Mi hermano Joel (26 años) tenía a Nadia, nuestra prima, sujeta por los cabellos, le cogía la boca con todas sus ganas. Brutalmente. Nadia lloraba y se ahogaba con cada embestida. Traté de ayudarla pero mi hermano me paró en seco.
Joel: no te metas, a menos que vos también quieras jugar. Me estuvo provocando toda la noche, haciéndose la gata. Varias veces me tocó la pija y me miraba desafiante. Hasta recién que entró a la habitación bailando sexy y tocándose. Bueno, ahora es mi turno de jugar con ella.
Yo: te entiendo, pero piensa que es una chiquilina, solo tiene 18 años.
Joel: que se joda, para que se mete con tipos bastante más grande que ella. Y que agradezca que es solo por la boca.
En realidad Joel, por más que me pese, tenía razón. La pendeja se había pasado de lista. Yo la había visto y era como él decía. Me quedé mirando y Nadia tenía suerte que no la penetrara porque mi hermano está bien dotado como pude ver.
Cuando terminó en su boca, la soltó, yo la sostuve y la llevé a nuestro cuarto. Nadia lloraba y temblaba.
Nadia: Por qué me hizo eso? Yo solo jugaba.
Yo: Nadia, sos chica, muy linda, tenés lindo culo y tetas. Te vi como refregabas tu culo en su pantalón en el boliche. Tuviste suerte que no te agarre ahí mismo, te meta al baño y te de caña. Y perdiste cuando entraste a su cuarto, eso ya no se lo bancó.
Nadia: si, entiendo, pero es mi primo.
Yo: primo lejano, y es un hombre.
Por suerte en la casa que estábamos alquilando por las vacaciones estábamos solos, ya que nuestros padres se habían ido hacía una semana. Pero nos quedaba una semana y no sabía que más podía pasar.
Cuando desayunamos los tres, Nadia estaba con la mirada baja, ni lo miraba a Joel, que en cambio le clavaba la mirada lo mismo que a mí. Nos fuimos a cambiar para ir a la playa. Estaba en eso, cuando Joel abrió de repente la puerta de nuestro cuarto. Yo estaba desnuda a punto de ponerme la malla. Nadia estaba en el baño. Joel se quedó parado y me miraba. Yo apenas atiné a sentarme y taparme los pechos. Me preguntó por su malla y le dije que estaba colgada. Cuando salió de la habitación respiré aliviada. Pero debo reconocer que sentí un lindo cosquilleo excitante, por el hecho que me viera desnuda. Me preguntaba si le gustaría mi cuerpo.
Soy petisa, solo mido 1,57, medio rellenita pero con lindo culo y bastantes tetas. Obviamente Nadia está mes fuerte que yo. Pero a mis 25 años he sabido disfrutar mi cuerpo y hacer gozar a mi pareja.
Fuimos los tres a la playa y me di cuenta que Joel disimuladamente me miraba. Yo estaba con una malla enteriza, y bastante escotada y calada en las piernas. Nadia, que estaba con una bikini no muy chica, estaba a mi lado, ni se quería acercar a Joel.
Joel: me voy a nadar un rato.
Yo: con cuidado, ojo las corrientes que a vos te gusta nadar bien adentro.
Joel: tranquila.
Muchos años de natación habían marcado su cuerpo. Flaco, con buena musculatura y 1,80 metros de altura, lindo de cara, era mirado por todas, las mujeres de la playa. Muchos años de nadar en mar abierto le daban la confianza necesaria, poco a poco fue adentrándose en el mar.
Nadia: ahora que Joel se fue, te puedo preguntar algo?
Yo: sí, claro.
Nadia: vos no sos virgen, no?
Yo: no, casi desde tu edad.
Nadia: ah, y es lindo? Digo, estar con un hombre, que se siente?
Yo: depende que sientas por el hombre. Con algunos solo es coger, con otros es hacer el amor. Por supuesto que es más lindo hacer el amor, pero a veces, también con quien amas es lindo pegarse una buena cogida, bien sexual, bien de calentura, de ganas de sexo.
Nadia: y con mujeres lo hiciste?
Yo: sí, he estado con algunas y me gustó, también he estado con un hombre y otra chica.
Nadia: vaya, sos lanzada.
Yo: o querés decir puta. No, puta no soy, me gusta gozar. Aprendía a gozar y que gozar no es malo.
Nadia: no quise decir eso, perdón
Yo: está bien. Y vos, sé que sos virgen, pero tuviste algo de intimidad con un hombre, o una mujer?
Nadia: solo unos toqueteos y no pasó de ahí con algún chico. Y con una chica nos acariciamos varias veces cuando nos encontrábamos en las duchas del club. La verdad no se cual me gusta, o si me gustan tanto los hombres como las mujeres. Eso está mal?
Yo: no, para nada. Eso es ser libre y poder elegir. Y podes elegir uno u otro sexo o ser bisexual, que es como soy yo.
Nadia: ah.
Seguimos charlando un rato, mientras yo trataba de ver por dónde estaba mi hermano. Vi que se acercaba a la playa nuevamente y le dije a Nadia de ir a agua. Nos vio y se nos unió. Nos pusimos a jugar con Joel como cuando éramos chicos, nos tirábamos agua, nos pellizcábamos las piernas por debajo del agua, el me levantaba en los hombros y me tiraba para atrás. En un momento dado fue a agarrarme y cuando se levantó a la que levantó fue a Nadia, con la mala suerte para ella, que quedó sentada en sus hombros pero mirándolo a él. Su conchita estaba a la altura de la boca de mi hermano. Ella quedó helada, no se movía, solo lo miraba. El la miró, le sostuvo la mirada y sin dejar de mirarla le dio un beso en el lugar exacto de su entrepierna, y la dejó caer.
Nadia estaba roja, no sé si de vergüenza o de excitación. Seguimos jugando y al rato me Joel me abrazó por la espalda para meterme bajo el agua y pude notar el bulto crecido en su malla. Sin pensarlo me apoye en él y giré la cabeza. “Ups, como estamos” le dije. Me soltó y se rio. Me acerque, le di un beso en la mejilla y le dije: “Hacelo lo mismo a Nadia”. No tuve que repetírselo que la estaba abrazando por atrás. Al sentir su miembro apoyado en su culo, abrió los ojos como el dos de oro de la baraja. Joel, la soltó, pero no sin antes pasarle la mano por el culo.
Al rato salimos del agua, fuimos a la arena y nos recostamos nuevamente. Nadia se puso bien cerca de mí y me dijo:
Nadia: se me vinieron todos los calores encima, viste lo que hizo?
Yo: si, te apoyó bien fuerte y te tocó el culo.
Nadia: pero, por qué lo hizo?
Yo: nena, a ver si te despiertas, no te das cuenta que está caliente, y hasta a mí me pegó una apoyada tremenda. Pero el tema es con vos me parece.
Nadia: y yo también estoy excitada, aún ahora. Qué hago?
Yo: tenés que decidirte, o seguís adelante y terminas en la cama con él o la cortas y ni te le acerques. Pero no te hagas la histérica porque te va a partir.
Nadia: bueno.
Cuando volvimos a la casa, como no teníamos ganas de cocinar, después de bañarnos Nadia y yo fuimos a comprar unas pizzas y suficiente cerveza para un batallón del ejército.
Las dos estábamos con vestiditos cortos, en mi caso, sin corpiño, por lo que se transparentaba bastante.
Cenamos, y tomamos cerveza, bastante. A mí la imagen de la noche anterior y la pija de mi hermano en la boca de Nadia, me volvía a la cabeza cuando dejaba de pensar en la apoyada que me había metido en el agua. Me sentía muy húmeda en la entrepierna, muy caliente.
Levantamos la mesa y estábamos en la cocina con Nadia cuando la encaré y le dije:
Yo: y que vas a hacer?
Nadia: no sé, la verdad no se
Sin decirle nada la tomé de la cabeza y le partí la boca de un beso, mientras mi mano buscaba su vagina por encima del vestido. Nadia se quedó dura, no abría la boca, pero tampoco me quitaba de su lado. La tomé de la mano y fuimos al comedor con Joel. Me paré frente a él y la volví a besar y a meter mano. Esta vez abrió la boca y me devolvió el beso.
Yo: Joel, querés jugar al doctor como cuando éramos chicos?
Joel: uy que recuerdos, fuiste la primera mujer que vi desnuda.
Yo: y vos mi primer hombre. Querés o no?
Joel: si claro, pero Nadia?
Yo: vos deja, que venga con nosotros y veremos qué pasa.
Fuimos al cuarto los tres. Nadia caminaba como zombi, sin decir palabra. En dos segundos Joel y yo estábamos desnudos y revolcándonos en la cama. Nadia quedó parada y miraba, solo miraba. Me puse a chupar la hermosa pija de mi hermano, que ya estaba con todo. Lo disfrutaba a más no poder. Hacía 4 meses que no estaba con un hombre. Extrañaba todo de ellos. El me acariciaba, y metía sus dedos en mi conchita.
Cuando recordé a Nadia ella seguía inmóvil, ni sus manos movía, solo había cambiado la respiración, se notaba que estaba agitada.
Me puse de espaldas en la cama y mi hermano me penetró. Guau, su tamaño sí que era grande, apenas entraba en mi conchita. El dolor me daba placer, gemía con todo y así llegamos al primer orgasmo. Le di un beso a Joel y se tendió a mi lado.
Yo: Bueno Nadia, es hora que decidas que hacer. O te juntas con nosotros o seguís tu camino y vas a nuestra habitación. Lo que decidas va a estar bien. Nadie te va a molestar.
Nadia: es que… tengo vergüenza, me da cosa.
Joel se levantó, le dio un beso que ella respondió e hizo que la mano de ella tome su pija. Otro beso y le comenzó a sacar el vestido. La trajo a la cama y yo le terminé sacando la ropa interior. Toqué su conchita y estaba empapada. Con mi boca bajé a sus tetas y las comencé a chupar, sus gemidos eran fuertes, sus manos agarraban su propia cabeza y su cara.
Continué bajando hasta llegar a su clítoris, lo besé y comencé a jugar con mi lengua. No tardó mucho en llegar a un orgasmo. Me corrí, la puse al lado de Joel, de costado y dándome la espalda.
Llevé una de sus manos al pene de él y le mostré como masturbarlo. Cuando hacía el movimiento sola, desde atrás metí mis dedos con cuidado en su conchita.
Nadia: Ah, que lindo se siente. Siento fuego en mi vagina.
Yo: disfruta de tu primera vez.
La puse de rodillas y entre las dos le chupábamos la pija a Joel, que estaba al palo nuevamente. Él nos miraba y nos acariciaba la cabeza. Me puse detrás de ella y le chupaba la conchita al mismo tiempo que ella chupaba la pija de mi hermano. Jugaba con la lengua en su orto y ella movía el culo aceptando el jugueteo. Era tal la calentura que tenía que se dejaba hacer de todo.
Yo: va a ser mejor que vos lo montes a él y manejes el tiempo de bajada.
Nadia: pero, no sé cómo hacer
Yo: vos anda bajando despacio, dale, cuando sientas que se traba, hace un poco más de fuerza para desgarrar el himen.
Mientras lo hacía, yo besaba y acariciaba sus pechos y acariciaba su culo. De pronto se frenó, suspiraba y gemía. Vi como mordía su labio inferior, cerraba los ojos y siguió bajando.
Nadia: Aggg. Creo que ya está.
Yo: bueno, seguí bajando despacio
Nadia: quiero pero es como que no entra, es muy grande.
Yo: entonces, agárrate de las sabanas y bajá con todo.
Así lo hizo y trató de ahogar el grito, pero igual fue fuerte. Respiró hondo y comenzó a subir y bajar. “Ahora, todo es placer, ahora móntalo como a un caballo al galope”. Empezó a subir y bajar, cada vez más rápido, ella misma se apretaba los pechos y lo miraba a Joel con mirada de gata caliente. Él la tomó de la cintura y la bombeaba a lo loco desde abajo. En pocos minutos se derramó en su interior.
Los tres quedamos abrazados en la cama. Los días que quedaron se repartieron entre la playa y la cama, y alguno, solamente la cama. Los tres, o solo ella y yo, o solo él y ella.
Cuando volvimos a nuestra ciudad, cada uno siguió su camino. A veces ella me manda mensajes contando como me extrañaba. Y a Joel. Un día recibí este mensaje:
“El finde voy al pueblo. Espero verlos. Tengo algo para darle a Joel, y si vos te animas se lo damos las dos, que nos haga mierda como le noche que me cogió la boca.”
“Que querés darle?” pregunté
“Mi culo, quiero que me coja por el culo, y vos? Te animas a darle el tuyo”
Mi respuesta nunca llegó…