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Colegiala abusada
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Tiempo de lectura: 8 minutos

El hombre iba sentado sobre el pasillo del autobús, se dirigía a su trabajo, con muy poca gana por cierto. Iba dormitando y cada tanto daba una mirada para ver en qué punto del recorrido iba el bus.

En una de las tantas apertura de ojos se da cuenta que parada frente a él estaba una colegiala que iría en ultimo grado del secundario, unos 18 años tendría. Era rubia, con el cabello en bucles, lindos ojos verdes, mejillas coloradas y nariz redondita.

Vestía su uniforme, camisa blanca, corbata azul, un saco a cuadros azul y verde y una falda de tablas también azul, la cual dejaba ver más arriba de la mitad de sus hermosos y delicados muslos, pues como es común al saber que tienen lindas piernas las chicas suelen recoger sus faldas haciéndolas ver más cortas.

El hombre miro hacia arriba y busco la mirada de ella, hasta que hizo contacto visual. Ella no apartó la mirada ni tampoco cambió su expresión.

“Esta nena por lo linda que es y por cómo lleva la falda debe de estar acostumbrada a ser el punto de atención de sus compañeros” pensó el hombre.

Mirando hacia afuera por la ventana del autobús y sin mirarla, extendió la mano derecha hacia el pasillo, rodeo sus muslos por detrás comenzando a acariciar la parte posterior de aquellos.

Sintió que la chica se estremeció, pero no dijo nada, ni se movió de lugar, entonces continuó sus caricias sobre aquella piel suave. Poco a poco fue tomando confianza ya que ella solo miraba hacia el frente, como si viera hacia afuera, hacia la calle.

Elevó más su mano y llego a sus nalgas, ahora si la chica bajó la mirada y vio la cara lasciva del hombre que le sonreía. Ella emitió un casi inaudible “Noo”, con la cara ruborizada y visiblemente avergonzada.

Pero él manoseó su culo redondito y perfecto que a su edad era una delicia, ella llevaba panties de algodón de las que cubren todo el culo, pero él tomó los bordes de esta y tiró hacia arriba, haciendo que la tela suave y flexible se metiera entre las dos nalgas, para poder palpar aquella piel de porcelana.

La chica ya miraba al hombre con cara de no poder creer lo que le hacía, era visible que nunca nadie había llegado tan lejos, que solo se quedaban en miradas disimuladas.

Pero de repente abrió mucho los ojos y la boca, para acto siguiente fruncir el ceño y hacer una mueca de dolor que al hombre le resulto lo más de excitante.

El hombre había tocado y acariciado su ano con el dedo mayor unos segundos, para luego empujar hacia arriba e introducirlo totalmente en aquel hoyito prieto y virginal. Comenzó a follarle el culito con el dedo, mientras veía los deliciosos gestos de ella, que hacia muecas sin parar, mordiéndose los labios para no gemir.

Mientras hacía esto con el dedo pulgar estimulaba y masajeaba su clítoris por sobre la tela de las panties, hasta que la sintió mojada. Sus jugos adolescentes habían empapado la prenda de algodón.

A ella ya se le doblaban las piernas y estaba totalmente en otro mundo, su excitación estaba llegando a un límite totalmente desconocido para ella. Miraba al hombre soportando sus orgasmos que llegaban uno tras otro y le pedía que parara que ya no podía más, claro todo solo gesticulando para que nadie se diera cuenta de lo que hacían.

La muchacha llegó a su destino y tomó la mano del hombre retirándola de debajo de su falda y diciéndole – Debo bajar aquí. Él la dejó bajar, pero no se iba a quedar con esa excitación sin saciar, así que pensó, “al diablo el trabajo” y bajó tras de ella.

La siguió un par de calles hasta que pasaron por una arboleda que estaba en un terreno baldío detrás de su colegio. Apuró el paso y la alcanzó tomándola del brazo.

-Espera bonita, adonde vas tan rápido?

La muchacha se voltea y ve aquel hombre que la toma por el brazo.

-¿Qué quiere? Ya déjeme!

-Oh no querida yo te di placer y no sería justo que tú no me lo des. ¿Verdad?

-Y ¿Qué tipo de placer? -Preguntó ella.

-Ah nada del otro mundo, ven vamos aquí atrás a donde no nos ve nadie, va a ser una experiencia inolvidable para ti.

Acto seguido la llevó a un pequeño callejón donde el colegio dejaba sus contenedores de basura. La colocó de cara contra una pared, se arrodilló detrás de ella y bajó sus panties hasta los tobillos para quitárselas indicándole que levantara los pies. Le hizo separar las piernas y por fin pudo ver aquel coño perfecto, color rosa y delicado.

Metió su cara allí comenzando a meter lengua en su culo y en su vagina, mordisqueando su clítoris con vehemencia, estaba en la gloría, aquella vagina sabía deliciosa y su culo se sentía suave y tibio.

Ella arañaba la pared y comenzó a gemir cada vez más fuerte, presa del placer recibido.

-Si, por favor, no pare, cómame toda señor, me hace correr como nunca!

-¿Te gusta putita? ¿Te gusta lo que te hago?

-Si, si! No pare, por favor!

-A él también le gusta

Y diciendo esto señaló hacia una esquina del callejón, sentado contra el rincón había un vagabundo todo sucio y con la barba muy crecida que los miraba al tiempo que tenía su gran polla en la mano, masturbándose lento y pausado disfrutando del espectáculo.

Ella se asustó y quiso suspender lo que hacían, presa de la vergüenza, pero él hombre no la dejó mover diciéndole.

-¿Ves su polla? ¿Te gusta? ¿Las de tus amigos son así? ¿Te gustaría chuparla?

-¡No, qué asco, debe de hacer mucho que no se baña!

-Sí, eso es cierto y debe oler, saber a orina y estar llena de queso. Pero eso me calienta más. Así que se la vas a chupar toda, hasta la garganta.

La llevó hasta donde estaba el vagabundo y la hizo ponerse en cuatro dejando las piernas estiradas de este bajo de ella y con aquella polla mal oliente frente a su cara.

-¡Chúpala! Abrí grande y chúpala.

-Huele asqueroso

-Eso no importa, este hombre debe de haber pasado muchas dificultades para llegar a este estado y tú eres una chica consentida y mimada por tus padres, creo que es justo que seas buena y le des una alegría.

La chica abrió su boca y envolvió con sus labios aquel glande que apenas le entraba en su boca, una oleada de sabor agrío la invadió al tiempo que escucho un sonido gutural de placer proveniente del vagabundo.

Intentó retirarse, pero una mano más grande que su cabeza la sostuvo allí y luego comenzó a pujar hacia abajo obligándola a engullir cada vez más aquel pollón duro y enorme.

-Anda trágala toda, hasta los huevos, no dejes nada afuera.

El vagabundo comenzó a mover la cadera fallándole la garganta a la casi sofocada muchacha, que pugnaba por soportar las náuseas y poder respirar.

El hombre que la había llevado allí también abrió sus pantalones y dejo ver su polla que era también grande y gruesa, aunque un poco menos que la del vagabundo.

Se arrodilló detrás de la muchacha y abrió el cierre lateral de su pollera que aún traía puesta y la deslizo hasta sacarla por sus pies. Ella quedó desnuda de la parte de abajo, mostrando así en cuatro como estaba su ano color rosa, que enloquecería a cualquiera.

-Ya es suficiente de chuparla, ven aquí.

La incorporó un poco y la hizo moverse hacia adelante hasta que su cara quedó frente a aquella barba sucia y unos ojos que la miraban llenos de perversión y disfrute.

De pronto una mano en su nuca la impulso hacia adelante y la estampo directamente contra aquella boca. Sintió que aquella lengua la invadía acompañada de un aliento fétido y el sabor a dentadura podrida y sucia la hizo estremecer. Pero no podía moverse aquella mano la sostuvo allí durante un tiempo que le pareció eterno.

El vagabundo descolgó su saco de los hombros y el otro hombre se lo termino de sacar, luego fue el turno de la camisa, dejando a la vista un corpiño rosa de puntillas. El vagabundo tomó sus senos por sobre la copa del corpiño y dijo.

-Tienes un bonito par. ¿Ya te los habían manoseado?

-No, dijo ella.

-Eso es bueno, las chicas deben ser recatadas y no dejarse tocar por cualquier pervertido. -Dijo el vagabundo con sarcasmo, pues es lo que estaba pasando.

El hombre tras de ella desprendió su corpiño y ella al sentir esto cruzo sus brazos sobre el pecho. El vagabundo le abrió los brazos permitiendo que el otro retirara completamente la prenda. Por fin la tenían totalmente desnuda. El vagabundo la empujo un poco por los hombros para ver mejor aquellos senos maravillosos, de pezón rosa y del tamaño de una naranja.

El vagabundo se incorporó un poco y comenzó a chuparlos y morderlos como quien devora un manjar. Mientras el otro hurgaba con sus dedos en su culo, ya le había metido dos y los movía dentro. Ella gemía sin caer todavía en la cuenta de lo que le estaba pasando, estaba presa de aquellos hombres, era su juguete de placer, pero no estaba asustada ni sentía rechazo, estaba descubriendo que le gustaba ser dominada y usada de esa forma. Lo que no sabía era que recién estaban en sus inicios.

El hombre del autobús la tomo por las caderas y la acercó hasta que su coño quedó con la polla del vagabundo en su puerta.

-Noo! Soy virgen! –gritó ella, asustada.

-Siempre hay una primera vez, pequeña, o esperabas hacerlo con un novio tuyo?

-Relájate y respira hondo, ya verás que te gusta –le dijo el vagabundo

Y acto seguido el otro hombre tiró de sus hombros hacia atrás provocando que quedara sentada sobre aquella enorme polla que la invadía por primera vez, estirando sus labios al máximo y rompiendo su himen. Ella emitió un gemido fuerte y comenzó a sollozar al sentir como aquel pollon le follaba su delicado coño.

El vagabundo movía la pelvis hacia arriba, el otro la había tomado por los brazos a la altura de los hombros y la levantaba y bajaba para hacer que la follada fuera más frenética y brutal. Estaban realmente usándola como su juguete, no pensaban detenerse hasta saciar todos sus instintos depravados.

La muchacha tenía una expresión de dolor, sorpresa y placer en su rostro, el vagabundo estiro sus manos y tomo sus delicados pezones con los dedos pulgar e índice y comenzó a pellizcarlos y retorcerlos provocando que ella gritara fuerte.

-Vamos a probar el otro hoyo también, ya te lo agrande bastante con los dedos y creo que te gusto.

-Pero su polla es muy grande señor

-Ah ya vas a ver como entra, te va a doler, pero va a entrar.

La inclinó hacía adelante sobre el pecho del vagabundo y se puso a horcajadas sobre ella apoyando su glande sobre aquel anito rosa. Luego empujo con fuerza, sin piedad, abriéndole el culo y sintiendo como este apretaba su polla, siguió empujando hasta meterla toda en aquel culito delicioso y caliente.

Ella emitió un grito de dolor, angustia y sorpresa al sentir su culito ser perforado de aquella forma y continuo quejándose fuerte y sollozando cuando los dos pollones le bombeaban sus dos orificios. Se sentía en el cielo, le dolía mucho, su vagina y su culo recién desvirgado.

Pero los hombres no paraban, hasta que el vagabundo dijo:

-Quiero su culo

El otro se la saco del culo y la hicieron levantarse y girar hasta dar la espalda al vagabundo, para luego hacer que se sentara sobre aquella polla aún más grande, por su colita.

Sintió como si la desgarraran por dentro, pero estaba muy excitada, quería más y abrió las piernas ella sola invitando al otro a que entrara en su vagina. Y eso hizo de un empujón la metió hasta el fondo y siguieron fallándola durante un rato.

De pronto escuchan tras de unos movimientos, era la limpiadora del colegio que venía a sacar la basura. Al verlos sonrío, lejos de escandalizarse, se acercó y dijo:

-Laura, sos vos? Ya sabía que eras una putita, todas ustedes hijas de papá y mamá lo son y a todas deberían darles el mismo tratamiento para que dejen de provocar a los hombres.

Se acercó desabotonando su túnica de limpiadora y bajo su pollera y sus panties hasta las rodillas, era una mujer rellenita en sus treinta y cinco años y llevaba su coño bien afeitado. Tomo la cabeza de Laura y la acerco a su coño y le dijo:

-Chupa putita, al fin vas a compensarme todas tus discriminaciones.

La obligo a comerle el coño le enterraba la cara con ansias, sofocando los gritos y lamentos que la chica emitía producto de la brutal follada de que era objeto.

Laura sentía que la iban a partir en dos y aquella mujer que tantas veces había avergonzado con sus desplantes le estaba haciendo comer su coño como una verdadera lesbiana viciosa. ¿Qué más le harían ese día? Se preguntó y lo siguiente que sintió fue el líquido caliente en su boca, la mujer se estaba orinando en su garganta, se estaba tragando toda su orina, se ahogaba con ella.

-Toma putita tómalo todo, no dejes una gota, como me gusta abusar de nenitas de papa como vos, después me voy a correr en tu boca.

Los dos hombres se la sacaron de sus hoyos y la hicieron ponerse de rodillas mientras la mujer la obligaba a mantener la boca abierta. Le acabaron los dos en su cara y boca haciendo que probara el esperma por primera vez Ella se revolvió y trato de retirar la cara pero fue inútil.

Luego fue el turno de la limpiadora, otra vez le hizo comer su coño hasta que un líquido espeso y blanco salió de él y se introdujo en la boca de la chica. Estaba comiendo el cum de una mujer, no podía creerlo.

Le permitieron que se vistiera, pero sin panties ni brasier y con el saco en la mano, lo que hacía que sus rosados pezones se vieran tras la fina tela de la camisa.

Tampoco le permitieron limpiarse la cara.

-Ahora ve a clase así como estas, para que todos y todas vean lo putita que eres – e dijo la limpiadora.

Así lo hizo, entró al colegio así, soportando las miradas de todos y pasando a partir de ese día a ser el juguete sexual del colegio, tanto de alumnos, profesores y personal administrativo.

Fin

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