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Tiempo de lectura: 4 minutos

Solía acompañarla a completar un proyecto en una zona rural cerca de la ciudad. En uno de esos recorridos, terminamos bastante alejados de la civilización y por lo tanto, la tentación se manifestó. Empezamos besándonos suavemente, fuimos descargando las maletas, aumentábamos la frecuencia e intensidad de nuestros besos a lo que empezamos a tocarnos, nuestras manos pasaban por entre la ropa, yo la sujetaba por su abdomen, acariciaba su espalda, su abdomen, comencé a tocar sus grandes y redondos senos, ella también tocaba mi espalda, me agarraba fuertemente y acariciaba mi abdomen, seguía tanteando a bajar más su mano. A lo que yo respondía agarrando sus senos con firmeza y comenzaba a acariciar sus pezones los cuales ya se encontraban bien firmes y sensibles, su respiración se ponía más profunda a medida que los tocaba.

Ella no se quedaba atrás, comenzó a bajar su mano, desabrochó mi pantalón permitiendo bajar su mano entre mis bóxer para agarrar mi pene que tanto deseaba. Mientras, mi otra mano bajó por su espalda, hasta llegar a sus nalgas las cuales agarré firmemente, decidí desabrochar su pantalón para abrirme camino entre sus nalgas y acariciar la entrada a su vagina, que estaba bien mojada… deseaba acariciar más. Así que decidí pasar mi mano al frente y así comenzar a frotar su clítoris.

Ella empieza a pausar sus besos para suspirar profundamente mientras tocaba mi pene con más intensidad, después de un momento, ella decide bajar mis pantalones y bóxer para empezar a hacerme un oral bien intenso.

Lo hacía muy, no solía hacerlo profundo, aunque esa lengua y labios eran fenomenales, ya las ganas eran muy intensas así que la coloqué de espaldas a mi, bajando sus pantalones y ropa interior, apenas para ver sus nalgas y que al separarlas veía su ano y su vagina.

Aprovechando mi pene húmedo por su saliva, decidí introducirlo lenta y completamente en su vagina. Seguí penetrando una y otra vez aumentando a ratos el ritmo mientras acariciaba sus senos y pezones o introducía mis dedos en su boca para humedecerlos y frotar su clítoris.

Su vagina se humedecía, con eso podía aumentar más la profundidad y mover más intensamente mi pene dentro de ella.

Seguimos así hasta que ella tuvo su primer orgasmo, sus piernas temblaban y decidió colocarse en cuatro con lo que continué penetrando su vagina lentamente mientras acariciaba su espalda, agarré sus nalgas, tocaba sus senos y humedecía mis dedos en su boca. Acerqué uno de mis dedos a su ano y lo comencé a frotar, volvía a humedecerlo y lo iba introduciendo lentamente, mientras seguía penetrando su vagina. Logré introducir mi dedo completamente y nos dimos cuenta que necesita asear allá dentro primero, así que busque en la maleta el termo con agua mientas ella seguía mostrándome inclinada sus genitales.

Humedecí su ano con los fluidos de su vagina y acerqué la boca del termo allí (de esos deportivos de oprimir), ella no tenía idea que hacía a sus espaldas, no la dejaba saber cómo estaba "preparando" esa situación, hasta que presioné esa botella y un chorro de agua entró por su agujero. Lo retiré y ella se colocó en sentadillas. Mientras esperaba para evacuar todo, me hacía oral y se frotaba su clítoris excitada.

Repetimos el proceso, ella se limpió bien, me besó y volvimos con las caricias, y la penetración a su vagina, sólo que esta vez estaba acostado y ella encima mostrándome su cuerpo casi desnudo.

Estaba próximo a terminar así que volví a ponerla en cuatro, inmediatamente saqué el lubricante de mi maleta (siempre lo llevo, ella no dejaba hacer nada si no lo tenía), para aplicar un poco en la entrada de su ano, empecé a frotarlo con uno de mis dedos en círculos a medida que se iba introduciendo, mientras que mi pene seguía entrando y saliendo de su vagina lentamente, ella iba tocando sus senos y su clítoris constantemente. Poco a poco iba dilatando su ano ya que dos dedos ya estaban dentro, con un poco más de lubricante los separaba un poco para que se dilatara cada vez más ese rosado, lubricado y caliente orificio. Ya luego conseguí introducir tres dedos, a lo que saqué mi pene de su vagina, apliqué más lubricante en la entrada de su ano y empecé a introducirlo lentamente.

Esta labor duró muy poco tiempo y ya pasó a ser un movimiento constante aunque no acelerado, seguí así una y otra vez, mis manos tocaban sus senos y su clítoris, me quedé allí frotándolo para hacerla sentir excitada, los fluidos de su vagina bajaban a mis dedos, con lo que seguí frotando más fluidamente, a lo que sus gemidos y suspiros eran cada vez más intensos.

Ella empezaba a contraer su cuerpo, a lo que su ano también se sentía más apretado, con lo que fue el momento para empezar a eyacular dentro, me decía que no me detuviera, así que continué con el ritmo constante, besando su espalda, tocando su clítoris, tocando sus pezones y penetrando su ano, no pasó mucho para que ella tuviera un nuevo orgasmo, su cuerpo temblaba, su ano se contraía y su vagina estaba bien mojada, yo seguí un poco más y comencé a eyacular dentro de ella, dentro de su ano, ella se levantó un poco y me besó agarrándome del pelo, manteniendo mi pene dentro, mientras la seguía bombeando de semen y mi pene palpitaba dentro de ella.

Suspiramos, nos besamos, nos acariciamos, sintiendo su piel y sus partes íntimas mojadas, ella me dijo que ya podía sacar mi pene, a lo que le pedí dejarlo un rato allí, se acomodó y aceptó…

Pasa un corto instante y le susurré al oído que le tenía una sorpresa, sin tener alguna sospecha, aunque con esa pícara curiosidad, esperaría a ver qué pasaba, inmediatamente después, me relajé un poco y empecé a orinar dentro de ella, si, dentro de su ano, la agarré de sus caderas, aunque ella no iba a poner resistencia, más bien se le escapó un suspiro, mientras descargué todo dentro, me pidió que lo sacara con cuidado, ya que tenía los pantalones a la rodilla, así que fui cuidadoso y lo hice lentamente mientras ella iba apretando su ano para no dejar salir nada, mi pene estaba muy sensible así que me excitaba mucho sentir eso.

Finalmente salió mi pene y ella nuevamente se pone en posición de sentadillas, me dio curiosidad y le dije que quería ver, vi como salía ese dorado líquido de su ano junto con el semen que había dejado allí también.

Nos limpiamos, nos vestimos, nos besamos intensamente y, tomados de la mano, continuamos con la travesía.

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