Como ya expresé en el anterior capítulo de esta serie, había mandado a mi negro Ramón y a Enrique a que le hicieran un apaño a Carmen pero fueron muy traviesos y se habían tomado un cuarto de Viagra cada uno.
En ese intervalo de tiempo había guardado el video de la filmación del evento en mi disco duro y enviado como me había masturbado viéndolo a Carmen.
En realidad, estaba ansiosa por probar la doble penetración le habían hecho a Carmen erectos como monos pero los muy idiotas no sabían eso lo había estado viendo en conexión con las cámaras de la habitación de Carmen.
Esos dos bereberes ya habían salido de casa de Carmen y salvo contratiempo aparente pronto los tendría en casa.
Así que lubriqué bien mi segundo agujero porque el coño lo tenía completamente encharcado y me dispuse a esperar en la ventana.
Cuando llegaron los saludé agitando mi brazo y mis tetas a punto estuvieron de salirse de mi escote. Como no podía ser menos a ambos se les marcaban sus vergas tiesas sin haber eyaculado en Carmen.
Entraron a casa.
-Hola, chicos. Qué tal? Fingí preguntando no haber visto la escena de ellos con mi amiga.
-Bien, muy bien, Karen. Tu amiga es muy cariñosa.
-Ohhh! Pero que bultos más grandes llevan aún mis chicos, no? Les dije poniendo una mano en cada uno de ellos.
-Pero no veníais ya descargaditos?
Claro… solo os gusta con vuestra chica…
-No habréis hecho alguna travesura por el camino?
Los hombres están obsesionados con el sexo. No diré yo no me gustan las pollas grandes como las de ese par de pichones pero si es cierto a veces hacen no pocas tonterías. Ellos, siempre están pensando en ser atletas sexuales y cosas que a veces se convierten en complejos como tener una verga enorme o eyacular buenas cantidades de leche.
Parecía mentira con la confianza yo les daba hicieran estas travesuras…
Me puse de rodillas y saqué sus dos pollas. La de Enrique estaba roja de tanto satisfacer a mi amiga y unos eternos ríos de venas azules surcaban toda su largura.
La de Ramón parecía iba a explotar pero como era realmente negra tenía el mismo color. Sea lo que fuere me las metí en la boca las dos como pude. Me saqué las tetas para que esos dos maromos me las sobaran a conciencia. Parecían dos burros tocándome con unas manos habían cogido a mi amiga.
-Uhhh… os habéis puesto cachondos por el camino, chicos? Como vais, ehhh? Son insaciables mis chicos.
Ramón dijo…
-Es que nos hemos tomado un poco de Viagra?
-Ahhh… ya decía yo… seguro habrá sido una ocurrencia de Enrique.
-Ahora, claro… mis chicos no pueden correrse y andan como locos queriéndolo hacer… Me haréis alguna cosita nueva de esas solo se os ocurren a vosotros?
Estaba ansiosa porque me hicieran una doble penetración. Quería probar que era eso. Me toqué el coño y destilaba flujo por todas partes un flujo que pese a ir ya bien lubricada me lo pasé por el ano. Estaba otra vez cachonda perdida. Por segundos imaginé como Carmen jadeaba como una loca con esas dos grandes vergas de 19 centímetros una en su orto y otra en su coño haciendo un sándwich.
-Vaya huevos lleváis de llenos, eh? 4 huevos para mi.
Era cierto. Sus cojones estaban duros como piedras. Sin duda alguna les deberían de doler a tenor por la presión de sus pollas y lo pequeño de sus testículos. Estaban ansiosos por desahogarlos en mi pero no lo lograban pese a la generosa mamada les estaba haciendo.
Pero eso no era lo que quería.
Me puse a cuatro patas en el sofá y con mis manos les abrí mi culo para que vieran como colgaba mi almeja chorreando y como mi culo estaba totalmente lubricado.
-Vamos, tíos… que me apetece sándwich…
Lo pillaron a la primera. Enrique se situó debajo de mi clavando su polla en mi coño. Comenzó a moverse sobando y chupándome las tetas y me besaba sin parar.
Pude observar como las piernas de Ramón se situaban detrás de nosotros anhelando tener su polla en mi culo. Con sus grandes manos comenzó a agarrármelo con fuerza e introdujo su dedo corazón en el que clamaba ya esa polla. La introdujo poco a poco gimiendo desesperadamente hasta que logró calarla hasta sus duros huevos de negro zumbón.
Cuando lo hizo, un sollozo escapó de todo mi ser. Estaba llena de las pollas de esos hombres. Imaginé que si hubiese un tercero me tragaría su rabo hasta el fondo de mi garganta. Eso me hizo sentir muy sucia y me puso muy cachonda a la vez pero diré a los lectores que aún ensartada por esas dos pollas soy una mujer respetable.
De vez en cuando, Ramón sacaba su verga y se la untaba de lubricante con sabor a fresa.
-Qué rabos tenéis. Dadme fuerte, tíos. Alcancé a musitar, si bien no recuerdo del todo esa frase mientas Enrique se metía mis tetas en la boca. De vez en cuando se salía su polla de mi coño y la volvía a meter con sus manos fácilmente, cosa que aprovechaba Ramón para empujar aún más fuerte mi culo cogiéndome de mis grandes pechos de mujer madura con sus negras manos. Sin embargo Ramón y conforme mi culo se dilataba cada vez estaba más dentro de mi.
-Qué culo tienes, Karen! Exclamó Ramón.
Comencé a comprimir mi culo y vagina a la vez para atrapar esas dos pollas sin que se salieran. Ellos bramaban de placer al intentar moverlas y sacarlas.
-Mmmm….!!! No sabía que esto le habíais hecho a mi amiga era tan bueno… chicos… Os lo reserváis, eh? Me voy a correr enseguida y quiero más polla…!
Efectivamente. Me corrí con esas dos serpientes que se retorcían dentro de mis agujeros. Lo hice como una perra y gimiendo como una loca.
Llegados a este punto ambos se separaron de mi y me senté en el sofá para reponerme pero sabía lo que querían de mi esos dos golfos…
Seguían sin poderse correr. Cogieron sus pollas en sus manos y las agitaron con fuerza. Acerqué mi cara a ellas y toqué sus estómagos y muslos que estaban tensos como cuerdas.
Admiré la fuerza bruta de esos hombres. Siempre pensé que la fuerza de un tío radica en como unos muslos bien musculosos soportan toda la parte inguinal de sus cuerpos. Es una parte del hombre realmente sexy para cualquier mujer.
-Vamos, campeones!! Os está costando, eh? Eso os pasa por ser tan malos…!
Primero eyaculó Enrique. Tres terribles descargas de esperma me llenaron las tetas y el cuello de él, pero Ramón no quiso quedarse corto y al verme llena del esperma de mi novio dos inmensos chorros de lefa me llenaron la cara y el pelo de su negra esencia de hombre.
-Qué marranos, mis chicos… correrse así encima de su mujercita…!!!.Exclamé.
Por fin se habían desahogado.
Me fui al baño y me hice una foto bañada en ellos y se la mandé a Carmen quien me respondió…
-"Uhhh, como te han dejado… Qué raro. Conmigo no se han corrido…".
-"Es que como son tontos se habían tomado un trocito de Viagra y luego pasa lo que pasa…".
-"Casi me desarman, Karen… Qué par de animales…".
-"Pero te ha gustado?".
-"Bufff! En mi vida había visto algo parecido… Con lo escasa que iba… Acabo de eliminar tu foto llena de la leche de esos dos. No quiero caiga en manos de alguien del pueblo. Lo que nos faltaba, Karen…".
-"Has hecho bien… aquí están todos muy salidos… y son unos cotillas. De esa traza acabo colgada de seguro en una página guarra."
-"Porqué te crees no me he liado con nadie hasta ahora? No me fío un pelo. Luego te ponen de puta para arriba esos paletos. A mi me gusta tu negrito…".
-"Ya le diré vaya a verte. Oye… que hay para las dos, eh?" Vente mañana a cenar y vemos que pasa…".
-"Uhhh! Puedo?"
-"Si. Seguro que se ponen como dos cabestros estos dos pichones. Si los vieras ahora… da gusto. Están largos en el sofá con las pollas tiesas todavía. A pesar de haberse descargado bien aún las llevan grandes. Están exhaustos. Eso les pasa por machitos."
-"Eso si, Carmen… vaya pollas tienen. De 19 centímetros como el autor de esta serie."
-"Si, van sobrados. No les he dicho nada nunca al respecto porque las comparaciones son odiosas. Pero tienen buenas vergas. Si les dices algo luego se envalentonan. Es mejor callar.".
Efectivamente. A Carmen y a mi no nos faltaba razón. Como mujer me gustan las pollas grandes y siempre preferimos que sobre a no que falte. Pero eso no es algo realmente importante. Lo importante es que él (sobre todo) se sienta satisfecho. He estado con hombres de un tamaño medio de 13 centímetros y me han satisfecho igual. Quizá ellos tengan más problemas que nosotras en ese sentido con su presunta falocracia. Sea lo que fuere, Ramón y Enrique se habían pasado de machitos con lo de la Viagra y lo habían pagado caro. Llevaban una buena paliza en el cuerpo. Mismamente podrían haberse acabado con Carmen y todos tan contentos. Al final, tuve que ser yo quien vaciara a esos dos tontos. Porque las mujeres a puro de aguantar conocemos a los hombres que si no… serían una especie a extinguir.
Sea lo que fuere toleraba a Ramón y a Enrique porque eran buenas personas además de que me satisfacían plenamente. En nuestro íntimo círculo iba a permitir entrar a Carmen y creo ellos no se iban a molestar como verán los lectores en los subsiguientes capítulos de esta nuestra serie. No obstante, he de reconocer la sociedad ha hecho de los hombres unos seres que indefectiblemente siempre han de estar dispuestos. Y eso no tiene porque ser así. Luego, muchos son tan simples que toman como referencia a esos actores porno con tallas imposibles si bien mis chicos no tenían porque envidiar a ningún macarra de esos salen por internet. Es posible eso lo desconocieran puesto que es evidente solo las mujeres tenemos una referencia cierta a la hora de comparar a nuestros amantes.
Primero se levantó del sofá Ramón a quien y de una vez por todas su verga le colgaba por los muslos. Luego, lo hizo Enrique con el mismo resultado. Al menos esas erecciones ya les habían remitido.
Preparé la cena y comieron como dos lobos. Me miraban con caras de corderos degollados hasta que les dije…
-Mañana viene Carmen a cenar.
Estarán a la altura mis chiquitines?
-Si, Karen.
-Pero no sabéis que eso es para hombres que tienen disfunción eréctil o eyaculación precoz?
-Si, pero es que como era la primera vez con Carmen estaba un poco nervioso. Dijo Enrique.
-Bueno… pues mañana no tienes porque estarlo. Te gusta Carmen?
-Si. Me cae muy bien.
-Pues eso es lo importante. No le des vueltas y come, amor…
(Continuará).