En los años 60 todavía existía una cultura relacionada con el tango, que era sórdida, machista y brutal aunque fuera protagonizada exclusivamente por mujeres; mujeres bravas, desafiantes y feroces como las que protagonizaron esta historia.
En este ambiente ocupar la posición dominante, entre las hembras, era fundamental ya que lo comúnmente se le dice "hembra Alfa" en este ambiente se le decía "Yegua" y solo podía haber una sola yegua, una dominante ya que el resto solo eran hembras. Pero estas hembras siempre pugnaban por alcanzar la posición de liderazgo en el medio tanguero, y para eso se pasaban el tiempo compitiendo entre ellas, tanto en el baile del tango como en el sexo, y para eso practicaban "el desafío"; esto se producía siempre en un baile público, cuando una mujer cruzaba la pista y sacaba a bailar a otra, ambas mostraban lo mejor de su danza privilegiando los cortes y las quebradas, las sentadas y los enganches hasta producir una especie de vértigo que enloquecía a la concurrencia pero especialmente a las bailarinas que al llegar a la inevitable pausa liberaban la excitación contenida intercambiando profundos y ardientes chupones donde las lenguas continuaban con su salvaje danza.
Casi siempre en ese momento, inevitablemente, una de las hembras pisaba intencionalmente y con saña el zapato de taco alto de la otra, haciéndola gritar de dolor, logrando que un silencio total cayera sobre la concurrencia que se mantenía a la expectativa esperando la aceptación o el rechazo del desafío; este se rechazaba cuando la desafiada se arrodillaba a los pies de la desafiante y esta le colocaba el pie sobre la rodilla para que la desafiada le besara, con pasión, el stiletto ofrecido y de esa forma aceptara pertenecerle a la otra, digamos que era una forma brutal de seducción y dominio, pero cuando el desafío se aceptaba, la "pisada" devolvía el "pisotón" con similar intensidad y furia sobre el zapato de quien ahora sería su rival; entonces se enfrentarían a solas y sin reglas para determinar quién era más mujer que la otra.
Pero había una regla, sabida por todos, que la vencida pertenecería completamente a la vencedora o sea que luego de derrotarla la triunfadora podía hacer lo que quisiera con su rival. Y ahora se veamos de uno de esos brutales enfrentamientos.
Virginia, 42 años, le decían "La Loba" y es una morocha brava, de cabello corto, ojos verdes y un físico formidable digno de una bailarina excepcional, una mujer poderosa en un ambiente de mujeres poderosas donde no solo era determinante la belleza física y el carácter fuerte cosas que a esta hembra le sobraban, sino también su habilidad para bailar el tango en la pista donde estas se mostraban y lucían.
Y en esto la morocha era, sin lugar a dudas la mejor, o lo era porque su cetro de hembra alfa estaba a apunto de ser desafiado. Diana la desafiante también era formidable, con 34 años era una rubia con una melena un poco más larga, alta y con un cuerpo bailarina de elite unido una habilidad para bailar el tango similar a su rival y en un ambiente como este esto tenía que acabar en un brutal enfrentamiento. Y finalmente se produjo, a solas, como corresponde a los códigos pactados previamente, en un lugar de baile céntrico donde se encontraron estas dos terribles hembras para matarse en privado.
Entraron casi juntas para encontrarse ambas vestidas para "tanguear", o sea con un vestido corto con el infaltable tajo en el muslo que no solo permitiría la libertad de movimientos, sino también serviría para dejar ver unas poderosas piernas en ambas envueltas en medias de red, sostenidas por portaligas que culminaban en relucientes stilettos negros con el talón abierto para la retadora y dorados para Virginia tal como su status lo demandaba.
Perfectamente maquilladas como la ocasión lo requería se miraron, por unos instantes que parecieron eternos, con una mezcla de altivez y desprecio que helaba la sangre; y finalmente se reputearon intercambiando insultos de toda índole hasta que Virginia le aplicó a su rival un terrible cachetazo que le dio vuelta la cara, Diana retrocedió por el impacto pero inmediatamente se recompuso y devolvió la agresión con otro cachetazo igual o peor que dejó sentida a la morocha la cual avanzó y le grito que habían venido a "tanguear" para demostrar quién era la mejor, respondiendo a esto la rubia avanzó también hasta quedar enfrentadas cara a cara, mirándose con un odio indescriptible y casi rozándose los labios ambas se tomaron estrechándose en posición de baile…
Y comenzaron a bailar una milonga como solo dos enormes profesionales saben hacerlo, alternado los roles haciendo de macho al guiar y de hembra al ser guiada una y otra vez, haciendo infinidad de cortes, fintas y quebradas que iban acompañadas por una interminable panoplia de empujones, pechazos, golpes, patadas, pisotones y tacazos brutalmente aplicados con el objetivo de debilitar al rival.
Siguieron así durante casi una hora sin sacarse ventaja visible hasta que la mocha logró empujar a la rubia contra la pared, sosteniéndole los brazos en alto y trabándole su cuerpo con el suyo, viendo esto Diana trató de zafarse con todas sus fuerzas pero entonces la morocha le descargó un terrible pisotón sobre su rival, haciendo que la rubia gritara de dolor, lo que Virginia aprovechó para que mientras su pie izquierdo envuelto en un zapato de taco alto dorado aplastaba sin compasión el stiletto negro de la rubia le metió la pierna entre las piernas aplastándole la vagina y simultáneamente y aprovechando el grito le dio un terrible "chupon" metiéndole la la lengua hasta el fondo de la garganta, no solo para besarla, excitarla y enloquecerla de placer, sino también para dominarla y taparle la boca con la suya para dificultarle la respiración.
La tortura duró unos minutos más, alternando la presión sobre el cuerpo de su rival, contra la pared, con el suyo, pisándole el pie derecho con su pie izquierdo y usando su pierna derecha envuelta en nylon para "frotar" con fuerza la húmeda vagina de la rubia, empujándola hacia un orgasmo violento, doloroso y salvaje. Diana sintió las oleadas de placer que precedían al clímax potenciadas por el efecto narcótico de la opresión física y la falta de aire producto del interminable "chupon" y del dolor que subían desde su "pisado" pie derecho; y cuando el orgasmo le llegó de manera dolorosa y brutal, sus piernas se aflojaron ella cayó al suelo sobre sus manos y rodillas sabiendo había sido completamente derrotada.
Virginia supo que su rival se derrumbaba, conocía perfectamente los síntomas del terrible daño que ella le había infligido, varias docenas de luchas de este tipo le habían enseñado todo lo que había que saber sobre destruir a otra hembra y desde que venció a Zulema, La Turca de Almagro, hace casi diez años y le quitó el lugar que ahora ella orgullosamente ocupaba el método se fue "refinando" constantemente, volviéndose con alguna excepción en algo cada vez más impersonal y definitivo; así que al notar que Diana se aflojaba soltó la presa y retrocedió un par de pasos para facilitar la caída de la rubia, a la que, cuando esta estaba en cuatro patas la "montó" pasándole una pierna por encima del cuerpo para quedar parada con sus piernas al costado de su cabeza, entonces metió su mano en profundamente en la desarmada cabellera de su rival y tirando fuertemente hacia arriba acomodó la cabeza de la rubia entre sus poderosos muslos envueltos por las medias de red, cruzó las piernas como en una tijera y comenzó a apretar cada vez con más fuerza.
Diana sintió la presión y se dio cuenta de lo que estaba pasando, luchó por liberarse pero la fuerza sobre su cuello seguía aumentando irremisiblemente, en un último esfuerzo calvó sus uñas en las piernas de la morocha, pero la presión siguió aumentando hasta que empezó a perder el conocimiento y se derrumbó completamente sin sentido.
Cuando la rubia se despertó sintió frio, estaba acostada boca-abajo sobre el piso de madera, alguien la había arrastrado hasta allí y vio que la había dejado "casi" desnuda, "casi" porque solo le habían dejado puestos el portaligas, las medias y los zapatos negros, ahora medio estropeados por los reiterados pisotones recibidos. Le dolía todo el cuerpo y cuando intentó levantarse sintió que un stiletto dorado le empujaba el hombro desde el costado hasta hacerla quedar boca-arriba, y en esa posición vio a La Loba parada a horcajadas sobre ella, y que la miraba con una desigual mezcla de lujuria y desprecio, pero así y todo tres cosas le llamaron poderosamente su atención:
1) La morocha estaba casi tan desnuda como ella, es decir con portaligas, medias y zapatos de taco alto.
2) Que tenía un físico espectacular o sea que cuasi-desnuda era todavía más impresionante que con ropa, porque ahora mostraba unos pechos unas caderas y unas nalgas imponentes.
3) Y quizás más importante, entre sus piernas la vencedora tenía puesto un gran pene artificial sostenido a un cinturón que tenía firmemente atado a las caderas.
La combinación de estas tres cosas le otorgaban al La Loba un aspecto bizarro y casi sobrenatural haciendo que la vencida, suponiendo lo que se le venía se excitara secretamente pensando como sería ser la Hembra de semejante Yegua.
Y la Yegua la observaba con satisfacción desde su posición de dominio, había domado y vencido otra vez, como tantas veces, a otra mujer y ahora haría de esta imponente y yacente rubia su complaciente Hembra. Y para esto no solo utilizaría todo su cuerpo sino también una variedad de recursos afinados después infinidad de sesiones de sexo donde siempre había dominado a su pareja. Y comenzó la faena pisándole la frente a su rival, con su stiletto derecho, y diciéndole tragátelo puta, fue metiéndole el taco dorado en su boca.
Al sentir esto que rozaba su garganta, la rubia, primero sintió arcadas pero superando el primer momento, le gustó y comenzó a chuparlo y gozarlo lo como si fuera una pija, viendo tanto disfrute la morocha comenzó a meterle y sacarle el taco de la boca como si se la estuviera cogiendo por la boca con su zapato dorado. La loba también se empezó a calentar como loca al observar la bizarra escena de como se estaba "cogiendo" a la rubia con el pié y cuando no lo aguantó mas le quitó el stiletto de la cara y el taco de este de la boca y se le tiró encima partiéndole la boca con un terrible y profundo beso de lengua.
Y así abrazadas entre cuerpos entrelazados y chupones, ambas rodaron por el piso hasta que la morocha quedó debajo con la rubia encima cosa que esta aprovechó para montarse sobre pene artificial, Virginia se sintió sorprendida pero muy a su pesar permitió que su rival se cogiera con su pija, porque su "juguete", hecho de medida por su ex marido para ella, poseía un segundo pene mas pequeño para que se lo colocara dentro de su vagina y como ahora dentro de sí alcanzara su deseado "punto G".
Tenía que reconocer que la rubia era una hembra formidable y que empalada sobre su pija era todo un espectáculo, una verdadera máquina de gozar y generar placer, por eso esperó hasta que llegara al clímax y cuando esto pasó, y Diana se abandonó al orgasmo, esta aprovechó y dando vuelta las tornas, quedó ella montando a su rival sin ni siquiera haberle sacado su pija de la concha y mirándola con odio empujó con furia sus caderas, hacia adelante, penetrándola, hasta el fondo con una violencia inusitada y haciéndola gritar de placer y dolor, el ritmo de la penetración se hizo rápido y feroz pero la rubia no solo no cedía, sino que rodeó con sus poderosas piernas la cintura de la morocha, mientras que esta se la estaba cogiendo salvajemente, trabó sus pies detrás de la espalda de su rival y apretó con todas sus fuerzas…
La morocha sintió una punzada de dolor que le atravesó la cintura y vio que se quedaba sin aire, pero nunca fue una mina ni fácil ni débil, así que en vez de aflojar cubrió con su poderoso cuerpo a la rubia, le calvó sus pechos en los suyos, le rodeó el cuello con los brazos y comenzó a asfixiarla, Diana en respuesta a esto la tomó con sus dos manos por los cabellos y tiró de ellos, la morocha le dio un terrible chupón que la dejó sin aire y la rubia se lo devolvió mordiéndola con saña.
Así la cosa continuó por algunos minutos, mezcla confusa de sexo salvaje y lucha brutal hasta que la loba sintió que estaba llegando al clímax y entonces bajó su mano derecha y le introdujo dos dedos en el culo a su rival haciéndola "saltar" y de esa manera aumentando su orgasmo; pero la rubia también estaba acabando cuando sintió la irrupción de los dedos de su rival en su trasero, y el cuerpo de la rubia se contrajo y esto le hizo aflojar la presa que mantenía con saña sobre la cintura de la morocha y luego con el potente orgasmo que la inundó su cuerpo se relajó profundamente.
Virginia la observó con una mezcla de frustración y bronca, la muy hija de puta, pensó, no solo no se derrumba ante ella sino que encima está gozando profundamente de sus "atenciones", y sin dudarlo un instante decidió aumentar la dosis. Sacándole su pene de la vagina, se colocó las piernas de la rubia a cada lado de su cuello, y se lo introdujo de un solo golpe hasta el fondo del culo de su rival que había quedado completamente expuesto por la posición en que la había colocado.
Diana sintió la penetración como que algo había arrasado su trasero, pero sin embargo se excitó como nunca, suponía la consecuencias de desafiar a "la Loba" pero esto estaba superando todas sus expectativas y la estaba haciendo gozar como nada ni nadie en su vida; ella adoraba el sexo lésbico y brutal, o sometía o era sometida, pero nunca así de una manera tan bestial y completa, nunca ninguna hembra había podido poseerla de esta manera y lo bueno de esto es que recién empezaba.
La morocha la miraba a los ojos, mientras le aplastaba los fuertes pechos con sus manos se la cogía con furia, con penetraciones profundas y rápidas destinadas a domar a la dueña de ese culo tan poderoso, pero el sometimiento se hacía cada vez más difícil porque la hembra que estaba sodomizando parecía disfrutarlo…
La rubia la observaba desde abajo y se deleitaba con la vista de esa terrible yegua que se la estaba cogiendo por el culo de esa manera salvaje pero a pesar de todo esto decidió poner un poco más de pimienta a la cosa, de forma que le apretó fuertemente esas hermosas mamas puntiagudas que apuntaban a su cara; su rival reaccionó con rapidez tomándole las muñecas y sosteniéndolas contra el piso para mantenerle los brazos inmovilizados de espalda al suelo y se apoyó en la punta de sus pies para que la penetración fuese total y completa; y así durante un rato la cogida continuó dándose con furia y recibiendo con placer hasta que la morocha alcanzó un orgasmo increíble, su cuerpo se sacudió por el placer y tuvo que aflojar la presa sobre los brazos de su rival y la rubia lo aprovechó empujando de costado por el cuello a la loba, con las piernas, haciendo que esta quedara de espaldas al suelo y la rubia quedara a caballo sobre ella con sus piernas trabándole los brazos y con sus pies debajo de las axilas, y entonces comenzó a sentarse sobre su cara…
La morocha vio con horror como la húmeda vagina de su rival se colocaba sobre su rostro y pensó en que había derrotado a la rubia tangueando y luchando pero ahora esta puta no solo estaba gozando a sus expensas sino que también la estaba venciendo sexualmente y esto no le había pasado nunca, había tenido todo tipo de peleas, luchas fáciles y aburridas, difíciles y entretenidas, inclusive terribles y sangrientas como la que había tenido con Lola, la gitana, en la aunque ella había vencido, destrozando física y sexualmente a su rival pero quedando ella muy lastimada; pero este tipo de resistencia sexual era distinta y le provocaba una mezcla de furia, admiración y placer para con esa hembra que ahora la estaba montando.
Mientras que estaba en medio de esas elucubraciones sintió la vagina húmeda de su rival le cubría su boca y vio que esta la tomaba de los pelos y le gritaba "CHUPAME LA CONCHA, PUTA", pero ella se negó rotundamente, quien era esa putita de cuarta la que pretendía que le hiciera un "fellatio", cuando ella la había vencido y humillado.
Cuando la rubia sintió que la loba no la chupaba "taloneó" con ambos pies a su rival clavándole con fuerza los tacos de sus zapatos negros en las tetas. Al sentir el dolor provocado por los "tacazos" en los pechos, la morocha, que se sabía todas las mañas se dio cuenta de que con la fuerza no ganaría nada así que decidió cambiar de estrategia, pero si la iba a "minetear" lo haría bien, como como ella sabía y le gustaba hacerlo.
Diana sintió que una lengua poderosa y ardiente se introducía profundamente dentro de su vagina e instantes más tarde unos labios bucales masajeaban y succionaban vigorosamente sus labios mayores y su clítoris, produciendo en ella un efecto desconocido porqué nunca nadie la había "mineteado" de esa manera tan completa y minuciosa y lo mejor era que esto prometía extenderse durante más tiempo…
Y duró mucho más de lo esperado, porqué la morocha sostuvo la "chupada" por más de una hora y la rubia se estaba "deshaciendo" producto de un orgasmo tras otro; Virginia la estaba pasando muy bien porqué sabía que al darle placer de esa manera a su rival supo que la estaba venciendo sexualmente sino también, por mucho que le pesara, se estaba comiendo una de las conchas más ricas de su vida y poseía todo el tiempo del mundo para continuar con la degustación.
Tan entretenida estaba, que habiendo perdido la noción del tiempo chupeteando cada vez con más ganas, que solo se dio cuenta de la situación cuando su rival cayó sobre sus brazos, en cuatro patas, "destrozada" por la sucesión casi ininterrumpida de orgasmos y pidiendo por favor que se detuviera porqué ya no daba más, estaba completamente derrotada.
Al ver que la rubia la "desmontaba", la loba rápidamente, se colocó tras ella y tomándole el brazo izquierdo se lo torció en la espalda y haciéndola gritar la hizo arrodillar adelante suyo, para que luego ella arrodillándose detrás y sobre sus piernas dejándola totalmente inmovilizada; entonces le soltó el brazo izquierdo y tomándola por ambas caderas se la sentó encima de su pija penetrándola analmente.
Cuando Diana sintió que algo le entraba en el culo dio un respingo, pero las fuertes manos de su rival la tomaron por los hombros y la empujaron hacia abajo "empalándola" completamente, entonces elle trató de resistirse, pero la morocha le pasó los brazos por debajo de las axilas y le colocó ambas manos en cuello empujándole la cabeza hacia abajo, trabándola para luego penetrarla violentamente.
De esa forma, teniéndola literalmente colgada, trabándole los brazos, inmovilizándole las piernas y respirándole en la nuca la siguió sodomizando salvajemente por unos minutos, al cabo de los cuales le pasó el brazo izquierdo por la garganta y tiró hacia atrás, ahorcándola, y logrando que ambos cuerpos unidos por el pene artificial se curvaran hacia atrás, llevando la penetración hasta el fondo y haciendo que su pelvis se incrustara firmemente contra las nalgas de su rival.
El cuerpo de la rubia se arqueó hacia atrás y esta sintió como la pija de su rival ocupaba completamente su intestino sabiéndose una marioneta, un pedazo de carne en manos y pene de la morocha.
Pero esto estaba lejos de terminar, porqué la loba estaba haciendo lo que mas la exitaba, vencer, dominar y destruir sexualmente a su rival, o sea dejar demostrado sin lugar a dudas quien era la mejor, en pocas palabras quien es la YEGUA y quien su hembra; para esto pisó con su pie derecho el pie derecho de la rubia clavándole firmemente su taco dorado sobre tobillo derecho de su rival, inmovilizándole el pie para tomar con su mano el stiletto derecho de su hembra por el taco y arrancándoselo del pie se lo metió en la boca de la rubia haciendo que esta lo chupara como si fuera una enorme pija negra.
La rubia se sorprendió por el tamaño del "bocado", antes se había "comido" el taco de la morocha, pero esto era otra cosa, mucho más grande y encima su propio zapato, intentó alguna resistencia pero su rival, que la tenía totalmente dominada le gritó "CHUPATELO TODO PUTA O TE RE-CAGO A PATADAS" y como le venía demostrando era perfectamente capaz de hacerlo y al fin de cuentas era nada más que su zapato y había cierto morboso placer morboso en "comérselo".
Esto duró por algunos minutos y cuando casi lo estaba disfrutando, su rival se lo sacó con violencia de la boca y le dijo, al oido y con voz muy suave "AHORA TE VOY A COGER COMO A MI ME GUSTA" y tomando su negro stiletto, completamente cubierto por su saliva, lo puso de costado y se lo enterró profundamente dentro de su hyper-lubricada vagina; esto la tomó nuevamente por sorpresa, ya que nunca nadie se lo habría hecho, pero también sintió que se derrumbaba, no solo se la estaba cogiendo por el culo sino que ahora la estaba haciendo una doble penetración por la concha con su propio zapato, esta mujer era "LA YEGUA" en todo sentido y ahora entendía cuando todas decían que su habilidad para el sexo era formidable, no había ninguna duda en la cama Virginia era "LA MEJOR" y también la más despiadada.
La loba sintió un salvaje placer cuando penetró a su hembra, con su propio zapato por la concha, mientras la sodomizaba y percibió como la rubia se aflojaba en sus brazos, había llegado el momento que pacientemente estaba esperando, ahora se la iba a coger como a ella le gustaba, porqué necesitaba alcanzar la plenitud de su orgasmo y para eso utilizaría una mezcla de lentitud y poder para lograr el total y absoluto dominio sobre su rival; comenzó empujando a la rubia, que estaba casi desfalleciendo, hacia adelante para montarla completamente y cuando su cuerpo estuvo sobre el de ella, Diana finalmente se derrumbó, quedando ahora completamente debajo de su cuerpo y penetrada profundamente en la vagina por su zapato y en el ano por el pene artificial que tenía atado entre las caderas.
Cuando cayó sobre ella la morocha sintió que su clímax se acercaba inexorablemente y por eso aumentó su presión sobre el cuerpo de su rival; primero pasó sus brazos por debajo de las axilas de la rubia para luego cruzar sus manos sobre la cabeza de esta y luego trabó con sus tacos dorados los tobillos de su hembra para poder cerrarles sus piernas completamente y quedar estas trabadas por las suyas. Al ocurrir esto la rubia sintió como aumentaba la presión dentro de su vagina y de su ano ahora totalmente sobre ocupados, trató de balbucear alguna queja pero la morocha le empujó hacia abajo la cabeza y la mordió en el nacimiento del cabello en la nuca mientras que comenzaba un profundo vaivén copulatorio que desde su culo que se trasmitía hasta muy dentro de su vagina.
Virginia alcanzó el clímax una y otra vez durante la hora siguiente, su hembra hacía rato que estaba completamente inmóvil debajo de ella, consiente pero sabiéndose terriblemente dominada por la morocha que estaba absolutamente entregada a su propia relación sexual, o sea totalmente derrotada, vencida, humillada y aniquilada, superada definitivamente tanto en el tango como en la lucha o en el sexo, mientras que ahora la yegua que la montaba y sometía se estaba ocupando de sus propios asuntos. Esto era cierto, la loba estaba buscando su GRAN ORGASMO, y por eso siguió, otro buen rato, bombeando lenta pero ininterrumpidamente dentro de su rival, porqué haciendo esto su propio pene artificial que tenía profundamente incrustado dentro de su vagina la estaba llevando hacia el tan deseado clímax; y finalmente cuando esto ocurrió, cuando la morocha sintió las inequívocas señales que le enviaba todo su cuerpo hizo lo último que le faltaba hacer para culminar la faena, marcar a su hembra para siempre, de una forma para que nunca existieran dudas de quien la había derrotado y poseído ese día, y para eso puso su cabeza al lado de la de la rubia, abrió la boca y le clavó salvajemente sus dientes en el cuello, Diana gritó de dolor pero su rival le cubrió firmemente la boca con su mano, ahogando el grito y a ella, que finalmente perdió el conocimiento producto del exceso de placer y castigo.
Virginia vio que la rubia se desmayaba debajo de ella y aprovechó para morderla más fuerte y con más saña hasta que sintió algo cálido y salado inundaba su boca y supo sin dudas que esta hembra iba a llevar "SU MARCA" para toda la vida y que serviría como prueba irrebatible de su victoria. Pero habiendo hecho esto su cuerpo explotó en un orgasmo descomunal, como si se hubieran liberado todos los demonios que la loba llevaba dentro de sí, toda ella temblaba y ardía bañándose en su transpiración y soltando un potente chorro de líquido seminal, que surgía de su vagina como si estuviera eyaculando como un hombre.
Finalmente ella también se derrumbó sobre el cuerpo inerte de su rival, pero solo tardó unos pocos minutos en volver en sí y cuando lo hizo se relamió la sangre de la rubia que aún tenía en la boca, porqué gran parte de lo que surgió de la herida producto de la marcación ya se lo había "bebido" en medio del clímax; luego se limpió la boca con su mano ensalivada y se la pasó por la base del cuello a su rival, limpiándole la herida para verificar que su marca había quedado perfectamente visible.
Entonces sintió unas ganas urgentes de orinar, siempre le pasaba lo mismo luego de un orgasmo como ese, así que se irguió sobre sus rodillas, y abriéndole las piernas a su indefensa rival le retiró el stiletto negro de su maltratada concha y viendo que este estaba llego de mucus y líquido de lubricación vaginal se lo llevó a la boca y comenzó a lamerlo con especial deleite; mientras que hacía esto enganchó con el taco dorado de su zapato derecho la tira del talón del stiletto negro que aún conservaba la rubia, y haciendo palanca ese lo quitó del pie envuelto en una red de nylon.
Cuando terminó con la limpieza del otro zapato negro lo dejó en el suelo y mientras que se relamía los labios llenos del flujo lubricante de la rubia, se soltó el cinturón que sostenía sus dos porongas y se sacó primero la que estaba dentro de ella y luego la que tenía dentro del recto de su rival; cuando miró este último observó que no solo había en el restos de lubricación y un poco de sangre, producto de una brutal y completa rotura de culo sino que también estaba recubierto de resto de heces y esto le dio mucho asco, acaso esta sucia hija de puta no se había hecho una buena enema antes de enfrentarse con ella?; era obvio que no lo había hecho, pero ella le iba a poner remedio, abrió con sus manos las nalgas de su rival dejando totalmente expuesto el dilatado agujero del culo de esta y apoyando firmemente su vagina en él descargó todo el orín que tenía acumulado en su vejiga produciendo de esta forma de enema improvisado dentro del roto ano que tenía debajo.
Cuando hubo terminado se levantó limpió sus penes con la ropa de la rubia, tomó su ropa y la guardó dentro de una bolsa de mano que había llevado, junto con su "cinturonga" y su par de stilettos dorados, que fueron reemplazados por un par de mocasines de taco bajo que llevó para ese efecto, se arregló el maquillaje, se acomodó el cabello, se puso un tapado cubriendo su desnudez y se dirigió a la puerta, pero se detuvo a mitad de camino cuando advirtió que aún faltaba los más importante, SU TROFEO, así que volvió donde estaba tirada la rubia, que estaba empezando a despertarse, y tomó sus dos zapatos negros y los colocó dentro de su bolsa.
Llevarse los stilettos de la rival vencida era una tradición por todas aceptada porque no solo eran un trofeo duramente ganado sino que también eran una prueba irrefutable de quien era la vencedora, pero para ella estos "recuerdos" eran mucho más, porque no solo los guardaría y atesoraría formando parte de su colección de victorias, sino que también usaría, los que pudiera calzar, en la intimidad de su hogar donde desfilaría con ellos luciéndolos, pero mucho más importante, se masturbaría con ellos y también los colocarían sobre la cama y los montaría recordando lo que había hecho con sus antiguas dueñas, todas derrotadas por ella; en pocas palabras tendría sexo con ellos.
Con ese pensamiento lujurioso en mente y totalmente satisfecha por la faena realizada salió a la fría noche, se cerró el tapado y emprendió el camino a su casa como una persona cualquiera.