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Laurita (Parte 1)
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Laura era la típica amiga liberal que cambia de novio a cada rato. Somos amigos hace muchos años, aunque cuando jóvenes fuimos novios, pero todo quedó en el recuerdo ya que yo me casé con una amiga suya. No niego que muchas veces he querido repetir las veces que follamos, ya que fueron de los mejores polvos que tuve en mi vida. Ella era una geisha, preocupada en todo momento de mi placer, casi más que el de ella. Nunca volvimos a tener nada, como digo, casarme con su amiga fue central en eso. Pero hace un tiempo eso cambio, me separé y a los pocos meses me llamó. Nos juntamos en un café cerca de su trabajo. Yo llegué antes y cuando apareció en el café, note que seguía siendo igual de atractiva y sensual como siempre, con un pelo café claro ondulado y unas caderas anchas. Vamos, lo que se llama un hembra. Tomándola la cintura la saludé:

-Veo que las noticias vuelan, supiste que me separé y ya me llamas para recordar viejos tiempos…

Ella se rio de buena gana, pero paró de golpe.

-Algo de verdad hay en lo que dices, me voy a aprovechar de tu separación, pero no para mí. Para mi hija, quiero que la inicies.

Me quedé helado, en verdad, recontra helado. Me acordaba muy bien de "Laurita" y al sacar las cuentas rápidas, ¿debía estar por los 18-19 años?

-¿Cuántos años tiene? -le pregunté.

-Cumplió los 18 hace 3 meses, me señaló, y ¿sabes qué? La he criado muy pacata, protegiéndola de los hombres para que no se aprovecharan de su cuerpo, pero creo que ya es hora de que conozca el placer, y he pensado en ti. Fuiste uno de mis mejores amantes y en quien más confío.

No podía creer lo que estaba escuchando, pero lo seguí haciendo.

-La idea es esta – continuó-, no te lo estoy pidiendo, sé que me dirías que no, por eso en parte he pensado en ti, por lo correcto que eres, pero lo haremos igual. Mañana estaremos en tu casa a las 10 am. Tú ves si nos haces esperar mucho o poco.

Me dio un beso en el borde de la boca y se marchó.

Esa noche casi no pude dormir, la ansiedad me comía el cuerpo, más cuando la busque en Instagram y vi el manjar que era Laurita. No podía creer que la iba a estrenar, y más aún, en total complicidad de su madre, en una especie de rito de placer. A la mañana siguiente me desperté temprano, tome un desayuno de frutas, cereales y leche, mucha leche. A las 10 en punto sonó el timbre. Me estremecí. Fui a abrir y ahí estaban. Ambas, madre e hija. Ambas crespas y ambas unos manjares, pero claro, la juventud de la hija la hacía incomparable. Laura me saludó y nos presentó: Laurita, él es Marco, mi amigo, de quien te hablé.

-Hola tío -me dijo muy tímida y colocándose un poco colorada.

Les dije que se sentaran y les ofrecí algo. Laura me dijo que quería ir enseguida a ver mi pieza, les dije que sí, que me acompañaran y las guíe. Ella me dijo me sentara en el borde de la cama y me recostara. Yo andaba aún con el short de piyama y ya tenía una pequeña erección.

-Mira hija, lo ves, ya está un poco duro -le dijo- arrodíllate entre sus piernas.

Quedé atónito, pero lo hizo mientras se sonreían ambas.

-Quédate quieto, Marcos, sólo pido que gimas cada vez que sientes placer.

Obedecí.

-Ya, mi amor, muérdelo suavemente por sobre el pantalón, hasta que lo notes muy muy duro. Eso hizo, mientras su madre tomó una silla y se sentó al lado. Yo no podía creer lo que estaba viviendo.

-Ahora bájale el pantalón, siempre debes verlo y lamerlo antes de comerlo, siempre.

-Si mamá.

Eso hizo y comenzó a lamerlo. Hizo lo mismo con los huevos y llegó hasta el límite de mi ano. Lamió mis huevos muy fuerte mientras me masturbaba. Yo lo podía creer!!! Estuvo hacia casi 10 minutos, yo quería que parara ya que estaba a punto de acabar, lo cual notó su madre y le dijo:

-Míralo, va a acabar, quiero que lo hagas eyacular muy fuerte, sigue así, quiero que veas el semen salir, sigue lamiendo y chupando alternadamente, aaah, y métele un dedo en el ano, no mucho, solo un poco, pero antes mójalo en tu saliva.

Laurita hizo caso y me seguía lamiendo los huevos. Su madre me pidió que yo siguiera masturbándome a mi ritmo, mientras le decía a su hija que siguiera lamiéndome y buscando mi Punto G. Yo ya no podía aguantar más y se los dije…

– Me voy, me voy, me voy!!!

Laura se acercó y me dio un beso intenso, su hija seguían lamiéndome los huevos como una gata en celo… Y eyaculé!!! Me salió un chorro inmenso y muy fuerte, el chorro llegó hasta manchar el pelo de Laura. Yo me moví de modo que su dedo salió de mi ano aunque me seguía lamiendo mientras yo continuaba acabando hasta vaciar mi próstata y mi semen. Luego de acabar quedé tirado por unos segundos, casi inconsciente de tanto placer. Laura me miró y me dijo:

-Gracias, la primera lección fue todo un éxito. Mientras, Laurita también me sonreí con la respiración muy agitada.

Me costó volver en mi, fue tan intenso el orgasmo que quedé tumbado un par de segundos sin poder reaccionar, pero fue un beso de Laura que me sacó del letargo.

-Ven, te toca hacerla acabar. Su primer orgasmo- y tomándome de la mano me levantó de la cama.

Ella le indicó a Laurita que se acostara y se subiera la faldita que andaba trayendo. Lo que vi me encantó. Andaba con una tanguita negra que le quedaba espectacular, y con la cual se veía fácilmente lo mojada que estaba.

-Quiero que la hagas acabar tal como ella lo hizo contigo, sólo con la lengua y los dedos, aún no quiero que la folles.

Todavía no habían pasado ni 5 minutos de haber acabado, pero ver y escuchar eso me hizo ponerme duro nuevamente. Lo primero que hice fue sacarle la tanguita, la tome de las tiritas de los lados y la bajé lentamente. Luego la desvestí completamente dejándola desnuda en mi cama. La niña estaba tan excitada que soltó un pequeño gemido de inmediato.

-Creo que alguien va a acabar muy rápido,-me dijo Laura mientras me giñaba un ojo.

Recién ahí vi su coñito en todo su esplendor. Digo bien, "coñito". Rosadito. Pequeño. Depilado, y con unos labios muy finos, pero notoriamente húmedos.

-Quédate tranquila, no te voy a hacer daño, sólo siente el placer -le señalé.

Luego de eso le puse una almohadilla detrás de su espalda, y comencé a lamer el borde de su coño muy suavemente. Así estuve un par de minutos, pero la niña no aguantaba más, gemía y me tomaba del pelo tratando que la lamiera justo ahí, en su vulva misma.

-Por favor, lámeme acá -me suplicaba.

Antes de hacerlo la di vuelta y comencé a lamerle el culito lentamente, luego fuerte. Laurita no paraba de gemir, sentía que era cosa de tocarle el clítoris y acabaría muy fuerte. Así que la volteé nuevamente y se lo comencé a lamer. Elle me agarraba del pelo y gemía cada vez más fuerte, estaba a punto a acabar, pero cuando yo notaba que se venía, dejaba de lamerla. Ella me suplica que siguiera, pero yo le besaba y lamia las piernas hasta que bajara su intensidad.

-Ya pues, Marco, acábala -me "ordenó" su madre. Yo la miré y me enfoqué en hacerlo.

Me dirigí directamente a su botoncito, pero a la par le metí un dedo al interior de su coñito, haciéndolo de forma de tocar su pared superior, donde me fue fácil encontrar su Punto G. Ella ya no aguantaba, me tiraba el pelo cada vez más fuerte hasta que comenzó a acabar…

-Me voy, me voy, me voy!!! -mientras lo decía, yo la seguía tocando por dentro y lamiendo de forma muy fuerte, eso hizo que acabará con una eyaculación (squirt) espectacular que mojó mi cama y mi cara, en conjunto con un grito que estoy seguro fue escuchado por los vecinos.

-Oooh, te pasaste, Laurita, que orgasmo más fuerte debes haber tenido!!! -Le dijo su madre, mientras me giñaba un ojo y me daba un beso corto en los labios.

-Gracias, Marco, sabía que esto iba a resultar así.

(Continuará)

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