y me empujó hacia el suelo asiento que me arrodillara ante el con mi cara frente a su gorda polla, tome la liga de mi muñeca y sujete mi cabello, (adiós mi peinado matutino que tanto cuide) con una mano trate de tomar tu polla, pero me era imposible abarcar su circunferencia total entonces utilice ambas para guiarlo a mi boca.

Me metí su verga en mi boca, mmmm, que delicia, empecé por hinchada cabeza, cubriéndola delicadamente con mis labios, me era cuasi doloroso abrir tanto la boca para poderla envolver, sosteniéndola la recorrí con mis labios y lengua de punta a base, por un lado, mientras buscaba con mi mirada su rostro para saber si estaba haciendo bien mi tarea, era dulce un sabor muy delicioso, mientras el con sus manos en mi cabeza me guiaba en mi labor.

Oficial: Valla que me saliste más puta que bonita, te encanta la verga, perra.

Yo: mmmhm, -sin dejar de menear mi cabeza con su tranca llenando mi boca.

Me jalo del chongo de mi cabello haciéndome pasear en cuatro patas hasta la cama.

Oficial: Sabes bien tu lugar perra –Sonriéndome.

Yo: Si papi, si soy tu perra, -jadeante y ahogada de gozo y placer.

Me puso de perrito en la cama, se puso detrás de mí y arranco mi tanga de un solo manazo, quise protestar por mi perdida, pero entonces su mano sobo mi vulva, sus dedos hábilmente abren mis labios y entran en mí chapoteando en el mar que se ha convertido mi vagina, mientras con la otra mano sobre mi baja espalda me mantiene así expuesta y sometida a él, mientras de mi garganta salía un gemido ansioso.

Oficial: Estas totalmente empapada, zorra -sin dejar de torturarme con sus dedos dentro y fuera de mi.

Yo: Sii sii sii -estirando mis brazos hacia delante apoyando mi cara en el colchón y empujando mis caderas hacia arriba y atrás buscando sus manos, en éxtasis.

Entonces sentí como me tomaba con ambas manos de la cintura y de una sola estocada me dejó ir toda la verga hasta el fondo de mis entrañas. Ahogándome un grito sordo me sentí en la gloria. Sujetándome del chongo me lo jaló hacia atrás y cada vez que me jalaba me arrempujaba su polla. Me sentía llena, abierta al máximo, una perra, una puta, me sentía usada por él, eso me excitaba sobremanera. Me empujaba tan fuerte que parecía que quería pasar su polla a través de mí.

La pared de la cabecera de la cama estaba formada por completo por un espejo, por lo tirones de mi cabello podía ver perfectamente nuestro reflejo.

Oficial: Mírate, zorra, luces como toda una puta bien ensartada- gruñendo y jadeando- eres mi puta -azotándome las nalgas.

Yo: Siii, soy tu puta, soy tuta, hazme lo que quieras, cógeme, cógeme – viendo mi reflejo en cuatro, sudorosa, jadeando, con la mirada vidriosa, con mis senos balanceándose al ritmo de las embestidas de este hombrezote.

Estuvimos así por lo que pudo ser una eternidad, de repente se salió de mí, me empujo a un lado de la cama y se recostó:

Oficial: Móntate perra –dominantemente.

Yo: -sentía el vacío que su polla me dejo y ansiando más, admiraba hipnóticamente lo dura que permanecía, entonces recordé, los preservativos- Papi deja voy por los condones- Suplicante.

Oficial: Ho que la chingada las putas como tú no ocupan eso móntate -imperativamente, tomándome del cuello y guiándome para que me acomodara sobre el.

Sumisamente tomé su polla con mis manos y la guie dentro de mi vagina, me movía despacio al principio, después me excito sentirme tan estirada. Puse mis manos sobre su velludo pecho y me afianza para comenzar a moverme tan fuerte este hombre lo deseaba.

Yo: Dios, nunca había estado tan estirada, papi -jadeante y moviéndome como loca sobre el.

Oficial Así mueve puta, -apretando mis nalgas acompañando mi ritmo.

Yo: Que rico papi -inclinándome así delante para sentir más profundamente su polla dentro de mi vagina.

Él aprovecho para amasar mis senos llevárselos a su boca chuparlos y morderlos, estaba totalmente revolucionada, encendida, agitada, desde mi vagina podía sentir ese cosquilleo del inicio de orgasmo, empezando a recorrer todo mi cuerpo, sonrojando mi piel, causándome esos deliciosos espasmos involuntarios, erizando los bellos de mi piel.

Yo: Ay Ay que rico, Dios -gritando a pecho abierto, gozando de una ola de orgasmos, una tras otro.

Mientras aún estaba con espasmos orgásmicos, me giro sobre mi espalda colocándose encima mío, yo me auto complacía tocando mis senos con ambas manos, en auto reflejo abría mis piernas para poderlo sentir más y más en mí, él tomo mis muslos por detrás llevando mis rodillas a mi pecho, y me embestía como una bestia en cero, fuertemente hasta el fondo, este hombre era insaciable.

Yo: No pares, dame cógeme, fuerte así -concibiendo un orgasmo tras otro, en cada una sus embestidas, tomando mis tobillos para abrirme lo más y sentirlo dentro de mi.

Oficial: Valla que las hay putas, pero tú eres la Reyna -pujando y gimiendo.

Del estado efervescencia en el que estaba ya había perdido la noción del tiempo.

Yo: Ya no puedo más -suplicantemente extasiada.

Oficial: ¿Quieres tu lechita, perra? -mientras aceleraba el paso de sus embestidas.

Yo: No, espera a dentro no, sácalo –suplicándole.

Oficial: Termino donde quiero perra – dándome una bofetada en mi cara.

Aun el día de hoy, no entiendo como que fue que esa bofetada, provoco esa intensa exaltación sexual en mí, envolví con mis piernas su cintura entrelazando mis tobillos, y mis brazos a su cuello, moviendo mis caderas al ritmo de las suyas:

Yo: Sí, pero no la saques papi, dame soy tu perra, soy tu puta -gritando y gimiendo intensamente- Si, lléname con tu leche.

El solo soltó un largo gemido de placer mientras me embestía por última vez esa noche depositando su caliente y espesa semilla dentro de mí.

Se recostó a un lado mío y así estuvimos llevando nuestra respiración de la agitación a la calma, mis espasmos orgásmicos fueron disminuyendo, y podía sentir como su leche estaba escurriendo dentro de mí.

Recostada aun me alce sobre mis codos y podía ver el desastre que era mi cuerpo sudoroso, con ese bello color sonrojado producto de la pasión y ese dolor placentero provocado por una buena sesión de sexo, siendo mi vagina vacía, abierta pero satisfecha.

Voltea verlo y su pollo estaba semi erecta, llena de la combinación de mis fluidos y los suyos, pensé valla que es un semental este hombre, el noto mi mirada, y me tomo del cuello, pensé que quería besarme.

Oficial: Límpialo -guiando mi cara a su polla.

Sumisamente obedecí, era una delicia ese sabor, haciéndome hacer mi mejor esfuerzo para limpiar su polla y sus testículos, mientras él acariciaba mi cabeza, mi espalda, apretaba mis senos, mis nalgas, podía sentir sus manos recorriéndome suavemente, parecía pulpo.

Oficial: Así me gusta las perritas, bien golosas.

Solo atinaba a sonreír y a asentir sin dejar de hacer mi labor de limpieza.

Oficial: Ha cabrón ya van dar las 11, quisiera quedarme por más tiempo, zorra, pero me esperan en casa.

Yo: Híjole, no inventes -levantándome de la cama buscando mi ropa.

Mientras me ponía el pantalón podía sentir como la gravedad cobraba factura a los fluidos y escurrían fuera de mí, no me quedo de otra más que tomar lo que quedaba de mi tanga e improvisar un tapón, tristemente estaba tan abierta que no me fue difícil acomodarla dentro.

Terminamos de vestirnos, salimos del motel y lo lleve por donde mi indico para dejarlo en su vehículo, durante todo ese tiempo no dejo de tocarme en cada oportunidad, una acaricias tiernas y otras bastante pasadas.

Nerviosa solo sonreía, ya era tarde y tenía que llegar a casa, no quería entretenerme más, me detuve detrás de su coche.

Yo: Listo, fue un placer –sonriendo.

Oficial: Para mí también, ¿cuándo repetimos? -mientras sobaba mi pierna.

Yo: No sé -queriendo terminar con eso.

Oficial: Me das tu numero o qué onda?

Yo: Mejor tu a mí y te mensajeo -con mi sonrisa más convincente.

Oficial: Ok, es el… -resignado.

Yo: -fingiendo capturar el número en celular -Nos vemos.

Oficial: Nos vemos -plantándome un último beso.

Conduciendo a casa, había luz en la alcoba eso quería decir que mi amado esposo aún estaba despierto, trate de revidar mi maquillaje y acomodar mi cabello lo mejor posible, note lo arrugada que se veía mi ropa, pero nada que no explicara un día de uso.

Me estacione e ingrese a mi hogar, como buena madre y esposa, revise el comedor y la cocina, comprobé que, si cenaron pizza, dentro de la caja había aun un trozo de la misma y aproveche para comer algo, estaba fría pero no me podía arriesgar a calentar y levantar sospechas, tome un vaso con agua para digerir mi cena improvisada, mientras revisaba llaves del agua y gas, apague las luces, pase por la recamara de mis bendiciones y las arrope, después, me dirigí a mi prueba de fuego: alcoba.

Yo: Mor, Ya llegué –sonriente.

Mi marido: Qué bueno, preciosa te tardaste mucho -con algo de preocupación.

Yo: Ni me digas, no tienes idea, del GRAN lio que ME METÍ, por andar contestando tus llamadas. –pícaramente.

Mi marido: Jajaja Pues con todo eso que Dios te dio, no sé por qué no lo aprovechas, le hubieras enseñado una bubi y ya; Te ha de haber salido cara la infracción, además pelearte con Oficiales sepa Dios y pues tampoco tenemos palancas para ese tipo de cosas, muy lioso hablándome -como un padre regañón a sus hijos.

Yo: Pues si estaba DURA la infracción que me impusieron, y estuvo buena la CONTIENDA que me puse con el Oficial, pero ya paso -suspirando- pero creo que quedamos en buenos términos y lo deje SERENITO gracias a Dios, -dirigiéndome al baño- voy a bañarme porque como que no funcionaba bien el clima, y me siento pegajosa.

Mi marido: ¿Vienes bien sudadita y empapada entonces? -pícaramente-Que rico -acercándose a mi besándome- empezando acariciarme con ternura.

Yo: -respondiendo a sus tiernos besos- Mor, vengo fastidiada no creo tener muchas ganas -con mi cara de niña buena.

MI marido: Tú déjate querer yo me encargo de todo.

Yo: Bueno dame chance de refrescarme un poco, ¿sí? –resignada.

MI marido: Si hermosa

Tome un camisón de mi cajonera y fui al baño, apagando la luz de la recamara.

Yo: Mor, así espérame tranquilo y juicioso

MI marido: Si hermosa

En el baño rápidamente me desnude, retirándome mi tapón improvisado, era un mazacote sin forma lleno de fluidos, lo coloque al fondo del bote de basura debajo del resto de los higiénicos, revisándome frente al espejo tenia marcas visibles, pero o eran muy patentes a simple vista.

Mi marido: ¿Preciosa ya estas listas?

Yo: Mor, ya voy, pero ya te dije estoy muy cansada-molesta por la necedad de mi odiosito.

MI marido: Tu relax, me encargo de todo -apurándome.

Pensaba limpiarme a fondo para mi marido, pero dada su actitud e impaciencia, solo me puse mi corto camisón turquesa encima, salir así tal y como llegué.

Yo: Ok, ya voy apaga la luz de la alcoba, por favor

Mi marido: Si hermosa

Abriendo la puerta, parada bajo el marco y usando la luz del baño en contraste con la oscuridad de la alcoba, sabía que podía apreciar mi silueta.

Yo: Mor, tu bebe está muy fastidiada y cansada, dame chance.

Mi marido: Bien bebita, tu solo recuéstate

Camine coquetamente me subí a la cama recostándome a su lado, el empezó a besarme con ternura, queriéndome acariciar, dejándome hacer, pero evitando que tocara mi vagina.

Mi marido: Ándale nomas tantito –suplicándome.

Yo: Mor, pues motívame -con voz de niña buena, abriendo mis piernas y poniendo una mano sobre su cabeza.

El entendió, y bajo su cara a mi entrepierna, no pude dejar de sonreír en la penumbra de mi alcoba, pensando en su reacción al sentir ese sabor.

Mi marido: Ufff que delicioso hueles, bebecita decías que no tenías ganas y estas empapadisima -mientras pasaba su lengua por toda mi vulva.

Yo: -gozando del alivio que me daba sus labios y lengua a mi maltratada vulva- Ay, si ganas si tengo, pero ando cansada -tomando con ambas manos su cabeza mientras abría más y más mis piernas.

Mi marido: Si eso mi bebe, solo disfruta, que yo también lo hare porque hoy estas deliciosa -continuando con sus labores induciéndome placer.

Me estuvo estimulando, y yo gozando hasta que me hizo explotar en su cara, dejándome relajada y agotada, mi respiración entrecortada le indicaba a mi marido que pronto el gozo me llevaría a dormir.

Mi marido: Estuvo de locos bebe, me mojaste todo, que deliciosa sabes hoy, descansa -levándose de la cama yendo al baño.

Lo último que recuerdo antes de dejarme vencer por el sueño fue ver a mi marido en el baño limpiando su cara de “mis” fluidos, haciéndome pensar: Ay Mor, si supieras que te has tragado no solo es mío jajaja.

La vida continuo, a excepción que unas semanas después presente un retraso en mi periodo, la nueva bendición fue recibida con felicidad por toda la familia, en lo personal haciendo mis cuentas, era inequívocamente consecuencia de esa noche, creo que finalmente, tenía razón el Odiosito de mi marido, me hubiera salido más fácil enseñarle una bubi al Oficial.

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